la pluma es mas poderosa

Del “empiezo por mí” a los aprendizajes fundamentales.  ¿Qué dilema con el Consejo técnico? 

Reynaldo Rivas Vargas 

Ve despacio, no tengas prisa.

 Adonde tienes que ir es a ti mismo. 

Gandhi 

La primera sesión de Consejo Técnico Escolar (CTE) de la fase ordinaria de este ciclo escolar 2021-2022, desarrollada el pasado 29 de octubre para su tratamiento, se colocaron en la agenda dos conceptos que nos parecieron pilares fundamentales para el desagüe de una agenda que trajo a colación un escenario poco satisfactorio, porque confrontó a los docentes a revisar: a) empiezo por mí y b) valoremos los aprendizajes esperados. Temas que de manera horizontal potenciaron la guía que la Secretaría de Educación Pública orientó como marco para llevar acabo esta deliberación.  

Del primer momento: “Empiezo por mí.”

El primer periodo incorporó como corolario principal un tópico sustancial, porque situó como eje, el de trastocar la ya destejida imagen de los docentes de educación básica. Catequizó por propiciar que los mentores se hicieran una revisión introspectiva al reconocer sus fortalezas. Tarea que por supuesto no fue nada sencillo. Porque los maestros en eso de auto valorarse, en esa usanza, pasan por desapercibido que también son personas, que de igual forma son humanos y que requieren de auto reconocerse, para que en esa búsqueda que se hicieron, escrutaran sus propias emociones y, al hacerlo se mostraron en el  acuerdo de que son un insumo que abona hacia la reconciliación de su propia perfil al “pensar en si mismo”. Tarea que por muy irrisoria que lo parezca, es una penuria que cada docente exige, para promover un espíritu de transformación  

No sé si estén de acuerdo con esta postura, pero en eso de que los profesores se valoraran al situar el tema de “empezar por mi”, de hacerse un auto reconocimiento, sonó un tanto descabellado para más de uno de los educadores, porque en la agenda cotidiana muy pocas veces son ensalzadas sus cualidades, lo administrativo, la planeación, la evaluacion y otras tareas, les quitan el tiempo para hacerse una autovaloración y,  esta tarea  pasa a un segundo o tercer momento de su agenda, por lo que su uso ¡queda en el olvido.  

La cotidianeidad en la que son embelesados los profesores frente a grupo, colocar el tema de pensarse, muy pocas veces les da tiempo de fijarla en sus agendas, lo que ha provocado que no le den el valor o la importancia que representa, porque hay temas mas trascendentales en su jerga diaria. Sin embargo, un docente emocionalmente sano, motivado, es un ejemplo, un modelo a seguir para sus educandos. Parafraseando a Víctor Frankl en su libro el hombre en busca de sentido, nos da un atisbo para poder encontrar respuestas a lo que colocó como este primer itinerario de la guía de CTE. 

Él señala en relación con este tema un rubro muy interesante que nos da pistas para ir comprendiendo la orientación que se abonó en la breviario de esta sesión señalando que: “aquel que tiene un que encuentra un para queen otras palabras, podríamos ir  definiendo que; quien ha definido ese sentido de su existencia, camina en seguir ese trayecto,  busca desarrollarlo, pero también sí mantiene en esa ideología, de irse consolidando en el perfeccionamiento continuo de su personalidad, va encontrándose y es capaz de administrar su vida. Esta revisión hecha por los docentes dio un inicio para abonar al husmeo de su propia objetividad, de darle sentido a lo que hacen, y que, en esa pesquisa o logro, comprendan que, al tenerla en claro, se ayudan y están dispuestos a la ayuda de los otros (estudiantes).

Finalmente, ante la posibilidad de hacer ese reconocimiento colectivo e individual, por parte de los docentes de sus fortalezas,  catequizó  un espacio que quizá como resultante, afine hacia la búsqueda de una docencia diferente, más proactiva, inteligente en sus emociones, que se maneje con una amplia resiliencia y, que como consecuencia busque formarse de manera integral, al potenciarse como un individuo que también, siente, piensa y es sujeto de emociones. 

Del segundo momento

Después de estar durante varios meses agazapados en sus casas los docentes, y de dar inicio este ciclo escolar 2021-2022, el segundo momento de esta sesión de Consejo Técnico Escolar, propicio que los profesores evidenciaron en su imaginario una ruta que los condujo para demostrar ¿Qué han aprendido sus estudiantes? ¿Qué dejaron de aprender? ¿Qué tendrán que hacer para ayudar a esa recuperación de los aprendizajes fundamentales no adquiridos? Tarea que después de recibir quizá algún espoleo de los compañeros de sus colectivos, por parte de su autoridad inmediata a través de decirle ¡tu puedes! Tus fortalezas son… el derrotero en algunos casos se aproximó en buscar culpables, por citar: el alumno, el padre de familia, entre otras. Son los condenados de que haya esos resultados. 

El complemento, después de un rato de embelesamientos, de motivación, este segmento del CTE se gesticuló en una tarea que resultó afable, manifestar ante sus compañeros de escuela, los resultados obtenidos por sus pupilos después de desplegar por colectivo, de manera individual y grupal, los logros (La evaluacion diagnóstica) que guardan sus estudiantes ante el regreso tan ansiado a las aulas de clase. 

Por supuesto que los axiomas de ese paso por el análisis de los corolarios que cada estudiante mostró y que resaltan varios ingredientes que tendrían que trastocarse, por ejemplo: moverse hacia una idea de modificar su práctica educativa, de reflexionar ¿qué pueden hacer en colectivo y en forma individual para ayudar a los alumnos que mostraron bajo desempeño? 

Ante esta situación de presentar los resultados de los logros obtenidos por los estudiantes, hecho que se ensanchó a lo largo y ancho de este país, un cuestionamiento importante que emerge ante las evidencias mostradas ¿Qué harán los docentes para atender a los alumnos que requieren mayor apoyo? ¿Qué hacer para cultivar también un derecho de inclusión que hoy se pondera como un derecho humano? 

Sin lugar a duda, esta primera sesión de Consejo técnico escolar (CTE)  amplía en los docentes de educación básica los derroteros por atender, de priorizar, de ponderar, para cumplir con el mandato de “no dejar a nadie atrás, no dejar a nadie fuera” 

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