Educación Futura

Etiqueta: jorge gutiérrez

  • Educación vs Rating

    Educación vs Rating

    JORGE GUTIÉRREZ ALFONZO

    El tercer día del octavo mes del año pandémico (2020), cuando en el estrado del salón de Palacio Nacional se enfilaban los personajes que acompañaban al secretario de educación al anuncio de las acciones encaminadas al inicio del ciclo escolar 2020-2021, brillaron por su ausencia el sindicato de maestros, la sociedad de padres de familia a nivel nacional, los investigadores de la educación en México. 

    ¿La ausencia en este acto de los actores de la educación sería porque el secretario de educación sabe que no funcionará la alternativa educativa que anunció ese día? ¿Quién fue el de la idea de que así debía ser? ¿El secretario de educación o el presidente la república?

    Y es que la paga hizo que los concesionarios de las televisoras perdieran de vista lo que a ellos les llama poderosamente la atención: el rating.  Sí, se olvidaron de ese atractivo o están con la idea de que la educación a distancia no va a funcionar y que la audiencia por la tarde no bajará. Y es que deben saber que la población de México no va a cambiar los programas favoritos por contenidos de índole escolar. Para no perder, si se da ese viraje, y para no dejar de pensar en el rating, se les ocurrió la idea grande de colocar a un conductor de televisión al lado de un maestro, con el pretexto de que se debería colocar en los nuevos canales educativos a una persona que supiera “hablar” en televisión.

    Voy a colocar dos situaciones en las que se puede observar cómo se puede dejar de lado la educación a distancia.

    El primer contexto se refiere a una familia con tres hijos en edad escolar. Padre y madre trabajan por la mañana.  La primera hija cursará el segundo de secundaria, el segundo hijo el sexto de primaria y la última hija el quinto de primaria. Según el calendario chequeado en Infobae el 19 de agosto de 2020, por la mañana, para los dos hijos de primaria, con supervisión de padre o madre, el horario sería de 19:00 a 23:30 de la noche; y para la joven de secundaría, de 18.30 a 21:30. Por principio de cuentas, ya se tiene el primer problema; si la familia tiene una sola tv, se tendría que decidir quién se queda sin educación a distancia. Y si se diera la casualidad de que hubiera dos televisores, padre y madre supervisarían a los hijos en edad escolar. Aquí, en este ejemplo, los programas de la televisión comercial, en los canales que la familia veía, quedarán sin audiencia. Y será de aquí hasta que el semáforo este en verde, cuando la enseñanza deje de ser a distancia. O en su defecto, la familia decide no sintonizar los canales educativos por falta de interés.

    El segundo contexto es el de un docente de bachillerato, con hija en edad escolar en el nivel de secundaría. Aquí, con base en nuestra fuente de apoyo para conocer los horarios, vemos que el docente tendría que inclinarse por la segunda opción para seguir sus clases, que está en el horario de: 18:00 a 22:00 hrs, porque la hija tendría que estar en su primera opción, de 8:00 a 11:00 de la mañana. La familia tiene una tv con señal satelital. Por la tarde, el docente impone su don de mando y deja a su familia sin que ésta pueda ver los programas comerciales o sucumbe ante el acto democrático de decidir qué ver. 

     Sí el maestro es comprometido con su quehacer docente, tendría que contratar el servicio de televisión por cable y desempolvar el primer televisor que compró y que se quedó en el baúl por el apagón analógico. La otra opción sería comprar una antena y un televisor nuevo para que pueda captar la señala aérea. Si  llegara a contratar, la televisión por cable debería pagarla hasta que se regrese a clases o bien hasta diciembre cuando termine el contrato que el gobierno firmó con las televisoras.

    Si el maestro y los padres de familia no están comprometidos con la educación, veremos que la educación a distancia no tendrá la audiencia que se proyectó.

    La televisión comercial influirá en la decisión de ver la educación a distancia. Sigue siendo la televisión comercial un distractor para la educación en México. 

    ¿Quién tomo la decisión de este tipo de educación? ¿El secretario? ¿Por qué se dejó convencer el presidente? ¿Cuál será el beneficio para el presidente en esta decisión?

    ¿Cuál hubiera sido la mejor decisión? 

    Bueno, la primera programación estaba bien, con el apoyo de la escuela en casa I, con la entrada a clases el 31 de agosto (si las condiciones eran propicias). En vez de adelantar el receso laboral, era necesario las reuniones con los conocedores en este rubro -docentes, padres de familia e investigadores de la educación-, para que se programara el modo de trabajo, por si no se tenían las condiciones idóneas para regresar a clases. Nuevamente, el gobierno dejó a un lado a la población, a los ciudadanos que tenían la esperanza de un cambio en la cúspide. Faltó oídos para escuchar a los que saben. Esperamos ahora que todos hablemos con la verdad acerca de la modalidad de clases elegida por el gobierno. Que las situaciones presentadas aquí (y otras que pudieran existir) salgan a la luz pública. No hay que dejar pasar estas circunstancias, como otras más, como, por ejemplo, las reformas estructurales. A todos nos interesa la educación. La educación es el arma para que México salga de este atorón, producto de la pandemia. Si nos atrevemos a hablar, y el gobierno presenta sus estadísticas, ya nos será educación vs rating, sino será ficción vs realidad.

  • Educación en casa

    Educación en casa

    Jorge Gutiérrez Alfonso

    Josué se levantó más temprano de lo normal en fin de semana. El motivo, iría con su abuelo a la inauguración del museo de la ciudad. Al entrar, lo primero que encontró fue un salón de clases. Ahí estaban una mesa, pupitres, alumnos sentados; algunos levantaban la mano. Frente ellos, una persona les dirigía la palabra. En la pared, un pizarrón con un borrador, un trozo de gis. Intrigado Josué le preguntó a su abuelo: “¿Qué es esto, abuelo?”. El abuelo con un gesto melancólico le dijo: “Era toda una vida hijo, toda una vida” “¿Qué hacían esas personas sentadas?” “Adquirían conocimientos transmitidos por la persona que está enfrente. ¡Él era un maestro! Este espacio era la vida misma. Aquí conocí a tu abuela, recuerdo el primer día de clases. Fue lo que se llamaba amor a primera vista”. “Qué manera extraña de aprender en tus tiempos abuelo”, exclamó Josué.

    El proceso educativo está enfocado en dos aspectos. El primero es el espacio físico y el segundo la aportación mensurada del maestro. Lo primero puede cambiar, con las afectaciones que los expertos indiquen, como la falta de una interacción social, la empatía, la convivencia entre seres humanos. ¿Cuánto podrán afectar a la humanidad estos cambios? Sólo el tiempo lo dirá. El segundo es irremplazable. La aportación de una persona con experiencia, con lo que ha leído y visto, ayuda a enriquecer la adquisición de saberes. Si Josué no hubiera preguntado o la pregunta hubiera quedado sin explicación, Josué se quedaría con un gran vacío. Ese vacío que sólo un maestro puede llenar.
    Llegar a más lugares con actividades en una computadora o por medio de un televisor no es parte del proceso educativo, el cual requiere retroalimentación. La interacción se debe de dar, aunque sea virtual, aunque no haya interacción personal física.

    Ningún dispositivo electrónico ni red satelital puede sustituir la labor del docente. El maestro cuenta con la capacidad de enseñar, con la pedagogía que aprendió en la escuela normal. El maestro normalista es indispensable en la educación de México.

    En 2013, se denostó la imagen del maestro. Fue la televisión la que se encargó de este trabajo sucio. Es misma pantalla por la que hoy se trata de impulsar un proceso educativo, con maestros que son guiados por una editorial y que tienen que decir lo que ahí se les pone, acompañados de una persona que sabe hablar por televisión.

    La educación debe estar en manos del gobierno, en donde los beneficiados debemos ser los mexicanos. La educación no debe pasar a particulares para que la administren. No es una empresa. No es un negocio. Es la educación de los mexicanos

    El uso de la tecnología en el proceso educativo es inevitable. Se debe trabajar con ella; tendrá que ser una herramienta como en su tiempo fue el ábaco, la calculadora, la máquina de escribir y, ahora, la computadora. Cada una en su momento fue un apoyo a la educación. Así deben ser los dispositivos electrónicos, un soporte para el maestro, y que no se quiera sustituir al maestro con los dispositivos. México merece una educación a la altura del mundo. En México, se debe trabajar con una educación basada en el aula con apoyo de la tecnología. No híbrida. Debe ser una educación presencial, en donde la tecnología sea una herramienta.

    Dos semanas han pasado desde que dio inicio el ciclo escolar. Han sido transmitidos temas producidos para otros programas y no para ser parte del proceso educativo. Son programas sin sustento pedagógico. Son programas de otros países incrustados de relleno en educación II. Cápsulas de todos los temas, sin estructura semestral como se trabaja en este nivel. Por ejemplo, en el programa del martes 1 de septiembre, se transmitió el octavo programa, cuando debió divulgarse el séptimo. Investigué para saber por qué había sido así. Y cuál fue mi sorpresa: este programa es de “Aprende en casa I”.

    Existen en la programación de bachillerato programas con formato 4:3, lo que indica que fueron grabados años atrás. Entonces, ¿qué fue lo que se pagó al productor? Antes del 24 de agosto, el secretario de educación dijo que ya llevaban dos semanas de grabación. Además, los programas transmitidos ahora contienen errores que a la postre confundirán al alumno. Por ejemplo,indicar que la altura de un triángulo isósceles son las diagonales del mismo, hace que el alumno, cuando se le pregunta en otro tema. ¿Cuál es la altura que alcanza una escalera en un muro?, responda, sin dudarlo, con la medida de la escalera. Si se desea calcular áreas de triángulo existe otra herramienta, quizás laboriosa, que serviría para dividir los triángulos en el cálculo de áreas. Para triángulos rectángulos: base por altura sobre dos. Para los otros tipos de triángulo, la fórmula de Herón.

    Han sido transmitidas aseveraciones que no responden a lo que debería saber el alumno. De esta manera, falla el proceso educativo. Lo que se comprueba al seguir las transmisiones por televisión es que no todo estaba listo para la fecha en que se inició el ciclo escolar. Ha habido más errores, que aciertos, en el modelo elegido.
    Por medio de la televisión, que quizá llegue a todos los rincones del país, no está llegando lo que se debe aprender.

    Josué debería ser consciente de que el aula no debe ser cosa del pasado.

  • ¿En qué gastan la beca?

    ¿En qué gastan la beca?

    Jorge Gutiérrez Alfonzo

    Cuando se anunció que habría becas para los estudiantes del nivel medio superior, al inicio del mandato presidencial, los rumores en el círculo estudiantil eran que “solo a los mejores promedios”. Cuando   se realizó el censo de todos los alumnos inscritos en las escuelas, ya fueran alumnos regulares o irregulares, la emoción subió de intensidad; los rumores seguían: “¡solo a los cerebritos!”. Al recibir en las escuelas el aviso de que habían llegado los servidores de la nación, quienes pagarían las becas, el rostro de los jóvenes se llenó de asombro y emoción. Muchos nunca habían recibido una beca por el simple hecho de estar inscritos en una escuela. Y la pregunta salió al aire: ¿en qué iban a gastar el dinero los alumnos? En las redes sociales circulaban memes en los que se indicaba que serviría para pagar exámenes extraordinarios. En fin, los comentarios fueron de diversa índole hasta asegurar que el dinero les sería utilizado para “parrandas”.

    Este año 2020 es atípico desde la arista que se le quiera ver. El 11 de junio el presidente de la república anunció que los jóvenes de educación media superior recibirán la beca mediante tarjeta bancaria. “Los 4 millones de jóvenes que cursan educación media superior, ahora podrán recibir su beca a través de una cuenta bancaria, gracias a una reforma constitucional que permite a menores de 18 años tengan acceso a una”. Con esta acción, ¿se tendrá el objetivo de saber en qué gastan los alumnos el dinero que reciben de la federación? ¿Qué porcentaje de ese dinero va destinado al rubro educativo?

    Siempre he dicho que a México no se le puede ver de manera general. Se le tiene que ver por regiones, por microrregiones. Este año es atípico porque de estar en el aula pasamos a sesiones en línea, a trabajos enviados por correo electrónico, WhatsApp; los más adentrados en la tecnología, han recurrido a classroom o moodle. Y aquí la carencia: de Internet y de dispositivo electrónico. El porcentaje de alumnos atendidos en línea de manera personal fue de 27%. Por escuela se tiene un porcentaje de 67.5% de quienes no pueden recibir esta atención. Los motivos: falta de Internet, o deficiencia en el servicio de este, y por no contar con celular o dispositivo electrónico

    Y es en este momento donde la pregunta brota: ¿cuánto invierten los alumnos en cuestiones relacionadas con su educación? Y propongo lo siguiente:

    El gobierno puede hacer convenios con compañías para que estas entreguen a los alumnos una tablet o un celular; pueden ser equipos personalizados, con número de matrícula, nombre de la escuela, región, entre otros datos. Los equipos pueden ofrecerse mediante un solo pago o por medio de descuentos parciales.

    ¿Qué sucede si el equipo se pierde o se descompone? Dentro de los convenios deberían contemplarse problemas como esos; por ejemplo, incluir un seguro que proteja de estos detalles. Siento que puede ser viable un acuerdo con esa característica. El dispositivo debería tener un fin educativo. Todos estarían unidos, alumnos y maestros, mediante plataformas, mensajes de texto o video llamadas; podría crearse una red escolar.

    De la misma manera, el gobierno (o las escuelas) puede hacer convenios con las compañías que proporcionan el servicio de Internet para la venta de fichas, o bien para ofrecer cierta cantidad de megas. Que la tarjeta bancaria sirva también para la compra de megas, cuyo uso no deberá ser con fines personales, sino escolares. Estas estrategias resultan necesarias ante la situación que se vive actualmente.

    La mejor opción sería que se hiciera realidad el ofrecimiento del gobierno actual: brindar Internet en todo el país de manera gratuita.

    Mientras se pone en marcha la promesa gubernamental, la plataforma educativa que habría de utilizarse tendría la modalidad de trabajar sin acceso a Internet; los trabajos realizados se actualizarían cuando hubiera conectividad. ¿Cuánto gastaría cada alumno? Sin convenio, desde mi punto de vista, trescientos mensuales de Internet, más trescientos del pago de la tablet o el teléfono. Serían seiscientos pesos mensuales, el primer año de la beca. Porque en ese primer año se pagaría el dispositivo. Por aparte se pagaría la plataforma que se va a manejar. Con los gastos descritos antes, la beca quedaría, aproximadamente, en dos mil trescientos cuarenta y ocho pesos. Así se sabría que un 37.3 % de la beca sería para el proceso educativo del joven.  Los cálculos han sido hechos con precios comerciales. Existen plataformas que no utilizan megas, fundaciones que ayudan a que se navegue en la Red con fines educativos.

    El gobierno tendría que voltear a ver en qué gastan el dinero de la beca los jóvenes del nivel medio superior. Quizás ese sea el propósito del pago con tarjeta. Si el alumno retira todo el dinero en el cajero, ya no se sabrá para que se utilizó. Y los alumnos seguirán teniendo pretextos para no llevar clases en línea.