Educación Futura

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  • CNTE: 45 años contra el neoliberalismo educativo

    CNTE: 45 años contra el neoliberalismo educativo

    Las consecuencias del neoliberalismo educativo han sido desiguales en la región latinoamericana. En Chile dejaron cerca de un millón de jóvenes estudiantes con endeudamiento bancario y hay más escuelas privadas que públicas; en Puerto Rico propiciaron el cierre de la mitad de las escuelas de educación básica en los últimos 10 años y las otras fueron abandonadas a la administración empresarial de las denominadas chárter; pero, en otros países no han avanzado con la misma celeridad y profundidad. Tal es el caso de México, pese a que fue ejemplar en la neoliberalización de los sectores estratégicos para el desarrollo nacional y a la gravedad de los impactos que han tenido las medidas de los tratados de libre comercio en el desmantelamiento de lo público y la regulación de los sindicatos.

    Para entender lo anterior, nos podríamos preguntar: ¿por qué después de la descentralización no se llevó a cabo la municipalización del sistema educativo en todo el país?, ¿a qué se debe que no tengamos escuela chárter, subvencionada o concertada a particulares para la administración del dinero público y la definición de los programas de estudio?, ¿qué pasó con la propuesta del váucher por alumno para la transferencia de dinero a las empresas escolares?, ¿qué sucedió con el acuerdo de cooperación México/OCDE para que los usuarios de los centros educativos estatales pudieran despedir o contratar maestros?, ¿dónde quedó la evaluación para el despido de los docentes? ¿Por qué no hay exámenes estandarizados de relevancia nacional para los alumnos imponiendo el currículo empresarial, ni definiendo el salario docente o el financiamiento discriminatorio de las escuelas?, ¿qué se hizo de los bonos de endeudamiento para infraestructura educativa que comprometían las escrituras de los predios?, ¿y la propuesta del SNTE para que las normales se convirtieran en escuelas técnicas?, ¿adónde se fueron las iniciativas para impostar el PIN parental y el currículo confesional?

    Las resistencias magisteriales han sido un factor fundamental en la contención de estos proyectos de despojo de los derechos profesionales de los educadores y de privatizaciones; no obstante que los ejemplos mencionados representan estrategias centrales del neoliberalismo educativo, no lograron materializarse por medio de la imposición de la hegemonía política de la derecha, ni a través del uso de la violencia gubernamental o la represión administrativa.

    Pero, resistir ha sido más que un acto de negación y rechazo; desde hace décadas construyeron propuestas alternativas articuladas regionalmente y de alcance nacional, logrando romper con las pedagogías competitivas, los currículos estandarizados, la formación gerencial de la docencia, las escuelas escindidas de sus comunidades, la infraestructura carcelaria de los ambientes democráticos del aprendizaje, los conocimientos eurocéntricos y las visiones educativas enciclopédicas e instrumentadoras del libro de texto como garante ideológico de las clases dominantes. ¿No son estas luchas pedagógicas territoriales la base sobre la cual se está erigiendo la posibilidad de una educación propia en México?

    Sería un equívoco pensar que el neoliberalismo educativo fue derrotado, pues sigue latente en las agendas de las derechas, esperando recuperar los espacios legislativos y el poder político del Estado; además, está oculto entre los lenguajes del progresismo y las políticas impulsadas por su hegemonía partidista, intocable en partes esenciales de la Constitución que fueron introducidas en los periodos más ácidos de las reformas empresariales y muchas veces permanece arraigado en las estructuras operativas del aparato gubernamental.

    Sin embargo, es justo reconocer que cada uno de esos proyectos truncados, unas veces por la lucha frontal de los docentes y otras por medio de sus propuestas alternativas, constituyen un avance en el proceso democratizador del país, en el sostenimiento de derechos esenciales, como el de recibir educación pública y gratuita que, sin estos actos de resistencia, nos hubieran sido arrebatados, como ha sucedido en otras naciones.

    El protagonismo que ha tenido la CNTE como articulador del movimiento democrático magisterial y en la contención de reformas educativas antiderechos es innegable. Cuarenta y cinco años de lucha al margen del poder, fuera del aparato de control burocrático del sindicalismo institucional y de sus estructuras financieras, son ejemplo de una resistencia verdaderamente heroica.

    Quizás esto explica, pero no hace comprensible que la CNTE haya optado por una política de distanciamiento con la diversidad de organizaciones magisteriales que están llevando a cabo procesos democratizadores del sindicalismo en los márgenes que permite la legalidad de la reforma laboral y del nuevo reglamento del SNTE; que haya decidido trasladar la crítica de la reforma educativa a las experiencias pedagógicas pre existentes a la NEM que, en todo caso, han encontrado en ella y en la autonomía profesional una fisura a la represión administrativa en sus estados.

    Remitir la trayectoria de una organización de carácter nacional que ha fungido como polo de atracción de los descontentos magisteriales, en los momentos que más se ha necesitado, a su núcleo duro de militancia y a las regiones históricamente conquistadas, es un grave error, justamente en los tiempos en que se requiere re articular el sindicalismo de izquierda frente a la cooptación ideológica del progresismo y las nuevas formas de privatización y reconfiguraciones del trabajo docente que impone el capitalismo digital.

  • La cristalina transparencia

    La cristalina transparencia

    En el plan C o agenda legislativa para echar el segundo piso de la Cuarta Transformación, no se tomó en cuenta la demanda del magisterio nacional que la CNTE colocó en el centro de sus protestas a lo largo del sexenio culminado: abrogar la Unidad del Sistema de Carrera para Maestras y Maestros (USICAMM). El pretexto del gobierno anterior, era que no se tenían las condiciones legislativas para hacerlo, porque el partido oficial no contaba con la mayoría calificada en el Congreso de la Unión; y en efecto, una modificación a las leyes secundarias habría sido insuficiente.

    Para abrogar la raíz de este sistema, se requeriría cambiar el artículo 3 de la Constitución, que en 2019 incluyó el siguiente texto: “La ley establecerá las disposiciones del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros en sus funciones docente, directiva o de supervisión”, con lo cual, el patrón y sólo el patrón, sin participación de los trabajadores en la definición de los criterios y procedimientos para la “admisión, promoción y reconocimiento” se adjudica de forma unilateral la rectoría de todo proceso laboral o de profesionalización. Con ello, la primera legislatura de la cuarta transformación ratificaba el régimen de exclusión que sustrajo parte fundamental de los derechos laborales de los maestros que se habían establecido en el artículo 123; a pesar de que el origen de tal exclusión, se remonta a las reformas estructurales del Pacto por México, donde confluyeron los partidos de la derecha.

    No obstante que ya cambió la correlación de fuerzas en las dos cámaras legislativas desde un mes antes de la toma de posesión de Claudia Sheinbaum como presidenta de la República y con ello la consolidación de una nueva mayoría calificada con el poder sobrado, el consenso y las facultades probadas (por ejemplo, en el impulso a la reforma del Poder Judicial) para echar atrás las bases constitucionales que durante décadas consolidaron el neoliberalismo educativo en México; no hay señales claras que den muestras de voluntad para restablecer y construir con nuevos elementos, un régimen democrático, participativo y de justicia laboral para los docentes.

    Los discursos de los agentes transformadores en el poder, se decantan cada vez más en posibles acciones, menos que reformistas. Han pasado de la eliminación o desaparición de USICAMM a la revisión y/o implementación de un “nuevo sistema” que garantice la transparencia en la contratación y promoción docente, cuyo contenido no dice otra cosa sino lo mismo, pero de otro modo. Con el mejor ánimo de intentar comprender lo que propone el secretario de Educación, cabría preguntarle: esa transparencia de la que habla ahora ¿será la misma del Servicio Profesional Docente enunciada cuando él presentó la reforma educativa del pacto contra México? ¿Acaso será la misma para la que aprobaron USICAMM cuando fue coordinador parlamentario de Morena? ¿O ya será otra?

    Desde hace una década, según la narrativa del oficialismo de turno, el Estado recuperó la rectoría de la educación; en resumidas cuentas, esto significa que el sindicato ya no tiene injerencia en la asignación de nuevas plazas y ascensos para docentes, porque es facultad exclusiva del gobierno hacerlo a través de un sistema de carrera magisterial. Han transcurrido dos sexenios, uno del bloque conservador, encabezado por el PRI; otro, de la Cuarta Transformación, encabezado por Morena. ¿Y todavía no han podido transparentar estos procesos de asignación? La confesión de partes, sólo es la confirmación de lo que ya sabemos en el ámbito de la educación básica y que se traduce en múltiples variables de irregularidades opacas y descaradas.

    Con la tan evocada transparencia, la política global del neoliberalismo ha buscado pontificar la rendición de cuentas con el propósito de recortar costos de nómina del profesorado, instituir la precarización como vehículo hacia la excelencia educativa e individualizar la relación laboral al desarticular la participación colectiva de los trabajadores en la definición de sus condiciones generales del trabajo; claro, esto último no ha sido para nada complicado con el SNTE, si los pontificadores de la cristalina transparencia le conceden curules que no se ganan con votos, le permiten al líder máximo percibir la jubilación docente, cobrar su cuantiosa nómina siendo secretario general y recibir la abundante dieta económica como coordinador de la Comisión de Seguridad en el Senado (todo junto, superando con creces el tope constitucional del salario de la Presidenta).

    Sin embargo, esta experiencia de organización corporativa, patronal y fraudulenta, adoptada como propia por los actuales transformadores del país, no es la que reivindican los maestros democráticos de la tradición fundante de los sindicatos para la solidaridad; la defensa de empleo, el salario, los trabajadores y la seguridad social; y en su caso particular, de la educación pública. El gran debate sobre los mecanismos de contratación, ascensos y promociones salariales no está en la transparencia de los sistemas patronales de la carrera docente, justamente porque éstos excluyen a los trabajadores de la educación, violan su derechos laborales establecidos en el artículo 123 y contravienen la legitimidad reconocida por la Organización Internacional del Trabajo, que los faculta a participar de la contratación colectiva y la definición de sus condiciones generales del trabajo.

  • Maestro entre los márgenes y la violencia criminal

    Maestro entre los márgenes y la violencia criminal

    Desde sus primeras investigaciones, Alberto Colin Huizar se acercó a los maestros con una sola mirada humanista e integral, pero a través de un lente bifocal que le permitió la observación desde el rigor científico de la antropología y al mismo tiempo la empatía política con las rebeldías del sindicalismo disidente y las autonomías indígenas en las que estaba involucrado el magisterio, como parte de su naturaleza histórica.

    Lo dicho anteriormente, lo llevó a producir una serie de libros, artículos y tesis sobre los docentes. Su más reciente pesquisa doctoral recibió el premio 2024 de la Cátedra Jorge Alonso, impulsado por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social y el Consejo Mexicano de Ciencias Sociales. La cátedra referida es un espacio de análisis y producción de pensamiento crítico, a partir de la reflexión sobre los movimientos sociales actuales en México y el mundo; lleva su nombre en honor a uno de los más prominentes estudiosos en esta línea temática.

    La publicación de su libro Ser maestro en los márgenes: trabajo docente y violencia criminal en la Tierra Caliente de Michoacán es parte del reconocimiento que se le hizo por ser una de las mejores tesis en estudios sociales en México; es una joya, resultado de su acercamiento íntimo con los maestros entre asambleas, mítines, escuelas, talleres de formación, caravanas culturales y espacios de la cotidianidad escolar o sindical, donde Alberto fue tejiendo historias intentando comprender raíces, razones y experiencias de las alternativas educativas; sin embargo, al recorrer los inevitables e inhóspitos caminos de la violencia criminal, se produjo en él, más que ruptura, la imperiosa necesidad de entender lo subyacente en aquellas narrativas que le fueron develadas en confianza y solidaridad por los docentes, pero que no solían aparecer desde su discursiva política y pedagógica en la vida pública.Ezoic

    Los casos no eran aislados, pero se entrelazaban y volvían más comunes en Tierra Caliente, en especial en el Valle de Apat zingán; no siempre los maestros se percibieron dentro de una problemática de violencia estructural, y menos aún, en medio de conflictos geopolíticos del capitalismo donde el Estado privatiza el monopolio represivo a los grupos de narcoviolencia para favorecer el desplazamiento poblacional, facilitar la superexplotación del extractivismo, el control social ante la depredación ambiental y laboral de los monocultivos.

    Otras veces sus memorias ayudaron a reconstruir una mirada diferente a la gubernamental sobre la historicidad y territorialidad de la violencia criminal, sentida y vivida en carne propia: bajo el fuego cruzado de cárteles en disputa, mientras se desplazaban a sus comunidades; coexistiendo en los mismos edificios escolares que hacían de bases logísticas improvisadas, lo mismo del Ejército que para el narco; intentando construir aprendizajes en aulas bombardeadas con drones; interpelando jefes de plaza para sostener la protesta social en carreteras privadas custodiadas por bandas criminales; exiliadas frente al constante acoso sexual y obligados al abandono residencial por las amenazas de muerte y de privación de la libertad por el sicariato.Ezoic

    Además de estos contextos de políticas fallidas del Estado, complicidades para crear ambientes propicios a la militarización y paradójicamente al crecimiento permisible de economías ilegales, los maestros acuden a las aulas en ausencia de medidas y herramientas pedagógicas oficiales para atender los climas de violencia. Programas como Escuela Segura y otros no fueron pensados en educar para la paz, sino funcionales a las medidas de acotación de libertades.

    No obstante, en las trayectorias escolares situadas, individuales o colectivas, se dibujan intencionalidades que prefiguran estrategias alternativas y de autonomía curricular exitosas para educar en la paz social; de ahí que este libro sea una posibilidad de diálogo para comprender y atender de manera profunda el origen estructural de la violencia criminal; pero, también un llamado de atención urgente a la formación normalista y a las educaciones populares, para no dar la espalda a estos desafíos que la docencia encuentra en todo el territorio nacional.Ezoic

    Los docentes, sobre quienes son sensibles a las desigualdades sociales, tienen un papel fundamental en la reconstrucción de los tejidos comunitarios y del pueblo; aunque esto les siga costando la vida y la libertad. El reciente secuestro de Mario Roldán y Muriel Ernesto Gómez, líderes de la CNTE en Chiapas, o de la desaparición forzada de José Gabriel Pelayo, profesor de escuela básica y luchador ambientalista de la costa michoacana, son lamentables ejemplos de una herida que sigue abierta y que, sin duda, deja temas sin resolver en esta coyuntura política transexenal.

    De ahí la vigencia del libro de Alberto Colin y la provocación que nos hace para mirar la inseguridad en clave de las izquierdas; pero, ajenos y distantes de las narrativas golpistas que no se ostentan con rigor científico, y menos aún, parten de iniciativas que, como ésta, tienen el propósito de comprender los problemas más sentidos de nuestra realidad actual para encontrar el cauce que nos conduzca a mejores políticas de pacificación social.

  • Jardín de la Montaña, necedad de tener escuela

    Jardín de la Montaña, necedad de tener escuela

    En las lejanías occidentales de la capital michoacana; sobre la carretera libre que abre la puerta hacia la región indígena de la zona lacustre, se ubica el poblado conocido como Jardín de la Montaña. Construido en las faldas de la serranía, es el penúltimo de un complejo de fraccionamientos edificados como ciudades dormitorios para las familias trabajadoras de la ciudad, que conjuntamente rondan los cuarenta mil habitantes. 

    El desplazamiento o invasión de las comunidades por el crecimiento descomunal de la urbe; la sobre concentración de migración interna en la capital que llega alejándose de la violencia, en búsqueda de trabajo o mejores oportunidades de estudio; la gentrificación clasista y racial de la vieja ciudad vallisoletana (hoy Morelia), cuya declaración de patrimonio cultural de la humanidad encareció descomunalmente las viviendas; son algunos factores fundamentales para que el negocio inmobiliario improvise hacinamientos urbanos marginales al amparo de la corrupción. 

    Pareciera que, en estos márgenes territoriales, los gobiernos aprobaron construcciones hechas de prefabricados por montones y no asentamientos humanos, a cuyos habitantes, había que garantizar los más elementales derechos culturales y educativos. No obstante, fue por allá del 2014, por iniciativa del magisterio democrático, cuando se crearon el preescolar y la escuela primaria indígenas, casi a la par del fraccionamiento. 

    Un par de años después, siendo parte del mismo proyecto que se proponía obligar al Estado a garantizar el derecho humano a la educación de las familias de Jardín de la Montaña, un grupo de profesores, sin remuneración alguna, comenzaron a impartir clases por las tardes, luego de terminar su jornada laboral en sus respectivas escuelas de origen. Fue en un terreno baldío, el mismo que utilizaba la inmobiliaria como estacionamiento de las máquinas de construcción, justamente debajo de unos techados para el resguardo de herramientas, donde nació la “Telesecundaria Ricardo Flores Magón».

    Recién creada en el 2016, tanto esta telesecundaria como otras 100 mil escuelas rurales, indígenas y multigrado, fueron asediadas por el programa federal de “La Escuela al Centro”, presentado por el ex secretario de educación Aurelio Nuño en ese mismo año, con el propósito de reconcentrar la población estudiantil y reducir a la mitad los centros educativos del país. Según la tecnocracia neoliberal, la cobertura ya no sería la prioridad del gobierno de Peña Nieto, sino la calidad. La nueva estructura de organización contaría con director, subdirector académico y otro de gestión; maestros de grupo, inglés, educación física, taller de lectura y escritura, enseñanza artística, tecnologías de la información y apoyo a la educación inclusiva; además, apoyo administrativo, intendente y velador. Sobra decir que esto último, nunca sucedió.

    Sin embargo, las razones del Sargento Nuño siguieron su curso; quizás, uno de los casos más mediatizados fue el de la “Escuela Primaria Intercultural Alberto Correa”, la cual negó inscripción por la tarde a sesenta niños otomíes de la CDMX, porque la indicación de la autoridad educativa era eliminar dobles turnos, en el marco de la reorganización escolar. Esto sólo sería una mala anécdota de tiempos indeseables, si no fuera porque ahora, silenciosamente, aquel proyecto nunca fue suspendido, encontró su continuidad bajo el discurso de la austeridad republicana, pero con la misma estrategia para desmantelar la educación pública.

    En Michoacán, pesa sobre los centros educativos la amenaza de convertirlos al sistema de CONAFE si no cumplen con la racionalidad hacendaria de hacer más con menos maestros; fusionar grupos y cerrar dobles turnos; sobre poblar las aulas con medidas irracionales y antipedagógicas; destituir directores encargados; no reponer docentes que se jubilan, fallecen o se cambian de centro de trabajo; cancelar las claves presupuestales para reducir la nómina magisterial; y, no abrir más escuelas, anteponiendo el ahorro, por encima de los derechos educativos constitucionales.

    La telesecundaria Flores Magón, es una mirada a la fría realidad que acontece detrás de funcionarios llenándose la boca de pedagogías emancipadoras en la Nueva Escuela Mexicana, pero omisos en la defensa material de la escuela pública. A pesar de contar con un terreno de donación y más de veinte alumnos por grado, se le niega una clave escolar propia, se le presiona para que cierre los servicios educativos y reconcentre a sus alumnos en otras secundarias que no sólo están saturadas, sino que, están localizadas fuera de su lugar de arraigo.

    Sin embargo, la necedad de hacer camino pedagógico sobre la tierra baldía y las piedras apiladas en el monte; después de ocho generaciones de alumnos sentados en un panteón de butacas que ya cumplieron su vida útil en otro lugar; sin luz eléctrica; en aulas de corteza de madera y láminas de cartón, construidas con el salario de los maestros y la ayuda de los padres de familia;  no queda duda que, en Jardín de la Montaña, existe la imperiosa necesidad de tener una escuela gratuita, pública y con dignidad para el buen aprendizaje. 

  • Escuela analógica, plataformas digitales y la pedagogía crítica

    Escuela analógica, plataformas digitales y la pedagogía crítica

    Al ritmo de la canción Barbie girl (traduzco letra al español): “Soy como una Barbie en el mundo de Barbie, la vida en plástico es fantástica, puedes cepillarme el pelo, desnudarme por todas partes, usa tu imaginación, la vida es tu creación”, el escenario fue sorpresivamente invadido por personajes de la película Toy story 4; luego se escuchó una larga voz introductoria al recital de “Nants ingonyama bagithi baba”, anunciando la aparición de El rey león; y, finalmente aquel evento terminó con un diálogo musicalizado entre “El chavo animado” y sus amigos.

    Seguramente usted estará pensando que estoy describiendo un espectáculo teatral, televisivo, musical o cinematográfico, quizás una combinación de todos. Siento desengañarlo, querido lector, se trata del acto cultural de clausura de una escuela privada bilingüe a la que asistí antes del presente receso escolar, aunque pienso que, acontecimientos similares se repiten en otros planteles públicos en cualquier lugar de nuestra vasta geografía nacional.

    Sin duda, el capitalismo de plataformas, sobre todo el estadunidense, hace sus estragos en las familias mexicanas y las secuelas tragicómicas del comediante al servicio de las dictaduras latinoamericanas, Chespirito, siguen presentes. Las pantallas inteligentes, como sustituto de la televisión analógica y de una nueva reconfiguración en la educación en casa, son un fenómeno creciente.

    ¿Sabía usted que una tercera parte de los hogares mexicanos tiene suscripción a una o más plataformas de video streaming? ¿O que 90 por ciento de los usuarios de Internet, más de 80 millones, pasan el mismo tiempo que los alumnos en la escuela primaria, pero expuestos a abrumadoras cantidades de contenidos digitales racializados, hipersexualizados, que hacen apología de la drogadicción y la violencia?

    Pareciera que la batalla entre la escuela y la gran industria cultural del capitalismo está bastante reñida; pero, si esta última invade política, ideológica y económicamente la esfera de los aprendizajes escolares y además coloniza con mentalidades neoliberales la racionalidad de las prácticas pedagógicas de los docentes, entonces estamos frente al riesgo inminente de perder la lucha por esa educación crítica que se profesa en la Nueva Escuela Mexicana y las alternativas populares.

    Es probable que alguna lectora progresista y medio izquierdosa se cuestione la posibilidad de hacer un uso crítico de ciertos contenidos de las plataformas y, tal vez, salpicada por el pigmento de la otra marea rosa, no partidista, sino del relanzamiento de la Barbie de Mattel, esté pensando que con el último filme de la muñeca de plástico se pueda abrir una discusión escolar sobre el patriarcado; yo diría que sí, a pesar de su tendencia hacia un feminismo orgánico, blanqueado, desclasado, pro consumista y pugnante de la equidad de género para ser tratados por igual, como capital humano.

    La inclusión de lo intercultural y la diversidad de género ya es tema común en las plataformas, no así en las escuelas, pero seamos realistas, se inserta porque son un rango de consumo con mucho potencial, poco o nada tiene que ver con los derechos demandados y conquistados por la sociedad global; pero si quedara duda, estos contenidos son transversalizados por los típicos antivalores del capitalismo y la mensajería política descalificando los comportamientos insurreccionales de los desplazados.

    Sobre lo anterior, les cuento una experiencia reciente, cuyo propósito inicial era graficar con mis alumnos los conocimientos estudiados en clase, sobre la conexión entre la neurociencia y la robótica, pero que se tornó en el acercamiento analítico sobre el trasfondo de la película Biónicos, de Netflix, de la cual entendimos que hace un juego perverso entre la inclusión mercantilista de las discapacidades físicas y la desacreditación de los grupos vulnerables pro derechos, a quienes se les presenta en calidad de delincuentes y no como movimientos emancipadores.

    En este filme, se evidencia, otra vez, la imposibilidad de los magnates del capitalismo big tech y de la industria cultural, para anteponer las potencialidades armamentísticas y destructivas de las tecnologías convergentes, antes que la solución de los grandes problemas de la humanidad. El final no podría ser peor, un grupo de jóvenes discapacitados, convertidos en cyborgs, primero desmantelan una organización revolucionaria (ideológicamente desacreditada) y luego se ofrecen en calidad de soldados mercenarios a un delincuente; el mensaje no deja dudas, tampoco la antiética de los poderes detrás del capital: lo que importa es el dinero, si las causas son justas o no, es lo de menos.

    No soy partidario de escindir la escuela analógica y las comunidades culturales territoriales con las tecnologías digitales y las manifestaciones artísticas que se crean desde ahí o en la virtualidad; pero sí soy un firme convencido de que ambos son lugares de enunciación en disputa para una educación emancipadora, ya sea a través de la producción propia de imaginarios, sentidos y aprendizajes críticos en talleres de producción de video, fotografía y diseño digital o de la construcción de andamiajes cognitivos, éticos y analíticos sobre los contenidos de la industria cultural independiente o de las plataformas del capitalismo informático en clubes de cine, video series y documentales. 

    X: @levmx666

  • Romper al magisterio por lo más DELGADO

    Romper al magisterio por lo más DELGADO

    Pasadas las elecciones presidenciales, donde la arrasadora mayoría se opuso al proyecto de la derecha, el periodista Luis Hernández Navarro (Hernández, 2024) relata una metáfora, en la cual, las minorías económicamente poderosas hacen sonar sus joyas para revolotear las especulaciones financieras en los tiempos poselectorales, recordando a la nueva presidenta desde los palcos de honor que, desde ahí y no en las urnas populares, su voto tiene un peso especial y no están dispuestos a poner en riesgo ni una sola de las muchas vetas, por donde corren sus inmensos flujos de ganancia que se han incrementado en el primer sexenio de la cuarta transformación.

    El periodista no se equivocó. En el nuevo gabinete federal, Marcelo Ebrard en la Secretaría de Economía da certeza a los intereses norteamericanos que se plasmaron en el acuerdo de libre comercio T-MEC; Rogelio Ramírez de la O en
    Hacienda, ratifica el pacto que se hizo en la Convención Nacional Bancaria para respetar las reglas de acumulación de capital y seguir la austeridad republicana con los excedentes del Estado, sin incrementar los famélicos impuestos que pagan los sectores empresariales; García Harfuch en Seguridad, coquetea con los grupos más conservadores afines a la mano dura para controlar los brotes de inestabilidad provocados por la delincuencia o los movimientos insurreccionales.

    Los anteriores perfiles tienen en común, experiencia en la materia y resultados eficaces en las funciones de Estado; sin embargo, el nombramiento de Mario Delgado como titular de la Secretaría de
    Educación responde a situaciones de operatividad política para la partidocracia hegemónica de turno, no importa la filiación ideológica. Su formación tecnocrática en el ITAM, cuna de la derecha mexicana, ha sido útil a la instrumentación técnica de reformas que mantienen las directrices legislativas del neoliberalismo global.

    Promotor del Pacto por México, signado con el propósito de llevar a cabo el conjunto de reformas estructurales para el desmantelamiento de las bases económicas, materiales y culturales de la nación; el entonces senador Mario Delgado, presentó la reforma educativa del 2012, instaurando así, el modelo de privatización escolar de autonomía de gestión, la calidad vinculada a la medición estandarizada de los aprendizajes domésticos al capitalismo y un sistema de desprofesionalización, despedagogización y despojo laboral de los maestros, basado en la evaluación punitiva.

    Un sexenio después; ahora, afiliado en la oposición, siendo coordinador de morena en la bancada mayoritaria de la cámara baja, sube a tribuna para anunciar la aprobación de una nueva reforma educativa que echaría atrás la presentada por el mismo como senador en el bloque conservador. En su discurso de presentación, agradeció el involucramiento directo y personal de coordinadores parlamentarios de la derecha. René Juárez Cisneros del PRI, celebró diciendo “ganó México” “se mantuvo el objetivo fundamental de titular el derecho de los niños y niñas a un sistema educativo de excelencia” (Universal, 2019), resaltando que no se perdió la visión gerencial de la escuela.

    Especial mención, le mereció el coordinador del PAN, ex presidente de la Comisión de Educación en el senado y uno de los académicos de la élite neoliberal que, había dado sustento teórico a la reforma educativa empresarial del Pacto por México: “Quiero expresar mi reconocimiento a Juan Carlos Romero Hicks (…) tú sabes que también lleva tu huella”. (Delgado, 2019). Tiempo después, Romero Hicks declaró que esa reforma no había abrogado la de Enrique Peña Nieto, sino que, “la perfeccionó” (Excelsior, 2019).

    Tenía razón. El régimen de excepción laboral dejó de ser sólo una ley secundaria que podría haberse revertido con una mayoría simple en el poder legislativo y se elevó a rango constitucional, es decir, una norma instrumentalista de precarización del magisterio se introdujo entre los fundamentos históricos, filosóficos y pedagógicos de la educación; se eliminó la evaluación vinculada a la estabilidad en el empleo, pero afianzaron de facto los mecanismos meritocráticos de competitividad individual, en detrimento del magisterio como agente histórico y de organización colectiva. 

    A pesar de que, en la nueva Constitución se exaltó la noción gerencial de excelencia, en los confines del sexenio del gobierno de Andrés Manuel López Obrador se fue construyendo, con tropiezos y dificultades, 
    un proyecto educativo con otras directrices que recuperaron, a través de la Nueva Escuela Mexicana (NEM), algunas orientaciones de las educaciones alternativas: autonomía profesional, la comunidad como sujeto colectivo cognoscente y el aprendizaje situado, dinámico, transdisciplinario y problematizador. Conceptualizaciones que tensaron la genética empresarial de lo estandarizado, medible y rentable.

    Sin embargo, Mario delgado no se involucró en el proceso de construcción de la NEM, ni tiene conocimiento del territorio educativo y tampoco cuenta con credenciales académicas en las áreas pedagógicas; pero, se le presenta como un político de resultados electorales y habilidades negociadoras favorables al oficialismo. En el supuesto caso de que estas cualidades fueran trasferibles al ámbito complejo de los actores que componen el sistema educativo nacional, estamos frente a un escenario poco prometedor. 

    Como presidente de morena, fue clave en la permisividad de prácticas y comportamientos antidemocráticos: imposición de decisiones cupulares; constitución de alianzas que rebasaron los límites éticos del pragmatismo; incorporación de sujetos impresentables, violando principios fundamentales de la izquierda electoral; aprobación de candidaturas que suplantaron identidades indígenas y de la diversidad de género; censura a la autocrítica; y, contención de posiciones progresistas. 

    Con estos antecedentes, no tiene ciencia anticipar lo que el mismo Mario Delgado dejó ver en reunión con el charrismo magisterial, desde el primer día de su designación como titular de la SEP. Estará ahí para consolidar un sindicalismo neocorporativo que legitime la continuidad de la vertiente neoliberal de la reforma educativa, a cambio de prebendas a las cúpulas del SNTE. Con las resistencias magisteriales que aglutina la CNTE, se ven pocas posibilidades de continuidad de diálogo, porque se trata de ponerlos frente a quien fue el artífice de la reforma administrativa y laboral que: encarceló, persiguió, criminalizó, humilló y cesó de su trabajo, a miles de maestros mexicanos.

    Más que una designación equívoca, parece una decisión premeditada. Mario Delgado es el tipo de político dispuesto a matizar y revertir los compromisos que se hicieron con la CNTE al calor de la movilización; después de todo, no será la primera vez que mienta sin escrúpulos para avanzar en la profundización del neoliberalismo educativo, intentando contener con engaños los descontentos magisteriales. Para ejemplo de lo anterior, recordamos dos momentos.

    En 2019 un grupo de profesores de diferentes entidades, entre ellos cesados, lo cuestionaron sobre la propuesta de dictamen legislativo: “nosotros derrotamos a la reforma y el congreso está decidiendo por sí mismo” “la reforma queda igual” “se queda el marco laboral en el Artículo 3°”. Mario Delgado, respondió sin reparo “no es cierto, alguien los está engañando” “se va a aclarar que los profesores están en el apartado B del 123|°” “el Artículo 3° para la promoción, nada más” “la reforma que se está trabajando, abroga completa la anterior” (Video, 2019). El otro momento, ya no fue una plática privada, sino de cara a la nación y desde la tribuna legislativa “No hay un régimen de excepción para las y los maestros, lo que hay, es una reforma excepcional” (Delgado, 2019). 

    En efecto, alguien estaba engañando a los maestros del país. Se vació, casi por completo, el régimen de excepción al articulado constitucional, donde históricamente se había definido la educación nacional y ésta como un derecho social. Quedó establecido, fuera del Articulo 123°, un nuevo sistema de profesionalización, para regular de forma unilateral y sin la mediación de la representación de los maestros, no sólo la promoción, también el ingreso y el reconocimiento. Con esta medida, todos los trabajadores del país protegidos por las leyes laborales tienen derecho a negociar sus condiciones de trabajo, a excepción de los profesores.

    Sin intencionalidad propositiva desde el gobierno de la república, para revertir los daños causados por el neoliberalismo, el Plan C, de mayoría calificada en las cámaras legislativas, no tendrá los alcances deseables para hacer efectivo el derecho humano a la educación ni para hacer justicia laboral a los maestros. Los límites del progresismo para abrogar el conjunto de medidas estructurales, son sus propios actores políticos.   

    Los otros poderes, tampoco prometen mucho al magisterio. Apenas la CNTE daba a conocer que el presidente de la república presentaría una iniciativa para modificar las disposiciones de la Ley del ISSSTE de 2007 con respecto a la jubilación; cuando, un día después de anunciado el compromiso, sonó el mallete de los jueces de la SCJN anticipándose a decir que no hay afectaciones al “restringir a los trabajadores la posibilidad de modificar el régimen de pensión que, en su momento, hayan elegido o se les haya impuesto por no haber manifestado su elección en el plazo previsto” (SCJN, 2024).

    En este contexto, en el que los grandes capitales suenan las alhajas para hacer valer su poder económico, donde la SEP es otra vez el botín político de la partidocracia y los ministros de la Corte azotan el mazo del supremo poder conservador para impedir cualquier maniobra legislativa progresista cabe preguntarnos, ¿qué harán los maestros para recuperar las conquistas sociales, ante los límites del progresismo y la presencia regresiva de poderes de la derecha, en el segundo piso de la cuarta trasformación?   

  • Interculturalidad crítica y folclorismo

    Si buscas en una aplicación de mapeo satelital, la distancia a recorrer en un auto particular para viajar de Lisboa hasta la ciudad Sarátov, cerca de la frontera con Asia; básicamente, atravesando toda Europa, arrojará que tendrías que desplazarte, unos 5 mil 393 kilómetros. Pero, si haces otra búsqueda de Tijuana a Cancún, de punta a punta de la República Mexicana, deberás recorrer 4 mil 724 kilómetros. La distancia entre uno y otro extremo, de ambos lugares, no es abismal, como se podría pensar si consideramos que se trata de la longitud de un continente compuesto de 50 países, comparada con la de uno solo, México.

    Sucede que Europa es el segundo continente más pequeño del mundo, es más grande África, después América y luego Asia. De hecho, el nuestro tiene cuatro veces mayor extensión territorial; la superficie europea, sería un poco menor a la de Argentina y Brasil juntos. La pregunta es ¿por qué el territorio europeo se muestra mucho más grande en las proyecciones cartográficas que se estudian en las escuelas?

    En otra época, los mitos religiosos se prolongaron en las creencias de los estudiosos y de la sociedad, en parte, porque las posibilidades tecnológicas y los avances científicos no eran lo suficientemente avanzados para demostrar la verdad y aminorar los tiempos de ceguera cognitiva. Ahora, con las herramientas de la nuevas tecnologías digitales e informáticas, es difícil aceptar que estos errores cartográficos, sean sólo una cuestión de elaboración técnica.

    A pesar de que ahora, con simples buscadores de información en Internet, se puede contrastar con cierta facilidad algunas tergiversaciones que se han instalado como falsas verdades, la educación continúa permitiendo construcciones de aprendizajes erróneos. Pero, la discusión no sólo es informativa, también debe ser política, cultural y epistemológica, sobre cómo, por qué y para qué se mantienen conocimientos abiertamente sesgados.Ezoic

    Detrás de estas construcciones prevalecen las miradas neocoloniales y eurocéntricas, de supremacías culturales y superioridades raciales blancas. Las disertaciones tan básicas como añejas sobre la ubicación céntrica de Europa o del porqué el sur está abajo y no arriba en las representaciones del mapamundi, no se han superado en las cotidianidades escolares y se van aprendiendo sin cuestionamiento. La marginalidad de los países del sur, donde están los pueblos indígenas, afros y asiáticos colonizados, no sólo derivó en un problema geográfico, sino también en manipulaciones historiográficas, porque el sur fue relegado del relato histórico y cultural de la modernidad capitalista.

    Ejemplo de lo anterior podemos reflexionarlo si nos hacemos algunos cuestionamientos: ¿cuáles pedagogías indoamericanas están orientando nuestra formación docente y sus prácticas pedagógicas?, ¿qué pensadores y cosmovisiones afroindígenas enseñamos en la escuela?, ¿los codiseños curriculares sólo contemplan las teorías eurocéntricas de la política moderna o también las autonomías?, ¿se aprende en nuestras escuelas la noción amplia de territorialidad étnica, lingüística, cultural, ambiental, histórica y simbólica de los pueblos originarios o sólo la división política del Estado nacionalista?, ¿se recuperan los otros relatos que relegaron de la memoria popular la primera revolución de esclavos negros acontecida en Santo Domingo, la rebelión indígena encabezada por Bartolina Sisa y Túpac Katari, en Bolivia, o la experiencia de gobierno comunal posrevolucionario con Emiliano Zapata en México?

    Sería un acto de justicia cognitiva, si la próxima reunión de colectivo pedagógico o consejo técnico escolar en educación básica, en la que está planeado abordar la interculturalidad crítica como tema para la orientación y el diseño curricular, los maestros se plantearan recuperar elementos de historia, saberes, lenguajes, artes, aportaciones tecnológicas, cosmovisiones, nociones de organización política, prácticas agrícolas, conceptos de territorialidad, sistemas de numeración y calendarización de estas culturas; en muchos de los casos, vivas en la diversidad regional.

    Entre los peligros a evitar de la interculturalidad crítica y las poses epistémicas decoloniales, está el academicismo contemplativo woke y el folclorismo romanticista; ambos evaden el papel del conocimiento en la toma de conciencia sobre los procesos sustantivos de descolonización y organización de estos pueblos marginales, a partir de sus resistencias y formas de vida, como oposiciones, claro, pero también alternativas que minan los sistemas de dominación y explotación neocolonial arraigados en el mundo capitalista.

    En el pleno ejercicio de la autonomía profesional de maestros se tiene la posibilidad de asumir una posición intercultural crítica, no woke ni folclorista, fuera de la moda intelectual, para que se lleve a cabo un tipo de formación emancipadora que se plantee desinstalar a través de la educación, sentidos y vivencias curriculares, prácticas docentes, trayectorias escolares, tejidos familiares, relaciones comunitarias, comportamientos sociales y mentalidades neoliberales que dan fundamento a la dominación ideológica, racial, patriarcal, política, heteronormativa, de construcción de conocimientos y de clase social del capitalismo histórico.

  • Salario docente, incertidumbres y confusiones

    Salario docente, incertidumbres y confusiones

    Uno de los problemas que la CNTE enfrenta de manera cotidiana es la desinformación, es decir, las noticias falsas y las medias verdades sobre sus demandas y su lucha. Los casos no son pocos.

    Entre otros, se encuentran las declaraciones sobre la apertura del Mexe, hasta hoy incompleta; la supuesta abrogación de la reforma educativa, que todavía mantiene el régimen de excepción laboral, y el limitado fondo de pensiones del Bienestar, que no es para todos los trabajadores. Además de éstas, recupero tres ejemplos para explicar el porqué de la inconformidad y la intensificación de las acciones de presión del magisterio.

    El pasado 17 de febrero, en gira por Guerrero, se dijo a los maestros de esa entidad que se analizaba hacer lo mismo que en Michoacán, donde ya se había logrado la federalización de la nómina. Desafortunadamente, esto no es del todo así. A los 28 mil trabajadores estatales de la tierra de Ocampo se les sigue negando cualquier movimiento que implique mayores recursos federales, como ascensos, promoción horizontal para mejora salarial, horas adicionales a los docentes de secundaria, cambios de escuela a las zonas de vida cara o la medida del bienestar que se aplicó a los maestros de apoyo a la educación a nivel nacional. En otras palabras, los deja con todas las obligaciones laborales y básicamente sin ningún derecho.

    En mayo de 2023 se anunció un aumento salarial de 8.2 por ciento y un incremento especial para que ningún profesor ganara menos de 16 mil pesos mensuales. Ni una ni otra cosa sucedieron. Se otorgó un alza diferenciada cuyo porcentaje fue menor, por ejemplo, para docentes de tiempo completo, y ningún profesor de plaza inicial en educación básica alcanzó la media nacional del IMSS, porque su percepción real, sin impuestos agregados, no es mayor a 14 mil pesos mensuales.

    El Día del Maestro del presente año se anunció 10 por ciento de alza salarial. Todavía no se ha explicado oficialmente cómo será la distribución del monto global en los porcentajes concretos que se destinarán a sueldo base y prestaciones. Ojalá no sea necesario esperar hasta después de la jornada electoral del 2 de junio para calcular el impacto real que esto tendrá en la recuperación del poder adquisitivo del magisterio, tan deteriorado en las últimas décadas.

    En reiteradas ocasiones se ha dicho que los aumentos son una medida para los trabajadores de la educación federalizados, es decir, se excluye a quienes dependen de los sistemas estatales. En diálogo con los disidentes se informó la aplicación de sólo 4 por ciento al salario base, lo que representa un aumento de alrededor de 200 pesos quincenales para quienes tienen plaza inicial. El incremento restante sería para prestaciones, pero distribuido de forma diferenciada, de manera que el alza total para estas plazas podría alcanzar hasta 350 pesos. Con ello se afecta los maestros contratados con más de 22 horas semanales, tiempo completo, doble plaza, directivos y supervisores, que tendrían un incremento menor en prestaciones.

    Luego de la escalada de movilizaciones de la CNTE, que pasaron del plantón en el Zócalo capitalino a los bloqueos del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, que cerraron vialidades y oficinas gubernamentales, centrales de autobuses, instalaciones de Pemex, oficinas de partidos políticos y del INE, tanto en la capital como del interior del país, la respuesta gubernamental fue ofrecer, sin respaldo documental de por medio, un nuevo aumento de 13 por ciento, el cual, en el caso de profesores con plaza inicial, redistribuirá el impacto al sueldo base hasta con 11 y 2 por ciento a prestaciones. Con esto se mantiene un trato diferenciado que divide al magisterio y que lo segrega en niveles de precariedad salarial.

    Es de reconocer el temple de los docentes para tomar distancia de las agendas partidistas, su decisión de sostener el plantón frente a las manifestaciones de los dos bloques electorales, desinteresados en resolver las demandas de la CNTE. Es de celebrar que, pese a la desinformación y el monopolio comunicacional en el que sólo se aparecían en las calles y plazas los partidos políticos en campaña, los maestros estén en el centro de la vida nacional, colocando las banderas de izquierda de los movimientos sociales para eliminar las continuidades del neoliberalismo. Entre éstas, la reforma al Issste de 2007, que no sucumbió a pesar de los amparos de más de 2 millones de trabajadores y que prevalece, prácticamente, intacta.

    *Doctor en pedagogía crítica

  • Reformas constitucionales y educación situada

    Reformas constitucionales y educación situada

    El 5 de febrero, trascendiendo actos protocolarios y de relumbrón para celebrar al vacío el aniversario de la Constitución, el Presidente de la República presentó una propuesta de 20 medidas que implican importantes modificaciones constitucionales. Indudablemente, se trata de una estrategia política en la coyuntura electoral para evidenciar la actitud regresiva de la derecha de frente a la ciudadanía y agitar el voto por la consolidación de una mayoría efectiva en la siguiente legislatura; pero también para trazar la ruta legislativa y del proyecto de gobierno transexenal de la Cuarta Transformación.

    La propuesta presidencial, en tanto estrategia político-electoral, genera la posibilidad de hacer cambios sustantivos para ampliar los derechos del pueblo mexicano, recuperar parte de la soberanía nacional y crear mecanismos democráticos, tanto de participación ciudadana como de elección de los órganos de gobierno. Esto nos coloca ante un deber cívico y pedagógico en las escuelas, cuestionador de aquellas prácticas cotidianas que no escapan a rituales de la educación laica, aunque con sentido canónico.

    Ejemplo de lo anterior son los periódicos escolares, muchas de las veces adornando las paredes sin hacer interacción formativa con el alumnado y sin mediación de estrategias didácticas de aprendizajes críticos. Lo mismo sucede con las efemérides semanales en los actos de culto patriótico, que se repiten sin resonancia cognitiva en el interés de las comunidades educativas, haciendo eco de la solemnidad conservadora, como si el devenir histórico de una nación se resumiera en la cronología de hechos intocables sucedidos monótonamente sin resaltar proyectos políticos en pugna, aspiraciones sociales ni conflictos de clase que dan significado a los procesos emancipatorios del pueblo ¿Qué sentido tiene la reproducción canónica de estas prácticas escolares?

    La formación cívica que no convierta aulas, patios y muros de la escuela en espacios de construcción sustantiva de una ciudadanía crítica y protagónica, que se haga valer a través del análisis argumentado y la participación efectiva de las comunidades de aprendizaje en los ámbitos democrático horizontales, tanto en asambleas escolares como comunitarias, para la defensa concreta de los derechos sociales, humanos y del territorio, puede nombrarse de cualquier manera, menos formación cívica.

    En la escuela se expresan las contradicciones macrosociales de ciudadanías asimétricas. Por ejemplo, es recurrente que las alumnas disputen el uso de las áreas deportivas con los niños y jóvenes, pero esto es una oportunidad pedagógica de muchas otras posibilidades para dar sentido a sus necesidades, cuestionando desde el debate cómo la cultura patriarcal ha naturalizado el uso de los campos para el disfrute y recreación, casi exclusivos o de prioridad para los hombres, especialmente en deportes como el futbol, identificados con la virilidad machista, el alcoholismo y el mercantilismo de los cuerpos.

    Es aquí donde los aprendizajes críticos, construidos en diálogo para un currículo emancipador in situ, se deberían orientar a la recreación de nuevos sentidos comunes, nociones, conceptos y consensos, en los que impere la equidad de género, la convivencia democrática y la toma de conciencia sobre el derecho humano de todas y todos al desarrollo integral del cuerpo físico diverso y la racionalidad con ética política, pero también al disfrute del ocio (en un sistema en el que producir y consumir lo es todo) en ámbitos sanos, libres de prejuicios y toxicidades.

    Por supuesto, la escuela y su cotidianidad no agotan las potencialidades de una formación cívica crítica; sin embargo, en ella se pueden y deben abordar los otros territorios de participación, diálogo y construcción de nuevas coordenadas para la ciudadanía formada en la autodeterminación. Por tal razón, el estudio, análisis y debate argumentado sobre las propuestas de reformas constitucionales en puerta, tiene que ser parte del quehacer educativo de los maestros con los alumnos y las familias porque el currículo es diálogo permanente con la realidad concreta y los intereses comunes de la sociedad en un momento histórico vivo, que no es, está siendo.

    Las iniciativas de reforma en referencia son un dique parcial al avance de las derechas, pero no podemos permitir que acoten a las izquierdas en los límites de participación partidista y la coyuntura electoral; si bien son aceptables y necesarias, faltan demandas centrales del pueblo y en ciertos casos han sido mutiladas las propuestas originales: pensiones al ciento por ciento, pero con topes muy bajos, sin volver al régimen solidario de la Ley del ISSTE ni tocar las UMA; aumentos salariales inequitativos a los trabajadores de la educación, manteniendo medidas de competencia individualista y sosteniendo el régimen de excepción laboral creado por los gobiernos neoliberales; reconocimiento a los pueblos originarios, limitando su facultad de representación política, sin permitirles el control sobre su territorio.

    Este deber cívico y de formación es también tarea de sindicatos y organizaciones sociales, que no sólo están obligados, en clave de las izquierdas, al análisis coyuntural, también a interpelar a los órganos de gobierno sobre las insuficiencias de sus iniciativas, a ocupar los debates nacionales invadidos por los personeros de las burguesías conservadoras y generar las condiciones de la movilización popular para ampliar y radicalizar la agenda legislativa, así como las directrices del gobierno transexenal.

    Red X: @ levmx666

  • La escuela mexicana: ¿hacia dónde vamos?

    La escuela mexicana: ¿hacia dónde vamos?

    Hace algunos años conocí a Gustavo Esteva, de la Universidad de la Tierra, era un seminario de educación en la UNAM; él fue alumno de Iván Ilich en México, impulsó un modelo de educación sin currículo prescrito. Entre anécdotas, ilustraba el planteamiento de cómo se construía el programa de estudios desde la autonomía; lo parafraseo entonces: un joven llega a la universidad solicitando información sobre las profesiones y planes de estudio, pero de inmediato recibe tal pregunta que le genera un conflicto cognitivo: ¿qué quieres aprender tú? Después de la semana, regresa y responde que tiene interés en aprender a hacer casas.

    El joven aprendió a hacer casas en las comunidades; pero, de las que son sustentables para abastecerse de energía, almacenar y reutilizar el agua, aprovechar los desechos de alimentos orgánicos en compostas y jardines de hortalizas, en las que se convive con la naturaleza y se respeta el ambiente, las que se construyen de materiales y saberes de la tierra.

    La inquietud personal de los estudiantes, situada en el contexto local y global, de injusticia social que padecen los trabajadores sin techo, las comunidades o ciudades, invadidas por la noción de lucro, hacinamiento inhumano e irresponsabilidad ambiental de los consorcios inmobiliarios, permitió el diseño de un programa de estudios específico, basado en los conocimientos científicos y los saberes populares; pero, con un claro objetivo emancipador para el perfil de egreso del estudiante, así como del horizonte de las relaciones humanas que se quieren propiciar en el hábitat personal y el territorio, desde una visión contraria a la lógica destructiva del capitalismo.

    El ejemplo y la reflexión vienen a la memoria, porque los días recientes del regreso de vacaciones han sido para la revisión de las planeaciones escolares con preceptos de la Nueva Escuela Mexicana, en los que el currículo prescrito cede lugar al currículo vivo; es decir, el que debería resultar de los contextos y las necesidades sociales, donde los saberes y los conocimientos de la ciencia y la comunidad se entretejen en proyectos educativos a desarrollar, problemáticas a resolver, servicios comunitarios a realizar e investigaciones técnico-científicas a indagar. En todos los casos, para aprender y transformar la realidad.

    Respetando las diferencias con la educación básica, los aprendizajes para este nivel y sus posibilidades de incidencia en la transformación social; podemos preguntarnos en el espejo de la anécdota citada: los proyectos, problemas, servicios e indagaciones que estamos planeando los maestros de la NEM y de las alternativas educativas, ¿se remiten sólo al interés personal de los estudiantes o los relacionan con las preocupaciones trascendentes de toda una comunidad? ¿Promueven el pensamiento y la multiculturalidad crítica? ¿Están diseñados para transformar o reproducir la realidad? ¿Se limitan al contexto de la localidad o se inscriben también dentro de las problemáticas territoriales, nacionales y planetarias? ¿A través de qué dispositivos y cómo se entretejen ahí conocimientos de las disciplinas científicas y los saberes populares?

    Sin reflexiones políticas y pedagógicas pertinentes, cuestionando la congruencia de las prácticas educativas en el impulso de una escuela que pretende tomar distancia con la pedagogía competitiva del neoliberalismo, será complicado trascender el currículo instrumental, aun cuando las metodologías didácticas puedan ser novedosas; sin esta autocrítica, la búsqueda del ejercicio profesional del magisterio como agentes de transformación social, pero también de las escuelas, para constituirse en comunidades creadoras de aprendizajes urgentes que atiendan, comprendan y problematicen la realidad actual, podría derivar en un proceso truncado.

    Ahora, no se trata de plantear una ola de autocuestionamientos que nos dejen pasmados frente a una realidad abrumadora, porque la escuela como institución social tiene límites estructurales, en tanto lo que puede hacer para incidir en los cambios epocales; en todo caso, tras la crisis educativa que reveló la pandemia, no debemos volver al aislamiento o distanciamiento de la escuela con el contexto, sino traer a ella las problemáticas, complejidades y posibilidades que tiene la comunidad y la humanidad para ser, actuar y decidir en la edificación de un mundo mejor.

    Lo anterior exige, por lo menos, repensar las realidades cotidianas, y al mismo tiempo, trascendentes de los maestros y de los cambios educativos que están aconteciendo. Si no son autoperceptibles por las mismas comunidades escolares los gérmenes de unas mínimas transformaciones en el replanteamiento de las trayectorias educativas, el involucramiento de los estudiantes en otras formas de aprender que sean más dinámicas, la gestión colectiva del aprendizaje, la organicidad democrática-participativa de la escuela y sus procesos de formación; entonces, no habrá sucedido nada relevante.

    La capacidad para diseñar, desde abajo, proyectos curriculares territoriales, que conduzcan a la autodeterminación cultural, política, social y económica de la nación, partiendo de los intereses comunes y las necesidades prioritarias de una comunidad local en el contexto global, no será posible por decreto ni mandato de la autoridad educativa; pero sí, a través de la movilización pedagógica, colectiva, siempre autocrítica de los maestros, de sus experiencias vividas en el intento constante por hacerse en la autonomía y la emancipación social. En esta intencionalidad transformadora, ningún esfuerzo es menor, cuando se tiene la convicción de hacer de la escuela el lugar para la revolución de las conciencias.

    Doctor en pedagogía crítica. X: @levmx666

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