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Seis caras de La Escuela es Nuestra

En la mañanera del miércoles 5, el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma, rindió un informe sobre el programa La Escuela es Nuestra; delineó lo hecho en la primera fase y apuntó lo que se espera de la siguiente: atenderá a 77 mil 56 planteles de los municipios más pobres del país. La distribución de recursos será para escuelas de hasta 50 alumnos, 150 mil pesos, de 51 a 150 alumnos, 200 mil pesos y de 151 alumnos en adelante, 500 mil pesos. Los fondos se entregarán al Comité Escolar de Administración Participativa, integrado por el director, maestros, padres de familia y estudiantes arriba del 4º año de primaria. Entre ellos eligen presidente, secretario, tesorera y vocales, entre éstos a un estudiante.

En una charla entre colegas, escuché críticas y elogios al programa. Anoté seis puntos, como en un dado, cada uno en una cara, pero todos juntos.

1. El presidente López Obrador confía en el pueblo bueno, recela de los intermediarios. Entrega recursos a la gente común porque la comunidad de cada escuela sabe cuáles son sus necesidades. Insistió que la tesorería de los CEAP siempre recaiga en mujeres, porque ellas son más honestas.

2. Implica la intervención de padres de familia en las decisiones que afectan a sus hijos. Habla de democracia participativa. Anima a la gente a deliberar sobre sus apuros y soluciones. Es democracia participativa.

3. La confianza en la gente y la participación democrática garantizan que las obras de reparación o mantenimiento se realicen y que, además, resulten más económicas; los recursos llegan sin burocracia.

4. Pero al parecer no hay manuales de operación ni de rendición de cuentas; la transparencia está en veremos. No que se desconfíe de la tesorera, es que se deben llevar cuentas y saber en qué y cómo se gasta.

5. Tampoco se sabe si se respetarán las normas de construcción. Si son problemas menores (vidrios, sanitarios, bebederos o resanar paredes) no habrá broncas mayores. Pero ¿qué si se trata de cimientos, paredes completas, drenajes o cableado eléctrico? Para esos menesteres el pueblo sabio requiere el consejo de expertos. No está previsto.

6. Concedido. El programa atiende privaciones de la población, aborda rezagos y hasta abandono. Hoy se culpa al neoliberalismo de esos yerros. La Cuarta Transformación es la solución; “al final del sexenio todos lucirá muy bien”, es el mensaje. Sin embargo, si no hay beneficios seguros, ¿de quién será la omisión?

Al secretario Moctezuma le gustan voces derivadas del verbo garantizar. El boletín 38 de la SEP, informa que el gobierno federal garantizó 50% de los fondos que se destinarán para el programa de equipamiento y mejoramiento estructural. Los estados apoquinarán el otro 50 por ciento. Aquí está el quid. Hay gobiernos locales que no les alcanza para la nómina de maestros y burocracia del sector. Y, si hay pifias, el gobierno central los culpará.

RETAZOS

Del diccionario. Apoquinar: pagar una cantidad de dinero de mala gana.

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