Percepción de padres de familia sobre el Programa PRONABES (3ª. Parte)

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Gloria Esther Trigos Reynoso**

El segundo acercamiento con padres de familia con hijos becarios, del municipio de Tula, Tamaulipas, como beneficiarios indirectos del programa PRONABES, se realizó con una diferencia de ocho meses de la primera. Fue en Agosto del año 2008. Iniciando a las 10.00 horas. En esta ocasión se contó con el apoyo del nuevo Responsable de la UNAED, quien se encargó de convocar a los padres que aún tenían hijos estudiando ahí; se pudo observar que de los 24 que había en la primera reunión, sólo continúan estudiando seis debido a que el resto ya había egresado de ese nivel de estudios.

Por tal motivo el número de asistentes fue menor. Estuvieron presentes solamente cuatro padres de familia: tres mujeres, una de ellas acompañada de su hijo para que le ayudara “por si había que escribir algo” según lo manifestó,  y un hombre.

Les comenté el propósito de esta reunión el cual tenía que ver con el hecho de conocer de su propia voz, ya que cuentan con un poco más de información sobre el programa PRONABES, de qué forma perciben que les ha generado un cambio en su forma de vida; conocer cómo consideran este apoyo que tienen ahora sus hijos, con relación a las oportunidades con las que ellos contaron para estudiar; y, finalmente, qué importancia tiene para ellos que sus hijos realicen estudios de educación superior.

Les solicité que se presentaran uno por uno haciendo mención del número de hijos que tienen y de algunos datos generales. Por ello, se incluye una breve descripción que antecede a la primera respuesta brindada por cada uno de los presentes. En cada pregunta se conservó el mismo orden al contestar.

La primera pregunta planteada fue: A partir de que un miembro de su familia cuenta con la beca PRONABES, ¿qué efectos han tenido u observado en su situación familiar?

Andrea: (Casada; 11 hijos, 10 casados y 1 becario en UNAED, terminó la primaria recientemente en INEA; dormitaba mucho)

Mi hija puede permanecer en la escuela estudiando para bien de ella misma; “comoquera” nos hemos visto muy apurados con todo y la beca y quién sabe si cuando termine ahí le “puédanos” seguir dando estudio; mi señor y yo nos sentimos más tranquilos porque ella puede estudiar porque él no siempre tiene trabajo, ya estamos grandes. Sus hermanos nos ayudan de vez en cuando pa’ que ella pueda superarse. Siento orgullo de que ella estudie y me dará mucho gusto verla realizada, que encuentre empleo y se abra paso en la vida

Juana: (Casada; 3 hijos, 1 casado y 2 solteros, 1 estudia preparatoria y otro en la UNAED. Estudió la primaria en el INEA.)

Mi hija no quería estudiar aquí porque no es una carrera larga pero no se le puede dar otro estudio; su papá a veces no tiene trabajo pero con la ayuda de la beca ya no se sacrifica tanto; ya no se preocupa tanto como antes porque él está enfermo; nosotros nos sentimos orgullosos de que ella estudie ya en la universidad y la apoyamos con lo que podemos.

Josefina: (Viuda; 10 hijos, 5 casados, 1 trabaja, 1 primaria, 1 secundaria, 1 preparatoria, 1 UNAED; cursó hasta 4° grado de primaria).

Es muy buena esta beca y también importante porque mi hijo quiere continuar pero no hay suficiente dinero; cuando mi esposo iba a morir nos pidió que le diéramos estudio a Alejandro aunque nos quedáramos sin comer y pues… lo vamos a cumplir; yo sé que mi hijo va a aprovechar para que nuestro sacrificio valga la pena ya que si yo falto, ya no va a tener quien le ayude; sus hermanos mayores no siempre nos pueden ayudar; ellos tienen que ver el sacrificio que se está haciendo para sostener a los cuatro; por mi parte mi conciencia estará más tranquila cuando cumpla con lo que me encargó mi esposo en su lecho de muerte: que Alejandro termine la universidad; mi ilusión es que mi hijo termine la carrera.

Alejandro: acepta el reto de estudiar, tal como se lo pidió su papá antes de morir para salir adelante y poder enseñar a los demás.

Ramón: (Casado; 4 hijos, 1 casada, 1 soltera, 1 primaria, 1 UNAED; cursó la primaria completa con apoyo de sus padres).

Con este apoyo ya nos quitan un porcentaje que dedicamos a otros hijos así ya no se les da el 100%; ya es menos pesado para nosotros; nosotros nos sentimos muy orgullosos de que mi hijo estudie en la universidad; ojalá que se procure que aquí terminen su carrera, porque “nomás” duran dos años y después se tienen que ir y se duplican los gastos y por eso a veces no siguen estudiando y sin estudio no son nada.

La segunda pregunta planteada fue la siguiente: ¿cómo consideran este apoyo que tienen ahora sus hijos, con relación a las oportunidades que ustedes tuvieron para estudiar?

Andrea: Muy bueno; antes las mujeres no estudiábamos porque nos mandaban hacer labores de campo y ayudar en la casa; ahora, yo me siento más tranquila de ver mejor preparados a mis hijos. Yo “comoquera” estoy contenta porque aprendí y sé hacer muchas cosas y ahora puedo ver la importancia de que estudien y por eso apoyo a mi muchachita. Yo “comoquera” ya grande me puse a estudiar la primaria pa’ de perdido saber algo.

Juana: Pues muy bueno, porque a veces el papá no tiene trabajo y no se le puede dar estudio y luego uno ve que no quiere estar aquí, se quiere ir fuera para terminar una carrera profesional pero es difícil para nosotros. Ya quisiéramos haber tenido este apoyo porque antes nuestros padres nos ponían a cortar leña, cuidar ganado, ayudar en las labores de la casa y nomás los hombres iban a la escuela. Yo también apenas hace unos años estudié la primaria en el INEA, para saber leer y escribir y defendernos un poquito.

Josefina: Está muy bien la beca porque ayuda a que estudien los muchachos. Mis padres nomás pudieron darme hasta el 4° año de primaria porque querían que ayudara a cuidar chivas, agarrar la yunta, sembrar maíz, sorgo, ayudar en la cocina. Comoquiera es bueno eso porque sabemos ganarnos la vida.

Ramón: Antes no había estos apoyos pero mis padres sí pudieron darme la primaria; es lo máximo para un chamaco porque es de más beneficio para ellos y para la sociedad, pues si un día les toca un puesto pues tendrían mejor defensa, “si no estudian no llegan a dónde”, no tienen nada.

Por último les hice la siguiente pregunta:

¿Considera que el hecho de contar con estudios de educación superior ayuda a cambiar las condiciones de vida?

Andrea: Sí, porque ya no van a ser como uno que todo ignora y hasta nos pueden ayudar “allá en la ciudad” en trámites y cosas que desconocemos.

Juana: ¡Uuuy!… pues sí. Ya más estudiados no van a sufrir tanto como nosotros, pueden trabajar en dependencias públicas no en el campo; cada vez es más necesario estar más preparados.

Josefina: Sí, pues cómo no. Es cierto que se necesita que cada vez estudien más, las cosas van cambiando y hay que saber de todo. Mi ilusión es ver a mi hijo terminar su carrera y darle las gracias a Dios y al gobierno de donde dependen las becas, por la ayuda que dan y pues… pedirle a Dios que México se interese por esa juventud que se forma aquí.

Ramón: Sí, como ya dije antes es lo máximo para un chamaco porque así se prepara mejor para cumplir bien con el trabajo que le toque que ya no va a ser tan duro como el que nosotros hacemos. Sería bueno que a los muchachos se les diera alguna plática sobre otras carreras porque aquí todos se van a estudiar a donde están los amigos.

Una vez que terminaron de dar respuesta a las preguntas planteadas continuaron comentando detalles cada quien en relación a sus hijos.

Me permití sugerirle a la Sra. Andrea que se atendiera, porque el sueño que tiene puede ser síntoma de algún problema de salud; sonriendo dijo que así descansa, que no cree estar enferma.

Les pedí su consentimiento para tomar unas fotos antes de despedirnos y estuvieron de acuerdo acomodándose en su asiento para salir bien. Una vez tomadas las fotografías se las mostré a cada uno de los presentes y se sonreían al verse en la pantalla de la cámara.

La reunión concluyó a las 13.00 horas. Les  agradecí su asistencia y participación. Como en la ocasión anterior, se despidieron de una manera muy afectuosa y salieron comentando entre ellos algún detalle de su interés, mientras se retiraban de la institución.

Posteriormente, fui a la oficina del Responsable de la UNAED a agradecerle que me hubiera apoyado con la Convocatoria para la Reunión y facilitado sus instalaciones para efectuarla, así como comentarle sobre los acuerdos a que llegamos.

Cuando le hice saber que también estaba considerando entrevistar a padres de familia que no tuvieran hijos becarios pero que estuvieran informados de la existencia de este programa, me sugirió que fuera al Barrio Las Piedras, porque estaba cercano y porque había algunos becarios, que era más fácil encontrar personas que tuvieran conocimiento de esto por el hecho de ser vecinos o conocidos.

Atendiendo su sugerencia, me trasladé a ese Barrio logrando visitar siete familias de las cuales sólo pude entrevistar a cuatro debido a que en una casa estaba solamente una persona mayor que no escuchaba bien y no podía proporcionar ningún dato; en otra más, la señora estaba dando de comer por lo que se disculpó sin aceptar opción de ser visitada más tarde y una tercera que, aunque estaba abierta la casa, nadie salió a atender mi llamado. De esta manera, logré concretar cuatro entrevistas, cuidando que los entrevistados reunieran dos condiciones: que conocieran acerca de la existencia del programa y también que conocieran a alguna familia que tuviera un hijo o hija becados.

De esta experiencia se hablará en la siguiente entrega.

Primera parte, click aquí

Segunda parte, click aquí

*La presentación de este trabajo se ha dividido en cinco partes: Introducción, Primera Reunión con Padres de Familia con hijos becarios, Segunda Reunión con Padres de Familia con hijos becarios, Entrevista a Padres de Familia sin hijos becarios, Análisis de la Información. Conclusiones.

**Dirección de Sistemas Administrativos. Universidad Autónoma de Tamaulipas gtrigos@uat.edu.mx

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