Las escuelas y la NOM antiestrés

Eduardo Andere M.*

La NOM 035 es una buena intención, aunque mal pensada, sobre todo, para las escuelas. En teoría la NOM incluye a las escuelas porque “aplica en todos los centros de trabajo”. Cierto, muchos de sus objetivos y postulados son positivos. Mucho de lo que ahí se pide o exige es plausible.

Sin embargo, hay un problema o falacia de composición, grave. La NOM 035 está redactada para otro tipo de centro de trabajo, no para las escuelas. Por ejemplo, ¿cuáles son los factores de estrés o riesgo psicosocial en las escuelas para los maestros? 30 niños con cerebros desinhibidos y papás obsesionados. Entonces, ¿cómo pueden los patrones de las escuelas evitar esas fuentes de estrés? Además, las escuelas públicas no tienen patrones, pero tienen a la SEP. ¿Son la SEP y las autoridades educativas locales los patrones de las escuelas? 

El liderazgo y el entorno organizacional favorable no se logran por imposición. Es como si se tratara de ordenar a directivos o empleados: “sean creativos”. El liderazgo, como los ambientes favorables de trabajo son temas intrínsecos, no extrínsecos.

Cierto, muchas empresas y escuelas carecen de liderazgo o culturas sanas de trabajo. ¿Qué requieren? Cambio cultural. ¿Cómo se logra? Con el trabajo interno, constante y formativo de líderes y trabajadores. La NOM 035, publicada hace un año durante la administración del presidente Peña, es en realidad un guion anotado de rasgos de liderazgo y comportamiento organizacional.

La cantidad de acciones que los patrones de empresas y escuelas tienen que llevar a cabo para cumplir la NOM 035 requiere un departamento de recursos humanos, propio de empresas grandes. Pero las escuelas a duras penas se dan abasto para cumplir con la normatividad de la SEP y otras autoridades. La Norma, para el caso de las escuelas y otros tipos de centros de trabajo, parece ser una interpretación burocrática y estandarizada de temas como liderazgo, ambiente organizacional y riesgos psicosociales (estrés).

Ahora, las escuelas, además de llenar los cuestionarios de la SEP y otras autoridades afines, deberán cumplir con una política de prevención de riesgos psicosociales, de prevención de violencia laboral y de promoción del entorno organizacional favorable.

Las escuelas, además de recibir a supervisores escolares e inspectores de prevención y protección civil y Profeco, tendrán que recibir a inspectores de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social que muy probablemente no tengan capacitación pedagógica. Y si los centros de trabajo fallan pueden ser multados, por incidente, con multas (Artículo 994 fracción V de la Ley Federal del Trabajo) que van de 250 a 5000 UMA (Unidad de Medida y Actualización) que de acuerdo con INEGI equivale a $84.49 para el 2019, es decir, de $21,122 a $422,450. Cualquiera de estas cifras llevaría a la quiebra a muchas escuelas y empresas del país. 

Sería oportuno que el Secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma, gestionara una reforma a la NOM 035 ya sea para excluir a las escuelas y universidades de su aplicación o para adecuarla a su realidad sui géneris. Parte de esa adecuación sería involucrar a los supervisores escolares para propiciar ambientes favorables de trabajo y aprendizaje.

El objetivo debería ser reducir burocracia y aumentar liderazgo. Liderazgo y burocracia no son solubles. Además, las excesivas burocracia y normatividad aumentan la probabilidad de corrupción, sobre todo para un país que, según Transparencia Internacional, tiene la tasa de soborno más alta de América Latina.

* El autor es investigador visitante del Colegio de Boston.

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