Hoy mi aula está vacía

No hubo agradecimientos al iniciar el día, no hay nadie que entre y pregunte con un grito – ¿Cómo amanecieron? Y que comience a repartir abrazos, no hay quien escuche las historias del gato que rasguño a uno, de el rico lonche que lleva otro, de esa tarea que si fue hecha pero que se quedo sobre la mesa, de lo felices que se sienten por alguna experiencia que hayan vivido o que estén ansiosos por vivir.

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