Empate a dos y nuevas elecciones

Wenceslao Vargas Márquez

Para intentar un análisis de la nueva coyuntura del SNTE, la clave está en leer correctamente las palabras “aunque” y “también” pronunciadas respectivamente por Elba Esther Gordillo y Alfonso Cepeda Salas.  

En un video distribuido el miércoles 22 de noviembre dijo la maestra Gordillo: “Para lograr nuevamente la unidad y la fortaleza necesarias le tomamos la palabra al presidente electo. Tenemos que construir nuevos liderazgos surgidos del voto libre, incluyente, secreto y universal, de todos y cada uno de los trabajadores de la educación (…)”. Y aquí viene el ‘aunque’ que comentamos: “Aunque mis derechos están siendo conculcados, por encima de mis intereses particulares, antepongo el interés general de todos y cada uno de los trabajadores de la educación. A ellos debo mi lucha (…)”. Al día siguiente, jueves 24, llegó el ‘también’ de Cepeda. Dijo: “Y también nosotros le tomaremos la palabra al futuro secretario de Educación”. Añadió que irá junto con el CEN del SNTE por aquello que nos quitó el PRI 2012-2018: el 50% de plazas vacantes, el escalafón, las comisiones sindicales seccionales, un símil de carrera magisterial, una mejor seguridad social. Sería un plan que compartirían ambos grupos más la CNTE.    

Los pasos encaminados a la realización de este plan de trabajo pueden ser inmediatos. No se ve razón por la que pudiese posponerse. Después vendría la realización del congreso de elecciones con voto universal. Este tema lo hemos propuesto en solitario desde hace años en este espacio. Hoy lo descubre el CEN obligadamente. En abril de 2011 publicamos la nota El debate del voto universal. Decía un párrafo: “El voto universal implica la ventaja de la consulta directa a cada trabajador en su propio centro de trabajo a través de una votación que contempla urnas en las escuelas o zonas escolares. Estamos hablando aproximadamente de mil 200 urnas, una por cada zona escolar o escuela posprimaria u oficina administrativa. Son minoría las delegaciones que superan los 100 o 140 empleados (…) Una escuela en Catemaco citaría a sus trabajadores a votación y recibe los votos a lo largo del día. Al final se haría el cómputo y se remitirían los resultados públicos vía Internet.”

Falta también resolver cuándo se realizaría ese Congreso nacional del SNTE para modificar estatutos y elegir una nueva dirigencia. La afirmación de Cepeda de que será hasta febrero de 2024 parece menos una realidad y más una afirmación para subrayar “quién manda aquí”. Al nuevo gobierno le será útil procesar el Congreso de elecciones con posterioridad al proceso de reconciliación del que hablaron Juan Díaz al irse y Cepeda al llegar pero con anterioridad a las elecciones federales intermedias del 2021.

Si a la CNTE y a los dos grupos institucionales enfrentados entre sí se les conceden las plazas automáticas a normalistas egresados, la eliminación de la evaluación docente vinculada al empleo, la renacida posibilidad de proponer vacantes y la recreación de las comisiones sindicales y carrera magisterial, se ven posibilidades de un Congreso nacional unificado. López Obrador le dijo a la CNTE en el último fin de semana de octubre que hay que dialogar con otros grupos. Un docente presente en la reunión le preguntó con cuáles. Amlo insistió: ‘Con otros’, sin puntualizar nada más pero dejando clara la decisión presidencial. Los líderes de la CNTE deben saber de quiénes se trata.     

El que caiga del cargo Juan Díaz es gol de parte de un grupo. El grupo que metió el gol no va directamente a ocupar el cargo vacante sino que pasará por elecciones con voto universal y es así logra su gol el grupo contrario. Hay un empate a uno. Si Juan Díaz perdió su diputación pero Rafael Ochoa también la suya, ambas plurinominales, indican un empate a dos. El diseñador de este esquema de relojería es el presidente electo. El delicado operador, equilibrista anti-vértigo, es Moctezuma Barragán, agente de un Estado que está construyendo pieza a pieza a su nuevo interlocutor porque la reforma educativa lo dejó destrozado.

Una vez que fracasó el intento de Juan Díaz de construir un cacicazgo propio (una elección y una reelección que abarcaban desde 2013 hasta 2024), las cabezas de los dos grupos institucionales que antes de la reforma educativa eran uno solo (Elba Esther Gordillo y Alfonso Cepeda), le toman la palabra al nuevo gobierno federal y a la Cuarta Transformación para ir a elecciones con voto universal (secreto ya lo es desde 1992). ‘Aunque’ conculca sus derechos Gordillo acepta y le toma la palabra al nuevo gobierno; Cepeda ‘también’ lo hace. Así, no debe tomar mucho tiempo para que por fin haya la foto que tanto deseó Juan Díaz. Quizá no pase de una semana.    

Twitter @WenceslaoXalapa

 

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