Trumpadas contra la educación, la ciencia y el sentido común

La política educativa y científica guiadas por el fanatismo y la ignorancia radical

José Rangel[1]

Introducción

trumpLa elección de Donald Trump para presidente de los EE.UU. ha sacudido al mundo. Fundamentalmente, porque la decisión de la parte del electorado que votó por él (no mayoritaria), suficiente de acuerdo con su mecánica electoral, parece avalar un pensamiento contrario a la racionalidad contemporánea. Que se votara por él fue claro por los sondeos que se hacían a lo largo de la campaña y, finalmente, porque así lo demostraron los conteos finales de la elección.

El irracionalismo y otros elementos presentes en el discurso de Trump, que desvelan rasgos  no distantes al despotismo, el fanatismo y al fascismo (Eco, http://www.openculture.com/2016/11/umberto-eco-makes-a-list-of-the-14-common-features-of-fascism.html) es lo que asusta. Hay ahora un desatado representante de los menos educados dispuesto a disparar misiles contra la línea de flotación de las insignias de la cultura, la ciencia y la educación norteamericanas.

Es imposible exagerar el daño potencial que las Trumpadas de Donald pueden causar a la educación en los EE.UU. (y el resto del mundo). Peor aún, cuando esta elección se suma a la reciente decisión del Reino Unido de aislarse de la Unión Europea, la cual es vista como más dañina aún para la ciencia que el mismo Trump. (https://www.timeshighereducation.com/news/sir-fraser-stoddart-brexit-far-worse-for-science-than-donald-Trump).

De Trump y el Brexit queda claro que lo que el Mundo necesita es más educación para resolver los problemas que la civilización presenta, incluyendo los efectos de los avances tecnológicos, el desempleo y subemepleo concomitantes, la polarización del ingreso personal y regional, así como de las migraciones derivadas.

Solo la inmensa ignorancia de Trump puede permitir pensar que el aislamiento total de un mundo que presuntamente los acecha y amenaza es la solución a los problemas de la civilización.

Es muy difícil predecir los efectos que tendrán las medidas que Trump piensa instrumentar en los frentes de la educación, la ciencia y la cultura. Plantea un vuelco tan drástico que rompe con la tendencia histórica del mundo. ¿Tiene alguien derecho a hacerlo? sobre todo cuando quienes establecieron compromisos de largo plazo son simplemente deshonrados en el acuerdo.

Alarma cuál pueda ser el resultado esperado para la educación cuando un discurso educativo como el que maneja Trump tiene visos, si no de pleno oscurantismo, sí de vuelta a un pasado que incluso los EE.UU. no han conocido durante su historia educativa como país.

Aquí algunos botones:

  1. En primer término, considera que la educación en EE.UU. es, sin más, un fracaso. (https://www.facebook.com/DonaldTrump/videos/10156692264830725/)
  2. Está dispuesto a desmantelar la educación pública y volver a la educación localista, sectaria, confesional: School Choice. Éste será el objetivo nacional prioritario (http://thehill.com/blogs/ballot-box/presidential-races/295034-trump-to-earmark-20b-for-school-choice).
  3. Deshacerse del tronco de saberes comunes fundamentales (Common Core), uno de los logros más avanzados del sistema educativo estadounidense, desde preescolar hasta la educación media superior. (https://twitter.com/realDonaldTrump/status/697613947655086080)
  4. Su misión es desmantelar el monopolio educativo controlado por el Estado. Según Trump, ninguna de las políticas fallidas en ese país, está más urgida de un cambio radical que este monopolio estatal.
  5. De igual manera, buscará desmantelar la otra “gran barrera” hacia el progreso: los sindicatos de maestros. No habrá definitividad y se pagará solo con base en el mérito individual. Responsabiliza a los Demócratas de establecer una alianza con los sindicatos magisteriales. Los sindicatos canalizan toneladas de recursos al Partido, según Trump, y éste les garantiza poner una barrera que los mantenga libres de competencia con la School Choice. Así no hay competencia en la educación. El resultado de la operación de este mecanismo es que el proyecto de School Choice se mantiene marginado y los sindicatos garantizan un monopolio educativo sin competencia, comandado por el Estado (Trump dixit). Por supuesto, según el mismo personaje ahí se encuentra el verdadero fondo de la mala educación en los EUA.
  6. Es difícil encontrar una propuesta más acabada para volver al oscurantismo educativo, eliminar la educación pública y dejarla en manos de cualquier dogma o fanatismo. ¿Cual será la respuesta universitaria?
  7. Se abre así la puerta del infierno educativo. Veremos nuevamente la entronización del creacionismo. Las explicaciones fantásticas tendrán cabida. Será necesario, entonces, establecer un nuevo track educativo con estos fundamentos, desde la educación básica hasta la superior. Se abrirán no sé si laboratorios de investigación o de magia. Seguramente capillas de oración para iluminar al mundo.
  8. Más aún, está dispuesto a desaparecer el Departamento de Educación, conocido como ED. La misión de este Departamento, hoy día, no es más que impulsar la educación de excelencia y garantizar la igualdad de oportunidad educativa para todos.

Si la elección de Trump a la presidencia fue el resultado del apoyo de los menos educados, lejos del mundo de la academia y la educación superior, irónicamente, los espacios vinculados con la educación serán de los más seriamente afectados por las decisiones de reversión anunciadas ya por un largo rato.

La destrucción del Common Core

La destrucción del Common Core (saberes comunes fundamentales) y sus sustitución por saberes locales sin importar su fundamento es el obús más letal que puede golpear la línea de flotación de la educación norteamericana.

El logro establecido en los estándares del Common Core fue resultado de atestiguar un deterioro evidente en el progreso académico de los estudiantes de todo nivel, desde preescolar hasta el término del High School (media superior). Toda prueba comparativa internacional señalaba una pérdida de competitividad frente a los mismos estudiantes de otros países.

Entre las principales causas de esta situación se detectó la disparidad de estándares académicos de un estado a otro y un sensible desacuerdo sobre lo que los estudiantes debían ser capaces de conocer y hacer al final de cada ciclo escolar.

A partir de 2009, en un esfuerzo conjunto y masivo de profesores, directores, gestores y todo tipo de expertos, se llevó a cabo un enorme esfuerzo colectivo que culminó en lo que se conoce como Common Core State Standards (estándares estatales de los saberes fundamentales). Estos estándares definen el conocimiento y habilidades que los estudiantes de todos los estados de la Unión Americana deben manejar al concluir cada grado desde el año 1 hasta el 12. Al finalizar la educación media superior (año 12), los estudiantes deben estar capacitados en niveles de excelencia que les permita continuar de manera exitosa cualquier tipo de estudios de nivel terciario profesional, universitario o tecnológico.

Los estándares académicos de excelencia se enfocan a lo que llaman ELA (Inglés, Matemáticas y, Lengua y Artes). Al finalizar el año 12 (media superior), los estudiantes deben estar en las mejores condiciones para tener éxito en la vida, cualquiera que se la opción que escojan.

Para alcanzar los objetivos cada estado, cada escuela y cada profesor está en libertad de seleccionar los métodos que se consideren los más apropiados.

El Common Core (CC) es una iniciativa estatal, independiente de cualquier otro programa federal. Más aún el gobierno federal no desempeñó papel alguno en el diseño del CC, ni tampoco es obligatoria su implementación.

Fundamentalmente, el CC no es un curriculum, sino un conjunto de objetivos comunes y expectativas de lo que los alumnos deben alcanzar en términos de conocimiento y habilidades. De igual manera, tampoco hay un control central sobre sus logros y resultados. Ni tampoco se genera una base de datos de información de ningún tipo de aquellos que decidan adoptarlos. (http://www.corestandards.org/about-the-standards/myths-vs-facts/).

Queda claro que difícilmente puede pensarse en la conformación de un monopolio educativo bajo el control del estado.

Los estándares establecen aquello que se espera de los alumnos en cuanto conocimiento al final de cada ciclo escolar. De forma que tanto padres como maestros sean capaces de comperender y apoyar su aprendizaje.

Las características fundamentales de los estándares son:

  1. Basados en evidencia e investigación.
  2. Claros, comprensibles y consistentes.
  3. Alineados con las expectativas de las universidades y las escuelas profesionales.
  4. Basados en un contenido riguroso y en la aplicación del conocimiento por medio de las mayores habilidades del pensamiento.
  5. Elaborados sobre la base del conocimimiento y los estádares vigentes.
  6. Formar en consonancia con los elementos educativos de otros países de alto desempeño, con el fin de preparar estudiantes en el contexto de una sociedad y economìa globales. (http://www.corestandards.org/read-the-standards/).

Las propuestas educativas de Trump, por lo visto, abandonan todo intento de, globalización, internacionalización, capacidad competitiva mundial, inserción en los estándares educativos mundiales y recula el progreso para reducirlo a un entorno provinciano.

A lo largo de la formación del primero al duodécimo año el CC apunta a dar al estudiante la capacidad de desarrollar pensamiento crítico, capaz de resolver problemas y proveerle las herramientas analíticas para dotarlo de los elementos que le permitan ser exitoso en cualquier camino que escoja en su futuro.

Las expectativas puestas en el CC no son menores, en tanto científicos, así como población en general consideran que ahora la educación recibida al concluir la media superior (K12) no es mundialmente competitiva y es, en gran medida, responsable de uno de los mayores problemas que enfrenta el desarrollo científico en EE.UU. 92% de los científicos estadounidenses consideran que los logros de la ciencia en ese país son mejores que los de cualquier otro país. Sin embargo, solo 16% de científicos del mismo grupo considera que la educación en el nivel K12 es mejor que la del resto del mundo. (http://www.pewinternet.org/2015/01/29/public-and-scientists-views-on-science-and-society/pi_2015-01-29_science-and-society-00-03/download/).

 

Las preocupaciones en la educación superior y la ciencia

A diferencia de las desafortunadas manifestaciones públicas relacionadas con la educación básica y la ciencia, Trump ha sido menos vociferante en lo que respecta a la educación superior. No es claro qué intenciones puede tener. No ha hecho referencia a política alguna sobre el tema, ni sobre cuál puede ser su visión en general.

Sin embargo, es claro para el mundo de la academia que la construcción de muros y las políticas aislacionistas (hasta para combatir el Ébola), la amenaza de expulsión de mexicanos y centroamericanos, la prohibición al ingreso de musulmanes, el desconocimiento de acuerdos comerciales y el vuelco a la globalización de la economía mundial no augura buenos horizontes para la educación superior.

Lo anterior ha generado un ambiente de gran ansiedad en la academia. Para nadie es secreto que la excelencia científica y académica de los EE.UU. está construida con una buena dosis de elementos foráneos. Sin duda, estos cimientos se encuentran amenazados y con ellos el liderazgo científico de ese país.

De acuerdo con la National Science Foundation, más de 5 millones de inmigrantes se encuentran trabajando en los EUA como ingenieros o científicos.

Existe, sin embargo la esperanza, de acuerdo con las declaraciones de Trump de que su administración ofrecerá todas las oportunidades para que cualquier ciudadano alcance el tope de su potencial educativo. Ello, suponen, debiera garantizar mantener la preeminencia de la educación superior norteamericana en el mundo y el camino a una sociedad más igualitaria.

Las llamadas research universities públicas, ha sufrido recortes constantes durante más de 10 años. Los recortes prometidos en la gestión Trump pueden significar severos golpes adicionales. En particular se verán mayormente afectadas todas las universidades que no se encuentran en la cima de los listados de rankings. Las universidades privadas, aquellas que conforman los primeros lugares, tienen condiciones financieras que les permitirán capear el temporal. Sin embargo, los listados se verán seriamente alterados. Las universidades públicas tenderán a resabalar y el mercado de las privadas a flotar.

Por el contrario, a actividad científica se siente directamente amenazada, en tanto la miríada de declaraciones de Trump sobre la ciencia los hace sentirse más que preocupados.donald-trump

A continuación pueden disfrutar de una muestra de los horrores expresados por Trump y que tienen a los científicos del mundo con el alma en vilo.

  • En un twitt de 2012, el ahora presidente electo afirmó que el concepto de calentamiento global no era más que un invento chino, con el fin de restar competitividad a las manufacturas norteamericanas.
  • Contrario a toda evidencia científica, apoya la idea de que las vacunas MMR (triple viral, Sarampión, Paperas y Rubéola) causan Autismo[2].
  • Responsabiliza parcialmente a la eliminación de divisiones de asbesto, como retardante de fuego, del colapso del WTC en 2001, cuando nunca se empleó este material en su construcción.
  • Contrario a la opinión de médicos expertos en salud pública e infectología, propuso suspender totalmente los vuelos procedentes de países con Ebola. Esta medida no haría más que dificultar la ayuda y el monitoreo de posibles infectados. La London School of Hygiene and Tropical Medicine publicó un artículo para explicar que no hay riesgo de contagio aéreo. El Ebola se transmite por medio de fluidos corporales.
  • Contrario a la evidencia, sostiene que los focos ahorradores de energía causan cáncer, debido a las radiaciones UV que emiten (menores a las del Sol).
  • De la misma manera, sostiene que las granjas de energía eólica son dañinas para la salud, cuando avasalladora literatura científica lo refuta.

 

Muchos científicos respondieron a la enorme sarta de falsedades científicas diseminadas por Trump asegurando que, en efecto, desdeña y desconfía de la ciencia, por lo que sienten que sus intereses científicos pueden verse seriamente comprometidos.

No dudan que puede llegar a prohibirse cualquier tipo de cualquier investigación relacionada con el cambio climático. En el mejor de los casos, los fondos se congelarán. Qué se puede esperar si Trump ha repetido hasta la saciedad que eliminará y retirará los fondos de instituciones como la Environmental Protection Agency (EPA). En una entrevista con Fox News, la llamó “una desgracia” y aseguró que es mejor estar mejor sin ella (http://talkingpointsmemo.com/livewire/donald-trump-epa-dept-of-education). En consecuencia piensa retirar a los EE.UU. del acuerdo de Naciones Unidas sobre cambio climático. El recurso de estos programas lo destinará a ampliar la investigación espacial.

Todos estos elementos han hecho que sea considerado un presidente anticiencia. Más de 2 mil 300 cientistas norteamericanos, entre quienes se encuentran 22 recipiendarios Nobel en distintas disciplinas, publicaron una carta abierta dirigida al presidente electo Trump y al Congreso donde los exortan a respetar a la ciencia. (https://s3.amazonaws.com/ucs-documents/science-and-democracy/ucs-scientist-letter-to-trump-11-30-2016.pdf).

Entre muchos grupos, destaca la carta abierta publicada por un grupo de 500 mujeres, quienes se manifiestan como miembros de distintas minorías, raciales, étnicas y religiosas; como inmigrantes, personas con discapacidades, con multiplicidad de preferencias de género y como científicas. En ésta se manifiestan contra la retórica de odio mostrada por Trump durante la campaña presidencial y contra los intentos por desacreditar el papel de la ciencia en la sociedad. (https://500womenscientists.org/#our-pledge).

Las mujeres científicas manifiestan que la ciencia como pilar fundamental de la democracia y el progreso está con Trump bajo amenaza. (https://blogs.scientificamerican.com/voices/an-open-letter-from-and-to-female-scientists/).

Es claro, pues, por qué 85% de los científicos norteamericanos decidieron expersarse en la urnas a favor de la candidata demócrata Hillary Clinton. Pocas veces se ha visto a los científicos mantener una actividad política tan intensa como ahora. Es necesario que la academia y la investigación en México se sienten a valorar los efectos que en un futuro no distante tendrán estas políticas de horror.

 

[1] Instituto de Investigaciones Económicas, UNAM. Correo: rangel@unam.mx

[2] https://www.statnews.com/2016/03/31/vaxxed-vaccine-autism-movie/

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