¿Cambios para cambiar, para continuar o sin tener claridad de para qué son?

Miguel Ángel Pérez Reynoso

Las excelentes notas a modo de crónicas de Erick Juárez (EF), nos muestran un panorama en el seno de la SEP de cambios que están a la orden del día: cambios en las personas (Educación Básica), cambios en la legislación y cambios en la orientación política, de todo ello también se reconoce que de contar con organismos ciudadanos (como fue el caso del INEE) ahora pasamos a la conformación de organismos que pretenden equilibrios partidistas.

Todos estos cambios o supuestos cambios nos llevan a hacer una lectura obligada en términos del sentido o el significado de los mismos ¿el sistema genera cambios con la finalidad de mejorar, de darle continuidad a lo que ya tienen o son cambios sin claridad ni de rumbo, ni de sentido? Aunque es una hipótesis yo me quedo con esta última parte.

La SEP tanto en lo que toca a su titular, como al equipo de trabajo y de colaboradores de las principales instancias de la misma, ha priorizado el equilibrio político, ha sido una especie de PACTO POR MÉXICO (Segunda Parte). ¿Por qué lo digo?

El discurso propiamente educativo al igual de lo que sucedió en el sexenio anterior se ha visto supeditado a la racionalidad y a la negociación política. Los cambios en el sistema, en la legislación y en las orientaciones educativas, buscan no la mejora educativa, sino el equilibrio político. Y no pensando en el proyecto de la Cuarta Transformación sino más bien en el proyecto del señor secretario.

Hemos entrado en una especie de pragmatismo político el cual gira en torno a los mismos asuntos que ocupó al gobierno de Enrique Peña Nieto. ¿Qué tanto ha cambiado en la agenda pública y en el estilo de abordar dicha agenda entre el gobierno anterior y el actual? Me parece que muy poco, desafortunadamente el estilo de hacer política educativa se ha contagiado entre uno y otro gobierno.

Los cambios que se anuncian más bien parecen parches o remiendos  al interior de un sistema que no termina por acomodarse. Parece que en el seno de la SEP interesa mucho más la forma de hacer la negociación política que el fondo del contenido de la misma y lo que pudiera representar para avance educativo y sustantivo para el país.

Lo peor en que ha caído el staff educativo de las Cuarta Transformación es en un doble discurso que encierra una doble moral: por un lado se habla de que la racionalidad estratégica estará concentrada en la equidad y la justicia educativa al brindar educación a quien no la tiene y por el otro en aras de la austeridad republicana se les da de palos a los académicos de la educación superior encargados de responder y aportar respuestas en torno a dicha propuesta de equidad educativa. En torno a este doble mensaje pareciera que existe una perversión de fondo, se trata de regresar a los tiempos del inicio de la oleada neoliberal cuando se decía “tenemos que aprender a hacer más con menos”. O ¿de qué se trata?

Los cambios lo único que dan muestra es de debilidad del sistema, no son cambios a la ofensiva de una propuesta educativas clara y ambiciosa, sino más bien son cambios a la defensiva debido a que al interior del sistema se les comienza a hacer “bolas el engrudo”

Lo curioso es que los ciudadanos de pie, los académicos e investigadores, los maestros y maestras de grupo de todo el magisterio, ya no somos escuchados, de nuevo el poder se mueve a partir de monólogos, lo que se escucha son sus propias voces y dichas voces están cargadas de desaciertos, de algunas mentiras y es obvio decirlo de loas entre sí mismos. Así es el monólogo del poder. 

Es obvio pensar que no es esta la propuesta educativa que necesita el país, pero la propuesta verdadera deberá construirse como sucede siempre desde abajo, desde los propios márgenes del sistema, en donde estamos la mayoría.

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