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¿En qué magnitud el gobierno de AMLO cambiará el sistema educativo centralizado y corporativo?

Claudia Santizo

Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Cuajimalpa

La selección de la Junta Directiva y del Consejo Técnico del Organismo para la Mejora Continua de la Educación muestra diversos orígenes profesionales que vienen acompañados de una ideología y perspectivas sobre el sector público, mismas que van a definir el perfil de la educación pública.

La pregunta es qué tanto el nuevo gobierno, tanto las autoridades educativas electas y la legislación secundaria que está por diseñarse, podrán tomar distancia del sistema educativo centralizado y corporativo en funcionamiento desde el siglo XX.

El sistema educativo en México es centralizado porque las políticas, programas y lineamientos se establecen por la autoridad, desde arriba, y se aplican en las escuelas sin considerar la voz de directores, docentes, padres de familia y estudiantes. Es corporativo ya que los líderes del magisterio reciben posiciones políticas y recursos a cambio de aceptar las políticas del gobierno. En la administración de EPN el liderazgo sindical recibió cerca de 3 mil millones de pesos para promover la reforma educativa de 2013[1]. Además de lo anterior, el efecto de otro factor en la educación que se imparte aún no se discute lo suficiente, se trata de la perspectiva que privilegia el esfuerzo individual para la docencia en contraposición al trabajo colaborativo.

En la consideración de estos tres factores, centralismo, corporativismo e individualismo docente, es en donde podremos valorar si estamos frente a la creación de un nuevo sistema educativo. En los siguientes cuatro aspectos podrían encontrarse las señales del cambio:

  • Espacios de decisión para directores y docentes. Una perspectiva centralista y jerárquica no considera la posibilidad de otorgar facultades de decisión a directores y docentes, y mucho menos a padres de familia. La visión centralista tiene prejuicios sobre las capacidades, habilidades y experiencia que existen en la base del sistema educativo. Se desestima la experiencia o bien se considera que no es de utilidad. Por ello, la solución centralista es la capacitación y la evaluación de docentes y directivos. Es decir, el diagnóstico centralista es que en las deficiencias de las figuras educativas se encuentra el origen de las fallas en los aprendizajes de los estudiantes. Esta fue la perspectiva dominante en la Reforma de 2013.

El reto de un nuevo sistema educativo alejado del centralismo, vertical y burocrático, es abrir espacios de decisión para directores y docentes en las escuelas. Por ejemplo, se ha propuesto por la nueva administración federal que exista una autoevaluación en las escuelas donde los directores, docentes y padres de familia valoren el desempeño de la escuela, de los docentes y de los alumnos.  Sin embargo, esta autoevaluación puede ser poco efectiva si sus procesos de autoevaluación y sus resultados no son tomados en cuenta por las diversas autoridades de educación, la SEP, los estados, la Junta Directiva y el Consejo Técnico.

  • La gestión horizontal como alternativa de la gestión vertical. Una perspectiva centralista considera que a través de programas, normas y disposiciones se pueden considerar soluciones a problemas presentados en todo tipo de circunstancias. Un error es considerar que los programas y normas permiten a las autoridades estar omnipresentes en cada escuela y en cada aula y ser omniscientes, es decir conocer todo acerca de las necesidades de alumnos, docentes y escuelas.

Los directores y docentes tienen un mejor conocimiento de la situación escolar, familiar y personal de los estudiantes. Un reto para la autoridad educativa, incluyendo la Junta Directiva y el Consejo Técnico, es cómo establecer una comunicación que sea frecuente y efectiva con los directores y docentes para que el sistema educativo se retroalimente de la base de conocimientos que se tiene en las escuelas. Esta retroalimentación de abajo hacia arriba puede ser establecida en la legislación secundaria, donde las normas obliguen a las autoridades educativas a considerar la voz de directores y docentes y, a la vez, promuevan la cooperación de éstos últimos con las diversas autoridades educativas.

  • El aprendizaje, la evaluación y el contexto social de los alumnos. La reforma de 2013 consideró que las fallas en los aprendizajes de los alumnos eran resultado principalmente de las deficiencias de los docentes y directores, pero omitió considerar las condiciones socioeconómicas de los alumnos. Esta omisión implica considerar que ese contexto social y familiar es ajeno al proceso de enseñanza. Sin embargo, son numerosos los estudios que destacan el papel de las familias en el desarrollo de los niños; entre mayores ingresos y mayor escolaridad en la familia es mejor el desempeño y desarrollo de los estudiantes.

El aprendizaje no radica sólo en que un estudiante obtenga un buen resultado en un ciclo escolar y en algunas materias, sino que requiere de un esfuerzo sostenido durante varios años que, en general, no puede recaer en una familia en desventaja social. La desigualdad se retroalimenta así misma.

Para la autoridad educativa es fácil pensar en el problema de la enseñanza que se presenta en cada ciclo escolar. Con ello, se evita el esfuerzo de elaborar programas y asignar recursos que permitan seguir los aprendizajes y el desarrollo de habilidades de los alumnos desde el nivel preescolar, primaria, secundaria y hasta media superior y, en el trayecto, haber compensado algunas de las desventajas del contexto social y familiar de los estudiantes. Un enfoque centralista considera el bajo aprendizaje, o el rezago educativo, como un problema que se origina y resuelve en el aula y aplica una solución ya ensayada y repetida una y otra vez: la capacitación de los docentes. Como si el docente fuera el único responsable del aprendizaje de sis estudiantes independientemente de las condiciones en las que desarrolla su labor.

La evaluación del desempeño de los alumnos necesita complementarse con una evaluación del desempeño del sistema educativo para crear los ambientes que permitan sostener el esfuerzo de los alumnos y familias, sobre todo cuando éstas se encuentran en situación de desventaja. Esta sería una forma de dar significado a la realización de una evaluación, mediante la incorporación de las considiciones en las que la escuela desarrolla sus labores y el contexto social y familiar de los estudiantes.

Los estudiantes necesitan ser evaluados en sus capacidades y habilidades de comunicación oral, escrita y de comprensión pero un aspecto de igual importancia se refiere a conocer  cuáles ambientes escolares permiten sostener el desarrollo de las capacidades que adquieren los niños y jóvenes, y en qué grado están presentes estas condiciones en cada escuela. En otras palabras, una política de evaluación incluye tanto evaluar los aprendizajes de los estudiantes como el desempeño de los docentes, al igual que la capacidad del sistema educativo para crear ambientes que soporten de manera permanente el esfuerzo de alumnos y familias en desventaja social.

  • El servicio de carrera docente. En 2011 la política educativa buscó vincular la retribución salarial del docente con los resultados de los estudiantes en la prueba ENLACE. Este esquema se sustituye en 2013 con la evaluación regular del docente y la retribución económica a los mejores. En ambos casos, el enfoque para retribuir el esfuerzo de la docencia se centra en evaluar y remunerar el esfuerzo individual.

Es indudable que el docente en lo individual está al frente de un grupo de alumnos pero, en primera instancia, los más cercanos para ayudar, apoyar y mejorar la docencia se encuentran en la comunidad de docentes, ya sea de la misma escuela o en otras escuelas cercanas. Poca atención se ha puesto en el trabajo colaborativo para la plaenación y la mejora de la docencia. Este tipo de colaboración aun no ha sido contemplado en México por ninguna reforma educativa, así que aun no se cuenta con programas, recursos, espacios y tiempos en las escuelas.

Es relevante destacar el trabajo colaborativo en la docencia ya que un objetivo de aprendizaje, desde los planes de estudio de 2011, fue que los alumnos desarrollan capacidades de trabajo en equipo. Es al menos inconsistente que se tenga un objetivo de trabajo en equipo para los alumnos pero se desestime el trabajo en equipo de los docentes.

En conclusión, la perspectiva centralista y vertical se expresa en diversas acciones y prácticas de gestión en el sistema de educación pública.

Hay varias interrogantes que surgen en esta nueva etapa de la administración educativa: ¿Cuáles serán las perspectivas de cada una de las autoridades educativas, incluyendo a la  Junta Directiva y el Consejo Técnico, sobre la centralización y sus efectos en el desempeño de la educación pública y el desarrollo de las niñas, niños y jóvenes? Es una pregunta que tiene sentido en la medida que por inercias y esquemas mentales predomine un enfoque centralista y vertical en la administración sectorial que privilegie el individualismo en la docencia, en lugar de la creación de espacios de decisión colectiva de docentes y directivos de una misma escuela, o entre escuelas, como método para establecer un nuevo rumbo de la educación pública del país.

[1] https://www.eluniversal.com.mx/nacion/politica/dan-al-snte-3-mil-130-mdp-para-promover-reforma-educativa

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