Usar las palabras de otros como práctica social: Complejizando la conversación

n fechas recientes se han expresado en redes sociales y en otros medios de comunicación diferentes opiniones sobre lo que implica usar las palabras de otros en un trabajo propio sin hacer el reconocimiento de la obra o el autor original. Sin embargo, tenemos que reconocer que copiar es una práctica aceptada e, incluso, promovida por la propia escuela en los niveles básico y medio (e inclusive, en el nivel superior). Consideramos que, en parte, esto es así porque a menudo las prácticas educativas en el salón de clase se sustentan en una idea del aprendizaje y la enseñanza basada en la transmisión (y adquisición) de conceptos y en una tradición didáctica que favorece más el transmitir los contenidos curriculares y el cumplir con las tareas asignadas que la construcción del conocimiento, su representación, la apropiación de discursos y la producción escrita propia. Es en este escenario en donde se promueven prácticas textuales basadas en la reproducción de los escritos ajenos: por ejemplo cuando los alumnos deben encontrar información o copiar una definición, poner su nombre en su hoja y entregarla; o cuando entregan “trabajos de investigación” copiados de diferentes fuentes, muchas veces sin explicaciones, sin articulaciones propias y sin citas. Los maestros los reciben, los aceptan, los evalúan y aprueban a los alumnos.

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