Bilateralidad y nuevas leyes

Hugo Aboites*

Si en 2012-2018 lo que explicaba la rebelión magisterial era el despido sistemático, ahora la lucha se está definiendo en torno al rescate de la bilateralidad. Es decir, del reconocimiento de la maestra y maestro como profesionales y actores principales –junto con los estudiantes– capaces de participar en la determinación de las condiciones en que desarrollan su trabajo educativo. Lo que recién ha venido impulsando las protestas y paros en media docena de entidades federativas y el plantón en laCámara de Diputados, han sido las decisiones autoritarias de gobernadores en contra de intereses legítimos de los docentes (como el pago de quincenas, el alto a la represión, la violación de acuerdos).

La sola proximidad de la aprobación de leyes secundarias de ánimo vertical y autoritario parece haber bastado para desatar lo que sólo la bilateralidad plena puede impedir: que en nombre de la excelencia se institucionalicen tendencias sumamente autoritarias en el Sistema Educativo Nacional. En la propuesta más conocida (Morena-SEP) las decisiones fundamentales de una relación laboral (ingreso, evaluación, promoción, funciones, compromisos, responsabilidades, materia de trabajo, relaciones, procedimientos, derechos y obligaciones) quedan de ahora en adelante, completa y detalladamente, en manos de funcionarios gubernamentales (Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y Maestros). Con esta virtual desaparición de la bilateralidad, se fortalece la tendencia a reducir a los maestros a operadores de programas, respecto de los cuales sólo pueden dar opiniones; sujetos al escrutinio civil y empresarial, y objeto de evaluaciones de diagnóstico, cuyos criterios y objetivos están fuera de su alcance. Fuera, también, del diseño y de la determinación de los procedimientos para ingreso y promoción. Aunque en un punto concreto coinciden ya la demanda magisterial y las declaraciones del Presidente en señalar que la formación especializada y de Estado que se imparte en las normales y la UPN es suficiente para el ingreso de nuevos docentes.

La bilateralidad también salvaguarda la existencia de procedimientos democráticos en el seno de escuelas, regiones y a escala nacional. Significa la creación legal de un poder alterno frente a una burocracia frecuentemente insensible. Es una manera concreta de enviar el mensaje de que aún esa poderosa estructura de la educación mexicana está acotada por derechos humanos, libertad de organización y defensa de intereses gremiales, derecho a la gratuidad y libre acceso a la educación, fortalecimiento de los pueblos originarios, regiones y comunidades y la perspectiva de género. Son derechos que cuentan con importantes bases sociales y, que, aliadas al magisterio, pueden transformar el sistema y dar al proceso educativo una perspectiva y referencia de transformación mucho más sólida y amplia que bellas declaraciones.

No menos importante, la bilateralidad puede dar paso al fortalecimiento de la conciencia y organización de los maestros porque permite discutir con la administración del sistema y definir la mejor manera de atender a las necesidades de conocimiento en las comunidades. Desde sus niveles más inmediatos y locales hasta los regionales y nacionales. Tan importante es la fuerza que puede generar una estructura de acuerdos que los estados han procurado casi siempre controlar. El corporativismo y su instrumento, el charrismo, se han esforzado en crear mecanismos de representación que sólo sirven para empoderar a los líderes y subordinar a la mayoría de docentes como ocurrió sobre todo hasta antes de 1980. Pero con eso se desperdicia el potencial de transformación y libertad que una verdadera vida democrática en todos los niveles puede dar al magisterio y a la educación.

Finalmente, si están bien organizados sus ámbitos, la bilateralidad es indispensable para reducir la conflictividad en un sistema educativo. Porque anticipa problemáticas y puede resolverlas a tiempo. Como se ha visto, sin un mandato legal que las obligue a discutir y acordar con los maestros y maestras, tendremos más y serios conflictos. En contraste, las reuniones bilaterales entre AMLO y las dirigencias están teniendo frutos porque se basan en la escucha directa del punto de vista del otro, buscan el acuerdo y con eso acotan los conflictos. Y esto no debería ser excepcional y sólo a alto nivel; las leyes secundarias deben incluir el diálogo y acuerdo entre las partes en cada nivel: escuela, región, nación. Y propiciar y fortalecer así opciones de educación, como las de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán, y las menos conocidas de otras partes del país. Sin embargo, en contradicción con las demandas magisteriales y la actitud de diálogo del Presidente (conferencias matutinas del 12 y 13 de septiembre), hasta ahora la propuesta de leyes no se estructura sobre la bilateralidad.

*UAM-Xochimilco

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