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CNTE-Oaxaca: la voz de la ley

La Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, de Oaxaca, la cabeza de la imponente Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, sigue dando de que hablar, esta vez con la palabra de la ley. Un juez federal concedió amparo a tres infantes que se inconformaron porque sus docentes los abandonaron para participar en marchas y plantones.

Los líderes de la S-22 se apoyan en hechos históricos para crear mitos. Es cierto que, en los lejanos tiempos de dominación de Carlos Jonguitud en el SNTE, los maestros disidentes de Oaxaca —y Chiapas— sostuvieron luchas heroicas para enfrentar al cacique y al gobierno. La consigna de democracia y más salario era sentida por los maestros y tenían razones para ello. Los disconformes ganaron sus primeras luchas y el respeto de las fuerzas democráticas.

Pero con el triunfo llegó la prevaricación. Los líderes de la S-22 no querían aceptar la descentralización que propuso el gobierno de Carlos Salinas. El gobernador, Heladio Ramírez —tal vez con el visto bueno del gobierno central—, utilizó uno de los instrumentos favoritos del régimen de la Revolución Mexicana: comprar la conciencia de los opositores con canonjías. Acaso pensó que de esa manera cooptaría a los opositores y los pondría en el mismo carril que los demás cabecillas de sindicatos corporativos. Pero se equivocó.

A cambio de aceptar el Acuerdo nacional para la modernización de la educación básica, la dirigencia de la S-22 exigió y el gobierno le concedió cinco coordinaciones del naciente Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca y las correspondientes jefaturas de departamento. El traspié del gobierno fue creer que con eso calmaría los ánimos de los maestros rebeldes. Pero les proporcionó acicates para pujar por más y más y más. La S-22 afinó los preceptos colonizadores que el SNTE le había impuesto a la SEP y a las nacientes dependencias estatales. Con “la constancia de participación sindical”, por concurrir a marchas, huelgas, plantones, tomas de edificios públicos, carreteras y demás, los docentes conseguían puntos para adquirir puestos, de director de plantel a coordinador en el IEEPO. Además, con la garantía de que todas sus acciones —por vandálicas y fuera de la ley que estuvieran— pasarían impunes. La pugna por la democracia devino en la querella por puestos y prebendas.

Sin embargo —y hay que reconocerlo—, los líderes lograron mantener la leyenda de que su lucha era en defensa de la educación pública; su propaganda fue eficaz para asumir el papel de víctimas del neoliberalismo y un régimen injusto. Aunque en realidad ellos privatizaron para su beneficio la educación en Oaxaca. Decidían todo, de quién ingresaba a las normales —y luego el pase a la plaza de maestro— y quién se promovía a director; además, controlaban las supervisiones y la Carrera Magisterial. No se les escaba ningún puesto que implicara cierto grado de poder.

No obstante, llegaron la Ley General del Servicio Profesional Docente y luego la toma del IEEPO por el gobierno federal en julio de 2015. Buena parte del tinglado de la CNTE se vino abajo. Pero estos opositores, curtidos en la lucha por defender sus conquistas e intereses, no se dieron por vencidos. Querían regresar.

Amagos y paros se sucedieron desde abril de 2015. Pero hubo resistencia de padres de familia; algunas comunidades tomaron escuelas y no dejaban entrar a maestros faltistas; en otras, los pobladores entregaban los planteles a maestros de la S-59, antagónica a la CNTE y, lo inaudito, el Poder Judicial respondió a demandas promovidas por Mexicanos Primero.

Los niños aceptaron que Mexicanos Primero los representara. Dicha institución promovió amparos para que, conforme al artículo 76 de la LGSPD, las autoridades despidieran a los maestros que dejaron a niños sin clases durante 12 días por participar en manifestaciones.

El juez dictó sentencia contra la SEP, el IEEPO, para que ponga el derecho a la educación de los niños por encima de asuntos laborales. Además, destacó que las autoridades hicieron chapuza al “cubrir” con documentos falsarios la ausencia en las aulas: “[…] estas constancias generadas por las autoridades de educación atienden a una invención con el ánimo de justificar el ausentismo laboral”.

Esta sentencia contribuye a desmitificar que la CNTE contiende por la educación pública. Cierto, Mexicanos Primero intervino; por ello la S-22 tacha de ilegítima la sentencia. Habrá tiempo de hablar de legitimidad.

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