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La educación, retos y oportunidades

Juan Manuel Portal. Auditor Superior de la Federación

El tema de la educación ocupa un lugar relevante en la agenda pública nacional de nuestros días. Existe un consenso entre gobernantes, académicos y ciudadanos respecto a que México no podrá alcanzar un estadio superior de desarrollo si no se mejora sustancialmente el sistema educativo en todos sus niveles, y se aprovechan de mejor forma los recursos destinados a ese rubro.

La educación es una llave hacia el progreso que ofrece una plataforma a la movilidad social y oportunidades de crecimiento; su ausencia limita la incorporación de las personas en el mercado de trabajo, lo que constituye un serio obstáculo para incrementar el nivel de vida de la población en general.

La educación de calidad contribuye a la productividad y el crecimiento económico, que se reflejan en mejores condiciones sociales y en un desarrollo más armónico de las comunidades. Como señaló el escritor Carlos Fuentes “La educación se ha convertido en la base de la productividad. Entramos al siglo XXI con una evidencia: el crecimiento económico depende de la calidad de la información y ésta de la calidad de la educación. El lugar privilegiado de la modernidad económica lo ocupan los creadores y productores de información”.

La educación y la creación de capacidades están encaminadas a formar capital humano que cuente con los conocimientos, destrezas y aptitudes necesarias para ejercer una profesión o disciplina, y que sea capaz de resolver problemas y colaborar en su entorno. Debido a la complejidad del mundo actual, la educación demanda mayores conocimientos y habilidades que en el pasado. Se requiere una enseñanza integral que forme ciudadanos con una visión amplia de su realidad, e incluya una dimensión humanística y el contacto con las grandes manifestaciones de la cultura y el arte…

Existe otro ámbito en el proceso educativo que tiene una influencia definitiva en el comportamiento de las personas: la transmisión de valores, que son guías de conducta deseables, creencias sociales para vivir en plenitud. La escuela se constituye en un espacio donde permea la ética, cristalizada en la enseñanza de normas y comportamientos para una mejor convivencia social. En el nivel superior del sistema educativo, toda profesión cuenta con un cuerpo de valores, una ética propia que define las mejores prácticas en cada disciplina.

Este tema es muy complejo por sus múltiples dimensiones, procesos y por la vasta cantidad de recursos materiales y humanos que se le destinan. Por ello, la constante evaluación del sistema a lo largo y ancho del país se convierte en una premisa fundamental para insertar a la educación como un verdadero motor del desarrollo nacional.

Por ello, la evaluación de este sector ha sido una prioridad en las revisiones practicadas por la Auditoría Superior de la Federación. Con una perspectiva multidimensional y multidisciplinaria, se han practicado auditorías a todo el sistema en nuestro país. Las revisiones efectuadas, con enfoques cualitativos y cuantitativos, nos ofrecen una visión panorámica que permite apreciar las problemáticas desde una perspectiva más amplia.

En el último Informe de la Fiscalización Superior de la Cuenta Pública, se realizaron dos evaluaciones a las políticas públicas gubernamentales sobre educación en México -referidas a los niveles básico y superior-, así como auditorías a diferentes programas de educación. En ellas se presenta un diagnóstico general, en el que se destacan problemáticas y áreas de oportunidad en esta área.

En particular, queda de manifiesto que, para hacer posible una educación de calidad reflejada en mejores niveles de aprendizaje, se deben fortalecer y articular las políticas en materia de infraestructura, equipamiento de planteles, y gestión escolar. Asimismo, es preciso mejorar el sistema de rendición de cuentas, para que la medición de resultados posibilite conocer el grado en que la acción gubernamental resuelve los problemas identificados.

En cuanto a la educación superior, el sistema se ha caracterizado por la complejidad y diversidad de sus componentes. Su problemática es el resultado, en buena medida, de sus dimensiones y heterogeneidad. Algunos de estos problemas se han originado por la dificultad de lograr una coordinación efectiva en la aplicación de las políticas nacionales, estatales e institucionales, y otros, por la discrepancia entre las costumbres, intereses, visiones y reglas que siguen los diferentes actores del sistema.

Es necesario atender la demanda de la educación superior universitaria y tecnológica en la medida en que lo necesite la modernización de la sociedad, asegurando oportunidades de ingreso a los estudiantes que proceden de las regiones y grupos sociales más desfavorecidos y que cuenten con las aptitudes para cursar estudios especializados. Si por una parte se requiere el aumento de los recursos públicos destinados a educación media superior y superior, y la diversificación de las fuentes de financiamiento, también es necesaria una mayor eficiencia y transparencia en el manejo de los recursos…

 

Nota completa en El Universal

 

 

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