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Interés y aprendizaje

Una de mis historias favoritas es la infancia y juventud de Johann Sebastian Bach, el célebre compositor considerado por muchos el mejor de la historia. A los 10 años, Johann quedó huérfano de padre y madre y fue adoptado por uno de sus hermanos mayores, Christoph. Por generaciones, la música había sido parte integral de la vida de los Bach, y el hogar de Christoph no era la excepción. Johann se deleitaba en las obras de los grandes maestros que su hermano mayor interpretaba al clavecín. El puberto ansiaba interpretar y estudiar las partituras de estas obras, pero su hermano mayor las resguardaba bajo llave en un armario. Esto no detuvo a Johann, quien finalmente logró robar una copia de estas llaves. Como no podía acceder al tesoro durante el día, se despertaba por las noches para transcribir estas partituras a mano y entender los misterios de las grandes obras que le fascinaban. 

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El gozo de sacar el clutch con suavidad

Si aprendiste a manejar siendo adulto, quizás aún recuerdes la incomodidad de tus primeros intentos. Tres meses después del inicio del confinamiento, mi hermano y yo decidimos aprender a manejar. Como no tenemos ningún familiar con paciencia de santo ni somos tan aventureros para “aprender haciendo”, decidimos tomar lecciones formales con una maestra. Durante dos semanas, recorrimos lentamente las calles de la periferia de nuestra ciudad, con la maestra al lado derecho del carro-escuela, pronta para corregir cualquier error nuestro que comprometiera la seguridad.

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Lo que nos hace humanos y lo que significa para el aprendizaje

Un chimpancé está frente a dos tazones volcados boca abajo y sabe que, en uno y sólo uno de ellos, está escondida una fruta. Tú, un humano, sabes cuál tazón es y lo señalas con tu dedo índice. El chimpancé nota que estás señalando, y su mirada se posa sobre el tazón en cuestión, pero no se dirige hacia él. En cambio, tan pronto haces el gesto de correr hacia el tazón, el chimpancé sabe que es el que esconde la fruta y se esfuerza por ganártela. Michael Tomasello ha diseñado éste y muchos otros ingeniosos experimentos para investigar los alcances y los límites de la cooperación en homínidos. Según su interpretación de este experimento, lo que el chimpancé no entiende cuando señalas el tazón es tu intención de ayudarle a obtener la fruta. “No se les ocurre que el humano esté tratando de brindarles información útil—puesto que los simios se comunican siempre en imperativos—y, por eso, se quedan perplejos cuando señalas hacia uno de los tazones”. 1, p. 52

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“El maestro siempre escoge el repertorio” o cómo aprovechar los intereses de los estudiantes

Cuando conseguí mi primer empleo, una de la primeras inversiones que hice fue tomar clases de piano. Tenía al menos diez años que quería aprender el instrumento, pero no había tenido los recursos para hacerlo. Mi maestra era una chica muy talentosa, que había estudiado con grandes maestros y daba clases desde los quince años. Su enfoque –y lo que más me costó al inicio– era lograr una sensación de relajación en todo el cuerpo, desde los dedos de las manos hasta los dedos de los pies. Me tardé meses en sentir y soltar la tensión que cargaba sin notarla y que me impedía generar un tono bello. Si ella no me hubiera ayudado a hacer consciente esa tensión, yo jamás la habría notado.

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