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    Tecnología en educación básica

    A inicios del Siglo XXI, se reunieron los ministros de educación de diferentes países para reorientar la educación de este siglo y para aprender a vivir en el tercer milenio. Del 5 al 8 de septiembre de 2001, en Ginebra, tuvo lugar la 46ª Reunión de la Conferencia Internacional de Educación de la UNESCO. Ahí se plantearon las necesidades y se tomaron “acuerdos” que los gobiernos de los países convocados han mantenido vigentes en sus políticas educativas.

    Por subrayar algunas demandas apremiantes, se mencionaron: reformas, prácticas y contenidos, para fortalecer el carácter formativo de la educación y aprender a vivir juntos. También se marcaron ideas sobre los requerimientos de la vida democrática, se propuso evitar o disminuir la desigualdad por el riesgo de exclusión tecnológica, se sugirió “mejorar el uso de las tecnologías de información y comunicación” tanto para la formación docente como para las aulas de educación básica.

    Después de ese año 2001, para el caso de México, se puso sobre la mesa la revisión de prácticas educativas tecnológicas como: la Telesecundaria (desde 1968), la Red Satelital de Televisión Educativa, Edusat, y el Programa de Educación Media Superior a Distancia (desde 1995), la Videoteca Nacional, el Programa Secundaria Siglo XXI y Secundaria a Distancia para Adultos (desde 2000). Se diagnosticó el estatus de la tecnología dentro del Sistema Educativo, y continuó su paso. Inició la Videoteca Educativa de las Américas en 2003, y la aplicación del programa Enciclomedia en 2004.

    En el ámbito curricular, se presentaron reformas a la educación básica de 2006 a 2009, y luego se articularon en 2011. Este esfuerzo se completó con otro conjunto de acciones denominado: Habilidades Digitales para Todos que consistía en dotar de equipos, lograr la conectividad de escuelas y capacitación de profesores.

    Podemos decir que desde esas fechas se ha acentuado la presencia de la tecnología en los Planes Nacionales de Desarrollo y en los Programas Sectoriales de Educación, en los sexenios de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña.

    En el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, aparece la Estrategia 3.1.4. “Promover la incorporación de las nuevas tecnologías de la información y comunicación en el proceso de enseñanza aprendizaje” y como Línea de acción: “Ampliar la dotación de equipos de cómputo y garantizar conectividad en los planteles educativos”. En el Programa Sectorial de Educación 2013-2018, la Línea de acción 1.5.6. prescribe: “Dotar a todos los alumnos de escuelas públicas de una computadora o dispositivo portátil en quinto grado de primaria”. Y se puso en marcha el Programa de Inclusión y Alfabetización Digital (PIAD).

    En el 2013 la SEP repartió 240,000 equipos de cómputo portátiles para los estudiantes que cursaban 5º y 6º grados de primaria en escuelas públicas en los estados de Colima, Sonora y Tabasco. Entre otras acciones se impulsa la nueva generación de materiales educativos, se fortalece la infraestructura y se desarrolla trabajo educativo con Tecnologías de la Información y la Comunicación.

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    En este ciclo escolar 2014-2015, se otorgaron 709,824 tabletas electrónicas en los estados de Colima, México, Puebla, Sonora, Tabasco y Distrito Federal, como parte del PIAD. Cada dispositivo tiene un valor aproximado de 1,840 pesos; tiene un sistema android y una serie de aplicaciones educativas.

    Las Tabletas tienen cargados muchos textos, audio y videos de: CENAPRED, CONADIC, CONACYT, CONACULTA, CONAFE, CONAPRED, PROFECO, Secretaría de Salud, IFAI, ILCE, INAH, MUNAL, Radio Educación y la Academia Mexicana de la Lengua.

    Del mismo modo incluye actividades para todas las asignaturas de quinto grado, correspondientes a los cinco bloques. Son interactivas con ejercicios y se relacionan estrechamente con los temas de los programas de estudio.

    Tiene la sección “Familia”, donde aparecen diversos temas de interés: Alimentación saludable, Convivencia, Cuidado de datos personales, Economía familiar, Salud, Uso seguro de la tecnología, ¿Qué hacer en caso de desastre? y Zonas arqueológicas.

    En el apartado “Biblioteca digital” hay algunos textos electrónicos literarios que se pueden consultar relacionados con los temas y actividades de las asignaturas o de manera independiente. Hay piezas en la Fonoteca, y un Diccionario de consulta.

    También incluye la aplicación GeoGebra, que contiene nociones de Matemáticas y Ciencias, con ejercicios interactivos de Geometría y Álgebra del nivel educativo que cursan. Cuenta con la aplicación Mindomo, para elaborar mapas mentales y conceptuales. Y como otra herramienta útil, trae una aplicación para trabajar como procesador de textos, hoja de cálculo, diseño de presentaciones y lector de archivos pdf. Existen aplicaciones que requieren conexión a internet para descargar programas, aplicaciones, juegos, imágenes y videos. La aplicación Mythware, ofrece oportunidades de colaboración y trabajo interactivo, y para ello es necesario conectarse a un servidor común.

    Repercusiones

    Para incorporar el funcionamiento de las tabletas, de una manera proactiva y que trasciendan el aprendizaje de los alumnos, es necesario realizar adecuaciones pedagógicas que vayan de la mano con las prescripciones curriculares. La incorporación de estos dispositivos ha generado altas expectativas de sus resultados, por el costo que representaron, por sus potencialidades, y porque es importante cerrar la brecha que existe entre nuestro modelo pedagógico y la tecnología.

    Sin embargo, como se anunció desde un principio, existen dificultades que emergen inevitablemente, y que obstaculizan el desarrollo del PIAD. No basta con la inversión descrita, sino que es importante que las escuelas cuenten con la infraestructura mínima necesaria para “cargar” la batería de las tabletas, conexión a internet y un servidor para que se exploten todas las posibilidades de las tablets.

    También es necesario que los docentes tengan una habilitación suficiente para incorporar las tabletas a los procesos de enseñanza y de aprendizaje, para que las tabletas no funjan únicamente como complementos de la práctica escolar, sino que sean motores que transformen la educación de los niños de quinto grado. Este eslabón docente ha quedado olvidado en la cadena de implementación del programa.

    Las niñas y los niños que recibieron su tablet, a menos de un mes de manejarla, ya están familiarizados con su funcionamiento. Dado que son dispositivos intuitivos y su sistema operativo es amigable y fácil de manejar, tanto que, para estas fechas, muchos de sus usuarios han descargado juegos, imágenes, audio y video, con sólo una cuenta de correo electrónico.

    Aunado a ello, como consecuencia secundaria, los niños ahora son susceptibles cibernéticamente hablando, y vulnerables de tan solo portar las tabletas en sus mochilas.

    Por último, esperaremos que se acumulen mayores beneficios que desventajas de su aplicación. Las demás entidades estarán esperando su turno en la implementación del PIAD. La Secretaría de Educación estará sujeta al presupuesto que le aprueben para la extensión de sus programas. Y las tabletas pondrán a prueba su buena calidad, uso eficiente y actualización de contenidos, para que no caduquen al finalizar el ciclo escolar.

  • ¿A qué le tiramos?

    ¿A qué le tiramos?

    ESCUELAS DE CALIDAD

     

    En comparación con vivir en la calle, se ha dicho que el caserón de Zamora constituía una mejor situación para los niños que ahí moraban. Había problemas: hacinamiento, higiene paupérrima, mala alimentación y trato inadecuado —o simple maltrato— por parte de la benefactora y sus auxiliares, pero es necesario reconocer, insisten algunos, que es mejor tener una madre autoritaria que carecer de la atención de la que parió a esa pequeña que nos mira. Regalar el apellido permite, ni hablar, que la “que tiene los papeles notariados” decida el tipo de disciplina requerido, así sea mediante golpes pues, a fin de cuentas, la señora acepta que “quien bien te quiere, te hará llorar”.

    Más allá del desproporcionado operativo, indefendible, y de la palmaria ausencia, vil indolencia del Estado para hacerse cargo de sus responsabilidades (al menos regular la acción de los particulares que lo sustituyen) hay un problema que tenemos que atender: ¿cuál es la vara a usar para medir lo que es justo en los proyectos de atención social de los particulares, y del propio gobierno? En todos los temas que importan para el desarrollo del país con equidad, un asunto central es determinar el parámetro de referencia que orienta a las políticas públicas y sus objetivos. Se trata de una cuestión crucial si se quieren conocer, reconocer, ponderar o criticar las iniciativas en curso.

    Hay dos posibilidades, creo: contrastar las acciones y los efectos que producen con la carencia previa, o bien cotejar la distancia entre la penuria y el derecho que asiste a las personas de acuerdo con la ley. En un caso, cualquier remedio es mejor que nada, y en otro los proyectos de atención se comparan con lo estipulado, por todos, como lo necesario para todos en las constituciones, convenios y leyes. Son derechos y por ende exigibles e irrenunciables para la autoridad encargada de asegurarlos. En otras palabras, es la diferencia entre la caridad —lo que sea su voluntad— y la justicia: lo que me corresponde. ¿Beneficiario agradecido o sujeto de derechos?

    La manera en que se vive en una casa que atiende a niños abandonados, si es inadecuada, no se justifica al argumentar que los menores están mal, sí, pero antes peor. Ese razonamiento no es válido en un régimen legal. La vara para medir no es la ausencia de lo necesario antes vivido, sino la obtención plena del bien público comprometido. Evaluar la diferencia entre no contar con nada y ahora tener algo, aunque lo que se tenga sea de pésima calidad, justifica la irresponsabilidad del Estado y abre cauce a iniciativas privadas que no necesariamente se orientan por valores generales, plasmados en normas a seguir, sino por convicciones particulares.

    Ocurre en todos los ámbitos: ¿es un avance tener una clínica sin medicinas suficientes ni doctores preparados, casi el puro edificio, pues antes en esa comunidad no tenían nada? Es cierto que hay miles de escuelas sin pupitres, agua o luz; pero date de santos, Manuel, porque hace unos años ni eso que te ofende había. Y algo es algo, ¿no? No: una universidad sin biblioteca ni laboratorios es una pésima institución, no “algo” mejor porque hace poco ni esa simulación existía.

    Son los derechos, horizonte a lograr y cota de exigencia. Mientras aceptemos la falacia de comparar lo malo de hoy con lo ausente ayer, no avanzaremos en la construcción de la ciudadanía indispensable para cimentar un andamiaje de derechos como referente colectivo a defender. ¿A qué le tiramos? Frente a la carencia, cualquier cosa es buena; si los derechos a la vida sana y segura, la buena salud y una educación con calidad son la tirada, no cualquier medida es satisfactoria ni basta la buena voluntad. A menos que el país acepte ser como una peluquería en un pueblo entrañable de mi infancia: se llamaba “peor venías”.

    mgil@colmex.mx  

    Profesor del Centro de Estudios Sociológicosde El Colegio de México

    Publicado en El Universal