Abelardo-Carro-Nava

¡Y la lucha sigue! Normal de Cañada Honda

En días pasados, el Gobierno del Estado de Aguascalientes y el Instituto de Educación de esa misma entidad, dieron a conocer la convocatoria para el ingreso a las escuelas normales: Benemérita y Centenaria Normal de Aguascalientes, Centro Regional de Educación Normal de Aguascalientes, Escuela Normal de Rincón de Romos “Dr. Rafael Francisco Aguilar”, Escuela Normal Rural “Justo Sierra Méndez”, y Escuela Normal Superior Federal de Aguascalientes “Profr. José Santos Valdés”. Un proceso de “selección” de aspirantes a cursar algunas de las licenciaturas que ofrecen dichas escuela y que, de buenas a primeras, se antoja normal dado que esto ocurre en los distintos estados de mi querido país.

No obstante lo anterior, a partir de su publicación, de manera particular, las estudiantes de la Escuela Normal Rural “Justo Sierra”, emprendieron una serie de manifestaciones para expresar su desacuerdo con la emisión de dicha convocatoria. ¿El o los motivos? La reducción de la matrícula; el establecimiento del promedio mínimo de 8 para obtener una ficha y, por obvias razones, su aceptación en dicha escuela; el cambio de modalidad (mixta) dado que, como se sabe, esta institución es única y exclusivamente para mujeres.

Así las cosas, y después de algunas movilizaciones por parte de las estudiantes de la normal referida, algunas autoridades educativas fijaron un posicionamiento en torno a dicho movimiento; entre otras cosas, afirmaron que la emisión de esa convocatoria tiene como propósito: brindar una educación de calidad a los egresados del nivel medio superior de enseñanza, ofrecer licenciaturas bilingües para que la entidad se acerque a los nuevos requerimientos que plantea el modelo educativo, y atender de mejor forma la infraestructura y equipamiento de las escuelas formadoras de docentes.

Y es precisamente este posicionamiento el que me hizo reflexionar al respecto y, como parece obvio, escribir algunas líneas porque la autoridad educativa se equivoca. Y se equivoca por una sencilla razón, el Sistema Educativo Mexicano (SEM) está pasando por el peor momento de su historia dado que los gobiernos estatales – y el federal –, no han formulado las políticas educativas que propicien que la educación, nuestra educación, salga del atolladero en el que se encuentra.

Se dijo, y así lo ha afirmado el Secretario de Educación, Aurelio Nuño, que la reforma educativa curaría todos los males, y no es cierto. Como sabemos, dicha reforma solo golpeado brutalmente a los maestros de México, sin que su “famoso” modelo educativo, haya hecho mella en ellos. Me explico.

Reducir la matrícula de las escuelas normales, en absoluto asegura que contaremos con suficiencia de maestros en el SEM. Habría que revisar cuántas escuelas multigrado y unitarias existen en mi querido país, para darse cuenta que hacen falta docentes, y docentes que hayan sido preparados profesionalmente en estas instituciones que por años, han formado buenos maestros. De manera concreta, lo que “no hay” es presupuesto. ¿Y cómo podría haberlo si los políticos y los partidos políticos, absorben buena parte de ese recurso que bien podría destinarse al magisterio y, por ende, al SEM?

Se equivocan las autoridades de esa entidad de mi querida República Mexicana, en el establecimiento de un promedio, porque mientras en otros estados éste no es fundamental para el ingreso a las normales, en Aguascalientes, pretenden hacer creer que mediante un número (obtenido durante el bachillerato) se asegurará de que en esas escuelas se formen a los mejores maestros. Es sabido, que para el ejercicio docente, además de los procesos cognitivos/cognoscitivos que debe desarrollar el alumno, también es fundamental la puesta en marcha de otras habilidades que no necesariamente se miden a través de un examen de conocimientos.

En mi experiencia como docente en las escuelas normales, he comprobado que el futuro maestro, además de enriquecer sus conocimientos dentro de ésta, también, desarrolla esas habilidades que son necesarias para su práctica profesional. ¿Acaso no han entendido esas “flamantes” autoridades que un examen no determina el desempeño de un maestro? Ciertamente el examen es parte de un proceso evaluativo pero éste no es el único ni determinante como lo he dicho y como es sabido.

Por lo que respecta al cambio de modalidad (mixta) que se pretende lograr, tengo mis serias dudas si tal cambio propiciará que las y los estudiantes se formen bajo procesos de enseñanza y aprendizaje que son necesarios para su futura labor. Me suena más bien, a una simple artimaña política que pretende, como sucedió con la normal del Mexe, en Hidalgo, desaparecer la escuela normal rural referida, más por un asunto presupuestal que por mera disposición educativa.

Ahora bien, por lo que se refiere a los asuntos de infraestructura y equipamiento; que me disculpen nuevamente pero estas autoridades se equivocan. Una de las obligaciones que tiene el gobierno y toda autoridad educativa, es la de atender las múltiples necesidades y demandas que tienen las escuelas. Ahí se tiene el PACTEN (Programa de Fortalecimiento a la Educación Normal) y el pomposo programa denominado “Escuelas Al Cien” para que, a través de éste o éstos, se puedan subsanar los requerimientos institucionales y de la comunidad normalista.

Ciertamente, el normalismo mexicano es un medio complejo y lleno de contrariedades; sin embargo, lo sé y me consta, que en muchas de las más de 200 normales públicas existentes en mi México querido, se viene trabajando arduamente para beneficio de los alumnos y de sus maestros.

Sí, tengo claro que en el medio existe de todo, directivos, docentes y alumnos faltos de compromisos hacia su función y/o labor; no obstante, las demandas que el mundo y la sociedad actual reclama, son atendidas en los centros escolares una vez que los egresados forman parte de ese intricado SEM al que certeramente comparó Carlos Ornelas con un gran elefante reumático.

Ojalá y la autoridad educativa entienda y atienda esta problemática. Argumentos le falta para sustentar sus dichos y acciones. Buena parte de los mexicanos no queremos otro trágico suceso como el de “Ayotzinapa” en Guerrero.

Como usted sabrá mi estimado lector, he sido, soy y seré un defensor del normalismo mexicano, porque considero que éste ha sido, es y será, piedra angular de la educación de México. Y, como lo he dicho y afirmado, si el SEM está mal, no ha sido por las escuelas normales y los maestros, sino por los miopes gobiernos que han llevado al traste la educación que se brinda en un país tan vapuleado como el nuestro.

Tiempo al tiempo, pero por lo pronto, Cañada Honda vive, y el normalismo vive con ustedes.

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