Patricio en Educación Futura.
Categoría: Opinión
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La educación en el informe de la ASF (primera parte)

Tal como lo establece la ley, el pasado 20 de febrero, el auditor, Juan Manuel Portal, entregó a la Cámara de Diputados el Informe del Resultado de la Fiscalización Superior de la Cuenta Pública 2012. Del discurso del Auditor sobresalen, a mi juicio, al menos cuatro puntos. Primero, la declaración de que con el actual sistema de rendición de cuentas no es posible combatir la corrupción. Esto, dijo, afecta la credibilidad y la calidad de nuestra democracia. Segundo, la necesidad de crear un tribunal de sanciones; tercero, la existencia de “los precarios contrapesos para la rendición de cuentas” a nivel estatal. En el plano local, no hay independencia ni autonomía de los entes fiscalizadores. Cuarto y último punto, la advertencia sobre los fondos de las pensiones que, según Juan Manuel Portal, representa “uno de los mayores riesgos para la sustentabilidad de las finanzas públicas”.
El tema de las pensiones adquiere relevancia para la educación superior pues, según el Tomo Ejecutivo del Informe, el monto por estas obligaciones laborales en los 28 regímenes de pensiones de las universidades públicas estatales (UPE), es de 575,212.7 millones de pesos. Esto presenta 9.1 por ciento del total de los pasivos laborales. Basándose en los análisis actuariales, la ASF determina que 43 por ciento de las UPES pueden presentar “insuficiencia financiera” entre 2012 y 2018; 35 por ciento estarán en problemas entre 2019 y 2027; 11 por ciento sufrirán entre 2034 y 2065 y sólo el 11 por ciento restante “garantizó” la suficiencia de recursos para su plan de pensiones. Parece que las universidades estatales requieren formar buenos planificadores financieros que trabajen en ellas, así como es urgente poner mayor atención a las peticiones de los secretarios generales de los sindicados universitarios, muchos de ellos, permeados por los mismos vicios de otros gremios del sector educativo.
Para la fiscalización de la cuenta de 2012, se abarcaron 127 dependencias y entidades, correspondientes a los tres Poderes de la Unión, cuatro organismos constitucionalmente autónomos, 19 universidades públicas y los 32 gobiernos de las entidades federativas. Asimismo, se revisaron los fondos federales de 190 gobiernos municipales y de siete delegaciones del Distrito Federal. De este mundo de información, sobresalen las observaciones hechas a las instituciones de educación superior. Por ejemplo, la ASF señala que los convenios de transferencias financieras suscritos entre la Secretaría de Educación Pública (SEP) con los gobiernos de los estados siguen presentando un “carácter inercial” que impide contrarrestar la inequitativa asignación de los recursos. Por si esto fuera poco, en 15 de las 19 universidades auditadas se pagaron “conceptos” que no estaban establecidas en dichos convenios, hubo subejercicios, faltas de comprobación y algo más grave: la organización que debería privilegiar el mérito académico, realizó “pagos a personal que no acreditó cumplir con los perfiles requeridos para los puestos desempeñados”. ¿Cuatismo?
Lo que llama la atención de este uso inapropiado de los recursos públicos es que las instituciones de educación superior son, para el trabajador común, cada vez más rigurosas y estrictas en el manejo burocrático-administrativo. ¿Por qué entonces se siguen reproduciendo vicios en ambientes de severa normatividad? ¿No será que los controles administrativos están ahorcando actividades sustanciales —e.g. investigación, discusión y reflexión intelectual— mientras se deja manga ancha en otras áreas?
Pero no todo hacemos mal en nuestras instituciones. Reconociendo el sentido positivo de la autonomía universitaria, la ASF destaca que instituciones como la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y la de Chapingo “han iniciado la implementación de acciones de mejora para la actualización de su normativa, así como procedimientos de control para mejorar la transparencia y rendición de cuentas”. Incluso, el Informe de la ASF destaca que la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) recibió sólo una observación y que ésta fue una mera solicitud de aclaración.
El Informe de la ASF es una base sólida para sustentar la confianza que la sociedad ha puesto sobre las instituciones generadoras del conocimiento. Asimismo, puede ser un documento que permita identificar los problemas que enfrenta la actual política educativa y alerta sobre las acciones que hay que evitar en el futuro. Sobre esto hablaremos la próxima semana.
El autor es profesor de la Universidad Autónoma de Querétaro (FCPyS).
Publicado en Campus Milenio.
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Pobre Educación Media Superior

Ya se realizó en Monterrey el foro correspondiente a la revisión de la Educación Media Superior y de acuerdo con lo reportado por la prensa, lo más destacado fue el decálogo de problemáticas de la EMS por cortesía del Subsecretario del ramo.
Hablar de los males que aquejan a la educación, se parece mucho al dicho popular “De mis males estoy muy bien, pero de mis bienes estoy muy mal”. El camino fácil para ganar el aplauso del respetable consiste en eso, en hacer señalamientos al estilo sofista, sin contexto, demagógico.
A los maestros se les acusa de todo, en los tiempos recientes se ha dicho que carecen de ética y en el Foro el Subsecretario señaló que “entre los problemas que aquejan a la EMS está la débil profesionalización de los docentes,… que estos no cuentan con una preparación consolidada.” ¡Qué ligereza de juicio de valor!
En esta tesitura, lo mismo pueden decir los maestros de las autoridades educativas. Los maestros cuentan con documentos que acredita formación inicial como tales y experiencia frente a grupo ¿pueden decir lo mismo, los secretarios y subsecretarios?
Señala el subsecretario “Los estudiantes ven aprendizajes poco relevantes al interior de los centros escolares, lo que les provoca desinterés y abandono escolar.” ¡Afirmación sin fundamento! Los estudiantes ven los programas oficiales elaborados por la SEP y no es el desinterés lo que provoca el abandono, el estudio más reciente realizado por la propia SEP revela que es la pobreza la causa principal de que más de 3 mil muchachos abandonen diariamente la escuela preparatoria.
Ciertamente la eficiencia terminal de la EMS es muy baja, pero lo es también la matrícula de ingreso. Ni las becas, ni las tutorías, ni todas las estrategias de retención oficiales han dado los resultados esperados, y esto no es por falta de interés de los muchachos ni por falta de ganas de los maestros, el tema es multifactorial y apunta al gran fracaso del país para dar a los padres de los muchachos, empleo digno, bien remunerado y con la protección social y legal prescrita en el 123 constitucional. Sería mejor revisar el modelo neoliberal con el que se maneja la economía, que estar restregando a los maestros las culpas ajenas.
Ciertamente la infraestructura, el equipamiento de máquinas y herramientas, conectividad, bibliotecas y el aprovisionamientos de los insumos perecederos para las prácticas son insuficientes, pero esto es responsabilidad del gobierno federal y de los estatales, no de los planteles ni de los maestros. Sin embargo hay ejemplos dignos de amplio reconocimiento realizados en los planteles, mediante gestión apropiada, recursos propios y donativos de personas generosas. Se puede hablar también de ellos.
En cuanto a que sólo 6 de cada 10 estudiantes de preparatoria transitan a la Educación Superior, creo que son menos. Pero este no es un tránsito automático, tiene que ver con muchos otros factores entre los que cito: los exámenes de admisión, llamados eufemísticamente “concurso de ingreso” que no son otra cosa que “desgranadores sociales”; siguen las cuotas impagables; y la falta de cupo.
Ahora bien, eso de que con el tiempo “los estudiantes se inserten de forma precaria en los mercados laborales” no es una constante, no hay relación entre titularse y obtener un empleo. Los estudios más serios sobre el tema revelan que son muy pocos los que consiguen emplearse en el área en la que se prepararon, los más, simplemente toman el trabajo que tienen a la mano porque el desempleo está a la alza, y este tema es más complejo de lo que se piensa bajo la óptica de la inmediatez.
La cobertura ciertamente es baja, no tanto porque el bachillerato excluya a los pobres, (eufemística o candorosamente llamados “vulnerables o desfavorecidos). Los excluye la falta de cupo en los planteles, por eso se están ofertando las opciones virtuales, y las Secretarías de Educación están dando RVOEs a preparatorias que operan en cocheras y aún así, se quedan muchos muchachos sin inscripción.
Ciertamente, el decálogo del Subsecretario es doloroso como él mismo lo definió, pero más doloroso es que no se ofrezcan soluciones y que se perciban como problemas unidimensionales los que son temas complejos y multifactoriales.
Es doloroso también que sólo se piense en desarrollar las competencias que reclaman las empresas, y que se abandone la formación consustancial del ser humano. Las competencias, son solamente una estrategia escolar no la panacea de la educación, nosotros los viejos no estudiamos por competencias y no por ello somos incompetentes.
El subsecretario define la EMS como “insuficiente, desigual e inadecuada” y ofrece como solución “… que la esperanza sea el rasgo definitorio de la EMS… de tal modo que los estudiantes vean en este nivel educativo un escaparate de oportunidades que avive el fuego de sus aspiraciones.”
¿Y las respuestas, las soluciones, las acciones, las políticas educativas?
¡Pobre Educación Media Superior!
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Escuela y sociedad

Los sistemas educativos tienden a reflejar y a reproducir a las sociedades de las que son parte. Hay momentos, sin embargo, en los que la “concordancia” entre escuela y sociedad se vuelve problemática.
Durante muchas décadas, el sistema educativo mexicano presentaba afinidades electivas fuertes con la sociedad y la economía del país. Por el lado de la escuela, estas afinidades tenían algo que ver con los contenidos curriculares, pero anclaban fundamentalmente en prácticas cotidianas y recurrentes dentro y fuera del aula. Las escuelas mexicanas tenían como cometidos básicos: “fabricar mexicanos”; aportarle a los educandos los conocimientos y destrezas básicos requeridos para realizar actividades repetitivas (memorizar, repetir); y socializarlos en las peculiares maneras de sobrevivir un entorno marcado por múltiples esquizofrenias y fracturas.
Una función absolutamente central del sistema educativo consistía, así, en entrenar a niños y jóvenes para navegar con éxito una realidad en la que resultaba crucial, por ejemplo, priorizar la subordinación a la autoridad —de corte básicamente personal— por sobre casi cualquier otra cosa (entre otros, la información llegada a través de los sentidos), así como aprender a lidiar con la brecha pertinaz y gelatinosa, entre las reglas formales (por ejemplo, llegar a tiempo) y las reglas informales (la “puntualidad” depende de quien se trate) a través de las cuales se organizaba la convivencia efectiva entre desiguales profundos.
Durante mucho tiempo, los resultados educativos resultaron funcionales para una sociedad desigual, para una economía que crecía y que requería trabajo repetitivo, y para un sistema político en el que la materialización concreta de la “participación ciudadana” pasaba por la pertenencia—indispensable—en alguna corporación y/o en alguna red clientelar que exigía voto, asistencia a marchas y demás, a cambio de beneficios particulares, así como por el respeto a los repartos de poder vigentes.
La progresiva modernización social y económica del país, fue erosionando la funcionalidad del sistema educativo para el desarrollo del país. La liberalización económica, la descentralización política y la alternancia, terminaron por ampliar la brecha entre escuela y sociedad. Una economía integrada al mundo y un sistema político más plural y competitivo, parecían requerir otro tipo de escuela: una escuela productora de sujetos pensantes, críticos, creativos y autónomos.
El problema es que, como tantas otras veces, la apuesta mexicana por la modernidad de los 80 y 90, terminó siendo parcial y produciendo una exacerbación de las diferencias. El Mexiquito moderno y global, por un lado, y el Mexicote atrapado en las viejas formas y en los patrones de siempre. En lo educativo, la tensión se resolvió, también, separando: educación privada para los modernos o los que aspiran a ello, y educación pública para los atrapados sin salida, en un presente sin muchas ventanas. Solución muy imperfecta, pero funcional para la reproducción del status quo.
Imaginar otra escuela posible, una en la que la reproducción de la colectividad importe, pero en la que también importe darle alas a los niños y a los jóvenes mexicanos para que se hagan de sus propias vidas no pasa, prioritariamente, por pruebas estandarizadas o por despedir más o menos maestros. Pasa, primero que nada, por imaginar el país que queremos, y hacer de la escuela un vehículo central para darle viabilidad a ese proyecto colectivo.
bherediar@yahoo.com
Publicado en La Razón
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ENLACE y las universidades

En su artículo “La suspensión de ENLACE: ¿un asunto de fe o de reflexión?” (Educación Futura, 31 de enero de 20149, Pedro Flores-Crespo, investigador de la Universidad Autónoma de Querétaro, preguntó: ¿quién ejerce la vigilancia y la contraloría social de las acciones que emprenden la SEP y el Instituto Nacional de Evaluación Educativa? La pregunta es pertinente e interesante.
En la actual visión político-educativa, la evaluación se constituyó en el timón de la nave, el mapa de navegación y el capitán; eso exige, desde una perspectiva medianamente democrática, que las acciones gubernamentales junto a las políticas públicas sean objeto de escrutinio riguroso. Si ellas fijan condiciones, establecen marcos normativos y supervisan, luego entonces son primeras responsables y no pueden excluirse a la hora de los juicios.
Por otra parte, Pedro Flores-Crespo advierte algunas ausencias en el debate por la denostada prueba y desliza un cuestionamiento al que quiero referirme de forma más extensa. Literalmente dice: “algunos rectores de universidades públicas prestigiadas ahora hacen mutis cuando en otro momento rechazaban tajantemente (la prueba) ENLACE”. No sé a qué rectores alude, sólo recuerdo una declaración del doctor José Narro afirmando que dicho examen no se aplicaría en la UNAM, pero es otra muy buena pregunta y habría que insistir: ¿por qué no dicen nada? El que calla no dice nada, interpreto, aunque no porque no lo piense o no tenga una postura.
Muchas aristas tiene el cuestionamiento, porque múltiples son las responsabilidades de la universidad con respecto al conjunto del sistema educativo. No es fortuito que las Cumbres Mundiales de Educación, en París, justamente llamaron la atención sobre el desdén con que suelen mirar las universidades a los otros niveles del sistema, y refrendaron el compromiso de las instituciones superiores.
Por otro lado, un balance hecho por viceministros de educación básica en América Latina, recogido por Gustavo Fabián Iaies (“Los debates de la política educativa en el nuevo milenio. Conservaciones con los protagonistas de la toma de decisiones”, Buenos Aires, Aique, 2011), concluyó en el irrelevante papel que jugaron las universidades respecto a la escuela básica.
Hay otro elemento que obligaría a una toma de posición de las universidades públicas: también en ellas (en las que tienen bachilleratos) se aplicó ENLACE. Aquí las hipótesis para explicar el silencio pueden variar: desde la indiferencia con que miraron la prueba y la injerencia de la SEP en su interior, hasta la indignación por la forma en que asumieron con celo la examinación y tomaron decisiones basadas en los resultados, dictados en cierta medida por prácticas fraudulentas y un serio déficit técnico en su elaboración.
La ofensiva mediática a favor de no suspender ENLACE, encabezada por grupos como Mexicanos Primero, junto a las irregularidades demostradas, son ingredientes de un necesario debate de prácticas oprobiosas, aunque todavía circunscrito a espacios reducidos. Un debate muy incipiente pero saludable para vigorizar el sistema educativo y la reflexión sobre la escuela mexicana.
Qué bueno que se debate, qué lamentable que lo discutido se circunscriba a los yerros de la conducción política del anterior y del actual gobierno.
Qué lamentable que en estos debates la televisión siga destinando espacios marginales, desinformando o mal informando.
Qué bueno que unos participen, qué lamentable que muchos de los implicados todavía eludan su responsabilidad. Pero lo más lamentable, sin duda, es el poco impacto entre la sociedad de estos temas ligados a la reforma educativa y a la relevancia de la educación en el presente y en los años por venir.
Twitter@soyyanez
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Hace un año, que hoy se cumple en este día

Hoy hace un año que el Diario Oficial de la Federación publicó las enmiendas al artículo tercero, que incitaron la promulgación de las leyes General del Servicio Profesional Docente y del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, así como reformas en la Ley General de Educación. El conjunto de ordenamientos perfila un modelo de reforma institucional, que acarrea cambios en las reglas del juego en la política educativa. Hoy también se cumple un año que la Procuraduría General de la República aprehendió a Elba Esther Gordillo. Este hecho acapara la atención pública de la efemérides. Los cambios en la constitución parecen ser un asunto de segunda mano.
En un año muchas cosas han cambiado. Contra lo que muchos pensaban, la camarilla dominante en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación no se desbandó con la captura de la señora Gordillo, sigue vigente y mantiene el control de los fondos sindicales, así como de los hilos que son la fuente de su poder.
Algunos colegas subestimaron a Juan Díaz de la Torre, no le veían estatura de cacique, siempre había sido el segundo de a bordo. Pero, a pesar de comportarse “modosito” pronto aprendió a sentarse en asiento del chofer. Cierto, es parco, no incordia con su discurso ya que pende sobre su cabeza —y en la de otros líderes— una averiguación previa, que los obliga a “conducirse como es debido”. Pero esa docilidad aparente le reditúa frutos. Puede negociar con discreción que la “armonización de las leyes en los estados” (que deberán estar listas para el 12 de marzo) no lastimen los intereses de las camarillas del SNTE.
No que las leyes que se publicaron en septiembre del año pasado sean perfectas, pero contienen elementos que, bien aplicados, le permitirían al gobierno retomar la rectoría de la educación, que es el propósito declarado. Pero en este país, las leyes se negocian. Dependen de los intereses en juego. La señora Gordillo está en la cárcel, pero sus cómplices y subordinados no; éstos se repartieron el poder que ella ejercía. Ya negociaron que aceptarían las leyes a cambio de impunidad. Pero luego se retractan y aprovechan que a los gobernadores no los toma en cuenta el gobierno federal para que suavicen los filos de la Ley General del Servicio Profesional Docente.
Y si las camarillas “institucionales” del SNTE negocian la ley, sus opositores de la Coordinadora de Nacional de Trabajadores de la Educación no se quedan atrás. El 21 de enero, La Jornada anunció que se cocina un acuerdo de diálogo entre la Secretaría de Gobernación y los grupos disidentes para reinstalación de maestros cesados. Según la nota, ya convinieron disponer mesas resolutivas en los estados para garantizar el cumplimiento de este pacto.
A pesar de que dirigentes de la CNTE habían respondido al secretario de Educación Pública de que ninguno de los 500 maestros cesados eran afilados de sus organizaciones, hoy se desmienten. Sí hubo despidos. Pero de qué sirve tener buenas leyes (o leyes a secas) si al final todo se puede mercadear, hasta quedarse con los frutos de las transas que se hicieron a la sombra del poder. Vamos, la familia de la señora Gordillo disfruta de los bienes que según todas las pruebas que la PGR dio a conocer, son producto de acciones ilegales.
Me pregunto si vale la pena festejar el primer aniversario de las reformas a la constitución en materia de política educativa. Nunca me hice ilusiones de que se avecinaban cambios mayores, pero esperaba que algo se haría para restar privilegios a los chapuceros. Decía Paulo Freire que a los educadores no nos está permitido perder la esperanza, pero hay ocasiones en que la realidad es abrumadora. Aún con la señora Gordillo en prisión, el corporativismo magisterial sigue vivo y coleando. ¡Qué mal para México!
Retazos
Otro motivo de preocupación. Excélsior publicó el 20 de enero que el INEE advirtió que rechazará historiales negativos de quienes aspiren a ser aplicadores de los procesos de evaluación para el ingreso al Servicio Profesional Docente. El historial negativo incluye antecedentes de mal desempeño, impuntualidad, inasistencia el día del examen, reportes de comportamiento indebido, negligencia, manejo inadecuado del material o extravío de exámenes. ¡Mala señal!
*Académico de la Universidad Autónoma Metropolitana
Publicado en Excelsior
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La integración norteamericana

Andrés Oppenheimer.
La cumbre del presidente Obama con los presidentes de México y Canadá fue una oportunidad perdida para relanzar el acuerdo de libre comercio entre los tres países, que acaba de cumplir 20 años, pero produjo un plan que, a pesar de haber pasado casi desapercibido en los medios, podrá tener un impacto muy positivo en la integración económica y cultural de Norteamamérica.
Aunque gran parte de la cobertura periodística de la cumbre celebrada el miércoles en Toluca, México, se centró en los acuerdos de cooperación en temas de energía y seguridad, quizás las conversaciones más importantes fueron las que giraron en torno al plan de México de aumentar dramáticamente su flujo de estudiantes a universidades de EE UU, así como las investigaciones científicas conjuntas y los centros de innovación, en los próximos cuatro años.
Según altos funcionarios mexicanos, durante la reunión bilateral de Obama con el presidente mexicano Enrique Peña Nieto realizada al margen de la cumbe, el presidente mexicano le mostró al presidente Obama una lámina con una explicación gráfica de su plan para incrementar el número de estudiantes mexicanos en las universidades de EE UU de los 13.800 que hay en la actualidad a 100.000 para el 2018.
Si México concreta su nuevo programa de movilidad estudiantil a las universidades norteamericanas, podría tener un enorme impacto en los vínculos entre EE UU y México
El póster, una copia del cual me fue enviada por correo electónico, muestra que México planea aumentar el número de sus estudiantes en las universidades estadounidenses en a 27.000 este año, 46.000 en el 2015, 64.500 en el 2016, 82.000 en el 2017 y 100.000 en el 2018. O sea, un total de 319.500 estudiantes durante los próximos cuatro años. El plan de México, llamado Proyecta 100.000, también contempla aumentar el número de estudiantes estadounidenses que van a México de los actuales 4.100 a 50.000 en 2018.
En este momento, el nivel de los intercambios estudiantiles de México con Washington es penosamente bajo. Mientras China tiene 194.000 estudiantes en universidades de EE UU, Estados Unidos, India 100.000, Corea del Sur 72.000 y Arabia Saudí 34.000, los 13.800 estudiantes mexicanos figuran casi al final de la lista, según cifras oficiales de EE UU. Hasta el diminuto Taiwan, así como Japón y Vietnam tienen más estudiantes en EE UU que México y que cualquier otro país latinoamericano.
Pero si el plan Proyecta 100.000 se concreta, será uno de los más ambiciosos de su clase. Obama ha anunciado su plan llamado Fuerza de 100.000 en las Américas, que contempla a aumentar el número de estudiantes de EE UU en Latinoamerica y Canadá a 100.000. Brasil, a su vez, ha lanzado el plan Ciencia sin fronteras que se propone enviar 100.000 graduados brasileños a cursar posgrados, principalmente en ciencia e ingeniería, en todo el mundo. Y Chile ha lanzado su propio plan para enviar cada año a 6.000 jóvenes a realizar posgrados en el extranjero.
México planea aumentar el número de sus estudiantes en las universidades estadounidenses en un total de 319.500 estudiantes durante los próximos cuatro años
La movilidad estudiantil, especialmente la de estudiantes extranjeros a las universidades de EE UU, se considera un factor clave para ayudar a los países a ser más competitivos. Prácticamente todos los principales rankings de las mejores universidades del mundo coinciden en que los centros de altos estudios de EE UU siguen estando a la cabeza en investigació científica y técnica.
Los funcionarios mexicanos dicen que planean pagar el enorme incremento de intercambios estudiantiles con fondos públicos y privados.
Fuentes próximas a la reunión de Toluca me dijeron que, durante las reuniones bilaterales, México también pidió ayuda a Washington para facilitar los trámites de visa y reducir los costos de estudios para los estudiantes mexicanos. Además, para estimular un aumento de estudiantes de EE UU en México —actualmente hay menos estadounidenses estudiando en México que en Costa Rica, Brasil o Argentina—, México ha pedido a Washington que modifique las “alertas de viaje” publicadas por el Departamento de Estado, para dejar claro que hay en México muchas zonas libres de violencia, dicen los funcionarios mexicanos.
Mi opinión: Es una verdadera lástima que Obama, Peña Nieto y el primer ministro canadiense Stephen Harper no hayan aprovechado el 20 aniversario del acuerdo de libre comercio entre los tres países para relanzar el bloque comercial norteamericano.
Por ejemplo, podrían haber anunciado planes de eliminar todas las barreras de comercio y servicio que quedan, para hacer más eficientes las cadenas de abastecimiento de las empresas multinacionales, y poder así competir con China de manera más eficaz. Sin embargo, la administración Obama ha decidido concentrar su energía en la creación de la Sociedad TransPacífica (TPP), un bloque econó³mico mucho más amplio que incluirá gran parte de Asia, así como México, Chile, Perú y Canadá.
Pero si México concreta su nuevo programa de movilidad estudiantil a las universidades de Estados Unidos, será el principio de un fenómeno cultural que podría tener un enorme impacto en los vínculos entre EE UU y México, y sentará la base de una integración mucho más profunda en América del Norte.
Publicado en El País
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La Universidad de la Barbacoa

La universidad de la barbacha se localizará en el municipio de Capulhuac y contará con una inversión de más de 47 millones de pesos que provendrán del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), de los diputados y del propio gobierno del estado (El Universal, 14/02/14). Aunque aún no se tiene el terreno para instalar la universidad y cavar el tradicional hoyo, Eruviel afirmó que este proyecto servirá para impulsar proyectos productivos, por ejemplo, enlatar y empaquetar barbacoa para poderla vender al interior de la República e inclusive fuera del país. Orgulloso, el gobernador Ávila asegura que la “barbacoa más rica de todo el mundo” la podrán degustar mexicanos y extranjeros (nota de Jesús Cárdenas, Noticieros Televisa, 14/02/14).
Pero, como afirma el Zócalo de Saltillo, no “todo acaba ahí”. El mandatario también señaló que “se podrá experimentar con nuevos sabores para la barbacoa”. Ya encarrerado, Eruviel declaró que la Universidad de la Barbacoa “nos permitirá el poder (sic) experimentar con sabores particulares especiales, con hierbas aromáticas que le darán un toque especial a nuestra barbacoa; también a efecto de que los huesos se puedan comercializar, se puedan industrializar para la alimentos de perritos, de gatitos” (www-zocalo.com.mx).
Al buscar la información técnica sobre la creación de la Universidad de la Barbacoa, esta columna no tuvo éxito. Por ello, es pertinente levantar algunas preguntas para que el lector de Campus se forme su propia opinión. Los impuestos de muchos contribuyentes del Estado de México y fuera de él van a servir para este nuevo experimento y es necesario que le sigamos la pista de manera puntual.
En primer lugar, ¿qué resultados arrojaron los estudios de factibilidad para justificar la creación de un centro o universidad de este tipo? ¿Se pueden conocer públicamente tales estudios? ¿Estuvieron tales investigaciones avaladas por algún organismo independiente? Si bien Eruviel declaró que Calpuhuac “tiene talento para la producción de barbacoa” pues elabora hasta “45 mil toneladas de guisado”, no es claro en qué tiempo se alcanza esta producción y si es sostenible a través del tiempo. ¿El centro servirá para mantener tal producción a costa de un posible daño ecológico? Es pregunta.
Segundo punto, no es clara la denominación de la anunciada universidad mexiquense. Si el Conacyt va a participar en el mejoramiento científico de la guaguacoa, ¿será un centro de investigación SEP-Conacyt? ¿Qué fines va a perseguir? ¿Qué carreras va a ofrecer? ¿Cuál es la demanda de la barbacoa fuera de México para pensar en una inversión de este tipo? ¿Qué tipo de estudiante quiere atraer? ¿Qué dicen estudios de la demanda estudiantil? ¿O será que la creación de la UNIBACO es una planeación a tientas?
El tercer cuestionamiento a la idea de crear una Universidad de la Barbacoa es si no se va a burocratizar una práctica ancestral —la preparación de la barbacoa— y a forzar a pequeños productores a un juego artificial (“El mundo demandará su carne ahumada”). En este sentido, vale la pena recordar los estudios de la doctora María de Ibarrola, especialista en educación y trabajo y ex presidenta del Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE), que mostraban lo equivocado que era tratar de escolarizar procesos artesanales como el de la hechura de zapatos. En León, Guanajuato, capital zapatera, se pensó que las universidades tecnológicas (UT) tendrían “relevancia social” si ofrecían el Técnico Superior en estos menesteres. ¿El resultado? Muy pocos zapateros se inscribieron a la UT pues aprender a hacer calzado era una labor más artesanal que escolarizada.
Cuarto y último punto. La investigación de alimentos en el mundo es una industria muy rentable y útil, pero se requiere desarrollar tecnología de punta, construir sofisticados laboratorios, contratar científicos altamente calificados, tener entornos seguros y libres de delincuencia y sobre todo, contar con una mentalidad abierta y moderna, alejada de los compadrazgos políticos. ¿Estará pensando en un perfil así el gobernador del Estado de México para echar a andar el Centro de Investigación e Innovación de Alimentos y Productos Cárnicos, CIIAPCA? ¿Será un institución estrictamente basada en el mérito académico?
Esperemos que pronto se ponga a disposición del público los datos, evidencias y justificaciones técnicas del mandatario estatal para crear un proyecto educativo de este tipo. Su construcción, desarrollo y eventual éxito tienen que estar basados en la vigilancia crítica de la ciudadanía mexiquense. Hay que estar pendientes.
Publicado en Campus Milenio
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El fin de la educación: Extrañando a Postman

En 1996, el crítico social y especialista en educación norteamericano, Neil Postman, escribió un libro fundamental: The End of Education: Redefining the Value of School. Postman usó en su título la palabra “end” en el doble sentido de “final” y de “propósito” para decirnos que una educación sin finalidad (trascendente y honorable, lo cito), es una con la que conviene acabar (lo más pronto posible, lo cito de nuevo).
The End of Education viene hoy especialmente a cuento en México, lugar en el que, como sabemos, inició recientemente el ejercicio denominado “Foros de consulta nacional para la revisión del modelo educativo”. Un ejercicio, hay que decir, que tiene un tufito espantosamente parecido al de aquellas “consultas” que organizaba el IEPES en los tiempos dorados (y no tanto) del “PRI-gobierno-Estado-México”, pero que, en cualquier caso, se agradece, pues, por fin, dejamos (un ratito) de hablar de los medios para intentar hablar de los fines (deseables) de la educación en México.
En el libro, Postman usa la noción de dios/es como metáfora para referirse a los fines de la educación (esos —insiste una y otra vez—sin los cuales, no tiene sentido y es mejor acaba con ella) en general y, en particular, en los Estados Unidos. Señala que los dioses que hasta ahora han guiado a la educación en ese país (entre otras, las narrativas de la democracia, de Jesús, del melting-pot y de la ética protestante) están muy desgastados y tienen que ser reemplazados urgentemente. Critica los falsos dioses que se pasean como reemplazos (la utilidad económica y la tecnología, por ejemplo) y propone cinco nuevas narrativas para darle brújula, contenido fuerte y sentido a la educación presente y futura en su país.
Las enlisto. 1. La narrativa de los seres humanos como conductores y responsables de la nave-Tierra, misma cuyo centro está en las nociones de cooperación e interdependencia. 2. La del “Ángel caído” cuyo propósito es hacer de los alumnos “detectores de errores” y seres capaces de cuestionar las verdades absolutas y, al mismo tiempo, buscar sin cansancio las verdades incontrovertibles y las ideas que perduran. 3. La tercera narrativa, la del “experimento americano” que alude a la idea de que argumentar y experimentar es lo que los americanos “hacen” y, con ello, se “hacen”. 4. La “Ley de la diversidad” que postula que “somos el resultado de nuestras interacciones con otros, distintos” y por ello conviene conocerlos. Y, la quinta, la de la relación entre la realidad y el lenguaje, en la que nos recuerda que la realidad sólo es a través del lenguaje y, simultáneamente, que es construida por éste; en suma la idea de los seres humanos como tejedores de palabras y hacedores del mundo, misma que para Postman constituye el fin último de la tarea de educar.
Resumir este libro en este brevísimo espacio es un ejercicio condenado al fracaso. Para intentar motivar su lectura, los dejo mejor con un par de citas:
“…cuando es mejor, la escuela puede ser acerca de cómo construir una vida, lo cual es muy distinto a cómo ganarse la vida…”
“…la educación pública no sirve a un público. Crea al público”.
bherediar@yahoo.com
Publicado en La Razón



