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  • Plazas docentes y méritos

    Plazas docentes y méritos

    El secretario Reyes Heroles elaboró una narrativa cuidadosa. No habló de las plazas ni de los problemas de las escuelas; se enfocó en la elevación del estatus del magisterio, que la ciudadanía no considerará de segunda clase a la carrera normalista. Argumentó que los maestros deberían tener los mismos méritos que los de otras profesiones.

    Jesús Carlos Ornelas Navarro
    Jesús Carlos Ornelas Navarro

    Pedro Hernández, dirigente de la Sección 9 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, manifestó que su organización mantiene una demanda histórica: “… que los egresados de las Escuelas Normales sean contratados automáticamente al concluir sus estudios”. En una entrevista con Sabina Berman (Profelandia, 30/11/2025), Hernández apuntó que su organización insiste en que el Estado asegure el empleo de los maestros.

    En los años en los que nació la Coordinadora, ésa no era una demanda central; era parte de la tradición que se inauguró en la segunda etapa de expansión de la educación primaria, en los años de la unidad nacional, en la primera ronda de Jaime Torres Bodet como secretario de Educación Pública. No había suficientes maestros titulados para atender las demandas crecientes y, aunque no se hizo norma que los egresados de las Normales tuvieran la plaza en automático, la práctica —aunque ilegítima— se institucionalizó.

    Las cosas marcharon bien hasta que los líderes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación se hicieron del control de las Normales y colonizaron el gobierno de la educación básica. No se terminó con el ingreso en automático, aunque sí se trastocaron los criterios para asignar el lugar del primer puesto de trabajo y de los cambios de adscripción. Con todo y que el gobierno tuvo dificultades, el comienzo del fin de la obtención de la plaza con sólo terminar los estudios comenzó cuando las políticas de control natal (iniciadas en los años 70) despuntaron. La expansión de la matrícula continuó (más en secundaria), aunque a ritmos menores y ya no hubo suficientes nuevas plazas para todos los egresados.

    La crisis de los años 80 contribuyó a que disminuyera el presupuesto para educación, moderó la expansión y restringió las inscripciones en las Escuelas Normales. Pero fue insuficiente. El secretario de Educación Pública en el gobierno de José López Portillo, Jesús Reyes Heroles, ideó una política que, al mismo tiempo que dio un respiro al sistema educativo, hizo menos atractiva (al menos al comienzo) la carrera docente. Hasta 1984, estudiar la Normal implicaba cuatro años después de secundaria. A partir de aquel año, la SEP instituyó (no sin conflicto con los líderes del SNTE) que los estudios para ser maestro serían equivalentes a una licenciatura universitaria. Incluyeron tres años de bachillerato y cuatro de profesional.

    El secretario Reyes Heroles elaboró una narrativa cuidadosa. No habló de las plazas ni de los problemas de las escuelas; se enfocó en la elevación del estatus del magisterio para que la ciudadanía no considerará de segunda clase la carrera normalista. Argumentó que los maestros deberían tener los mismos méritos que los de otras profesiones. Reyes Heroles no opuso el discurso meritocrático al del régimen de la Revolución Mexicana. Por el contrario, lo armonizó con palabras e ideas queridas por los docentes; destacó la frase: “superación profesional del magisterio”.

    Elevar a nivel de licenciatura los estudios de las Escuelas Normales no terminó con la entrega automática de plazas, pero sí pospuso —y por bastantes años— la presión sobre el sistema. A comienzos del siglo XXI ya no había tantas plazas de nueva creación y las vacantes por jubilación eran insuficientes para tantos egresados. Emergió el alegato del mérito. En 2008, en el gobierno de Felipe Calderón, mediante la Alianza por la Calidad de la Educación que signó con Elba Esther Gordillo, el gobierno comenzó con los concursos de ingreso y las primeras evaluaciones.

    El discurso meritocrático caló hondo en el gobierno de Enrique Peña Nieto con la creación del Servicio Profesional Docente y el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. Al comienzo doblegó a la facción de Gordillo, pero no pudo con la CNTE. Tampoco el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien les aseguró que los egresados de las normales en sus territorios obtendrían su plaza al graduarse. No cumplió. Pero dio alas al león que hoy ruge. Pedro Hernández declaró: “Que el gobierno acepte que entonces formó a sus maestros y tiene que contratarlos”. Si no, le faltó decir, nos veremos en el Mundial de Futbol.

  • Tres advertencias aciagas

    Tres advertencias aciagas

    Carlos Ornelas
    Carlos Ornelas

    La educación nacional está bajo el fuego cruzado de los pobres aprendizajes, daños emocionales causados por la violencia y las contiendas de las facciones del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Lo que Gilberto Guevara Niebla denominó “la catástrofe silenciosa” a comienzos de la década de 1990 es un siniestro palpable en los gobiernos (¿o pisos?) de la Cuatroté. Atención, aunque tuvo momentos de avance sustantivo e instituciones de vanguardia, no argumento que la educación mexicana haya sido de excelencia en el pasado. Siempre ha tenido problemas de calidad en los aprendizajes y conflictos políticos. Hoy son más graves. Tres notas periodísticas de la semana pasada dan cuenta de ello.

    Primera, desempeño. No obstante que. Académicos de izquierda critican el concepto de desempeño escolar como lo usan los organismos intergubernamentales; en términos llanos, implica saber si el alumnado aprende lo que se supone que debe asimilar. Todo es importante, pero es fundamental adquirir las capacidades básicas para convivir en armonía con los semejantes y la naturaleza, actuar como ciudadano responsable y ser un ser productivo al máximo de su capacidad. El dominio del lenguaje (lectoescritura), las matemáticas, la posesión de habilidades de convivencia (hoy denominadas socioemocionales) son la esencia de la cordura individual y colectiva.

    La última evaluación diagnóstica de aprendizajes que confeccionó la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (que el gobierno ya finiquitó y esfumó 22 años de datos) proporciona un panorama deplorable. A pesar del ocultamiento, María Cabadas de El Universal (17 de octubre) tuvo acceso al informe que muestra que, en México, ocho de cada 10 estudiantes que cursaron tercero de secundaria no mostraron aprendizajes aprobatorios, “mientras que en los campos formativos Saberes y pensamiento científico, en el que se integran Matemáticas y Ética, naturaleza y sociedades, nueve de cada 10 alumnos presentaron deficiencias”. Peor aún, “En la prueba diagnóstica de todos los grados evaluados de educación básica en los cuatro campos formativos, no hubo una sola ocasión en la que un gran porcentaje de estudiantes tuviera resultados aprobatorios”. Los alumnos de tercero de secundaria evaluados cursaron tres años de primaria y los tres de secundaria en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

    Segunda. El periódico Crítica, de Hermosillo, Sonora, informó el 14 de octubre que grupos criminales colocaron grandes mantas en las paredes de escuelas de aquella ciudad. Ante eso, el titular de la Secretaría de Educación y Cultura, Froylán Gámez Gamboa, informó que se actuó de inmediato conforme a los protocolos establecidos, avisando a la autoridad ante el hallazgo de las mantas con mensajes amenazantes, los cuales “No son dirigidas a maestras o maestros, ni alumnas ni alumnos, ni a nadie en específico dentro de nuestro personal educativo”. Además, aseguró que las escuelas continúan siendo entornos seguros y que no existe ningún riesgo derivado de la colocación de dichos mensajes”.

    De acuerdo, no hubo disparos ni actos de violencia física, pero esos carteles asustaron a madres de familia y docentes y causaron estrés entre el alumnado. Hay daño emocional, aunque el gobierno trate de minimizar el hecho.

    Tercera. De nuevo, el zorro y el león. Las tropas de los líderes del SNTE están en la brega interminable. La gente que comanda Alfonso Cepeda Salas, con actitud zorruna, dispara discursos de apoyo a la Cuatroté y más aún a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, pero no afloja en su demanda de colonizar o, mejor aún, desaparecer a la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación. La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación volvió a las andadas, cerró carretas y agredió a los infantes con paros y protestas agresivas. Quiere lo mismo que la otra facción y exige que la presidenta la reciba para que resuelva sus exigencias. La principal es abrogar por completo la reforma de Enrique Peña Nieto. Si no le resuelve, amenaza con boicotear el Mundial de futbol.

    Con esas advertencias, lo más probable es que la educación nacional agrave su deterioro.

  • Rodrigo Moya, la pobreza no es vergüenza

    Rodrigo Moya, la pobreza no es vergüenza

    Luis Hernández Navarro
    Luis Hernández Navarro

    El maestro Rubelio Fernández Dorado es uno de los pocos vasos comunicantes vivos entre el movimiento magisterial de 1956-60 y los afanes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). En su biografía se suman más de 67 años de batallas por otro mundo. Con los recuerdos de la epopeya gremial de fines del medio siglo pasado grabados a flor de piel, cuenta lo que vivió aquellos meses como si hubiera sucedido ayer.

    Durante años, mezclando mi experiencia en las luchas de los profes, lecturas de libros y folletos, las charlas con Rubelio, pero, también, con los profesores Jesús Ortega Macías y Othón Salazar y un poco de imaginación, me figuré las gestas del Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM) a finales de los años 50.

    Pero, esas evocaciones soñadas, se des­moronaron como terrón de azúcar en una taza de café, al llegar a mis manos las fotografías sobre el othonismo de Rodrigo Moya, fotógrafo de acción y simpatizante de las causas sociales. Fue un relámpago. Esas imágenes poderosas y vívidas se mezclaron con los relatos de Rubelio o de Jesús, hasta convertirse en una misma historia. Donde había pinceladas o sombras, aparecieron nítidamente rostros, paisajes, campos de batalla, marchas y mantas. Recupero tres fotos de aquellos años, sorprendentemente actuales.

    En 1956, en las orillas de la metrópoli, en una escuela de lo que hoy es Nezahualcóyotl, Moya retrató una humilde aula con paredes de ladrillo sin revestir, con alumnos con el cabello muy corto, de entre ocho y nueve años de edad, que escuchan atentos a su maestra, sentados en pupitres de madera. En el pizarrón, con tiza, la docente escribió con perfecta caligrafía las enseñanzas del día: “Los niños deben de ser amables. La pobreza no es vergüenza. La niña se llama Rosa”. La bautizó como La lección. Se publicó casi 10 años después, el 14 de julio de 1965, en Sucesos para Todos. De realidades como esa surgió el MRM.

    Aunque no era muy alto de estatura, en la instantánea publicada en la revista Impacto en 1958, el maestro Othón parece un gigante. Demostró serlo. Impecablemente vestido de traje y corbata, con 34 años de edad a cuestas, trepado en los hombros de sus compañeros de lucha, seguro de sí mismo, se levanta por encima de la multitud y parece mirar hacia un porvenir lleno de triunfos. La mirada y el oficio de Moya atrapan la enormidad de la talla moral y política del dirigente magisterial comunista, quien, en 2008, murió entre su gente, en una sencilla cama de bambú y petates, y fue enterrado con un ataúd envuelto en bandera roja con la hoz y el martillo.

    La tercera foto es en realidad un collage armado con varias instantáneas en torno al eje de la represión, en las que se muestran las “razones” de los toletes de un gobierno convencido de que la letra sólo con sangre entra. Poniendo el cuerpo por delante, sin recurrir al telefoto, Moya documentó, entre gases lacrimógenos, macanas y piedras, la acción de policías y golpeadores contra los mentores. Realmente se la jugaba al hacer su chamba.

    Generoso y solidario, donó muchas de esas imágenes a los normalistas rebeldes de la revista Arriba, escrita y coordinada por el poeta y periodista Alberto Domingo. “Mi orgullo –escribió en El telescopio interior– era ver las páginas del reportajillo central ocupado por mis fotos, casi en miniatura. El crédito por mi trabajo era la única y gran retribución”. Otras más se difundieron años después en Sucesos para Todos como parte del reportaje “La violencia en México”, firmado por Pico Palino, el sobrenombre que usaba con su amigo y camarada Froylán Manjarrez.

    Su empatía con la causa docente, le permitió a Moya tomar fotos que ningún otro reportero gráfico de la época captó. Así, estuvo en la guardia permanente en el edificio de la SEP, que los insurrectos instalaron entre el 30 de abril y el 5 de junio de 1958. Fue el único fotógrafo al que dejaron entrar.

    Su complicidad con los profes venía de atrás. Desde 1956 comenzó a documentar sus afanes y resistencias, gracias a su amigo y cómplice Alberto Domingo, y a la esposa de éste, maestra disidente. Tenía el pulso de los acontecimientos. Cuando, a pesar de que su principal dirigente estaba preso, los profesores de primaria de la Ciudad de México arrancaron el reconocimiento de su conquista gremial, Rodrigo publicó un excelso reportaje gráfico con el título de: “Othón Salazar triunfa, desde su celda, en la sección novena del ­magisterio”.

    Cuando la censura gubernamental sobre la cobertura informativa de la insurgencia sindical cerró los espacios en la prensa escrita, entregó algunos materiales a la revista, obsequió otros a los trabajadores de la educación rebeldes y guardó varios en un archivo personal, que años después comenzó a ordenar junto a su esposa Susan Flaherty.

    Varias de esas fotos sobre el consciente proletariado magisterial de aquellos años, muchas inéditas, alojadas en su “laberinto con pozos y pasadizos” de Cuernavaca, aparecieron en tinta y papel en un especial de este diario, publicado el 15 de mayo de 2008, Día del Maestro, acompañadas de su ensayo “El poder la de la fotografía contra el olvido” (https://shorturl.at/vdXez).

    “Hoy –escribió allí con enorme generosidad–, 50 años después, mi homenaje personal a aquellos luchadores ya desaparecidos o acallados es entregar a La Jornada aquellas imágenes que en su tiempo no tuvieron cabida porque no agradaban a la Santísima Trinidad (el señor Presidente, el Ejército y a la Virgencita de Guadalupe).

    Los profes insumisos, esos que Rodrigo retrató desde 1956, hoy encarnados en la CNTE, esos que cada día enseñan a los niños en precarias escuelas de periferias y zonas rurales que “la pobreza no es vergüenza”, mientras combaten por un país más justo, tienen un deber con el reportero gráfico que capturó su esencia, retrató su digna rabia e hizo de la fotografía una herramienta de la memoria.

  • Analfabetismo y vergüenza a la baja

    Analfabetismo y vergüenza a la baja

    Pedro Flores-Crespo
    Pedro Flores-Crespo

    A mi abuela, que aprendió a leer sola.

    Hace poco, Mario Delgado, secretario de Educación Pública, declaró que en este año, nuestro país podría “levantar la bandera blanca para declarar a México territorio libre de analfabetismo”. Esto significa que registraríamos un índice de analfabetismo por debajo de 4 por ciento (Comunicado SEP 235).

    Ser abanderado es un objeto del deseo de cualquier gobierno. En noviembre de 2018, por ejemplo, el entonces director del Instituto Nacional para la Educación de Adultos (INEA) dijo que estábamos a “punto de bajar” a una tasa de cuatro por ciento. Ya rondábamos, según él, 4.07% (La Jornada, 11/11/18 nota de Laura Poy).

    A siete años de distancia, el analfabetismo no disminuyó por debajo de ese parámetro ni tampoco llegó la banderita blanca, aunque los políticos la siguen buscando afanosamente.

    Un día antes de las declaraciones del titular de la SEP, el diario Crónica publicó una nota donde la UNESCO se “deslindaba” de cualquier reconocimiento a nuestro país en materia de alfabetización. Este periódico realizó, antes del deslinde, un reportaje donde muestra cómo el gobierno actual pudo haber alterado las bases de datos para hacer constar que estaba alfabetizando a personas cuando en realidad éstos no sabían leer ni escribir.

    Aparte de ello, el reportaje también “ventiló” el despido de personal del INEA a consecuencia de la restricción de recursos los cuales, dicen, fueron utilizados para cumplir los acuerdos con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) (24/07/25 nota de Daniel Blancas). Alguien tuvo entonces que pagar para comprar “paz” y estos fueron los más pobres, los analfabetas.

    Como sabemos, el analfabetismo es aquella condición donde las personas no pueden leer ni escribir y esta falta de libertad les impide desenvolverse y actuar de distinta manera en el complejo mundo que habitan. Pobreza y analfabetismo están fuertemente relacionados. Chiapas, Guerrero y Oaxaca, los estados más pobres de la República, también registran las tasas más altas de analfabetismo (11.5, 10.6 y 10 por ciento, respectivamente). El indicador a nivel nacional es de 4.1% (INEA).

    El analfabetismo, junto con el número de personas que no han terminado su educación obligatoria, constituyen lo que en la jerga educativa se conoce como “rezago”, el cual actualmente es de más de 27 millones. De éstos, cuatro millones de personas son analfabetas, siete no han concluido la primaria y 15,854,155 la secundaria.

    Es preocupante que aunque el rezago educativo disminuyó de 2019 a 2024 a nivel nacional, no así el número de jóvenes de 12 a 14 años que no completaron la secundaria. En este rubro, el rezago aumentó. ¿Qué bandera izaría la SEP ante este fracaso? Roja, al menos.

    Un gobierno responsable, dejaría de estar pensando en el relumbrón de ser abanderado y en cambio, debía estar enfocado a comprender las causas del rezago educativo para poderlo combatir eficazmente. Diversas investigaciones han mostrado que en ocasiones la reducción del analfabetismo ocurre en mayor grado por causas no atribuibles a la política educativa, sino a factores naturales como la muerte.

    Mayor atención ciudadana, programas eficientes y mayor presupuesto son necesarios. En el sexenio pasado, el gasto público en educación de adultos se redujo continuamente sin quejas ni movilizaciones. Sigue habiendo millones de personas que no saben leer ni escribir y que tampoco poseen la libertad de protestar y de luchar por sus derechos. Paulo Freire sigue sin poder ser reinventado en México aunque mucho se hable de él.

  • Defender al magisterio

    Defender al magisterio

    Por:
    Jaime Navarro Saras

    Un tiempo fue casi un deporte atacar y hablar mal de los maestros, principalmente durante el sexenio de Enrique Peña Nieto y con Aurelio Nuño Meyer como secretario de Educación. La campaña la inició el presentador Carlos Loret de Mola a través del documental De Panzazo, financiado, entre otros personajes, por Claudio X González y su brazo operador Mexicanos Primero.

    Casi al unísono y por todos los canales de comunicación oficialistas y financiados por el gobierno federal, aparecían a diario notas y acusaciones en contra de los maestros y sin derecho de réplica; son ejemplares los encabezados en noticieros y artículos de opinión donde acusaban al magisterio de Oaxaca de terrorista e hicieron hasta lo imposible por denostarlos y señalarlos como malos mexicanos. El propósito era muy claro: herir de muerte a la escuela pública y recortar lo más que se pudiera la nómina magisterial y el presupuesto a la educación impartida por el Estado.

    Fueron seis años de terror para los maestros. Durante ese tiempo, muchos docentes fueron cesados por no acatar las políticas de la reforma educativa y por estar en contra de los procesos del INEE (Instituto Nacional de Evaluación Educativa). Con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a Palacio Nacional, la presión y el señalamiento al magisterio bajaron de intensidad, no así las demandas eternas en materia salarial y los temas de capacitación, actualización y profesionalización de la labor docente.

    Sabemos que hay un sindicato oficial (el SNTE) que, más que defender al magisterio, lo suyo ha sido acomodarse con cuanto gobierno llegue a gobernar; para ellos no es ningún problema haberse vestido de tricolor hasta el año 2000, después cambiar la vestidura al color azul durante dos sexenios, posteriormente volverse a poner los colores del PRI seis años más y, desde 2018 a la fecha, de guinda con Morena, que hasta una senaduría le otorgaron a su secretario general. En cambio, la CNTE, que ha defendido la bandera de la izquierda y se supone que Morena surgió de allí, muy al principio de la llegada al gobierno se le respetó gracias a que hicieron trabajo y apoyaron ampliamente durante el proceso electoral al presidente López Obrador. Incluso algunos miembros de la Coordinadora ocuparon espacios en el gobierno y en algunos congresos locales como Oaxaca, Michoacán, Guerrero y la Ciudad de México. La misma Leticia Ramírez Amaya, quien ocupó la Secretaría de Educación entre 2022 y 2024, perteneció a la CNTE hasta 1992.

    En todo lo que va de 2025 y justo después de que el gobierno federal intentó reformar el ISSSTE, la CNTE salió a las calles para protestar. Lo suyo tenía que ver con la exigencia de derogar la Ley de 2007, y donde Claudia Sheinbaum se comprometió en campaña a eliminar dicha Ley; sin embargo, la presidenta señaló que eso no es posible porque no hay recursos para ello y para lo único que ha alcanzado es para congelar la edad de jubilación, pero no más. Fue tal el embate de la CNTE, que la propia presidenta los ha hecho a un lado y el SNTE ha retomado protagonismo.

    El clímax de este desencuentro fue días antes del 15 de mayo (Día del Maestro) y después del anuncio del famoso 9% de incremento salarial, que a la fecha aún no se ha aclarado cuánto de ese 9% va al salario (concepto 07) y cuánto a prestaciones, aunque no pasará del 4% (igual que la UNAM y el IPN). El esquema seguido por el gobierno federal ha sido el mismo que siguieron los gobiernos neoliberales: minimizar a más no poder las disidencias. Con el tiempo nos hemos dado cuenta de que al gobierno federal (sea el color que sea) no le gustan las protestas y mucho menos los cuestionamientos de sus políticas, lo mismo la reforma educativa de hace 12 años que la Nueva Escuela Mexicana y la USICAMM.

    Al magisterio no le quedan muchas opciones; ni los discursos tibios ni las promesas del gobierno federal lo satisfacen, mucho menos las prácticas del SNTE y el eco que hace de las políticas oficialistas. Lo que sí le queda claro es que las protestas de la CNTE han logrado más cosas con un 7% de representación que lo que ha logrado el SNTE con el 93% de trabajadores de la educación en el país. Sin embargo, los maestros inconformes solo miran en televisión y por las redes sociales la lucha de los maestros disidentes con la impotencia de no participar por sentirse temerosos de que se les señale y pierdan lo poco que tienen.

    Lamentablemente, los maestros, por su origen y por la forma de cómo se les ha educado en las escuelas Normales, viven en el conformismo y la gran mayoría, sobre todo en estados como Jalisco, considera que la protesta es mal vista y son los mismos maestros los encargados de minimizar cualquier brote de inconformidad, porque eso sí, esas actitudes magisteriales cobran tarde que temprano algún favor gracias a la quietud y ausencia de sentido crítico del magisterio. No por algo Jalisco está muy bien representado a nivel nacional en el CEN del SNTE.

    Caso curioso, y es de señalar, el día de ayer la representante de Mexicanos Primero en Jalisco, en su comentario editorial en Radio Metrópoli, se le vio defendiendo a los maestros, casi en el mismo tono que lo hizo Claudio X González cuando hace unas semanas se les reprimió a miembros de la CNTE. Dijera el viejo maestro rural: “¿Cómo cambian los tiempos?”

  • El rumbo de la educación

    El rumbo de la educación

    Jesús Carlos Ornelas Navarro
    Jesús Carlos Ornelas Navarro

    El anglicismo gobernanza (traducción literal de governance) se puso de moda con el ascenso de la nueva gerencia pública. Le pedí a una plataforma de inteligencia artificial que me apoyara con la definición: “es un término que se refiere a los procesos, sistemas, estructuras y relaciones mediante los cuales una organización, institución o sociedad es dirigida, controlada y rinde cuentas.

    No se limita solo al gobierno; se aplica en contextos empresariales, institucionales, tecnológicos y sociales”. Implica: un marco de reglas, prácticas y procesos para asegurar que una entidad (el sistema educativo, por ejemplo) funcione de manera eficiente, transparente, responsable, participativa y legítima. Parte de la premisa, derivada, de que, para cumplir con sus fines, el gobierno debe abrirse a instituciones sociales y ciudadanos.

    Un documento de la Secretaría de Educación Pública acerca de la Nueva Escuela Mexicana estipula que “La gobernanza se concibe como la participación de la sociedad y sus agentes en la toma de decisiones del Sistema Educativo Nacional”. Pero de inmediato señala: sin perder de vista el papel y el rol (¿Cuál es la diferencia en esos conceptos?) de cada uno de ellos. O sea, maestros, alumnos, padres de familia y organizaciones de la sociedad civil solo pueden opinar. Pero no tomar decisiones. Estas son monopolio del funcionariado y de los líderes sindicales, aunque eso deja a la legitimidad a un lado.

    No obstante, varias organizaciones sociales, como Educación con Rumbo, insisten en participar. No para tomar decisiones, pero sí para informar y opinar, además de cubrir fallas de la SEP. Instituyó un observatorio con la expectativa de alumbrar el conocimiento sobre los hechos en la educación nacional: “En Educación con Rumbo hemos impulsado un observatorio de la educación que permita incidir en las otras áreas de nuestra labor cotidiana. A partir de 2025 hemos reforzado esta tarea por la omisión del gobierno de generar datos certeros y de calidad, desarrollando un sistema integral de información en materia educativa que permita el análisis e interpretación de datos como herramienta estratégica para orientar políticas públicas, acciones legales, formación y capacitaciones destinadas a mejorar la calidad y equidad de la educación básica en México”.

    En un comunicado que puso en circulación la semana pasada, evidenció, siempre con datos oficiales, una de las grandes desgracias de la educación nacional: el incremento del abandono escolar. Si bien al comienzo del sexenio anterior la pandemia fue una causa del abandono escolar, después de 2022 no se justifica. Educación con Rumbo ofrece cifras globales y las desglosa por estados, niveles y modalidades. El dato dramático: “El total de alumnos que abandonaron las aulas en el ciclo escolar 2024-2025 fue de 864,308, de los cuales 63,463 corresponden a primaria, 161,283 a secundaria y 639,562 a media superior. De ese tamaño es el drama.

    Más aún, desglosa por estados: En Chiapas, el abandono en secundaria alcanza el 11.2 % y en media superior el 23.6 %, con más de 19 000 estudiantes perdidos solo en ese nivel. En Michoacán, el abandono en secundaria es del 14.6 % y en media superior del 34.9 %, con una pérdida de más de 25 000 alumnos. En Guerrero, el abandono en media superior es del 27.9 % y en secundaria del 10.0 %. En Zacatecas, el abandono en secundaria llega al 10.4 % y en media superior al 31.4 %.

    Esos datos muestran la gran inequidad: los estados pobres pierden más alumnos que otros de mayor desarrollo. El estudio también pone en claro que los programas de becas son insuficientes para mantener a los niños en la escuela. Además, los estados mencionados, son territorio de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.

    Educación con Rumbo no participa en las decisiones, pero hace labor de difusión e informa a la sociedad de fallas. También de avances, que en esta pieza no alcancé a reseñar.

    En suma, la gobernanza de la Nueva Escuela Mexicana deja mucho que desear en términos de eficiencia y responsabilidad. Quizá va por el rumbo erróneo. Sin embargo, extraña que no haya protesta social.

    Retazos

    Vacaciones: mañana se verá la fuerza de la CNTE.

  • CNTE-SNTE: con los guantes puestos

    CNTE-SNTE: con los guantes puestos

    Carlos Ornelas
    Carlos Ornelas

    La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación nació con los guantes puestos. Es una organización que, como los fajadores del ring, no da tregua, pelea hasta el final. Ningún gobierno, ni los líderes de la facción contraria del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación la han puesto en la lona. Sí, sufrió descalabros mayores durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, pero se recuperó con creces y trae el ánimo en alto. Mañana se reunirá con los jefes de la Secretaría de Educación Pública y con funcionarios de la Secretaría de Gobernación para ratificar sus logros y exigir, de nuevo, que se abrogue la reforma neoliberal de Andrés Manuel López Obrador.

    No alcanzarán ese propósito, pero los líderes de la CNTE van precedidos de acuerdos favorables. La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ya ordenó que se les restituyan los descuentos que, con base en el reglamento, autoridades de varias entidades les hicieron por los días que no trabajaron en mayo. También para ratificar pactos sobre plazas para los egresados de sus normales y basificación de cientos de interinos. Los militantes de la CNTE se comportan como paladines de la impunidad. Con todo y que la Autoridad Educativa de la Ciudad de México ya había acordado restituir los descuentos a los huelguistas y la cita con el secretario Mario Delgado ya estaba en la agenda, el viernes pasado, cientos de ellos vandalizaron las oficinas de la Coordinación Sectorial de Educación Preescolar y agredieron a los trabajadores. El mismo líder de la sección IX, Pedro Hernández, encabezó la embestida.

    Los empleados de la SEP, víctimas de la violencia, divulgaron un comunicado donde exigen que las autoridades castiguen a los “presuntos” maestros. Los destinatarios del comunicado tal vez ni siquiera lo leyeron, dudo que les hagan caso. No hay castigo, al contrario, las autoridades revalidaron que se les restituirán alrededor de 10 millones de pesos en salarios no devengados. Una invitación para que la CNTE repita una y cien veces más sus actos.

    Eso ya no es novedad. Es una historia sabida. Lo que sí es un acontecimiento raro es que Alfonso Cepeda Salas se haya puesto los guantes. El comunicado del SNTE del 5 de julio, exhibe a un zorro con lienzo de tigre. Cepeda Salas declaró: “El SNTE es un sindicato auténticamente democrático, solamente dos secciones sindicales no han aceptado el voto universal: la Sección 22 de Oaxaca y la Sección 18 de Michoacán, que se ostentan históricamente como los grandes demócratas de este sindicato ¡qué contradicción!”. Señaló sin ambages que la postura de la CNTE es contraria a la democracia y a la escuela: “Los verdaderos maestros, maestras, trabajadores de la educación que están aquí hoy, como en todo el país, construyen la Patria, no destruyen instituciones”.

    Su pieza, bien construida y leída ante cientos de educadores de la sección 45, de Guanajuato, también puede leerse como una llamada de atención al gobierno. Aquí estamos nosotros, los aliados, lo que sostenemos al sistema educativo y no se nos da el reconocimiento debido. También se envolvió en una bandera de rectitud y democracia: “Reiteró que, en su carácter de representante legal y legítimo del magisterio nacional, el SNTE aprecia la pluralidad, respeta las diferencias y privilegia el diálogo como ruta para alcanzar acuerdos que permitan mejores salarios, mejores condiciones laborales y un sistema de pensiones y jubilaciones justo”.

    No hay protestas, aunque sí denuncias de que la legalidad y legitimidad de Cepeda Salas deja mucho que desear. Como escribí hace unas semanas, mis colegas de Educación Futura apuntaron que viola el artículo 41 de los estatutos del SNTE, pues ocupa un puesto de elección popular y en febrero del 2024 completó el periodo para el que fue electo. O sea, el mismo pecadillo del que acusa a las secciones de Oaxaca y Michoacán.

    Es abominable que las facciones rivales del SNTE hagan del sistema educativo mexicano un cuadrilátero. Y el gobierno no la hace ni de árbitro.

    Retazos

    Otro prieto en el arroz. Docentes de Veracruz acusan a los líderes de la sección 32 de presionar a las autoridades para favorecer a familiares y amigos.

  • CNTE: Maestros bajo control. Lectura necesaria

    CNTE: Maestros bajo control. Lectura necesaria

    Cenobio Popoca Ochoa
    Cenobio Popoca Ochoa

    Durante casi una década, Alberto Sánchez Cervantes -educador y periodista- recuperó testimonios y relatos de actores diversos –maestros, líderes sindicales, autoridades–, consultó documentos solicitados por medio de la Plataforma Nacional de Transparencia a instancias gubernamentales y a organismos defensores de derechos humanos, revisó pronunciamientos, declaraciones, comunicados y documentos sindicales, analizó estudios académicos e información periodística publicada. El resultado de esa tarea es el reportaje periodístico Maestros bajo control. Clientelismo político en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Se trata de un análisis profundo de las prácticas sindicales, con sus “paradojas y contradicciones”, que se han arraigado en esa organización sindical del magisterio surgida en 1979.

    Prácticas sindicales paradójicas y contradictorias porque si bien la CNTE surgió con el fin de enfrentar el control, la persecución política, la represión y el clientelismo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), con el devenir del tiempo ha repetido tales prácticas, como se documenta en la abundante información del reportaje, particularmente en entidades donde la CNTE es el poder sindical hegemónico: Chiapas, Michoacán y Oaxaca.

    Decir que la CNTE mantiene control sobre sus agremiados, o que existe clientelismo político, parecería un despropósito, no obstante, después de leer la diversidad, cantidad y temporalidad de testimonios y fuentes recuperadas, sistematizadas y analizadas, el lector no puede quedar indiferente y dejar de plantearse interrogantes: ¿cómo fue posible que la CNTE transitara a reproducir prácticas contra las que luchó en sus inicios?, ¿por qué tantas historias que han afectado la dignidad de los docentes pareciera que han pasado desapercibidas o indiferentes?, ¿por qué docentes de las entidades donde se documentaron estas prácticas (Chiapas, Oaxaca, Michoacán) han permanecido callados y en algunos casos cómplices y ejecutores?, ¿qué futuro o escenarios para la CNTE podrían construirse?, ¿habrá disposición de “bases” y dirigentes para revisar y superar lo aquí documentado?

    De las múltiples situaciones que se analizan en el reportaje podríamos adelantar algunas de ellas.

    1. Que a maestras y maestros se les exija como requisito presentar la constancia de participación sindical, con el porcentaje o puntos obtenidos, para ejercer el derecho, por ejemplo, de cambiar de adscripción (escuela, zona), ¿no es una manera de condicionarlos y controlarlos?, ¿no se afecta a quienes por decisión propia se abstienen de participar en las movilizaciones sindicales?

    2. Ser expulsado de un centro de trabajo por diferir sindicalmente, o no ser recibido en una escuela a la que ha sido adscrito, ser amenazado e incluso ser encarcelado por no participar en paros y movilizaciones, ¿no son formas de intimidación?, ¿no se afectan los derechos y dignidad de maestras y maestros?

    3. Que las autoridades educativas –supervisores, jefes de sector, incluso responsables de educación en la entidad– sean “propuestas” o “designadas” por la base, comúnmente llamada “asamblea”, ¿responde a la necesaria separación de funciones entre funcionarios y sindicalistas? Con la colonización de los sistemas educativos por parte del sindicato, ¿se asegura la imparcialidad en el trato a maestras y maestros y en la toma de decisiones institucionales apegadas a las disposiciones legales y normativas?

    4. Que dirigentes sindicales, ya sea a nivel estatal o a nivel de zona (comités delegacionales), actúen en ocasiones por encima de la autoridad educativa para ejercer su poder, ¿es una aspiración válida del sindicalismo democrático?

    5. La participación de líderes y exlíderes de la CNTE en diversos cargos de elección popular, como se documenta en el reportaje, ¿no es una inconsistencia respecto a la crítica hecha en el pasado a los integrantes del SNTE vinculados con el poder político mediante la aceptación de candidaturas a cargos de elección popular?

    Sin duda, las organizaciones sindicales están para luchar por los derechos laborales de sus agremiados (en este caso de los docentes) y por mejores condiciones que favorezcan el servicio educativo. Pero nos preguntamos si prácticas como las documentadas en el reportaje de Sánchez Cervantes deben caracterizar la vida sindical. Creemos que la lucha debe ser en un marco de respeto a la dignidad humana, a la libertad y a los derechos de las personas, incluso de aquellas que se atreven a disentir de la mayoría.

    Quizá para los docentes o personas afines a la CNTE les sean ajenas o inverosímiles las historias e información de este reportaje. Lo cierto es que seguramente las habían escuchado, incluso de manera directa. Un testimonio resume la justificación de estas prácticas; “cuando la base, la mayoría lo aprueba, los demás lo acatamos”. ¿No es hora de revisar el sentido, pertinencia, y efectos de este sometimiento?

    Hacemos votos para que la lectura de este reportaje permita, como expresa el autor, “meditar, hacer autocrítica y reencauzar la lucha sindical”, ¿Será posible?

    Maestros bajo control. Clientelismo político en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Editorial Sb, 2024.

  • Saldos de la contienda

    Saldos de la contienda

    Carlos Ornelas
    Carlos Ornelas

    De modo que tienes por enemigos a todos los que has ofendido al ocupar el principado, y no puedes conservar como amigos a los que te han ayudado a conquistarlo, porque no puedes satisfacerlos como ellos esperaban, y puesto que les estás obligado, tampoco puedes emplear medicinas fuertes contra ellos…

    Niccolò Machiavelli

    Los militantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación decretaron un receso en su lucha; se van, pero subrayaron el viernes de la semana pasada que la lucha continúa. Eva Hinojosa, secretaria de la Sección 18 de Michoacán, declaró contundente: “No nos estamos rajando”. Filiberto Frausto Orozco, jefe de la Sección 34 de Zacatecas, fue terminante: “La CNTE no se dobla, seguiremos con la misma firmeza o incluso mucho más, porque estamos convencidos de que con el paso de los días irá incrementando la cantidad de sectores… Y de otras secciones que hasta el momento no han participado”. En definitiva, el romance entre la CNTE y la Cuatroté llegó a su fin.

    La presidenta Claudia Sheinbaum se comprometió durante su campaña a derogar las leyes del ISSSTE de 1997 y 2007 (que establecen el régimen de pensiones para los trabajadores del Estado) y cancelar en definitiva a la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y (los) Maestros. Pero ante la huelga de la CNTE y el plantón de miles de maestros en el zócalo, argumentó que cumplir la promesa de derogar la ley es inviable; implicaría endeudar al país o poner en riesgo el resto de sus programas sociales. Se comprometió a reformar la Usicamm por medio de consultas con los docentes, pero la CNTE —y también la otra facción— exigen su desaparición.

    La Cuatroté se ostenta como un régimen justo, en contraste con el pasado neoliberal, pero la “austeridad republicana”, impone recortes al gasto público. La CNTE no acepta el alegato presidencial y exige la ejecución exacta de las ofertas de campaña.

    La presidenta Sheinbaum apuesta por fortalecer el Fondo de Pensiones para el Bienestar; este —argumenta— permite que los trabajadores se jubilen con una pensión equiparable a su último salario. También propuso congelar el aumento gradual en la edad de jubilación que establecía la ley: mantiene vigente los requisitos de 58 años y 30 de servicio para hombres; 56 años y 28 de servicio para mujeres. En definitiva, no arriesga a derogar la ley del ISSSTE de 2007.

    Algunos pensaron que el incendio que provocó un grupo de acelerados de la CNTE en el edificio del Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación era una provocación que el gobierno no dejaría pasar. Un desafío a la presidenta que —pensaban— incitaría a una respuesta de fuerza y una condena política. No hubo la una y la otra fue enclenque. A la presidenta le faltan operadores políticos, razonan otros. Argumento que tiene peso, pero la CNTE ha resistido a apoderados de otros presidentes y hasta se ha burlado de ellos, sin importar que tuvieran fama de duros, Fernando Gutiérrez Barrios y Patrocinio González-Blanco, entre otros.

    La CNTE es hoy la nueva oposición, su brazo más agresivo. Un grupo antagónico desleal que no respeta —ni le interesa respetar— la ley. Por lo pronto, quienes llegaron de fuera en buenos autobuses y acamparon en tiendas de campaña de alta calidad, regresaron a sus entidades a reagruparse, descansar un poco, presionar a las autoridades locales y prepararse para la siguiente jornada. Sospecho que en algunos lugares amenazarán con no entregar calificaciones de sexto de primaria ni de tercero de secundaria. Un instrumento que hace temblar a gobiernos débiles, sin importar si son morenistas.

    La presidenta Claudia Sheinbaum cayó en la trampa que previó Machiavelli, pierde amigos que la apoyaron porque no puede satisfacerlos como ellos esperaban ni va a emplear medicinas fuertes contra ellos. La educación nacional y la ciudadanía pagan por los excesos de la CNTE. Pero tal vez en el futuro le cobren al gobierno. Estará entre la CNTE y la ciudadanía.

    Retazos

    Ayer se cumplieron 54 años cuando los halcones asesinaron a estudiantes. El Estado mexicano está en deuda con los supervivientes y las familias de los fallecidos. ¡Nunca más!

  • Me equivoqué

    Me equivoqué

    Jesús Carlos Ornelas Navarro recibe el nombramiento de Profesor Distinguido en la UAM.
    Jesús Carlos Ornelas

    Hace más de un año que su puesto legal caducó, pero sigue en la silla que ocuparon caciques de la talla de Jesús Robles Martínez, Carlos Jonguitud Barrios y Elba Esther Gordillo. No hay otra forma de justificar la ilegitimidad, sólo el uso del poder y el refrendo al régimen.

    Erick Juárez Pineda y Abelardo Carro Nava, colegas de Educación Futura, pusieron el punto sobre las íes. No con esas palabras, pero sí con ese significado, apuntan que la permanencia de Alfonso Cepeda Salas en la secretaría general del Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación es ilegítima e ilegal. En dos de mis artículos anteriores en nuestro Excélsior especulé. No observaba en el jefe del SNTE el espíritu de cacique. Erick y Abelardo recapitulan que Cepeda Salas cumplió su plazo legal en la jefatura en febrero de 2024. De plano, me equivoqué, Cepeda Salas le sigue dando al mando del poderoso aparato de control de los maestros.

    Además, Erick y Abelardo recuerdan que el artículo 41 de los estatutos del sindicato prohíbe a los dirigentes ocupar puestos públicos y de elección popular, mientras detenten el cargo. El secretario general es senador por Morena, acaso por ello nadie del gobierno exige que se cumpla con el reglamento y abandone el cargo. ¿Cómo?, si prometió afilar a cinco millones al partido gobernante (docentes y sus familias). Pero extraña que dentro del magisterio no haya protestas. Claro, los líderes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación atacan al charro, pero no promueven acciones legales para quitarle el cargo. Quizá les sea funcional que siga allí, porque con él en la cabeza del CEN la Coordinadora ha crecido, es un buen blanco para el insulto y muestra del charrismo que defiende a la Cuatroté.

    Cepeda Salas, cual zorro político, intuyó que el gobierno de López Obrador sería más acomodaticio a los intereses de su facción si forjaba una alianza explícita con él y su partido. Cuando se discutían en el Congreso federal las enmiendas a los artículos 3, 31 y 73 de la Constitución, el jefe del SNTE se puso a las órdenes de López Obrador: “Por eso hoy la mayoría de quienes integramos este Sindicato, la expresión institucional, que es casi el 90 por ciento de los dos millones 400 mil trabajadores que integramos al SNTE nos declaramos aliados del señor Presidente de la República y nos ratificamos como el ejército intelectual que, como ha sido siempre, está del lado de las instituciones y estará apoyando al primer mandatario en esta gran hazaña que se ha echado a cuestas” (SNTE: Versión de la conferencia de prensa que ofreció Alfonso Cepeda Salas, 26 de abril de 2019).

    Incluso, contó una mentirijilla; afirmó que “más de 80% de las iniciativas propuestas en el dictamen que se discutía, fueron presentadas por el gremio magisterial”. Es bien sabido que los partidos de oposición todavía tenían voz y voto efectivos y apadrinaron la propuesta que hizo un grupo de académicos de la Red Educación y Derechos. Eso completó la iniciativa que el presidente envió el 12 de diciembre del año anterior. Pero no es novedad que los líderes del SNTE hagan caravana con sombrero ajeno.

    En su mensaje del 15 de mayo de 2019, Cepeda Salas selló el pacto de subordinación con el régimen, claro, a cambio de concesiones. En nombre del SNTE aceptó la respuesta al pliego de peticiones y la oferta del presidente López Obrador. Y, como la CNTE lo había criticado, incluso acusó que las mudas en la Constitución que promovió AMLO, ratificaban el enfoque neoliberal. Cepeda Salas expresó: “Lo único que logran es afirmar nuestra determinación de defender el patrimonio colectivo de los trabajadores de la educación, porque este Sindicato no es patrimonio personal de nadie, no es heredable, nadie tiene el derecho a reclamarlo para sí mismo, estamos decididos a evitar un nuevo asalto”. Tal parece que quien asaltó el poder del SNTE es él.

    Hace más de un año que su puesto legal caducó, pero sigue en la silla que ocuparon caciques de la talla de Jesús Robles Martínez, Carlos Jonguitud Barrios y Elba Esther Gordillo. No hay otra forma de justificar la ilegitimidad, sólo el uso del poder y el refrendo al régimen. Y no, el magisterio no es el ejército intelectual de la Cuatroté. Se parece más a la definición de Jonguitud, “plomeros electorales”.

    • RETAZOS

    Pedro Hernández, líder de la Sección 9 (CNTE), expresó: “No se equivoque, Presidenta, no piense que nos vamos a ir con las manos vacías”. Y así fue.