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El Presidente y la UNAM

Arturo Jiménez Cruz

La opinión del Presidente López Obrador sobre el individualismo y derechización de la UNAM ha causado revuelo; para algunos es humillante mientras otros lo apoyan. Provocó que salieran del closet quienes, siendo anti 4T, querían pasar desapercibidos, pero también, salieron a la defensa de la UNAM, militantes panistas y priistas conservadores y ultra conservadores, haciendo verosímil la denuncia del presidente.  

La UNAM como máxima casa de estudios continúa siendo un símbolo intocable, pero como institución, es una organización educativa con fortalezas y debilidades sujeta a la crítica y evaluación.

Según la propia UNAM, es heredera de la Real y Pontificia Universidad de México, fundada en 1551 y clausurada en 1833 por el liberal Gómez Farías. En los primeros trescientos años esta Universidad no aceptaba en sus aulas como estudiantes a indígenas, mestizos, negros, mulatos, a mujeres, ni a cristianos no católicos. Esa es la universidad de la que los ultraconservadores de VOX presumen que nos dieron a los mexicanos. Era una universidad donde se formaban los varones peninsulares y criollos. Fue restaurada por el conservador Antonio López de Santa Ana en 1834 y finalmente clausurada por el usurpador, traído por los conservadores Miramón y Mejía, Maximiliano. 

Benito Juárez fundó escuelas nacionales, que finalmente se unieron para crear la Universidad Nacional de México, en 1910 por Porfirio Díaz. Es hasta Vasconcelos, en 1920, que se refleja en la Universidad Nacional la identidad de México basada en el mestizaje y hasta 1929 que se le otorga la autonomía.

Por la UNAM han pasado destacados artistas, intelectuales, científicos, políticos, juristas y empresarios, entre otros, tres galardonados con el premio Noble, Alfonso García Robles, premio Nobel de la Paz (1982), Octavio Paz, de literatura (1990), y Mario Molina, de química (1995).

El fundador del PAN, Manuel Gómez Morín, fue estudiante, profesor, doctor honoris causa, rector y presidente de la junta de gobierno de la UNAM. 

Los ex presidentes, Luis Echeverría, López Portillo, De la Madrid y Salinas de Gortari, y el actual presidente, Andrés Manuel López Obrador. Los tres presidentes que precedieron al actual presidente, provenían de universidades privadas.  

Destacados estudiantes y profesores han sido Heberto Castillo, Cuauhtémoc Cárdenas, Carlos Slim, Fernández de Ceballos, Santiago Creel, el Ingeniero Carlos Slim, Claudia Sheimbaum, etc. Es decir, personajes destacados de la vida política, empresarial, científica y cultural del país con posiciones ideológicas diferentes.

Con los gabinetes panistas (2000-2012), los profesionistas egresados de la UNAM fueron desplazados por los egresados de las universidades privadas. 

Con la 4T, los egresados de la UNAM y de universidades públicas han regresado a ocupar las posiciones principales en el gobierno federal.  

Las respuestas a las declaraciones sobre la UNAM del actual presidente López Obrador, son respetables, pero cuando se dice que está atacando a la universidad, se olvida que los egresados en la UNAM ocupan un lugar primordial en el gabinete de su gobierno, lo que no había sucedido en más de 18 años; el gobierno de MORENA ha propuesto un aumento del 3.5% del presupuesto a la UNAM para 2022, con lo que aumenta la brecha en el costo por alumno, entre la UNAM y la mayoría de las universidades públicas de los estados. Esta diferencia, no existe en los países con las mejores universidades del mundo y es grave para el desarrollo académico y social del país, pero parece que a nadie le interesa hablar de ello.

Durante los 40´s del siglo pasado, más del 80% de estudiantes de licenciatura de México lo hacían en la UNAM, en 1970 estudiaban más del 50% de los estudiantes de todo el país, en 1980, el 30% y en 2020 menos del cinco por ciento de los estudiantes en el nivel de licenciatura. 

La UNAM como símbolo, pareciera intocable en un país que todavía no ha aprendido a ejercer el pensamiento crítico, susceptible a la complacencia e hipersensible a la crítica; pero como institución, debe ser cuestionada y sus procesos y resultados debatidos públicamente. La UNAM, como toda universidad pública, es de todos los mexicanos, porque todos la financiamos, y la crítica debe ser recibida con reconocimiento, respeto y apertura.

Asegurar que el sistema nacional de investigadores, los programas institucionales, los programas de estímulo a los profesores e investigadores no son el resultado de las políticas de los gobiernos federales, es negar la posibilidad de corregir y rectificar el rumbo, es rechazar la posibilidad de un mejor sistema de educación superior. 

Dr. Arturo Jiménez Cruz

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