Del 2021 hacia el 2022. Continuismo educativo

Sergio Martínez Dunstan

Ciertos tópicos del ámbito educativo atraparon particularmente la atención durante el año recién finalizado. Por ejemplo, la incriminación de la fiscalía de la nación a 31 investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología por delincuencia organizada. O lo que está pasando en el CIDE a raíz de la desaparición de los fideicomisos públicos que afectó el pago de estímulos docentes trajo consigo renuncias y destituciones de funcionarios así como manifestaciones estudiantiles contra el director interino. Y ni qué decir sobre el regreso a las clases presenciales lo cual sigue siendo uno de los puntos neurálgicos dado el estado que guarda hoy por hoy la emergencia sanitaria. En educación básica, la implementación del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (SCMM) resultó un fiasco para el magisterio nacional. En el ámbito sindical, la renovación de la dirigencia nacional del SNTE y de los Comités Ejecutivos Seccionales que bien pudieran las pasiones llegar a desbordarse por el encono entre las huestes de los diversos grupos. Este apretado recuento deja entrever la tendencia de darle largas a la solución de los problemas evitando alteraciones que  modifiquen el rumbo de la política educativa actual. 

Los saldos del 2021 se convierten de facto en los problemas irresueltos que deben acometerse sin dilación durante el 2022. Las soluciones fueron sólo paliativos que dejan en estado latente las mismas problemáticas y por ende los mismos actores. Algunos de ellos fijaron postura al respecto casi al finalizar el año. Basta mencionar un caso para ilustrar la idea. 

El Secretario General del SNTE apenas se da cuenta de las repercusiones de la reforma educativa después de los 31 meses transcurridos desde su aprobación. En el discurso pronunciado el 14 de diciembre con motivo del 54 aniversario de la fundación de la Sección 36 señaló: 

“Logramos que hubiera una reestructuración en la USICAMM (se refería a la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros órgano administrativo desconcentrado de la Secretaría de Educación Pública) desafortunadamente aún con la presencia de 40 diputados federales de la Coordinadora (la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación conocida por sus siglas como la CNTE) nos dejaron la Ley del Servicio Profesional Docente casi igual. Le quitaron la palabra permanencia pero en todo lo demás si revisamos el texto hay muchos aspectos que tienen que revisarse que atentan contra los derechos laborales y profesionales y por lo tanto salariales de los trabajadores de la educación” (sic). 

Lo que dijo es una verdad a medias lo cual equivale a mentir. Si bien es cierto, le quitaron lo relativo a la permanencia. Pero el resto, no quedó igual sino peor. Principalmente en lo que respecta a la representación del magisterio. Veamos si no.

En el artículo 33 de la derogada Ley General del Servicio Profesional Docente se establecía:

“La o las organizaciones sindicales reconocidas, para los efectos del ejercicio de sus funciones de atención laboral de sus agremiados, serán informadas del inicio de los procesos de promoción y recibirán facilidades para la realización de las tareas de observación”. 

Mientras que en los Artículo 39 Fracción IV, 42 Fracción VI y 57 Fracción III señala: 

“La SEP celebrará un proceso público en el que se pondrá a disposición de las representaciones sindicales, en una mesa tripartita en cada uno de los Estados y la Ciudad de México, para su participación y garantía en el respeto de los derechos de los trabajadores, los resultados de la valoración de los elementos multifactoriales”.

Es decir, en el Servicio Profesional Docente se preveía la participación del SNTE desde el inicio de los procesos mientras que en el Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros hasta el final. Sumada a la libertad otorgada a los maestros de interponer el recurso de reconsideración ante las autoridad en contra de las resoluciones administrativas sustentada en la participación individual y voluntaria del magisterio dejando a la organización sindical al margen de ello. 

Al parecer, no queda tan clara la diferencia entre los trabajadores de la educación y el magisterio así como tampoco las obligaciones y los derechos establecidos en los artículos 93 al 98 de la Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros.

Desde esta perspectiva debiera revisarse con toda puntualidad los derechos del personal docente y directivo (quienes desempeñan funciones docentes, técnico docentes, de dirección y supervisión escolar así como de asesoría técnica pedagógica) protegidos en la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, Reglamentaria del Apartado B) del Artículo 123 Constitucional. Dando por entendido que el personal de apoyo y asistencia a la educación cumplen otras responsabilidades. 

Cuando despertaron de su letargo, quienes dirigen al SNTE, se vieron despojados de la prerrogativa de representar a sus agremiados. Al abrir los ojos, después de la pesadilla, el monstruo sigue ahí frente a ellos. Y después de ahogado el niño quieren tapar el pozo según lo dicho por el propio Secretario General del CEN del SNTE quien confió  que “hay una Comisión bipartita SEP – SNTE que esperamos pronto podamos entregar a la Cámara de Diputados una iniciativa de reforma a la LGSCMM. Estamos planteando derogar, derogar, los lineamientos leoninos derivados de la interpretación sesgada de esta ley”. Sin imaginar siquiera que en los días subsecuentes, la SEP refrendaría dichos lineamientos con la publicación de los acuerdo que contienen las disposiciones para la realización de los procesos de admisión, promoción a funciones directivas o de supervisión tanto en educación básica al igual que media superior. El análisis de dichos acuerdos será motivo de la próxima entrega. 

Aprovecho el espacio para agradecer a quienes me han distinguido durante el dos mil veintiuno con la lectura a mis colaboraciones y los comentarios a las mismas. Aprecio sinceramente la cortesía. Y, a su vez, invitarlos a que lo sigan haciendo durante el año en curso. Les deseo lo mejor de la vida para ustedes y sus seres queridos. Hoy y siempre. De parte mía, les guardo la consideración de mis afectos. 

 

Carpe diem quam minimun credula postero 

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