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UABC Gobierno Abierto: Una propuesta para construir comunidad

Nota: Dentro del Proceso de Designación de Rector(a) de la UABC para el Periodo 2019-2023, los candidatos a rector(a) comparecen ante el Pleno de la Junta de Gobierno a exponer de una manera suscinta sus propuestas de trabajo y, así mismo, para responder a las preguntas que los miembros de dicho órgano de gobierno les pudieran plantear. El miércoles 12 de diciembre tuvimos la entrevista a la que nos referimos y en ella leimos el texto que reproducimos a continuación (el video de la comparecencia está disponible en el portal UABC Gobierno Abierto).

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Jesús Francisco Galaz Fontes

Desde hace tres lustros nos hemos acostumbrado a ver a la UABC a través del cristal de las políticas públicas y tableros de indicadores; es tiempo de observar lo que no estamos viendo. En este sentido nuestra propuesta pretende, esencialmente, cambiar la dinámica interna de la institución para fortalecer sus capacidades y con ello enfrentar exitosamente los retos de un entorno cambiante. Más que mejorar, eliminar o desarrollar acciones particulares, necesitamos atender y mejorar la columna vertebral del funcionamiento universitario –información, comunicación, participación, cultura del mérito, colegialidad y libertad académica-, sin la cual la universidad corre el grave riesgo de extraviarse.

Para clarificar esta otra mirada hablaremos sobre el contexto de la UABC y tocaremos el estado que guarda la universidad. Luego de ello expondremos el núcleo de nuestra propuesta y las líneas de trabajo mínimas a considerar. Terminaremos con una reflexión sobre nuestra propuesta y el proceso de elección de rector(a).

El Contexto de la UABC

El contexto en el que se desenvuelve la UABC es amplio, complejo y dinámico. Existen tendencias mundiales que es indispensable considerar: globalización equitativa, uso de la tecnología, respeto por el medio ambiente, promoción de los derechos humanos, perspectiva de género, y una ampliación de los sistemas democráticos de convivencia. Se dice fácil, pero sobre los hechos la universidad tiene un largo trecho por recorrer para armonizar su realidad operativa y cotidiana con dichas tendencias.

A nivel nacional las IES públicas se enfrentan a retos ya conocidos: ampliar su matrícula, mejorar su calidad y ser más pertinentes. Lo novedoso es la preocupación por el estudiantado de niveles socioeconómicos desfavorecidos y el énfasis en un desarrollo local más equitativo y justo. Por ello estas instituciones deberán renovar y fortalecer su personal, reconceptualizar la evaluación académica, reconstruir sus gobiernos,  conformar un verdadero sistema de educación superior y, finalmente, construir nuevos esquemas de financiamiento y gasto que posibiliten un desarrollo sostenible de la ESP.

En el caso de la UABC observamos que, en un contexto de finanzas saludables, atiende a muchos más estudiantes que al inicio de este siglo y que el perfil disciplinario de su personal académico ha mejorado. Es notorio también que ha obtenido un número importante de distinciones que le permiten presentarse como una institución de calidad nacional e internacional. No obstante, se han acumulado una serie de tensiones que amenazan con descarrilar el desarrollo de nuestra universidad. Destaco cinco.

(1) El logro de los indicadores a cualquier precio ha relegado a un segundo plano la esencia académica y universitaria de lo evaluado, confundiendo con ello la substancia que otorga el trabajo con la imagen que los reconocimientos conceden;

(2) Los ingresos financieros asociados al logro de indicadores han incentivado a las autoridades institucionales a no incorporar la participación significativa del personal académico y del estudiantado en los procesos pertinentes;

(3) Existe un desequilibro de poder entre las autoridades unipersonales, las autoridades colegiadas y la comunidad universitaria. Al privilegiar el orden y el control a costa de la colegialidad, el gobierno universitario se ha descompuesto, mermando su legitimidad, la vitalidad del personal académico y la formación ciudadana de los estudiantes.

(4) La pérdida de los espacios colegiados y la inexistencia de una defensoría y tribunal de los derechos universitarios, así como el fortalecimiento de grupos de interés, obstruye la visibilidad y la solución de problemas que deterioran seriamente el ambiente laboral.

(5) Las condiciones de trabajo no están propiciando el sentido de comunidad necesario para que la universidad pueda atraer, retener y fomentar el desarrollo de un personal competente, comprometido y entusiasta.

La UABC en su Encrucijada

Las anteriores situaciones son críticas porque, de no atenderse, cualquier iniciativa que se persiga no hará sino generar una mayor tensión interna que afectará negativamente las perspectivas de desarrollo institucional. Obviamente, la UABC no puede detener las actividades que ya realiza ni sustraerse a implementar nuevas acciones, pero lo que sí puede y debe hacer, es asumir una perspectiva que solvente la problemática planteada,  estando consciente que el trabajo colegiado requiere tiempo, una fuerte disposición al diálogo y la voluntad de compartir la toma de decisiones.

Las políticas públicas que vienen estarán fuertemente matizadas por la expectativa de que la ESP contribuya de una manera decidida a construir un país más equitativo y justo. En este sentido la UABC deberá reinventarse para participar en un esfuerzo nacional en el que la calidad y la excelencia adquirirán connotaciones más cercanas al desarrollo local y a los sectores sociales más desfavorecidos. La universidad, si realmente aspira a coadyuvar a un desarrollo sostenible de su entorno y de sí misma, deberá reformar su dinámica interna de trabajo para que ella sea, al mismo tiempo que exigente en cuanto a calidad, cada vez más participativa y colegiada.

Nuestro Planteamiento

El núcleo de nuestra propuesta está conformado por tres objetivos que, más que relacionarse con acciones específicas, se refieren a la forma en que conviene trabajar las acciones que se decida emprender.

(1) Fortalecer y construir un andamiaje organizacional, normativo y cultural que promueva la participación de los diferentes actores institucionales en el gobierno universitario. Partiendo de la estructura vigente se promoverá, entre las autoridades colegiadas, la mayor representatividad posible, el trabajo colegiado, la transparencia, rendición de cuentas y la comunicación con la comunidad. Una vida colegiada renovada facilitará la identificación puntual de los retos a enfrentar y, con la participación de los múltiples talentos que conviven en la universidad, la construcción de soluciones innovadoras y legítimas.

(2) Fortalecer un ambiente de trabajo en el que la información, la transparencia, la cultura del mérito, la colegialidad, la rendición de cuentas, la libertad académica, así como los derechos universitarios y humanos – sin olvidar la perspectiva de género-, constituyan una realidad cotidiana. Las autoridades unipersonales se ajustarán a parámetros de desempeño consistentes con dicha visión y, en esa dirección, el Tribunal Universitario atenderá los derechos no solamente de estudiantes, sino también de académicos y trabajadores. Un ambiente laboral y de estudio con las características señaladas será un catalizador del entusiasmo y trabajo de todos los universitarios.

(3) Reconstruir un sistema de planeación, seguimiento, evaluación y mejora del trabajo académico e institucional, sencillo y funcional. Buscando que las acciones evaluativas sean parte inherente de las iniciativas en desarrollo, se promoverán acciones sostenibles de investigación institucional, así como la consideración de la dimensión social propia de toda evaluación en la que intervienen los seres humanos.

Estos tres objetivos centrales –colegialidad, clima laboral y evaluación-, constituyen el eje de nuestra propuesta porque al trabajar alrededor de ellos la universidad se habilitará para enfrentar cualquier otro reto que se le presente.

Algunas Líneas de Trabajo

Aunque los objetivos centrales de nuestra propuesta están más relacionados con los procesos que deben seguirse para enfrentar retos particulares, podemos señalar las siguientes ocho líneas de trabajo:

(1) Clarificar los roles que el personal académico puede asumir, para evitar que la dispersión de las tareas que se realizan constituya un obstáculo para el buen desempeño de las mismas.

(2) Impulsar que todo el personal de la UABC lleve a cabo sus actividades bajo condiciones de trabajo claras, equitativas, amables, justas y realistas que le permitan cumplir con sus tareas con un alto nivel de calidad y de manera sostenible.

(3) Desarrollar un sistema integral de apoyos para estudiantes que permitan atender a un mayor número de ellos y propicie su éxito independientemente de su condición socio-económica.

(4) Promover una mayor oferta de estudios de posgrado y el mejoramiento de las condiciones para realizar investigación más pertinente al desarrollo local, tanto en lo económico como en lo social.

(5) Reformular los planes de estudio a partir de una evaluación rigurosa de los mismos y de los ambientes de aprendizaje en los que funcionan, teniendo presente las nuevas formas de trabajo, las demandas sociales y la formación integral del estudiante.

(6) Coadyuvar en la conformación de un sistema de educación superior en el Estado que permita enfrentar de una manera coordinada retos como los de la cobertura y la articulación con los niveles educativos previos.

(7) Evaluar la estructura organizacional con la que viene trabajando la UABC desde principios de siglo, así como el desempeño de la administración central. También es pertinente considerar una descentralización efectiva de las unidades regionales.

(8) Fortalecer las finanzas institucionales mediante una racionalización del gasto y un aumento de los ingresos propios. Se fomentará el emprendedurismo mediante un cinturón de unidades de servicio funcionando bajo una lógica de auto-sostenibilidad.

Epílogo

A 15 años de la implementación de una serie de medidas que aceleraron la adopción prácticamente irrestricta de las políticas federales correspondientes, el personal y el estudiantado siguen siendo, esencialmente, objetos y observadores de los cambios realizados. No se ha construido ciudadanía ni un sistema de pesos y contrapesos en la toma de decisiones, y ello hace vulnerable a nuestra universidad.

Al tiempo que se ha mantenido el rumbo y el espíritu de control planteado en esos años, la UABC ha obtenido una serie de distinciones que permiten que su cuerpo directivo la presente como una universidad de vanguardia. La realidad institucional, sin embargo, es más compleja, y la forma en que se han alcanzado tales distinciones ha afectado negativamente la vida colegiada, el gobierno universitario, las condiciones de trabajo y la vitalidad de nuestra comunidad.

En estos momentos consideramos que nuestra institución necesita reconfigurar su gobierno en uno que involucre a todos los actores universitarios en la identificación del rumbo a seguir y, así mismo, en las decisiones necesarias para caminar en la dirección seleccionada. La UABC no es ajena a los grandes retos y no hay razón alguna para temer que la participación organizada y responsable de su comunidad no le permita estar a la altura de las circunstancias.

La idea de la “universidad” es una de las utopías formuladas que más beneficios ha traído consigo, y por ello merece que sigamos trabajando con ese horizonte como referente. Lamentablemente, en el caso de la UABC esta utopía corre un serio peligro de perderse en los laberintos de la eficiencia, la simulación, el autoritarismo, la protección de intereses de grupo y el mercado.

Para una comunidad universitaria madura toda elección de rector constituye un evento celebratorio que presenta la oportunidad de reflexionar sobre su pasado, el estado en el que se encuentra la institución y sus perspectivas de desarrollo. Por ello me siento entusiasmado ante la posibilidad de coordinar los esfuerzos de una comunidad con un enorme talento y potencialidad. Esta comunidad no necesita que se le controle, sino que se trabaje con ella en un ambiente laboral en el que la información, comunicación, transparencia, cultura del mérito, rendición de cuentas, participación, colegialidad y libertad académica, sean enérgica y sistemáticamente promovidas y defendidas por un gobierno universitario abierto consciente de su compromiso con el desarrollo justo y equitativo de Baja California y México.

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