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Tuirán, creador de soluciones a favor del derecho a la educación

Por Sonia del Valle
“¿Oiga a ver cuénteme, y usted qué opina sobre lo que está pasando?”, con esta frase casi siempre comenzaban nuestras conversaciones. Era su manera de iniciar no solo una conversación, sino el estudio sobre los hechos que le importaban, y lo que siempre agradecí es que considerara que como periodista yo podría aportarle algo a su vasto conocimiento. Porque lo cierto es que un científico social como él doctor Rodolfo Tuirán no necesitaba que nadie le aclarara nada. Era un hombre como pocos de lúcido y talentoso. Ávido lector. Actualizado. Investigador nato, productor de conocimiento científico como pocos y además de todo, era un amigo.
II
Estoy cada vez más convencida que el periodismo es socialmente útil si es capaz de comprender y difundir los saberes y conocimientos que producen las y los investigadores. Por eso recuerdo que al doctor Tuirán lo conocí primero de oídas. Sara Lovera, entonces mi jefa en CIMAC (Comunicación e Información de la Mujer AC) y la Doble Jornada del periódico La Jornada, contaba cómo que publicó uno de los primeros reportajes sobre la esterilización forzada de mujeres en los hospitales públicos gracias al doctor Tuirán, entonces investigador del Colegio de México y miembro de la Sociedad Mexicana de Demografía. Ese trabajo conjunto, y claro, muchos años después y múltiples acciones de las organizaciones feministas que trabajan en el tema de salud sexual y reproductiva, llevó a reglamentar el consentimiento informado para que ninguna mujer pueda ser esterilizada sin su consentimiento.
III
Por supuesto que, como la mayoría de las personas, cuando escuché por primera vez hablar sobre la importancia de la población y su estudio, pues me quedé mirando el firmamento. No comprendía ni para qué se estudiaba, ni para qué se juntaban los países para hablar del tema y menos tan lejos como en El Cairo. Fue gracias al doctor Tuirán que asistí a uno de los talleres para periodistas sobre población y desarrollo donde comprendí la importancia de las políticas de población que por supuesto atraviesan la vida y los cuerpos de las mujeres. Fue uno de los primeros proyectos de formación de periodistas entre CIMAC y el CONAPO donde Sara Lovera facilitaba los talleres sobre el tema que incluía los derechos sexuales y reproductivos, el consentimiento informado, la adopción de políticas públicas para que en los hospitales se hicieran campañas de prevención de embarazos no deseados, pero también se respetara el derecho a decidir de las mujeres sobre su propio cuerpo.
IV
Después de eso, al doctor Tuirán lo reencontré en la Secretaría de Educación Pública. Del Consejo Nacional de Población (Conapo) pasó a la Secretaría de Desarrollo Social y con la llegada de Felipe Calderón a la presidencia de la República y el nombramiento de Josefina Vázquez Mota en la SEP, Tuirán ocupó la subsecretaría de Educación Superior. Fueron años intensos para la SEP y sus funcionarios por la firma de la Alianza por la Calidad de la Educación con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) liderado por Elba Esther Gordillo, quien tenía no solo poder sino derecho de picaporte en la Presidencia, lo que dificultaba el trabajo al interior de la dependencia y de los funcionarios, porque cualquier cosa que no le gustara a la maestra Gordillo, se quejaba con el presidente Calderón.
V
Recuerdo al doctor Tuirán, antes de la firma de la Alianza, vivir días y meses intensos, de negociaciones constantes y cuasi secretas, porque el SNTE siempre acusaba a los funcionarios de la SEP de ser “filtradores profesionales”. Negociaban por tanto bajo sospecha, y además tenían que tratar con la arrogancia Elba Esther Gordillo quien gritaba a los cuatro vientos que ella era presidenta del SNTE y por tanto debía tratar solo con el presidente porque estaban al mismo nivel, y por eso mandaba a su secretario general, Rafael Ochoa a tratar con los funcionarios con voz, pero sin voto. Tuirán encabezaba junto con el doctor Jorge Santibáñez las negociaciones en torno a la Alianza, sobre todo, el tema del ingreso a las plazas docentes porque entonces la mitad de las plazas estaban en manos del SNTE como indica la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado y la otra mitad eran de la SEP.
VI
Después de la firma de la Alianza vinieron las negociaciones más complejas porque había que operar los exámenes de ingreso al servicio docente y las plazas se tenía que negociar con cada líder sindical para ponerlas en las convocatorias. Finalmente salió la primera convocatoria. Habría examen público y nacional para que los maestros pudieran ingresar a las plazas. El examen se realizó de acuerdo con lo programado, pero cuando salieron los resultados, ardió troya. Recuerdo que eran pasadas las 8 de la noche cuando liberaron en la SEP los resultados. Como siempre los de la SEP entre más complejo, pero técnicamente adecuado, publicaran las cosas, pues mejor. Así que los resultados salieron en listas enormes y en papel, por tanto, eran necesario contar las columnas para saber cuántos habían pasado, y sacar el dato para difundirlo.
VII
Llegué a la oficina del doctor Tuirán buscando que me prestaran una regla para facilitar el trabajo de contar. Y no solo me prestó la regla, también un escritorio donde poder hacer el trabajo y en 20 minutos, tenía el dato, 7 de cada 10 maestros no habían alcanzado el 70 por ciento de aciertos requeridos para ingresar a la lista de prelación y ser considerados para obtener una plaza. Doña Elba Esther ardió en llamas y se propuso descarrilar el pacto que ella misma había firmado.
VIII
Tuirán fue un funcionario con maestría política y negociador. Un funcionario con entereza y conocimiento de los que hay pocos. Aún así, imagino que no fue tarea sencilla negociar con una mujer furiosa, inconforme, soberbia y dispuesta a imponer su voluntad sin hacer concesiones a favor del sistema educativo, como lo es Elba Esther Gordillo. La Alianza siguió, pero Gordillo pidió la cabeza de Josefina Vázquez Mota al presidente y Calderón se la entregó. En su lugar el presidente puso a un hombre dispuesto, desde el primer minuto, a congraciarse políticamente con la líder magisterial, Alonso Lujambio. En medio de ese maremagnum político, Tuirán permaneció vigente. Era un hombre que confiaba en el conocimiento como el arma más poderosa para convencer. No en balde, es uno de los pocos investigadores que tiene más de 200 títulos publicados, que cuenta con 7 Doctorados Honoris Causa. Estuvo al frente de la SEP durante los muchos meses que el secretario Lujambio se ausentó por motivos de salud y a la cual no regresó. Fue nombrado encargado del despacho y no titular de la dependencia porque nació en Diriamba Nicaragua el 12 de julio de 1955.
IX
Al cambio del sexenio, Tuirán permaneció en la SEP, pero ahora como subsecretario de Educación Media Superior y poco antes de concluir el sexenio regresó a reordenar la Subsecretaria de Educación Superior, que prácticamente fue un desastre de ineficacia durante el sexenio peñista, refugio para políticos priistas desempleados. Tuirán no era militante de ningún partido político, fue un funcionario que se dedicó a crear soluciones para garantizar el derecho a la educación de las personas. El primero fue la creación de la Universidad Abierta y Distancia de México durante su paso por la subsecretaria de Educación Superior, y la Prepa en Línea, durante su paso por la subsecretaría de Educación Media Superior.
X
En mi caso, agradezco haber tenido la fortuna de encontrarme con un funcionario como Tuirán. Él creó las opciones para que muchos periodistas pudiéramos obtener el título de licenciatura, lo que, en particular, me dio la oportunidad de seguir estudiando una maestría. Recuerdo que, durante el sexenio de Vicente Fox, se creó el Acuerdo 286 para facilitar a las personas obtener tanto el certificado de estudios de bachillerato como diversos títulos de licenciatura al demostrar los conocimientos adquiridos en la práctica. Sin embargo, en ese sexenio no se pudo concretar la opción de titulación para los periodistas, así que cuando llegó a la SEP le expliqué el antecedente y prometió revisar el caso. Por meses, cada vez que lo veía le recordaba. “Oiga doctor y ¿el 286 para periodistas, para cuándo?”, y él siempre contestaba, ya mero. Se lo habré recordado muchas veces. Quizá cientos, incluso lo tomaba a broma, casi convencida de que no se concretaría, y le lanzaba la pregunta cuando lo veía, ¿Y nuestro 286? Él a veces, solo se reía, otras, pasaba rápido y lanzaba un saludo; y otras veces, decía “No quita usted el dedo del renglón” y se iba. Finalmente, un viernes que yo descansaba. Me habló por teléfono y me dijo: ¿qué no va a venir? Voy a presentar el 286 y ¿usted está descansando? Llegué a SEP y presentó el Acuerdo 286 para periodistas y comunicadores. No sé a cuántos benefició, pero muchos pudimos seguir estudiando gracias al doctor Tuirán.
Este año conversamos largo en el restaurant Puerto Madero, él había retomado sus labores como investigador. Se le veía relajado y como siempre nuestra plática comenzó como todas: “Oiga, a ver cuénteme, y usted qué opina sobre lo que está pasando”
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