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El maestro como protagonista social

 

Nueva universidad que consolida al maestro como protagonista social:

clave para lograr la calidad educativa

Etty Estévez Nenninger*

Poco se ha hablado de cómo ayudar a que la reciente Reforma al Artículo 3ro Constitucional cumpla su objetivo. En medio de un ambiente de disputa entre los actores involucrados y una revisión casi ideológica por parte de muchos analistas de la educación en medios de comunicación, vale la pena hacer una reflexión crítica de lo que se puede lograr en el plano práctico, en beneficio del progreso educativo. Mi propuesta no es sólo una idea. Es ya una institución fundada, con aulas y escritorios. Curiosamente, junto con un grupo de investigadores, diseñamos lo que pudiera ser el siguiente paso estratégico para lograr la calidad educativa en nuestro país. Esto fue un par de años antes de la reforma educativa y la detención de la ex líder del SNTE; no tengo ningún ánimo de sugerir algún carácter premonitorio de nuestro trabajo, pero sí quiero dejar en claro mi intención y deseo de que dicho proyecto pueda tener un impacto en la formación y actualización docente. Les contaré la historia.

El Secretario de Educación y Cultura del Estado de Sonora en turno, me solicitó en 2011 formar un equipo de trabajo para diseñar el Centro Regional de Formación Docente e Investigación Educativa, con sede en Hermosillo, Sonora, e impacto en éste y otros cuatro estados del noroeste de México: Sinaloa, Chihuahua, Baja California y Baja California Sur. El Centro tenía como antecedente la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE) pactada por el Gobierno Federal y el SNTE en 2008, que estableció un eje de profesionalización y actualización de docentes y, como parte del mismo, la creación de cinco centros regionales “de excelencia” distribuidos en las regiones del país (SEP y SNTE, 2008).

A pesar del evidente riesgo de que dicho proyecto pudiera estar sujeto a prácticas institucionales viciadas, y a pesar de la visible demagogia que podía implicar un acuerdo fraguado por la ex lideresa del SNTE y el anterior Gobierno Federal, aceptamos con gusto la invitación por el interés de generar acciones institucionales que impulsen el logro de la calidad en la educación. La primera sede regional correspondió a Sonora, donde se diseñaría una institución para atender el problema de la formación de maestros de educación básica.

Se presentó, pues, la oportunidad de diseñar una alternativa institucional y curricular y optamos por proponer una vía para un cambio significativo en el perfil de los profesores de educación básica. Durante 2011 llevamos a cabo este proyecto con toda libertad, advirtiendo como primer punto que las viciadas dinámicas institucionales entre el sindicato y el gobierno federal eran el principal impedimento para el desarrollo de la profesión docente en México. Quedó claro en el documento de creación del Centro que, sin solucionar este punto, era imposible llevar a cabo un cambio de fondo en la educación nacional, mucho menos llevar a cabo cabalmente este proyecto.

La propuesta de formación es parte constitutiva del proyecto académico de creación del Centro Regional del Noroeste, consiste en una forma de conducir el proceso de formación docente basada en conectar la educación con otros rubros sociales, generando una cultura institucional integral que trabaje en conjunto para multiplicar los esfuerzos y las soluciones de los diferentes problemas educativos y sociales. Esta idea es consecuente con planteamientos básicos de la Pedagogía Crítica de Paulo Freire y la Pedagogía Progresista de John Dewey, los cuáles buscan que el estudiante deje de ser un depositario de información, para convertirse en un ciudadano con capacidades críticas, dándole a la educación una tarea de cambio social. El sentido de estas propuestas ya estaba en las ideas de Rousseau en su Contrato Social, y se puede encontrar actualmente en el constructivismo educativo, en el enseñar a aprender y en algunas corrientes basadas en competencias. Dichos planteamientos son fundamento para la formación de un ciudadano participativo, para la formación integral de una democracia; no es menos importante la formación de sus maestros.

Desde las ideas fundamentales de Freire y Dewey, se busca un estudiante con la habilidad de pensar críticamente sobre su situación educativa, así como reflexionar sobre las conexiones entre sus problemas individuales y su contexto social. Este enfoque debe de extenderse a la formación de los profesores, a la manera en la que enseñan y participan con su contexto social dentro del aula de clase y sus comunidades. Ira Shor favorece un cambio de rol en el papel del estudiante, al pasar de objeto a sujeto activo y crítico. El Centro propone hacer lo mismo con los estudiantes de las normales. Esto viene a empatar con el objetivo principal de John Dewey sobre la educación como construcción social, como un proceso de la vida actual y no sólo como preparación para una vida futura, así como con la idea de que el profesor es parte de esto como miembro de la comunidad que asiste y guía al estudiante. Para lograrlo, es imperativo que los profesores tengan las herramientas científicas necesarias para manejar y canalizar la interacción con sus comunidades, no solo en el aspecto curricular y del aula, sino en su papel como actores sociales.

El Centro del noroeste existe desde el 2012, pero no se trata de una IES más para formar profesores. Es una institución diferente según el documento fundador, creada con la misión de innovar en la formación y actualización de profesores, probando un nuevo modelo formativo con apoyo sustancial en la investigación, otorgando al docente un estatus profesional universitario con alto nivel de calidad. El Centro propone criterios académicos que buscan el desarrollo de un “ethos universitario” caracterizado por su carácter intelectual, reflexivo y crítico. El modelo de formación docente está definido en sus contornos generales, es de carácter abierto y flexible con el fin de admitir ajustes y modificaciones durante el proceso de su aplicación; es experimental en un contexto diseñado a manera de laboratorio institucional.

Uno de los puntos clave de este proyecto es el enlace que se hace entre los maestros en servicio -que acuden a la institución para actualizarse o estudiar un posgrado- y las líneas de investigación de los académicos del Centro, quienes deberán ser investigadores de alto nivel y docentes reconocidos por su saber experto en áreas de conocimiento específico. El Centro propone dos líneas de investigación que están orientadas al estudio de las realidades de las escuelas de educación básica y sus contextos en la región noroeste de México: la línea educativa y la línea extra – educativa. La línea educativa se refiere a temas de índole escolar, así como factores externos que repercuten en lo escolar. El Centro tiene el encargo de investigar formalmente dichos temas con el propósito de comprenderlos y encontrar soluciones que se puedan traducir en políticas educativas eficaces.  La línea extra – educativa se refiere a problemas de índole social que se originan fuera del espacio educativo pero que se ven reflejados dentro del aula de clase, entendiendo a la escuela como el núcleo comunitario donde se exponen y manifiestan las diferentes problemáticas de la sociedad; su función principal es la identificación, diagnóstico y canalización institucional de problemas con efecto e impacto en otras áreas sociales, fuera de lo educativo.  En ambas líneas de trabajo, el papel del profesor en el aula es muy importante. Será gracias a su trabajo de recopilación de datos cualitativos en su labor diaria frente a los estudiantes, que las diferentes líneas de investigación serán nutridas para su desarrollo formal por parte de los académicos del Centro.

Estas son las características principales de una institución pensada para la innovación de la formación docente, diseñada con el objetivo de generar un avance importante en la educación de nuestro país. Creemos que la clave para lograr este objetivo es darle un lugar central al profesor dentro de esta ecuación social. El modelo de formación implica un espacio adecuado para la experimentación, la investigación y una formación de docentes ligada al contexto escolar, donde el desafío permanente es que no se mimetice con dicho contexto, renunciando o perdiendo su condición universitaria basada en la reflexión auto-crítica.

Creemos que el contexto político actual es alentador. Las dudas que surgen a partir de la reciente reforma educativa pueden ser resueltas en gran parte con un proyecto de formación docente innovador. Presentamos esta alternativa, esperamos tenga repercusión y se genere interés por estudiar el caso, discutirlo, considerarlo; que este proyecto de innovación no muera en el ciclo institucional de la discontinuidad o por su deficiente operación (existen ya varios síntomas de que el sentido plasmado en el documento de creación pueda descarrilar, principalmente, por la elección de su planta docente y el desarrollo de sus planes de estudio). Estamos convencidos de que, con la voluntad política adecuada, se le podrá rescatar y sacarle el mejor provecho posible.  Hace falta someterlo al estudio crítico de los investigadores, así como al dinamismo y accionar institucional. Es momento para el debate nacional profundo y serio en torno a nuestro futuro en política educativa.

Doctora en Ciencias, miembro del SNI. Profesora-investigadora de la Universidad de Sonora

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