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Fracasa programa Escuela Segura

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Uno de los principales programas para combatir la inseguridad y la violencia en planteles educativos, Escuela Segura, fracasó. Creado en el sexenio del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, el programa que arrancó en 2007 contó con recursos específicos por más de mil 85 millones de pesos durante cuatro años (2009-2012).

A pesar de los recursos destinados, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) encontró que la Secretaría de Educación Pública (SEP) no logró justificar metas e indicadores del programa. Tampoco en qué se utilizaron los recursos entregados a los estados, con municipios beneficiados.

Los reportes de la ASF fueron presentados apenas en este año, con relación a la Cuenta Pública 2011. La misma entidad reportó que el programa no contaba con evaluaciones claras en cuanto al impacto que debía tener.

Hoy, a más de un sexenio de su existencia, el gobierno federal busca transformar este programa, pues está comprobado que no ha disminuido en su totalidad la violencia, la inseguridad y el bullying que padecen estudiantes y profesores en escuelas de educación básica. 

Programa que se transforma

En los últimos dos años, el programa de Escuela Segura ha tenido una “transformación paulatina”, debido a que la SEP considera que la incidencia delictiva fuera de los planteles “no es responsabilidad del sistema educativo”.

A los fenómenos de acoso y violencia al interior de las escuelas se agregan fenómenos de la delincuencia externa, de la cual, la secretaría afirma que no puede responsabilizarse al sistema educativo ni pedir que un programa elaborado para operar al interior, como lo es Escuela Segura, impacte en la incidencia de actos externos.

Para aquellos actos de acoso y agresiones que ocurren dentro de las escuelas, la SEP inició la transformación del programa Escuela Segura para construir “ambientes de convivencia pacíficos, incluyentes e inclusivos”, explicó Pedro Velasco Sodi, director general Adjunto de Gestión de la subsecretaría de Educación Básica de la SEP.

Reconoce que de las 39 mil escuelas que se encuentran en los polígonos de mayor incidencia delictiva en el país, alrededor de unas 20 mil podrían enfrentar “condiciones importantes” de inseguridad o violencia al interior o exterior de los planteles.

Después de más de seis años de operación, la SEP realizó una autoevaluación muestral a los planteles que participaron durante más de dos años en el programa y encontró que en la mitad de ellas las condiciones de seguridad interna y externa mejoraron.

Por el contrario, en un tercio de las escuelas la incidencia delictiva se agravó; mientras en el resto no hubo impacto de las acciones emprendidas, puesto que la inseguridad se mantuvo igual. 

País violento 

El subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana de la Secretaría de Gobernación,Roberto Campa Cifrián, comentó que los estudios preliminares que realizó la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), sobre la violencia en las escuelas, encontraron que “tenemos entornos muy violentos en el país”.

De manera preliminar, los resultados refieren que los jóvenes que ejercen la violencia en la escuela “son jóvenes que padecen violencia en su propio entorno”.

Los jóvenes, añadió el funcionario, dicen tener temor porque “no saben quiénes son sus compañeros, no tienen información de quiénes son”.

Sobre la violencia que ocurre al interior de las aulas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) determinó hace un mes que la intimidación, la amenaza y la agresión física “están poniendo en riesgo el ambiente en la escuela”. 

Evaluaciones Externas

Para Pedro Velasco Sodi, director general Adjunto de Gestión de la subsecretaría de Educación Básica de la SEP, el cambio de “foco” en el programa Escuela Segura se debe a que la violencia externa en las escuelas “es un problema que rebasa a la autoridad educativa”.

Las evaluaciones externas realizadas por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo (Coneval) y la Auditoria Superior de la Federación (ASF) señalan que desde su creación —en 2007—, el programa careció de una evaluación de impacto sobe los recursos asignados a más de 660 mil planteles en la mejora de la enseñanza.

“En términos generales, la SEP no cumplió con las disposiciones aplicables al Programa de Escuela Segura, como se precisa en los resultados de este informe —y que se refieren principalmente a la carencia de indicadores para medir la contribución del programa en la consolidación de las escuelas públicas de educación básica como espacios seguros”.

Faltó, se explica, “un correcto diseño del programa y los criterios que se aplicarían para la asignación de los apoyos en las escuelas; información sobre la aplicación de los criterios de distribución de los apoyos financieros a las escuelas públicas beneficiadas del programa, y hubo insuficiente información en los distintos instrumentos de rendición de cuentas para evaluar el cumplimiento del objetivo y las metas del programa”, concluyó la Auditoría en su informe.

En general, la Secretaría de Educación Pública obtuvo un dictamen negativo y 13 recomendaciones al desempeño del programa.

Por ello, Velasco explicó que —en colaboración con una universidad— se realizará un estudio para conocer a detalle los resultados que ha generado el programa en un grupo de escuelas que han participado y compararlas con otras en donde no se ha aplicado la estrategia.

La única encuesta de percepción del programa reveló que en 636 de los planteles de Escuela Segura, que participaron en dos años consecutivos, en 319 se notó una mejora, o sea, 52.2%; en 14.3%, que los problemas se mantienen y en 35.5%, que las condiciones de seguridad aumentaron.

El programa que nació vinculado al programa de Mochila Segura —impulsado en algunos estados— en la administración pasada, se vinculó a la Estrategia Nacional de Seguridad para atender desde la escuela aspectos como las adicciones, la protección civil, mejoramiento de infraestructura y la incidencia delictiva o violencia al interior y exterior de los planteles, pero desde hace más de un año se inició una transformación a la forma de trabajo.

“Construir ambientes de convivencia pacífica, democráticos, incluyentes e inclusivos, que garanticen que se dará el aprendizaje de los estudiantes. Es el papel al interior de la escuela”, asegura Velasco.

Sería ahora la cuarta etapa de Escuela Segura. La primera ocurrida en 2007 cuando arrancó en nueve entidades; en una segunda etapa se atendieron las primarias y secundarias de los 45 municipios que concentraban los mayores índices delictivos; en la tercera etapa se incorporaron acciones preventivas con guías o protocolos incluso para enfrentar balaceras y explosiones.

En esta cuarta fase, el programa tuvo un incremento de 11.7% en el número de planteles atendidos en este año, hasta llegar a 60 mil 65 escuelas ubicadas en los polígonos de mayor inseguridad del país, lo que advierte un cambio en la forma de operar del programa.

Nota completa en El Universal

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