El elefante gris de las Universidades Públicas Estatales

Fidel Ibarra

La metáfora del “Rinoceronte Gris”, como es de dominio público, fue acuñada por la analista económica, Michele Wucker. Y la metáfora hace referencia a las situaciones de riesgo que, aunque predecibles, no se enfrentan. Y las consecuencias de no hacerlo, son muy graves. La metáfora opera para el caso de un país, una compañía, una organización o para la vida de un individuo en lo particular. Para el caso del presente artículo, nos enfocaremos en las Universidades Públicas Estatales (UPES) y el caso de su situación financiera. Una condición que es un claro ejemplo de un “Rinoceronte Gris”, porque es un problema (obvio) que se tiene enfrente, pero que no se atina a formular una solución de fondo. Sólo se posterga año con año, el problema. 

De entrada, se debe señalar lo siguiente: Michele Wucker distingue cuatro tipos de “Rinoceronte Gris”: los que ya están corriendo, los que aparecen varias veces, los metarrinocerontes y los no identificados (Carlos Izquierdo, 2018, p. 6). De éstos, el más peligroso es el tercero, “porque representan a cosas que van mal, pero sobre las que no se tiene capacidad de actuación o aún teniéndola, se prefiere no actuar” (Ibid.). El problema de la crisis financiera de las Universidades Estatales es un metarrinoceronte, y lo es por dos razones: en primer lugar, porque en efecto, la situación financiera va muy mal; y, en segundo lugar, porque no se tiene capacidad de actuación debido a que la solución (de fondo) depende del gobierno federal. Y éste último ha decidido aplicar una política de austeridad -en términos empíricos, no estratégicos-, con lo cual ha situado en una condición de suma debilidad institucional a las 11 Universidades Públicas Estatales (UPE) que se encuentran en una severa crisis financiera. 

El problema de la insuficiencia financieras de las UPES fue diagnosticado por parte de las autoridades educativas federales desde el 2007. Y dentro del diagnóstico -y este es un punto de suma importante-, el problema se concibió como “un obstáculo para el cumplimiento de los objetivos de los objetivos nacionales de ampliar la cobertura educativa, diversificar la oferta y elevar la calidad educativa (SEP, 2014; p. 4). Con base en esta concepción, se articuló el Fondo U081 para apoyar el saneamiento financiero de las UPES, el cual procuraba:  

  • La equidad entre la desigualdad del subsidio por alumno. 
  • Una mejora financiera de las UPES de acuerdo a lo establecido en los lineamientos del programa. 
  • Una externalidad positiva sobre otras entidades del sector público, como son las instituciones de seguridad social y la SHCP (Ibid.). 

De acuerdo con David Brondo, este fondo fue cancelado por parte de las autoridades educativas federales en el presupuesto del 2021 (Zócalo, 17 de noviembre del 2020). Ello dejaría en una situación difícil a las UPES el próximo año, porque no tendrían posibilidad de acceder a recursos extraordinarios como ocurría en años anteriores. 

Ahora, ¿por qué se elimina este fondo? La respuesta tentativa ya la hemos expuesto con anterioridad: no se va a rescatar financieramente a las UPES si éstas no hacen reformas estructurales a sus Contratos Colectivos (Educación Futura, 23 de mayo del 2020). A lo anterior se puede agregar lo siguiente: la insuficiencia financiera de las UPES no se concibe como un problema para la cobertura educativa, fundamentalmente porque se tiene un proyecto alternativo propio. ¿Cuál? El proyecto de las Universidades del Bienestar. La existencia de ese proyecto alternativo minó la importancia de las UPES para el gobierno federal. Y ahora, pueden atreverse a eliminar con base en una “política empírica de Austeridad Republicana”, un fondo que servía como apoyo a las UPES. 

Frente a esta situación, ¿en qué posición quedan las UPES? El mensaje es que tendrán que ajustarse a la política de “Transformación Estructural” que plantea la Subsecretaría de Educación Superior. Una política que se sintetiza en reformar los Contratos Colectivos de Trabajo de las UPES. Los cuales se pactaron, de acuerdo con la SEP (2014) bajo las siguientes características: 

  • Edad promedio de jubilación de 52 años. 
  • Requisito de antigüedad promedio de 25 años. 
  • Incremento de pensiones en proporción al salario del personal activo (jubilación dinámica). 
  • Jubilación con el último salario recibido (p. 5). 

En el caso de algunas UPES -como la UAS, por ejemplo- los Contratos Colectivos de Trabajo, vienen desde la década de los 70’s del siglo pasado. Por tanto, la realidad social, política y económica bajo los cuales fueron acordados es totalmente distinta a la situación que se vive hoy en día, donde el presupuesto público cada vez está más limitado por motivos de deuda pública, demandas sociales o, en su defecto, por la prioridad del gobernante en turno. No obstante, representan conquistas laborales que los Sindicatos de las UPES están obligados a defender. 

Sin embargo, enfrente se tiene a unas autoridades educativas que no dan visos de modificar su postura: o las UPES realizan la Transformación Estructural a los Contratos Colectivos de Trabajo o no hay recursos públicos adicionales. Para las UPES, dar un paso en ese sentido significaría ir en contra de los derechos laborales de los trabajadores activos. Lo cual no es poca cosa. 

Mientras tanto, el problema persiste. Y, hasta el momento, en varias UPES no se cuentan con recursos financieros para terminar el año; es decir, para pagar las quincenas de diciembre, ni mucho menos el aguinaldo. Y en casos más graves, desde mediados de año han recurrido a la subasta de bienes para hacerle frente a los problemas de deuda, como el caso de la UABC (https://www.elsoldetijuana.com.mx). 

Si la Subsecretaría de Educación Superior no flexibiliza su posición, ni las UPES aprueban la reforma estructural que demanda aquella, entonces tendremos un “cuello de botella”, donde los perjudicados van a ser los alumnos. 

En suma, estamos ante un “Rinoceronte Gris” donde la parte que podría solventar el problema se atrinchera en una posición política sustentada en una política de “Austeridad Republicana”; y la otra parte que, para avanzar en la solución, está obligada a “rasurar” los derechos laborales de los trabadores. Ambas posturas son incompatibles. Y lo más seguro que ocurra, es que esa incompatibilidad se traslade a las calles, tal como lo está anunciando la Confederación Nacional de Trabajadores Universitarios (CONTU); esto es, la Confederación que aglutina a los Sindicatos Académicos Universitarios de este país. 

En vías de mientras, el “Rinoceronte Gris” avanza. No se ataja su avance. La pregunta es: ¿de qué nivel va a ser el golpe del Rinoceronte? 

La UABC ya está dando señales de ese golpe. 

Para comentarios: 

Correo: fidelibarralopez@gmail.com 

 

Fuentes documentales: 

Brondo, David; (2020), “Universidad y pensiones: el boquete irremediable”, Zócalo, 17 de noviembre. Disponible en: https://www.zocalo.com.mx/new_site/articulo/universidad-y-pensiones-el-boquete-irremediable 

Ibarra López, Fidel; (2020), “¿Sin cambio estructural no hay rescate financiero de las universidades públicas?”. Educación Futura. Disponible en:  https://www.educacionfutura.org/sin-cambio-estructural-no-hay-rescate-financiero-de-las-universidades-publicas/ 

Izquierdo, Javier de Carlos; (2018), “Cisnes, elefantes, medusas, y rinocerontes. Las relaciones internacionales y sus animales”. Comillas Journal of International Relations, Año 5, núm.12, Mayo-agosto. ISSN 2386-5776.

SEP; (2014), “U081 Apoyos para saneamiento financiero y la atención a problemas estructurales de las UPES”. Disponible en: https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/50159/Diagno_stico.pdf 

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