¿Cómo enseñar en los tiempos del COVID19?

Norma Rebeca Manrique Tamayo*

Mucho ha generado polémica en el gremio magisterial al respecto de las decisiones que se han tomado desde la Secretaría de Educación Pública, para que nuestros alumnos alcancen los aprendizajes esperados durante el periodo de la pandemia y del distanciamiento social. Y no menos criticable han resultado los términos utilizados  para referirse a las estrategias como aprendizaje en línea, concluyendo con el referido aprendizaje en casa, dicho sea de paso, con todas las implicaciones que ha traído para muchos padres y madres de familia, acostumbrados a que la escuela es el único sitio depositario de los conocimientos que sus hijos requieren, y no sólo académicos, sino también los “servicios” de nana, psicología, médicos, socioemocional, y por qué no decirlo, también como un “instrumento de castigo y control” que utilizan algunos padres cuando los alumnos ya no quieren asistir porque se han tornado en franca rebeldía contra la autoridad paterna y educativa, y si lo permitimos y no objetamos con fundamentos, hasta en refugios para las mujeres que estén en situación de violencia (como lo dijo la Sria. de Gobernación Olga Sánchez Cordero en el marco del Día Internacional de la Mujer, en un evento con el SNTE).

Posiblemente me haya quedado corta en cuanto a los servicios que la escuela presta a la sociedad, existiendo una gran dependencia a ella por parte de la todavía aún sociedad tradicional mexicana. Incluso me atrevo a externar que es como un matrimonio en codependencia a veces insana; de uno y otro lado nos quejamos, no estamos a gusto; la relación que existe entre familias y escuela, entre padres y docentes muchas veces es ríspida, agresiva, de poca confianza, y sin embargo no podemos separarnos por mucho tiempo porque nos extrañamos. Y para estos momentos, estamos casi desgarrándonos las vestiduras por vernos, abrazarnos, regresar a nuestra normalidad, renovarnos. Si el covid19 no se hubiera interpuesto… 

En este proceso complejo emerge el aprendizaje como la parte central y medular, y no porque antes no lo fuera, sino porque se debe dar a la distancia, una experiencia no tenida en educación básica y considerada una alternativa lejana, derivado de la falta de proyectos viables para la construcción de una infraestructura digital suficiente para nuestro sistema educativo que incluya a alumnos, docentes y padres de familia. Asimismo, con las limitantes normativas que prohiben el uso de teléfonos celulares o dispositivos electrónicos dentro de las escuelas, las redes sociales y todo aquello que pueda poner en riesgo la integridad de nuestros niños y adolescentes. Ya ni hablar de la capacitación a los docentes y mucho menos de autoridades con visión pedagógica añeja que se conforman como un lastre para los directivos y docentes innovadores, que terminan arrastrándolos y sometiéndolos a un sistema educativo en decadencia. 

Ahora, y por causas de fuerza mayor, debemos centrarnos en un aprendizaje a la distancia, un aprendizaje en línea, un aprendizaje virtual, un aprendizaje que involucre todo lo antes limitado por la autoridad educativa, todo aquello que no permitió abiertamente y del que debe echar mano hoy para sacar este año escolar lo menos herido, donde cada alumno logre alcanzar los aprendizajes esperados y cubrir, lo más posible, los contenidos escolares; donde los docentes sean productivos en este distanciamiento social y se conviertan, de la noche a la mañana, en especialistas en el uso de las tic, haciendo gala de toda su creatividad e innovación. Y estamos en un proceso maratónico, toda vez que se anunció la prolongación del periodo de contigencia, considerando muy próximo la conclusión del ciclo escolar.

En cuanto al aprendizaje a la distancia (y no a distancia), en educación básica, tenemos varias indefiniciones, lo que nos ha llevado a aplicar estrategias y actividades infructuosas, y algunas mal diseñadas, sin que para ello se haya tomado en cuenta la metodología del diseño instruccional. 

Aclaremos brevemente las indefiniciones que el aprendizaje intuitivo nos ha dado, pero que requieren un acercamiento sustentado, extendiendo la invitación a cada uno de ustedes para ahondar al respecto de forma independiente:

  1. El aprendizaje presencial es el que se da dentro de un espacio determinado y, posiblemente, acondicionado para el mismo. El docente se vincula de forma directa con el discente (alumno); se preparan las lecciones que involucran métodos, estrategias y técnicas para que, en lo presencial, el alumno aprenda. Incluso se pueden generar vínculos socioemocionales, como es el caso de la empatía, para minimizar en lo más posible todas aquellas barreras que impidan al alumno aprender, y apoyar también a aquellos que presenten NEE. 
  2. El aprendizaje en línea, cuando se desarrolla mediante operaciones electrónicas y en las redes, es una modalidad de la enseñanza a distancia pues el alumno no se encuentra presencialmente con el profesor, sino que busca sus propios lugares para conectarse, su casa, su lugar de trabajo, un ciber-café, una biblioteca. El profesor no está presente y en ese mismo momento (síncronamente), sino que puede hacerse en cualquier tiempo, sin coincidir necesariamente con los otros alumnos o con el profesor (asíncronamente). 
  3. El aprendizaje a distancia es el que se realiza bajo la supervisión continua o inmediata de tutores, pero que cuenta con la orientación, planificación e instrucción de una organización de asistencia educativa. En la enseñanza a distancia existe un gran componente de aprendizaje independiente o autónomo y, por tanto, depende en gran medida del diseño didáctico del material que debe sustituir a la interactividad entre estudiante y profesor en la enseñanza presencial (García, 2002:9). Este aprendizaje ha sido diseñado para adultos.
  4. Aprendizaje presencial-virtual (b-learning), es aquel donde el alumno aprende de forma presencial, pero a la vez recibe el apoyo educativo a la distancia a través de una plataforma institucional donde se informa de los sucesos importantes del entorno escolar además de recibir tutoría académica. La manera en que éstas dos se combinen dependerá de cada curso (Alemany, 2007).
  5. Aprendizaje electrónico movil (M-learning). Aprovecha los contenidos de Internet a través de dispositivos electrónicos móviles, como tabletas o teléfonos. Se da a través aplicaciones móviles, interacciones sociales, juegos y hubs educacionales que les permiten a los estudiantes acceder a los materiales asignados desde cualquier lugar y a cualquier hora, promoviendo el autoaprendizaje. Da acceso al currículum educativo fuera del salón de clases; incentiva el aprendizaje no formal para obtener habilidades, como inteligencia emocional o resolución de problemas.
  6. Aprendizaje en casa (¿HOMESCHOOLING?). Es el proceso mediante el cual la educación de los niños se da exclusivamente en el ámbito del hogar familiar, en círculos un poco más amplios o en la propia naturaleza (playas, montañas, bosques, vecindarios, parroquias, etc.), pero en todo caso, fuera de las instituciones tanto públicas como privadas (Wikipedia). Son tres los agentes que generalmente brindan la educación en casa: los padres, maestros que no pertenecen a instituciones, o los mismos niños a través de un método autodidacta.

Una vez aclarado un poco al respecto de algunas modalidades de aprendizaje, ¿cuál se considera estamos aplicando en este periodo de contigencia? Si bien es cierto que es difícil discernirlo, porque falta la capacitación al docente, la Secretaría de Educación Pública, como la instancia que define las estrategias a implementar, tiene la obligación de conocerlas para trazar la línea de trabajo a seguir, sin embargo, es claro y evidente que se ha olvidado de los principios pedagógicos que tiene como estandarte en la Nueva Escuela Mexicana: equidad, igualdad de oportunidades e inclusión. “No dejar a nadie atrás y a nadie afuera del máximo logro de aprendizajes y la igualdad de oportunidades” (SEP, 2019). Asimismo la ambigüedad de las estrategias ha generado sobrecarga de información y confusión en los docentes, quienes en la búsqueda de la línea adecuada a seguir ante la indefinición de las autoridades educativas de mandos medios, los deja exhaustos y desmotivados ante las exigencias de lo no claro, de lo no incluyente, de lo que se ha salido de pronto de la “normalidad”, de lo prohibitivo, de lo que no podría ser en educaión básica, de lo desconocido, incluso, de lo no práctico cuando se tiene desconocimiento del uso de las tic en educación. Y, sin embargo, se buscan las maneras, los modos, las formas, muchas veces por miedo a la autoridad, otras tantas por tratar de resolver la tarea educativa correspondiente. Pero cuando se tiene la vocación, se intenta.

Al respecto de todo lo anterior, existe algo en lo que no se ha puesto atención, el diseño instruccional. Éste hace referencia a la arquitectura de un curso (en este caso, de pequeñas actividades dentro de contenidos curriculares), que involucra prever, organizar y ofrecer pautas para el logro de aprendizajes por parte del alumno (Tarazona, 2012), ofreciendo especificaciones instruccionales de forma sistemática y jerárquica, además de claras y precisas, considerando el nivel de los estudiantes y bajo el enfoque constructivista en sintonía con la Nueva Escuela Mexicana.

Existen diferentes modalidades al respecto, cada una con su propio diseño, pero con el propósito de promover el aprendizaje de acuerdo a los principios que establecen, considerando lo siguiente:

  • Las tareas a elaborar deben incentivar a los estudiantes a resolver problemas del mundo real.
  • Deben activar el conocimiento previo del alumno, conectándolo con los nuevos.
  • Se deben aprovechar las diferentes regiones del cerebro para apoyar a los alumnos a retener mejor los contenidos a través de las diversas actividades, considerando los estilos de aprendizaje y aprovechando las bondades que ofrece el Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA).
  • Buscar la aplicación de los conocimientos aprendidos en la vida real a través de ejercicios y evaluaciones. Estos ejercicios deben ir acompañados de información y orientación para corregir errores.
  • Ofrecer posibilidades para la integración de los conocimientos en el mundo del alumno a través del debate, la reflexión y/o la presentación de nuevos conocimientos 

Ahora bien, nuestra realidad mexicana nos dice lo siguiente: 

  • No todos los alumnos tienen acceso a las tic.
  • No todos los alumnos tienen la supervisión de padres, madres y/o tutores para las tareas escolares.
  • No todos los alumnos comprenden lo que leen, sobre todo cuando los textos tienen deficiencias en la redacción.
  • No todos los alumnos saben distinguir una página científica y segura de una página no confiable.
  • No todos los alumnos están acostumbrados a utilizar las tic para el aprendizaje.
  • No todos los alumnos se encuentran motivados para aprender, y menos a la distancia cuando no se les ha enseñado.
  • No todos los alumnos presentan condiciones ideales desde casa que les permitan aprender a la distancia.
  • No todos los alumnos presentan condiciones ideales de salud y socioemocionales que les permitan aprender a la distancia.
  • No todos los alumnos consideran este tiempo como una oportunidad para aprender de forma diferente.
  • No todos los alumnos se alimentan adecuadamente, incluso hay muchos que el único lugar para poder hacerlo es la escuela.
  • No todos los alumnos observan sus casas como lugares seguros porque muchos de ellos viven violencia intrafamiliar.
  • No todos los alumnos están conscientes de lo que pasa; muchos de ellos se encuentran desconcertados, e incluso asustados.

Pero sí les aseguro que muchos de los alumnos extrañan su escuela, su aula, sus amigos, su tiempo escolar, sus maestros.

Y si bien es cierto que debemos insertarnos hacia el trabajo a la distancia, no debemos olvidar que el diseño de actividades deben ser pensadas para alumnos que no han tenido la experiencia de aprender fuera de la escuela, además de ser empáticos. 

¿Cuáles serían algunas de las recomendaciones a considerar para el trabajo en casa?

  1. ¿Cuál es el tema?
  2. ¿Qué aprenderé?
  3. ¿Qué producto o evidencia debo obtener y poder guardarlo en mi carpeta de experiencias?
  4. ¿Cómo debo realizarlo? Pasos a seguir.
  5. Materiales que utilizaré.
  6. ¿Cómo sabré si aprendí?

Todo trabajado en primera persona. No olvidar la taxonomía de Bloom, que es la más sencilla. No nos quedemos en el desarrollo de las habilidades del cerebro de orden básico, escalemos hacia el orden superior.

El diseño instruccional “precisa de precisión” en cada una de sus indicaciones, y como se mencionó, es sistemático, jerárquico, claro, preciso y detallado para evitar cualquier error. Debe llevar al alumno de la mano sin que exista la enorme necesidad de un adulto junto a él, salvo para supervisión y a reserva de los alumnos que aún no saben leer.

Otras recomendaciones y últimas que hago, son las siguientes:

  1. Uso del libro de texto como herramienta prioritaria, sea en físico o digital. Las actividades deben dar las dos alternativas. Consideremos a los alumos que no tienen acceso a las tic.
  2. Si el alumno debe investigar en internet, deben proporcionar al menos un link que ustedes ya investigaron y consideraron como seguro y científico (no densos, confusos o que puedan tener demasiada publicidad, además de la veracidad de la información). El universo del internet es enorme, de tal forma que en la búsqueda de la información los alumnos se pueden perder u ocupar demasiado tiempo en saber si la información es la que requieren.
  3. Las actividades deben ser concretas y dirigidas hacia el alumno en lo individual: elabora, identifica, reconoce, investiga, anota en tu cuaderno, recorta, observa, etc.
  4. Las actividades no son de repaso, deben traer nuevos contenidos a aprender. Se trata de que continúen avanzando en sus aprendizajes.
  5. Consideren que los alumnos no están con ustedes en clase. Tendrán que desarrollar un poco de autonomía, por lo que a algunos les llevará más tiempo la realización de las actividades, lo que nos lleva considerar que la carga de trabajo no debe ser pesada (aunque a ustedes les parezca tarea sencilla), y las actividades e instrucciones deben ser motivadoras, innovadoras y creativas. 
  6. Por último, cuidar mucho la ortografía y redacción.

A manera de conclusión, muchos nos habíamos encontrado en un estado cómodo y sin mucha actitud hacia la modificación de estrategias, hacia la innovación. Hoy, nuestra sociedad pasa por una terrible experiencia, impactando con ello en los modos tradicionales de observar el proceso de enseñanza-aprendizaje. La forma en cómo retomemos el aprendizaje que esto nos deje, será también una cuestión de actitud. ¿Será el covid19 el parteaguas que hemos necesitado para salir de nuestro estado de confort, “obligándonos” a aportar nuestro granito de arena como parte de este sistema educativo que requiere renovarse? 

Dicen que la necesidad hace al hombre. ¡Hagamos historia!

Referencias bibliográficas.

*Docente y Subdirectora en Educación Secundaria

norebeca1@gmail.com

 

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