Las y los maestros y su derecho a aprender (Parte II)

Por David Calderón

 En nuestro país, en los últimos años, se habla mucho de los maestros pero poco con ellos. En Mexicanos Primero hemos tenido oportunidad de intensificar el contacto con ellos, de visitar regularmente sus escuelas, observar sus clases y documentar sus proyectos, desde escuelas urbanas de enorme tradición, prestigio y cómoda infraestructura, en grandes ciudades, así como en situaciones de estrujante carencia en telesecundarias bidocentes, primarias indígenas en el corazón de la selva maya, escuelas multigrado en las polvosas sierras del norte.

maestro_clasesLa formación docente ha estado desenfocada del aprendizaje, pues no sólo los profesores inician su trayectoria de servicio con dificultades en su propio logro de aprendizaje, sino que las opciones que a lo largo de su carrera se les ofrecen se concentran en acumular puntos y cursos. No se traducen en aprendizajes profesionales de aplicación al aula, y por lo tanto quedan desvinculados del aprendizaje de los alumnos, como puede verse en el contraste entre el alto porcentaje de maestros inscritos en el Programa Carrera Magisterial -ocho de cada diez, en su fase final- mientras que menos de la mitad de sus alumnos, al concluir la educación básica, alcanzan el nivel mínimo esperado en matemáticas o comprensión lectora.

No podemos esperar que los maestros, responsables del aprendizaje de otros, a quienes estamos marcando exigencias altas de entrada a la profesión y evaluación constante para determinar su permanencia, salgan adelante con una formación inicial y continua que para el aprendizaje propio les resulta improvisada, discontinua y mediocre.

El llamado que tenemos como madres y padres de familia, ciudadanos y alumnos, es a apoyar a nuestros maestros y a exigir que la autoridad cumpla con una formación docente centrada en el aprendizaje, para hacerla pertinente y profesionalizante; para volverla participativa y retadora; para ajustarla a un contexto diferenciado y con proyecto; y para orientarla a la comunidad.

Las recomendaciones urgentes de política pública que hacemos son:

  1. Aprovechar el reforzamiento –la llamada “regularización”- para que sirva de arranque de nuevas prácticas, desarrollo profesional según las necesidades reales, con una combinación adecuada de tutoría, recursos externos y apoyo del propio colectivo docente.
  2. Consolidación de un área responsable en la SEP y los estados, que articule el esfuerzo de formación con la dedicación, experticia y rendición de cuentas. El reciente cambio en la estructura de la SEP es una señal positiva en ese sentido.
  3. Articulación de las universidades a favor de la formación docente, recapitulando la experiencia real y pertinente de quienes ya se dedican con éxito a la formación de docentes de educación básica.
  4. Asegurar las condiciones adecuadas y la identidad propia de los tutores. Su trabajo de calidad orientando y acompañando a sus compañeros maestros requiere perfil específico, preparación, tiempos adecuados y reconocimiento profesional.
  5. Que el Programa para el Desarrollo Profesional Docente incluya propuestas modulares y con referencia al logro de aprendizaje de los alumnos.
  6. Transparentar los recursos asignados, se requiere un monitoreo exigente en los estados y una rendición de cuentas completa y honesta.

maestrosA los maestros mismos les queremos dejar el mensaje de que se apropien de su proceso formativo. Los maestros responsables se preguntan qué aprendizajes necesitan sus alumnos, para entonces pasar a preguntarse sobre lo que ellas y ellos mismos necesitan aprender. Su trayecto formativo lo definen para la realidad, buscan opciones dentro y fuera del sistema oficial, prueban, experimentan, crean, evalúan y rectifican. Saben que su aprendizaje profesional cobra sentido y trascendencia no sólo por puntos, bonos y grados, sino porque ellos siguen aprendiendo cada vez más y cada vez mejor cómo promover el aprendizaje de sus alumnos.

La profesión docente es el origen de las demás profesiones. Lo fue en la historia, pues se llamó “profesor” al maestro porque profesaba principios. También es el origen de las demás profesiones en el sentido de que los maestros son los agentes sociales designados para promover el aprendizaje de la generación joven, y todos los que pudimos perseguir una opción profesional sabemos que mucho empezó en la constancia, en la paciencia y en la exigencia de nuestros maestros de educación básica.

 

 

Director General de Mexicanos Primero

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