Educación Futura

Etiqueta: Milei

  • El profeta del mercado

    El profeta del mercado

    Mauro Jarquín Ramírez*

    El presidente argentino, Javier Milei, se regocija con el avance electoral de las ultraderechas en las pasadas elecciones europeas. Para él, el resultado está vinculado a su participación en el Foro de Davos, donde afirmó que Occidente estaba en peligro por distintas manifestaciones de lo que denomina colectivismo y aduló a los empresarios exitosos del mundo, a quienes llamó a no ceder ante el avance del Estado. Además, realizó ahí su profesión de fe respecto al libertarismo, el dogma fundamental de la religión del mercado, de la cual él es el principal profeta.

    El presidente argentino ha recorrido muchos kilómetros en el mundo luchando contra la amenaza colectivista y esbozando un mejor futuro para el capital, visitando actores clave: con el ultraconservadurismo de Vox y el Partido Popular en España; con el trumpismo, los libertarian think tanks, los monopolios tecnológicos de Estados Unidos o con distintos representantes gubernamentales y think tanks europeos inspirados en la obra de Friedrich Hayek. En todas sus apariciones, Milei ha dejado en el camerino su atuendo de representante político de un país y ha optado por lucir un ropaje con el cual proclama la buena nueva del capitalismo. Una actitud bien representada en una caricatura compartida por sus seguidores –humanos o bots– en redes sociales, donde se le puede ver personificando a Moisés, al mismo tiempo que muestra las tablas de las leyes del mercado.

    La llegada de Milei al gobierno argentino representa un cambio de época en el cual el radicalismo de mercado ha logrado dar un paso adelante respecto a las estrategias utilizadas para construir un mundo de libertad (entiéndase un entorno sin restricciones éticas, jurídicas o humanitarias para la acumulación privada de capital): formación de cuadros intelectuales, experimentos locales libertarios en entornos rurales, impulso a zonas libres de impuestos y con amplias facultades para la operación empresarial, reformas institucionales para ampliar los espacios de operación del sector privado, creación de ciudades flotantes en el mar abierto, lejos de regulaciones estatales, etcétera. Ahora, de lo que se trata es de destruir el Estado desde adentro utilizando, paradójicamente, los mismos medios estatales. Es necesario aclarar que dicha destrucción del Estado significa, en realidad, el desmantelamiento del sector público y la consolidación de las instancias de represión institucional. Aunque tal apuesta ha generado ya una gran indignación popular en Argentina, eso no parece ser tan importante para el presidente. En tanto profeta, entiende que el aumento de la desigualdad, la precarización y la indigencia son tragos amargos terrenales necesarios para lograr un bien mayor: el triunfo en la lucha contra el colectivismo y alcanzar el reino de la libertad.

    Las muestras de descontento con su mandato no han sido suficientes para minar la popularidad de Milei a escala global. Una amalgama variopinta pero considerable de libertarians, populistas de derecha, neofascistas y liberales han encontrado en la expresión ¡Viva la libertad, carajo! un faro de luz en su lucha contra el marxismo cultural, el feminismo radical, el progresismo, etcétera, y por la restauración de los valores de Occidente, capitalistas. Por su parte, en Argentina, sus niveles de aceptación se mantenían a principios de junio en alrededor de 45 por ciento. Aunque dicho respaldo puede variar en función de las circunstancias sociales, es significativo el apoyo social que ha logrado mantener.

    Distintos autores en la tradición marxista, como Benjamin o Hinkelammert, han discutido ya la sacralización del mercado y la transformación de la economía, la sociedad y la cultura en una máquina destinada a la acumulación de capital. No obstante, el alcance discursivo del radicalismo de mercado que presenciamos actualmente constituye una apuesta más violenta y sistematizada por crear un mundo a imagen y semejanza del deseo capitalista, fundada en el andamiaje conceptual de la escuela austriaca. No se trata ya sólo de mantener un sistema fundado en la explotación y el impulso a la economía hacia un crecimiento sin control, incluso a costa de la propia destrucción humana, sino de impulsar un cinismo de mercado para el cual lo más importante es rendir culto al dios de la ganancia en la vida cotidiana.

    Milei ha mostrado prístinamente este dogma con la creación del Ministerio de Capital Humano, una instancia encargada del empleo, educación, cultura y seguridad social de los argentinos. Ya no se habla de personas, ciudadanos o incluso clientes (como planteaban las escuelas más liberales de gestión pública), sino de engranajes de la máquina capitalista reconocidos oficialmente.

    Las enseñanzas del profeta han encontrado también adeptos en nuestro país. El dogma de la libertad absoluta del capital ha sido recibido con agrado por organizaciones universitarias que bajo la bandera de la libertad forman a las siguientes generaciones de intelectuales defensores del capitalismo. También por empresarios abiertamente antipáticos con sus obligaciones fiscales; universidades reproductoras de los dogmas del mercado e incluso por sectores sociales que, al perder privilegios económicos, sociales o políticos, se sienten agraviados por el progresismo y las izquierdas, pero a quienes los partidos de oposición no representan ya por haberse desdibujado ideológicamente.

    Gracias a la fuerza social y electoral del progresismo, el radicalismo de mercado no ha encontrado aún un terreno fértil en la sociedad mexicana. No obstante, su profesión de fe sigue vigente. Será interesante ver si la visita de Milei a Mont Pelerin Society el próximo año inspira a algún discípulo local competente a convertirse en predicador.

    Politólogo

    X: @MaurroJarquin

  • Milei y la universidad

    Milei y la universidad

    Voilà, voilà, ça recommence
    Rachid Taja

    La alegría por el dinamismo democrático de México, la celebración de decenas de millones de habitantes votando en libertad en un proceso coordinado por ciudadanos y vecinos, la contundente victoria de la izquierda, así como la inédita y esperanzadora llegada de una mujer a la presidencia de nuestro país, no pueden hacernos olvidar a nuestros hermanos argentinos y el sufrimiento que resienten una vez más los universitarios de ese país. Nunca el contraste entre proyectos políticos fue tan evidente, mientras que en México millones refrendaron ayer el proyecto político que sostiene a la escuela pública como principio y a la escolaridad superior gratuita, inclusiva, intercultural, sustentada en los derechos humanos, libre de violencia y con igualdad de género como un derecho exigible por los ciudadanos; en Argentina, los universitarios se manifiestan en las calles tratando de defender a sus universidades de la ola privatizadora y de la ofensiva de su gobierno ultra-liberal.

    En efecto, las universidades públicas argentinas se encuentran de nuevo bajo asedio de la derecha y el neoliberalismo que, como en cualquiera de sus facetas, las ve como un objeto inútil, obeso, caro y al final, inútil. Claro, desde las teorías del máximo rendimiento económico, del capitalismo salvaje, de la privatización como principio, la educación pública y gratuita es un sinsentido, un objeto del gasto con una baja tasa de retorno. Para los neoliberales y los ultra-neoliberales la educación en todos sus niveles es potencialmente un recurso económico, susceptible de negocio; sometido a la lógica del lucro y el rendimiento económico: para ellos la educación debe ser privada y su calidad estar regulada por las fuerzas del mercado, por la valoración de los clientes y la satisfacción de los empleadores.

    En Argentina, el nuevo presidente Javier Milei no sólo se distingue por sus peinados alborotados, sus chamarras de facho, sus arrogantes desplantes de patán, su absurdo anticomunismo, sino también por su ofensiva contra la universidad pública, por sus recortes presupuestales, por sus políticas económicas extremistas que buscan que Argentina recupere su economía a costa de que los pobres pierdan todo, que las clases medias se paupericen; a costa de la peor recesión económica, de la vuelta a las inflaciones descontroladas, de la incertidumbre como principio para que se incrementen las tasas de explotación, aumente el desempleo, se devalúe la moneda y la inflación crezca a tasas extraordinarias. Todo para mantener el patrón de explotación capitalista y la reproducción de una élite oligárquica.

    En el gobierno de Milei la moneda se ha devaluado de un modo estratosférico y la inflación casi llega al 300 por ciento. ¡Es inaudito lo que pasa! En ese contexto, el gobierno dice cumplir al entregar el presupuesto ordinario a las universidades, pero no ha hecho ningún ajuste. Otorga el mismo presupuesto, pero ahora, ese dinero vale la cuarta parte, y eso aplica para insumos, recursos, compromisos de pago, pero también para los salarios, que se ven disminuidos en su valor real y su poder adquisitivo. En Argentina están ahogando a las universidades y a los universitarios.

    Las instituciones y los sindicatos se defienden como pueden, con marchas, manifestaciones y eventos de información. Claramente tienen a la opinión pública a su favor y sus manifestaciones son cada vez más numerosas. La alta politización del pueblo argentino pareciera respaldar principios básicos de esa república como la educación pública y gratuita.

    “Jamás pensamos en cerrar las universidades públicas, jamás pensamos en desfinanciarlas”, afirmó Milei al canal de televisión LN+. “Se llama falacia del hombre de paja. Nuestros opositores inventaron una mentira y nos atacan a partir de esa mentira”, apuntó. Y remarcó: “Dado que los pagadores de impuestos están financiando las universidades públicas, exigimos que haya auditorías. Hace 10 años que no hay auditorías. ¿Quién es el que no quiere ser auditado en el gasto? El ladrón”.

    En Argentina, en los últimos meses se ha tratado de desfondar a las universidades públicas y someterlas por inanición, no se han realizado aumentos para compensar la devaluación desenfrenada ni se han diseñado políticas de apoyo y rescate; por el contrario, se condicionan recursos extraordinarios a nuevas e ilegales auditorías que exige el Ejecutivo, violando el principio de autonomía y menospreciando el riguroso proceso de control y evaluación al que está sometidos los recursos públicos en educación y en las universidades en particular.

    Las universidades se declararon en emergencia presupuestaria luego de que el gobierno prorrogara este año el mismo presupuesto de 2023, aunque la inflación interanual rozó en marzo el 290 por ciento. Como en los gobiernos fascistas el Presidente reclamó que se muestren los gastos de los establecimientos educativos y denunció un presunto adoctrinamiento en las aulas. La misma intrusión autoritaria. El mismo patrón empleado antes en Argentina y en otros países: desfondar y deslegitimar las entidades públicas para luego malbaratarlas, para venderlas de remate al gran capital monopolista.

    La llamada internacionalización solidaria tiene como objeto estos problemas, y las universidades mexicanas deberíamos atender el llamado de auxilio de nuestros hermanos argentinos para adoptar medidas enérgicas contra Milei y para defender a la universidad pública argentina de su asedio. La historia nos hermana y la alegría con la que festejamos ahora los mexicanos la llegada de una prominente universitaria a la presidencia debería brindar esperanza para la defensa de la universidad pública en México y en Argentina.