Educación Futura

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  • La urgente tarea de educar en empatía: no hay “yo” sin “nosotras”, sin “nosotros”

    Este artículo explora la paradoja de nuestra sociedad: conectada digitalmente pero humanamente desconectada. Reflexiona sobre el hiperindividualismo que ha normalizado la deshumanización —competir en lugar de colaborar, consumir en lugar de vincularnos—. Sin embargo, ningún logro existe en el vacío. La empatía puede romper la ilusión de la desconexión y recordarnos que nadie se hace a sí mismo.

    Mercedes del Valle
    Mercedes del Valle

    Nunca en la historia hubo tanta tecnología para conectarnos y comunicarnos y, sin embargo, nuestros vínculos humanos parecen cada vez más frágiles y precarios. La empatía –esa capacidad de vernos a nosotros mismos en el otro y conectar con sus experiencias y emociones– se erosiona en un sistema que premia el hiperindividualismo y el éxito personal.

    Múltiples estudios muestran cómo la juventud ha cambiado, en las últimas décadas, en particular la forma cómo se autoperciben y se relacionan en que las y los jóvenes con las demás personas1. Por un lado, rasgos como la autoestima, el individualismo y el narcisismo han ido en aumento: la gente tiende a valorarse más a sí misma, a destacar su independencia y a enfocarse en sus propias necesidades. Sin embargo, se observa que las nuevas generaciones son menos empáticas, tienen menos interés en participar en actividades comunitarias o en ayudar a otros, y sus razonamientos morales están más centrados en su propia persona.

    Vivimos en una cultura que premia la desconexión emocional. En empresas donde la “productividad” justifica los despidos masivos, en políticas que ven a las personas migrantes como amenazas, en discursos que convierten la desigualdad en “mérito”. Hemos normalizado la deshumanización.

    Y qué decir de escuelas, donde las calificaciones y certificaciones son siempre vistas como logros individuales; donde se premia a quienes obtienen mejores calificaciones o resultados, a quien “se aplica”, reforzando la creencia de que lo importante es “lograrlo solos o solas” y no “lograrlo todos y todas”.

    El desprecio hacia la otredad, hacia las y los diferentes –sea por etnia, religión, capacidades intelectuales, rasgos físicos, género, o cualquier otra característica humana– no surge de la nada: es fruto de una sociedad que deshumaniza todo lo que no rinde, no produce o no se ajusta al modelo de éxito aceptado.

    Pero, ¿cómo esperamos que niños, niñas y adolescentes valoren lo colectivo si el mundo les dice que la meta en la vida es competir, ganar y acumular bienes? ¿Cómo conmoverse ante el sufrimiento ajeno cuando las pantallas reducen a “los otros”, a “las otras”, a seguidores, influencers y avatares que venerar, atacar o “cancelar”? Cómo construir una sociedad más amable con las personas y con el planeta si constantemente se nos dice que debemos ganar de forma individual, por mérito propio, que nada es gratuito y que valores como la compasión, la calma y la fraternidad son una debilidad.

    Ineludiblemente, somos seres interdependientes. Ningún logro personal existe en el vacío. Desde el alimento que llega a nuestra mesa (fruto del trabajo de campesinos, transportistas, tenderos) hasta el aire que respiramos (filtrado por bosques que otros protegen), cada aspecto de nuestra vida es un tejido de conexiones. Nadie se hace a sí misma, a sí mismo. Incluso los actuales imperios digitales dependen de infraestructuras colectivas: cables submarinos, electricidad, protocolos y legislación que permiten y regulan interacciones. Hasta el algoritmo más sofisticado descansa sobre siglos de conocimiento acumulado. La riqueza no es un logro individual: es una deuda con la sociedad.

    Según la encuesta Ensanut de 20222, 45.8% de los y las adolescentes reportó al menos un síntoma depresivo (vs. 31.1% en 2018), con un 7.8% que “raramente o nunca” disfruta la vida. Esta falta de regocijo y alegría por vivir, además de ser en sí misma una tragedia, erosiona la capacidad de conectar con las emociones ajenas, alimentando el círculo vicioso de desamor e infelicidad entre las personas más jóvenes.

    Si no cuestionamos –y transformamos– este orden depredador, seguiremos poniendo “curitas” en la herida mientras el tejido social se desgarra. Porque ninguna terapia individual (y ningún logro individual) puede sanar el dolor colectivo que produce un sistema que nos entrena para vernos como rivales y enemigos en lugar de aliados y aliadas; que convierte las necesidades humanas en productos de consumo y las relaciones en transacciones.

    Las personas más jóvenes pueden ver claramente a este “emperador desnudo” que pretende convencerles de que la vida se trata de llegar primero, y que la riqueza consiste en tener más y no en compartir más; y requieren hacer un esfuerzo constante para ajustar la disonancia entre su natural compasión y empatía con aprender a abrirse paso en esta sociedad desquiciada.

    La empatía es la capacidad humana que nos permite recordar –re = volver, de nuevo; cordis = corazón: volver a pasar por el corazón– que no hay “yo” sin “nosotros” sin “nosotras”, y que el bienestar individual sólo es posible en un mundo donde el bien común no sea una utopía, sino una práctica cotidiana. La empatía no es un lujo: es una necesidad de supervivencia, individual, social y planetaria.

    Si bien se sabe que nacemos con herramientas biológicas para la empatía, como neuronas espejo y respuestas emocionales automáticas3, su expresión plena requiere práctica, modelos sociales y retroalimentación afectiva. La empatía necesita ser cuidada, nutrida, validada como un alto valor humano, para que se sostenga y manifieste como práctica cotidiana.

    Las escuelas, sin ser el origen de esta crisis, pueden contribuir profundamente a perpetuar o a revertir esta idea distorsionada de quiénes somos y quiénes podemos ser como personas y sociedades. La educación puede ser un importante contrapeso, una semilla de cambio.

    Poco a poco se va haciendo evidente, vamos “re-cordando” que no nos mueve por la vida el “gen individualista”, que es natural nuestro deseo de conectar con otros y otras, y de sentir profundamente que no estamos en soledad, ni en aislamiento. Necesitamos desaprender estas premisas falsas y regresar a las aulas el valor vital de la empatía y la vinculación.

    La empatía se puede y debe cultivar desde la escuela, y desde todos los espacios de interacción social: la familia, el trabajo, el emprendimiento, la política, mediante prácticas que promuevan la conexión humana y que pongan énfasis en los aprendizajes relacionales y en colectivo.

    Un ejemplo son aquellas que acercan a la comunidad al ámbito escolar, como tequios (trabajos colectivos) para mejorar los espacios o actividades como el Día de las abuelas y abuelos, que valoran las experiencias y saberes cotidianos de otras generaciones.

    Otras, como las mentorías entre pares pueden trascender lo académico y convertirse en redes de apoyo emocional, donde las y los estudiantes aprenden a escuchar y a acompañar a sus pares. Juegos colaborativos y asambleas son espacios de diálogo horizontal que enseñan a resolver conflictos con respeto y a valorar perspectivas diversas, mientras que el mindfulness ayuda a cultivar la atención desde la calma y la escucha activa.

    CRÉDITO: IA

    El aprendizaje basado en proyectos –sello de los programas de estudios vigentes en México– ofrece a las escuelas de Educación Básica una posibilidad de realizar prácticas de impacto comunitario, como huertos escolares o campañas ambientales, que vinculan el aprendizaje con la responsabilidad social.

    Como educadoras y educadores nos toca cultivar la propia empatía, y los vínculos con otras personas, con la comunidad y con el planeta: la empatía no se enseña, se contagia.

    https://www.muxed.mx/blog/educar-en-empatia

    …………….

    M. Mercedes Del Valle Medina. Integrante de MUxED, licenciada en pedagogía, maestra en administración y políticas públicas, especialidad en pensamiento complejo. Estudiosa y entusiasta de prácticas y tecnologías sociales para la participación. Desde 2010 es directora de investigación y desarrollo educativo en Proeducación, IAP. Fue Consejera en el Consejo Nacional de Participación Social en Educación, de 2016 a 2018, y Consejera Ciudadana de la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación, de 2020 a 2023.

    X: Meche Del Valle

    Referencias

    Vázquez-Salas, R. A., Hubert, C., Portillo-Romero, A. J., Valdez-Santiago, R., Barrientos-Gutiérrez, T., y Villalobos, A. (2023). ​ Sintomatología depresiva en adolescentes y adultos mexicanos: Ensanut 2022. ​ Salud Pública de México, 65(supl 1), S117-S125. ​ https://doi.org/10.21149/14827

    García García, E., González Marqués, J., & Maestú Unturbe, F. (2011). Neuronas espejo y teoría de la mente en la explicación de la empatía. Ansiedad y Estrés, *17*(2-3), 265–279. https://docta.ucm.es/rest/api/core/bitstreams/77fa678f-e9f8-460c-bb95-1db3b44ecf62/content

    Konrath, S. (in press, 2012) The empathy paradox: Increasing disconnection in the age of increasing connection. En Rocci Luppicini (Ed.) Handbook of Research on Technoself: Identity in a Technological Society, IGI Global. https://scholarworks.indianapolis.iu.edu/server/api/core/bitstreams/7fcfe6d1-f275-4495-84ab-86762d620162/content

    1 Konrath, 2012.

    2 Vázquez-Salas et al., 2023.

    3 García García et al., 2011.

  • La educación debe tender puentes emocionales entre las personas

    La educación debe tender puentes emocionales entre las personas

    David Auris Villegas*

    En un mundo multipolar e hiperconectado a través de la Internet, se puede especular que la sociedad está más unida y armoniosa que antes, sin embargo, no es así, pues saltan a la vista, problemas de discriminación, conflictos bélicos, intolerancia y antipatía hacia aquellas personas que piensan o actúan diferente al resto, por lo que es necesario tender puentes emocionales desde el terreno educativo.

    En este contexto poco alentador y arropado de esperanza, recordemos a nuestros antepasados, quienes tendieron el primer puente emocional hacia los perros hasta catapultarlo en una amistad perdurable. En esta época, cuando los vientos de la posmodernidad parecen devorarnos como a marionetas, refugiémonos en la educación, cuyo eje central es tender puentes emocionales y físicos entre personas y países para una convivencia global y compartida, superando nuestra diferencia social, cultural y étnica.

    Para vigorizar la ventaja de vivir bajo el paraguas de un puente de amistad, la sicóloga, Begoña Ibarrola y Rafael Bisquerra, presidente de la Red Internacional de Educación Emocional y Bienestar, coinciden que las emociones son pilares del aprendizaje y estas permiten una convivencia y bienestar entre ciudadanos, concibiendo que las personas deben estar unidas a través de la amistad empática con la finalidad de construir la gran familia humana, vinculándonos con todos los seres vivientes e inertes de nuestro planeta.

    Y, ¿es posible que la educación pueda tender puentes emocionales entre personas y países?, desde luego que es función de la escuela como epicentro de la pedagogía de la amistad, advirtiendo que todos los seres humanos descendemos de un mismo árbol común y necesitamos estar unidos para sobrevivir, pues de no fortalecer nuestro vínculo de amistad, caeremos en las garras de la intolerancia, el odio o alguna pandemia.

    En ese sentido, para contribuir a tender estos puentes, es necesario que existan políticas educativas de alianzas entre países y dentro de ellas, centrarse en el estudiantado de la educación básica, desarrollando asignaturas y talleres de valores de vida, así como también es pertinente formar maestros y maestras con alto grado de amor hacia los demás, pues son ellos, los principales agentes que lideran puentes de amistad.

    Siguiendo esta ruta, La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, nos invita a tender puentes en lugar de levantar muros de indiferencia entre personas, y esto exige impulsar una filosofía humanista en los planes curriculares como contenidos transversales en la formación de educandos con competencias de convivencia armoniosa.

    Finalmente, para hacer realidad estas propuestas, atesoremos el gran negocio de convivir en armonía, pues contamos con una educación democrática capaz de generar empatía y tender puentes de amistad entre personas y países hacia un destino común: vivir mejor.

    *Escritor, columnista, pedagogo peruano y creador del ABDIV.

  • ¿Mercaderes educativos?

    ¿Mercaderes educativos?

    “¡Lleve, lleve! Esta es una oferta, una promoción. Mil pesos le vale, mil pesos le cuesta. Le venimos ofreciendo lo que viene siendo la explicación teórica y práctica de la Epistemología del Sur y, completamente gratis, se lleva usted un ungüento infalible para descolonizar su mente: ¡Garantizado! Por otra módica cantidad, y un descuento del 20% si se inscribió en el primer curso, le enseñamos, de volada, como pasar del Programa Sintético al Programa Analítico de la Nueva Escuela Mexicana. Su completa satisfacción o la devolución de su dinero. Los cursos son virtuales: desde la comodidad de su hogar, en dos sesiones de un par de horas cada una, estará usted en la avanzada de la reforma educativa. No deje pasar esta oportunidad. Oferta limitada a 800 docentes cada semana: ya quedan pocos lugares. Instructores con doctorado en Extranjia. No acepte imitaciones”.

    Cada reforma educativa genera un mercado en que el anuncio previo es semejante. En este sexenio la jerga es la propia de la (dizque) Pedagogía Crítica. En el periodo del Pacto por México, cambie usted, donde sea pertinente, la Planeación Pedagógica Argumentada, el novedoso (sic) Aprender a Aprender, des-enciclopedizar su práctica pedagógica, la pócima para ser infalible en los exámenes de confusión múltiple y ya está: súbase al carrusel del espejismo.

    Los que vendían el proyecto de ayer, convencidos (es un decir) del arribo ¡por fin! de la calidad educativa a través de la magia de una evaluación más falsa que un billete de 7 pesos, y que pregonaba entusiasta el impresentable señor Mario Delgado (a la sazón senador de la república), ahora son los que comercian, sin rubor, con la llegada ¡por fin! de la excelencia: es decir, del cielo educativo crítico consagrado en la Constitución. Y, como vocero de lo que le convenga, vendido al mejor postor, el mismo señor Delgado (con chamba de diputado) gritó a todos los puntos cardinales que, de la anterior reforma, que tanto aplaudió en su momento, no quedaría ni una coma porque era neoliberal. Sin vergüenza, montado en la desmemoria y el oportunismo, cambió de parecer como si de calcetines se tratara.

    Si en el siguiente sexenio, y al cuarto para las doce como es la costumbre, se modifican las cosas y la guía central fuese la Teoría del Conocimiento de Narvarte Poniente (por cierto, muy kantiana con toques ligeros de Platón y Santo Tomás de Aquino, de acuerdo con la gastronomía pedagógica basada en la mixtura de incompatibles), veríamos surgir las mismas empresas tocando la nueva partitura. Faltaba más: en un país en que en la educación no son importantes los principios, sino los finales, la venta de cuentas de vidrio como si fuesen metal teórico-pedagógico equivalente al oro, está de moda y avanza viento en popa.

    Un sector del magisterio, principal pero no únicamente adscrito al sector privado, en procura de entender “las recetas de las no recetas”, o cuando conservar el empleo y conseguir prestigio era la meta, destinan dinero propio para tratar de hacer las cosas como dice el nuevo dogma, o hacer de cuenta que así se harán aunque se lleve a cabo, sin remedio, lo mismo (lo que se sabe hacer), pero revestido con un lenguaje hueco, como solicitan los nuevos profetas y los formatos que arrebatan el poco tiempo que tienen para su trabajo.

    Los anuncios abundan hoy, y no fueron menos cuando el pedagogo Nuño afirmó que cualquiera podía enseñar. El dinero es el dinero, y el tema lo de menos.

    ¿Mercaderes educativos? No, qué va: son, a secas, mercenarios.

    Profesor del Centro de Estudios Sociológicos de

    El Colegio de México

    mgil@colmex.mx

    @ManuelGilAnton