La reforma educativa ante su propio espejo (parte 2)

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

Cuando la reforma educativa se mira a sí misma ante el espejo, no se gusta, ¿quién eres tú?, se pregunta, –soy la reforma–. No te creo, no tienes nada de reforma y mucho menos tienes algo de educativa. ¿Quién te dijo que tú eres la reforma educativa?, le preguntó el espejo y ella respondió, el poder, soy producto del poder de ahí vengo y ahí seguiré.

Y la reforma continuó: “Hace algunos años hubo un llamado Pacto por México, se reunieron los representantes de las principales fuerzas políticas de este país y acordaron algo que beneficiaría a todos, es decir a ellos mismos. Entre muchas otras cosas dicho Pacto acordó emprender una gran reforma educativa y aquí me tienes, cansada y deformada pero yo soy la reforma educativa que este país necesita, sino que estos mismos grupos en el poder requerían para seguirse manteniendo frescos y aún más poderosos”.

¿Quién te dijo eso, a quién consultaste, quién está de acuerdo en lo que tú dices?, -volvió a preguntar el espejo-. La reforma educativa enmudeció, ya no tuvo respuestas.

La reforma educativa de cara ante su propio espejo encuentra una imagen deforme, mentirosa, que pretende mostrar a través del engaño, lo que no es, lo que muestra sirve sólo para confundir y distorsionar todo lo que está en juego.
El espejo no miente, la reforma que lo mira sí. Desde el año de 2013 y hasta ahora se ha erigido un discurso y una serie de acciones tendientes a modificar el funcionamiento del sistema educativo nacional, a eso se le ha dado en llamar reforma educativa, en dicho proceso que lleva más de 5 años, la preocupación central ha estado concentrada en adelgazar el sistema educativo atacando a los sujetos que lo operan: los docentes, educadores y educadoras frente a grupo y en apoyo a la educación.

Se ha tornado en un lugar común hablar de la reforma educativa, reconocer que es una iniciativa de interés laboral, administrativo, con trasfondo político, pero el espejo de la reforma muestra las verdaderas intenciones, las perversiones políticas de los grupos que hegemonizan la educación en este país y su desmedido interés por seguir hegemonizando.

El gobierno de López Obrador ha tenido que ceder ante la presión de dichos grupos, la reforma educativa de nuevo regresa al punto cero donde inició en el 2013. El interés educativo del nuevo gobierno, no está en las preocupaciones educativas, sino en la agenda política de los grupos en el poder. Los problemas de rezagos, de baja eficiencia terminal en los diversos niveles desde la educación básica pasando por la media y hasta la superior, los deficientes aprendizajes en matemáticas, ciencias y lenguajes persisten, es decir, los indicadores educativos se mantienen o siguen a la baja mientras que la reforma ni siquiera los contempla como prioridades de atención.

Por último, no es posible sacar adelante la educación en nuestro país sólo a fuerza de retórica, se requieren acciones con claridad en cuanto al diseño de los objetivos y a la ruta de acción a seguir, así como el punto al que se pretende llegar.
La reforma ante su propio espejo nos demuestra que nada de esto existe, ni ahora ni cuando se anunció rimbombantemente esta iniciativa en el mes de febrero o marzo del año 2013. La reforma educativa que este país necesita sigue a la espera…

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. mipreynoso@yahoo.com.mx

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