Educación Futura

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  • Caminito de la escuela en el mundo al revés

    Caminito de la escuela en el mundo al revés

    Bienvenido este nuevo ciclo escolar en el que trabajaremos por enderezar este mundo al revés

    Juan Martín López Calva
    Juan Martín López Calva

    La escuela del mundo al revés es la más democrática de las instituciones educativas. No exige examen de admisión, no cobra matrícula y gratuitamente dicta sus cursos, a todos y en todas partes, así en la tierra como en el cielo: por algo es hija del sistema que ha conquistado, por primera vez en toda la historia de la humanidad, el poder universal. En la escuela del mundo al revés, el plomo aprende a flotar y el corcho, a hundirse. Las víboras aprenden a volar y las nubes aprenden a arrastrarse por los caminos.
    Eduardo GaleanoPatas arribaLa escuela del mundo al revés, p. 9.

    Como dice la canción de Gabilondo Soler -Cri Cri– el día de hoy estarán con sus libros bajo el brazo, desplazándose por las ciudades de este país roto por la violencia, la corrupción y la impunidad en camino a la escuela, alrededor de treinta millones de niñosniñas y adolescentes.

    Cargados de ilusión tal vez algunos, de flojera muchos otros y de resignación la mayoría irán acompañados de sus padres y madres a iniciar o retomar su trayecto formativo en un país que en lugar de asumir que la educación es uno de los principales medios para transformar la realidad socioeconómica y cultural hacia la construcción de una sociedad sosteniblemente más justa, pacífica, democrática e incluyente, muestra cada vez menos interés y destina cada año menos recursos proporcionalmente hablando al fortalecimiento y desarrollo de un sistema que pueda llamarse auténticamente educativo.

    Al mismo tiempo que los estudiantes, los docentes y directores escolares harán el mismo caminito de la escuela con sentimientos encontrados entre la esperanza renovada o tal vez bastante abollada por la realidad que no los ha revalorizado como se prometió hace ya siete años y que los golpea con el desinterés y la falta de apoyo y relevancia que le dan a la escuela las autoridades, las familias, los educandos y la sociedad toda, ocupada en una polarización estéril y acostumbrada a la situación de violencia cotidiana que se ha naturalizado y ha llegado hasta la tribuna de la llamada Cámara alta, el Senado de la República que ha sido desvirtuado por dos sujetos que no merecerían ocupar un cargo tan honroso de representación de la ciudadanía.

    ¿Qué puede hacer la escuela si unos días antes de iniciar las clases dos Senadores de la República envían un mensaje totalmente anti educativo que dice que las diferencias, aún en las más altas instituciones nacionales se pueden arreglar a golpes sin necesidad de desgastarse en pensar y debatir de forma civilizada?

    ¿Qué impacto puede tener un docente frente al mensaje de violencia e impunidad que comunica el asesinato de Aída Karina Juárez, madre buscadora de Zacatecas que llevaba dos meses buscando a su hija desaparecida?

    Frente a estas realidades vergonzosas, inaceptables, la que realmente educa es la escuela del mundo al revés, como la llamaba Eduardo Galeano. La escuela más democrática porque llega a todos los rincones y no requiere de examen de admisión ni pide ganarse una calificación. No cobra matrícula e imparte sus cursos de forma totalmente gratuita a todos y todas, en cualquier horario y con amplia difusión.

    En esta escuela de la vida, de la vida en el mundo al revés que más bien es mera supervivencia, como dice el epígrafe de hoy“…el plomo aprende a flotar y el corcho, a hundirse. Las víboras aprenden a volar y las nubes aprenden a arrastrarse por los caminos. Porque en la ley de la selva del mundo al revés, que educa con mayor fuerza que la escuela formal, los valores más elevados van dejando de exaltarse incluso en los discursos y son cada vez más pisoteados en los hechos, lo que debería ascender y volverse ejemplar se arrastra y aquello que tendría que rechazarse por negativo se eleva y se pone en el pedestal de lo deseable”.

    El mismo Galeano plantea en su libro que hace más de un siglo, Alicia después de visitar el país de las maravillas, se metió en un espejo para descubrir el mundo al revés, pero que, si ella naciera hoy, no necesitaría atravesar ningún espejo porque le bastaría asomarse a la ventana para ver en vivo y en directo este mundo alrevesado en el que todos y todas vivimos y en el que se (mal) educan nuestros futuros ciudadanos y ciudadanas.

    Para ilustrar esta contradicción imperante tomo otra cita del libro: Hoy en día, ya la gente no respeta nada. Antes, poníamos en un pedestal la virtud, el honor, la verdad y la ley… Donde no se obedece otra ley, la corrupción es la única ley. La corrupción está minando este país. La virtud, el honor y la ley se han esfumado de nuestras vidas”.

    Podría uno pensar que quien lo dijo fue un gobernante ejemplar, un empresario honesto, un ciudadano comprometido, un predicador o filósofo, pero no, se trata de una declaración de Al Capone en una entrevista con Cornelius Vanderbilt Jr.

    Lo anterior nos muestra que la escuela del mundo al revés no es algo que empezó ahora ni hace unos pocos años sino un fenómeno histórico que Lonergan relacionaría con el ciclo amplio de declinación de las civilizaciones. Se trata de un proceso en el que gradualmente se va renunciando a la inteligencia, al pensamiento crítico y al comportamiento ético y se entronizan el sentido común utilitario y con mirada cortoplacista, el ruido mediático, la apariencia y la influencia antes que la decencia y la sensatez que pondera lo que realmente construye humanidad y desaprueba con firmeza lo que deshumaniza.

    ¿Qué puede hacer la escuela formal frente a esta escuela del mundo al revés? ¿Cómo contrarrestar desde la humilde y escasa de recursos institución escolar a un sistema que se impone con cinismo y alarde crecientes? ¿Qué puede enseñar, más allá de los contenidos de las asignaturas o los “campos formativos” -o informativos- un docente común, que vive su profesión hoy bajo el riesgo que le impone el mundo al revés, incluso de posibles sanciones legales o hasta violencia directa?

    Resulta sin duda una tarea muy cuesta arriba la de los educadores y educadoras que hoy retornan a sus aulas. La tarea de formar a las nuevas generaciones para enderezar este mundo al revés y ponerlo otra vez en su posición deseable, la tarea de contribuir con un granito de arena a enderezar este mundo al revés a partir de su humilde pero muy poderosa influencia en los niños, niñas y adolescentes que todavía confían y creen en los docentes cuando educan con su testimonio y no solamente con su discurso, cuando construyen prácticas verosímiles en las que las finalidades que declaran se alinean con las acciones que desarrollan para lograrlas.

    Lo más natural -y no sería reprochable-, lo más sencillo sería renunciar al compromiso de transformar el mundo al revés en un mundo amable en el que quepan todos, en el que no se excluya a nadie de la humanidad y en el que las nubes vuelvan al cielo que nos hace soñar y las víboras vuelvan a arrastrarse.

    Pero somos los profesionales de la esperanza, ésa que es la última que muere y como dice Morin, aunque la misión parezca imposible, la dimisión resulta igualmente imposible. Bienvenidos, bienvenidas todos y todas a este nuevo ciclo escolar en el que vamos a seguir trabajando por enderezar este mundo al revés.

    *Doctor en Educación UAT. Tuvo estancias postdoctorales en Lonergan Institute de Boston College. Miembro de SNI, Consejo de Investigación Educativa, Red de Investigadores en Educación y Valores, y ALFE. Profesor-investigador de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).

  • Vacaciones y vandalismo en las escuelas

    Vacaciones y vandalismo en las escuelas

    Carlos Ornelas
    Carlos Ornelas

    La violencia criminal no se reduce a asesinatos, chantajes, extorsiones o secuestros. Las vacaciones escolares abren la posibilidad de que los delincuentes roben los planteles escolares con el menor de los riesgos y ciertas garantías de impunidad. Las noticias de robos de computadoras, cables, ventanas, mobiliario, aparatos de aire acondicionado (en zonas cálidas) y hasta de inodoros, lavamanos y persianas plagan las páginas de periódicos locales. Ningún estado está a salvo de hurtos en las escuelas. En todos lados se cuecen habas.

    Sin embargo, una nota de Milenio, del viernes 15 de agosto, causa alarma. En Tamaulipas no solo hay huachicol y disparos a granel, en 2024 los fulleros cometieron hurtos en 2,190 planteles, el 30% de la entidad. Igual que en otras partes del país, los directivos de las escuelas no denuncian los hurtos. Piensan que no vale la pena, que ninguna autoridad hará nada y es mínima la expectativa de recuperar los bienes. En algunos estados, las asociaciones de padres de familia organizan cierto tipo de centinelas, pero es insuficiente, además de que, en caso dado, no tendrían manera de frenar a los transgresores; muchos usan armas.

    Lo peor del caso es que en Tamaulipas, según el reportaje, la mayoría de los hurtos los cometen jóvenes. Algunos fueron exalumnos del plantel, lo revelan videos de las cámaras de vigilancia. Tal vez lo mismo suceda en el resto del país. En algunas partes surge el perjuicio de que los adolescentes ladrones son pobres y quizá en muchos casos lo sean, pero echarle la culpa a la pobreza por la violencia es la salida fácil. En ciertos casos se ha probado que muchos chavales de clase media caen en las garras del vicio —o lo inducen los agentes del narco— y para sufragar sus compras de pingas pastillas u otros productos, acuden al robo. Las escuelas en vacaciones son presa fácil.

    Muchos diarios del país reportan el vandalismo y saqueos de bienes escolares. Pero pocos informan, acaso porque las autoridades no investigan, a quiénes compran los productos. Es otra clase de latrocinio que queda impune. ¿Otra herencia de abrazos y no balazos?

    La denuncia pública del robo a más de dos mil escuelas en Tamaulipas no provino de la oposición que quiera denostar a los artífices de la Cuatroté, ni de empresarios ni de grupos ajenos a Morena. La nota la dio el diputado del partido mayoritario, Marcelo Abundis. Propuso al congreso del estado reformar el código penal y aumentar la pena de siete a 15 años de prisión para quienes roben en las instituciones educativas. Piensa que disminuirán los despojos si se aumenta la pena en el código penal. Cavilo que esa propuesta no asusta a los delincuentes, jóvenes o viejos, el problema no es de leyes, sino de su aplicación. La impunidad es el eslabón débil de la cadena. Tenemos un Estado de derecho frágil y una procuración de justicia más quebradiza que el vidrio de las ventanas de las escuelas.

    Algunas voces manifiestan que el imperio de la criminalidad se debe a que ni familias ni escuelas hacen su tarea de educar e inculcar los valores de honestidad y rectitud, que no fomentan una moral de decencia y solidaridad. Es otra respuesta fácil, culpar al sistema educativo, a los padres de familia y a los maestros de la flaqueza moral de la sociedad.

    El asunto es grave y no hay soluciones sencillas ni de corto plazo. Claro, la educación juega un papel importante, pero es el contexto político, la violencia en la sociedad y la impunidad de los criminales quienes afectan la convivencia pacífica entre los mexicanos.

    La buena noticia: ya se van a acabar las vacaciones.

    Retazos

    La SEP informó ayer (Boletín 265) que con el programa “’Mi derecho, mi lugar’”, todas y todos los jóvenes de la Ciudad de México que lo solicitaron tienen un lugar garantizado en bachillerato”. Pregunto si la Secretaría tiene contemplado qué hacer si al joven o su familia no les gusta la escuela que les tocó ni quieren estudiar en línea.

    No sé si la Nueva Escuela Mexicana, con toda la parafernalia discursiva que acarrea, podrá hacer que los jóvenes de bachillerato se queden en la escuela, que les guste, como quiere la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.

  • ¿A las cuántas canciones nos volvemos buenos?

    ¿A las cuántas canciones nos volvemos buenos?

    Pedro Flores-Crespo
    Pedro Flores-Crespo

    A mis tías Raquel y Rosa María, por el canto

    En una “mañanera” de abril, la presidenta Claudia Sheinbaum convocó a jóvenes mexicanos y estadounidenses a participar en un concurso de música llamado “México canta por la paz y contra las adicciones”.

    El propósito de esta iniciativa se divide en dos. Por un lado, abrir oportunidades para que jóvenes talentosos entren al mundo de la música profesionalmente y por otro, crear una “nueva” música mexicana, que esté “inspirada en valores y emociones ajenas a la apología de la violencia y a la denigración de la mujer”. El primer objetivo es encomiable, pero el segundo requiere análisis y discusión.

    Como los gobiernos electos desde el de Felipe Calderón (2006-2012) para acá fracasaron en su estrategia de seguridad pública, ¿ahora hay que tratar de controlar los mensajes expresados por el arte y la música con máscara de “promoción cultural”? Claudia Curiel, Secretaria de Cultura, ataja: “No se trata, evidentemente, de prohibir o censurar, sino de hablar de muchas otras cosas”. ¿”Hablar” de lo quiere el gobierno?

    Ante el creciente número de muertes y desapariciones, ¿qué podría hacer en realidad la música? Frente al crimen organizado y la colusión de las y los políticos con los delincuentes, ¿qué “rola” tocar? Ante las malas decisiones políticas y sus trágicas consecuencias para las personas, ¿qué himno componer? Van dos aclaraciones.

    Primero, el poder de la música y de la canción es innegable. Dicen que Julio César, líder romano, expresó de Casio, su conspirador: “Él no escucha música, sonríe poco”. Entonces, nuestra emociones pueden ser en verdad exaltadas por letras, ritmos y armonías. Pero para que eso sea posible, los artistas deben vivir en espacios de libertad para expresar, sin obstáculos, su razón sensible. Por eso son artistas, no empleados de gobierno. En estos tiempos, componer por encargo de algún poder (religioso, político o empresarial) para adecentar la realidad y promover lo que el sacerdote o “la científica” desean será un jugoso negocio pero insustancial. La “canción del bienestar” no existe o va a ser insulsa por más recursos que le acerquen para crearla.

    Segunda aclaración: la violencia es deplorable desde cualquier punto de vista, pero esta surge y se recrea por medios más amplios y complejos que por el simple hecho de escuchar un corrido tumbado o una canción con contenido explícito. Imaginación y realidad son distintas. Las causas reales de la violencia que enfrentamos no han podido (o querido) ser identificadas claramente por los gobiernos de Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador y ahora el de Sheinbaum que, en lugar de actuar con inteligencia y efectividad, “dejó el camino por coger la vereda”, diría la canción de BuenaVista Social Club.

    Los gobiernos electos tienen, por ley, la obligación de combatir el crimen y la violencia y si no dan resultados, dejar el poder y de representarnos. “Qué tiemble el Estado”, canta Vivir Quintana. ¿De qué sirve “prohibir cierta música que supuestamente hace “apología de la violencia” cuando un ex gobernador aliado a la causa morenista burla la justicia ante acusaciones de intento de violación? ¿Se protege al más pobre haciéndonos de la vista gorda ante la creciente extorsión en territorios gobernados por el partido oficial?

    Como diría el gran José Alfredo, con este gobierno, “es preciso decir una mentira”. La moralidad no está en el arte ni en la música. La iniciativa de Sheinbaum es una salida falsa. No se puede combatir la violencia “a su manera”.

  • El derecho a la educación en contextos de violencia

    El derecho a la educación en contextos de violencia

    ODEJ-Lab es un espacio de análisis y posicionamiento sobre el acontecer de la política educativa en México y en América Latina. Nuestro objetivo es fomentar debate crítico, producir conocimiento basado en información veraz y coadyuvar en la formulación de la política pública y estrategias político-pedagógicas enfocadas en el pleno ejercicio del derecho a la educación.

    María Mercedes Ruiz Muñoz / María Fernanda Álvarez Gil / Ibero Ciudad de México

    Los acontecimientos recientes en varios estados de la República evidencian, en los últimos años, la vulneración del derecho a la educación de niñas, niños, adolescentes y jóvenes, quienes se ven obligados a abandonar la escuela y a desplazarse, junto con sus familias y comunidades, a otros lugares. Tal es el caso de estados como Chiapas, Sinaloa y Guerrero, entre otros.

    De acuerdo con Colin (2024), 30% de los maestros ha enfrentado situaciones relacionadas con esto. Por ejemplo, en Sinaloa, las instituciones educativas dejan de funcionar de un momento a otro debido a la inseguridad[1] y las instituciones de educación superior buscan abrir espacios educativos alternativos como el trabajo en línea y otras propuestas educativas que se construyeron durante la pandemia.

    En este contexto, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, se presentó el trabajo de investigación doctoral[2] de Alberto Colin Huizar referido a ser maestro en los márgenes en contextos de violencia y crimen organizado (Colín, 2024). Llama la atención lo que se reporta acerca de la vida escolar en las escuelas y las vicisitudes de los maestros para el cuidado de sus estudiantes y de su propia persona.

    Se trata de una etnografía que recupera las voces y narrativas de la vivencia de varios docentes que, en su trayectoria, se vieron obligados a desplazarse de sus escuelas por motivos de violencia que atentaban contra su vida y la de sus estudiantes. Se presentan varios casos de maestros y maestras de primaria y telesecundaria que enfrentan situaciones extremas ante la lucha de los poderes fácticos relacionados con el crimen organizado y los diferentes cárteles.

    Destaca el caso de un maestro de origen indígena que aprendió a hablar español hasta la escuela secundaria. Su primera asignación como maestro por la Secretaría de Educación del Estado (SEE) fue en la escuela Rafael Ramírez, donde fue muy bien recibido por los otros docentes. En su primer mes de trabajo en la escuela, una camioneta se cruzó en su camino y lo subieron en la parte trasera del vehículo. Después de un rato la camioneta se detuvo, descendieron al maestro, lo hincaron y apuntándole a la cabeza le preguntaron de dónde era, qué hacía ahí, con quién venía y que si era un “halcón”.

    Él les dijo que era un maestro de la escuela y que llevaba tan sólo unas semanas ahí. Los sicarios le pidieron que les diera el contacto de alguien y que, si esta persona respondía por él, no lo matarían. Les dio el teléfono del director de la escuela, lo llamaron y no respondió; le dieron la oportunidad de darles un segundo contacto, que fue el de otro compañero de la escuela, quien sí respondió el teléfono y les hizo saber a los sicarios que sí conocía al maestro y se responsabilizaba por él. De esta manera logró salvar su vida, pero el miedo invadió su cuerpo y sufrió de gastritis nerviosa después del acontecimiento. Tramitó su transferencia en la primera oportunidad y fue reubicado en otro lugar. Actualmente cursa la licenciatura en pedagogía para continuar como docente frente a grupo.  

    Algo parecido sucedió a otro docente de telesecundaria, miembro activo de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (la CNTE). El docente regresaba una tarde a la localidad donde trabajaba, cuando fue detenido por un retén donde varios individuos lo bajaron de su coche y, al confundirlo con otra persona, lo amenazaron de muerte con un arma en la cabeza e incluso cortaron cartucho.

    Al darse cuenta de que se habían equivocado de persona, los sicarios decidieron no matarlo, sin embargo, le dijeron que por haberles visto el rostro y poder reconocerlos, se tenía que ir del pueblo en las siguientes 48 horas. El profesor regresó a su casa y al día siguiente, abandonó la localidad y se fue con su familia. Pidió su reubicación como maestro a la SEE, pero por la alta demanda de éstas, aún no obtiene una respuesta formal.

    Las afectaciones de estos desplazamientos forzados abarcan dos dimensiones en ambos casos: la primera es la más evidente y se trata de la afectación laboral, mientras la segunda tiene que ver con la salud mental, pues los docentes sufrieron un trauma psicológico al ver y sentir su vida en riesgo.

    Un caso más fue el de un joven maestro y director de una escuela donde la precariedad económica resulta terreno fértil para actuación del crimen organizado.  Por ejemplo, en la comunidad, las niñas, niños y jóvenes tienen que combinar el trabajo escolar con labores campesinas desde los 12 o 13 años, o también son reclutados, a menudo voluntariamente, por el narco, y ven en ello una opción de vida, por lo que abandonan pronto la escuela. El profesor cuenta de qué forma el crimen organizado está inserto en las comunidades, de tal manera que ya forma parte de la cotidianeidad y el transcurso normal de los días.

    Allí, al igual que en una parte significativa del territorio nacional, los maestros, estudiantes y habitantes de esta comunidad, así como de otras cercanas, se vieron obligados a desalojarla. Esto resultó en el desplazamiento de aproximadamente 5 000 personas, lo que impactó directamente a la institución educativa, ya que no han podido regresar.

    Otro es el caso en el que un grupo criminal invadió la escuela primaria donde trabajaba un maestro y la destrozaron después de mucho tiempo de haberla reconstruido y cuidado, habilitando una biblioteca y los baños para las niñas. En sus propias palabras, el docente compartió al investigador:

    Tuvieron secuestrada la escuela dos meses. Puertas caídas, bancas quemadas, hicieron un desastre. Yo te juro que lloré de la impotencia, amábamos nuestra escuela. También teníamos un huertito pequeño y lo hicieron pedazos y nadie de nosotros teníamos que ver con eso (Colin, p. 289).

    La comunidad intentó recuperar y volver a habilitar la escuela y, si bien pudo volver a funcionar, nunca fue lo que era antes del secuestro por la banda criminal.

    Estos escenarios ponen en crisis a la institución escolar, pues sus maestros, estudiantes y padres de familia no son protegidos por las autoridades responsables a nivel local, estatal o federal y las comunidades asumen el cuidado de sus maestros. En muchos casos el desplazamiento forzado de los docentes genera el cierre de las escuelas. Puede decirse que el papel de la escuela en estas comunidades ya no está cumpliendo su función social y educativa en el marco del derecho a la educación. La situación es preocupante ya que cada vez se observa más a lo largo y ancho del país. Sin duda tenemos que seguir alimentando la esperanza y dar cuenta de las alternativas pedagógicas que se pueden construir con las comunidades para la atención de las niñas, niños y jóvenes.  

    Es de llamar la atención que en estos contextos la escolarización ya no está presente en el imaginario de muchos jóvenes que construyen sus subjetividades desde otro lugar, donde, de acuerdo con la voz de los docentes, se abren tres opciones: el trabajo de la tierra y construir identidad campesina, migrar a los Estados Unidos o incorporarse al crimen organizado. El Estado como garante del derecho a la educación no debe de abdicar de sus funciones, aunque hacer Estado también corresponda la sociedad civil. Las autoridades educativas tienen el deber de reforzar el cuidado del espacio escolar y de sus docentes y garantizar el derecho a la educación de las niñas, niños y adolescentes.  

    ¿Cómo construir un tejido social entre los habitantes de las comunidades que les permita la defensa de la escuela como una posibilidad de generar mejores opciones de futuro? Como parte de la sociedad civil, les invitamos a construir colectivamente otras formas de hacer escuela y a desarrollar estrategias y alternativas educativas híbridas para que el sentido de la misma no se pierda.

    Referencias

    Cabrera, J. (2024, 19 de noviembre). Violencia en Sinaloa provoca cierre de escuela en El Dorado; suman más de 50 planteles. El Universal. https://www.eluniversal.com.mx/estados/violencia-en-sinaloa-provoca-cierre-de-escuelas-en-el-dorado-suman-mas-de-50-planteles/

    Colín, A. (2024). Ser maestro en los márgenes. Trabajo docente y violencia criminal el la Tierra Caliente de Michoacán. Cátedra Interinstitucional Universidad de Guadalajara-CIESAS Jorge Alonso, México.


    [1] Véase https://www.eluniversal.com.mx/estados/violencia-en-sinaloa-provoca-cierre-de-escuelas-en-el-dorado-suman-mas-de-50-planteles/

    [2] La tesis doctoral se publicó como libro por la Cátedra Interinstitucional Universidad de Guadalajara-CIESAS Jorge Alonso.

    Consejo editorial integrado por: Ibero-Ciudad de México (Alejandra Luna Guzmán, Luis Antonio Mata Zúñiga, María Mercedes Ruiz Muñoz, Silvia Schmelkes del Valle y Marisol Silva Laya); Ibero-Puebla (Laura Bárcenas Pozos e Itzel López Nájera); Ibero-Torreón (Eiko Gavaldón Oseki); ITESO (Juan Carlos Silas Casillas). 

  • Violencia silenciada (pero persistente) hacia las maestras

    Violencia silenciada (pero persistente) hacia las maestras

    Columna Cortocircuitos

    Patria, Minerva, y María Teresa Mirabal, tres activistas políticas de República Dominicana, fueron asesinadas en 1960 por órdenes del entonces presidente de ese país, Rafael Trujillo. Para honrar su memoria, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 25 de noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

    Desde el año 2000 se conmemora este hecho, uno de los más importantes a nivel internacional para las luchas feministas, junto con el 8 de marzo día de la mujer; no dura un solo día, comprende una campaña de dieciséis días de acciones contra la violencia.

    En el marco de esta conmemoración, la presidenta Sheinbaum presentó la campaña permanente “Es tiempo de mujeres sin violencia”, misma que consta de diez compromisos: (https://noticias.imer.mx/blog/25n-gobierno-presenta-campana-para-prevenir-violencia-contra-las-mujeres/)

    1. Coordinación permanente entre federación, estados y municipios.
    2. Capacitaciones para las personas servidoras públicas con perspectiva a de género.
    3. Garantizar que las mujeres en situación de violencia reciban atención adecuada.
    4. Acompañar con presupuesto estatal el esfuerzo de la federación en materia de atención y prevención a la violencia hacia las mujeres.
    5. Realizar de manera permanente campañas y estrategias de comunicación contra la discriminación.
    6. Cero tolerancia a la violencia contra las mujeres en cualquier ámbito.
    7. Llevar a cabo acciones integrales para que las mujeres y niñas vivan una vida libre de violencia.
    8. Fortalecer los modelos de prevención de la violencia feminicida en cada entidad.
    9. Prevenir la violencia desde espacios educativos.
    10. Creación de fiscalías especializadas y abogadas de las mujeres.

    Las negritas en cada viñeta son nuestras, las hemos marcado para ubicar los elementos que nos permiten plantear algunas preguntas: ¿Sirven de algo las capacitaciones con perspectiva de género a las y los servidores públicos del sistema educativo? ¿Cómo se garantiza que las maestras que han vivido situaciones de violencia al interior del sistema educativo reciban una atención adecuada? ¿Se realizan al interior del sistema educativo campañas contra la discriminación hacia las mujeres maestras? ¿La prevención de la violencia en espacios educativos abarca aquélla que se ejerce sobre las maestras?

    Ciertamente, estos diez compromisos fueron recientemente anunciados, son intenciones aún, pero en sentido estricto no son nuevos, están contemplados en el arsenal de programas, iniciativas gubernamentales y leyes creadas ex-profeso para proteger a las mujeres contra la violencia feminicida, económica, doméstica y demás modalidades. Sin embargo, como veremos enseguida, son puestas en tela de juicio en el cotidiano institucional.

    Violencia hacia las maestras

    Con la intención de visibilizar las múltiples formas que adopta la violencia al interior del sistema educativo, nos dimos a la tarea de hacer un breve rastreo de información reciente. No fue necesario rascar mucho; inmediatamente saltaron artículos de opinión y notas periodísticas que dan cuenta de casos recientes y las variantes que adopta el flagelo de la violencia contra las maestras, ejercida desde las entrañas del propio sistema educativo de múltiples maneras.

    Acudió a diversas instancias locales y nacionales como la Secretaría de Educación Pública, el Sindicato de Trabajadores de la Educación y la fiscalía general de la entidad, pero no recibió respuesta ni solución alguna. Autoridades educativas y sindicales han sido omisas en la aplicación de la ley. Peor aún, los señalados por hostigamiento continúan en sus cargos.

    • 21 de noviembre: un grupo de nueve maestras de la Escuela Normal de Guanajuato denunciaron que sufren la impunidad de la violencia de género y laboral presuntamente ejercida por el director, a pesar de que la Secretaría de Educación de Guanajuato, la Procuraduría de los Derechos Humanos y otras instancias gubernamentales fueron informadas desde hace más de un año sobre el maltrato sistemático que han sufrido por parte de este profesor (Elude el Estado resolver denuncia de violencia contra maestras normalistas).

    Estos son botones de muestra de los casos que trascienden porque las maestras protestaron, denunciaron y procedieron; ¿cuántos más habrá con averiguaciones empantanadas o totalmente silenciadas?

    A pesar de ser casos ocurridos en distintos lugares y momentos, se observan  patrones recurrentes: ignorar a las denunciantes; las autoridades, comenzando por las educativas, son omisas en la aplicación de leyes y normas vigentes.

    Este comportamiento institucional viene de tiempo atrás. En 2020, Anel Montero, docente de primaria en Veracruz, escribió un artículo en el que denuncia que la Secretaría de Educación Pública (SEP) ejerce la violencia institucionalizada a través de procesos y protocolos que no consideran las condiciones de vida y trabajo de las maestras mexicanas, a las que, dicho sea de paso, nadie ve ni escucha[1]. Recuerda también el compromiso de la primera secretaria de gobernación de la 4T, Olga Sánchez Cordero propuso que escuelas públicas fuesen refugios para mujeres que sufren violencia, y se comprometió a buscar un acercamiento con el entonces secretario de Educación Esteban Moctezuma “para firmar un convenio y que se disponga a la brevedad de los espacios”. Montero señala que eso no es lo único que hay que atender; considera que es urgente las formas en que la Secretaría de Educación Pública (SEP) ejerce la violencia institucionalizada, adjudicando cada vez más responsabilidades, tareas y actividades a las maestras sin considerar en absoluto sus condiciones de vida y trabajo.

    Las maestras no solo enfrentan esta violencia institucionalizada, también son acosadas, intimidadas, amenazadas y desaparecidas, sin que los sindicatos ni las autoridades asuman que les compete intervenir en situaciones como las siguientes:

    En el día internacional por la eliminación de la violencia hacia las mujeres, es necesario recordar que las maestras no solo padecen las mismas violencias estructurales a las que se enfrentan todas las mujeres, esas que vienen de muchas partes y adoptan múltiples formas.

    En la escuela están expuestas a una violencia normalizada, ejercida por líderes sindicales que condicionan derechos a cambio de favores sexuales; también autoridades de todos los niveles que niegan permisos para la atención de sus hijos o les imponen responsabilidades excesivas; maestros y padres de familia también participan acosándolas con mensajes.

    Cuando se atreven a denunciar actos de acoso sexual y hostigamiento laboral, las respuestas son recurrentes: omisiones, campañas de descrédito, aislamiento, censura social e institucional

    El sistema educativo fue fundado y se sostiene sobre bases patriarcales; señales hay por doquier: el sistema de evaluación docente ignora las condiciones desiguales en que participan las docentes mujeres; sus posibilidades de ascender se ven limitadas debido al embarazo y la maternidad porque ésas son decisiones personales” que pertenecen a la vida privada; los especialistas hablan por ellas, si es que acaso las mencionan; se desvaloriza su trabajo, se les presiona para que cumplan con el rol de enseñar y cuidar por el hecho de ser mujeres.

    ¿Cuántas han decidido renunciar a la docencia porque no soportan más abusos ignorados, no cuentan con ninguna red de apoyo para criar a sus hijos o llegan al límite de sus fuerzas ante la imposible conciliación entre el trabajo de enseñar y el trabajo doméstico y de cuidados?

    Es tiempo de visibilizar, discutir y cuestionar todas las formas de violencia institucionalizada que el propio sistema educativo y las escuelas ejercen y reproducen sobre las maestras; también de reconocer que no es lo mismo ser maestra que maestro, pues sus condiciones de vida y de trabajo no son las mismas.

    Para eliminar la violencia hacia las maestras, es necesario reconocerla, también escuchar a quienes la padecen. Pero todavía más importante es que ellas mismas se hagan escuchar. Porque sin su trabajo, aportes y esfuerzo, el sistema educativo simple y sencillamente, se cae.

    [1] Montero, Anel (18 de marzo de 2020) Maestras mexicanas: la violencia que no se ve. Recuperado de: https://educacion.nexos.com.mx/maestras-mexicanas-la-violencia-que-no-se-ve/

  • Uno de cada dos menores sufre violencia en el ámbito educativo: Unesco

    Uno de cada dos menores sufre violencia en el ámbito educativo: Unesco

    La violencia en los entornos educativos es una realidad que afecta a la mitad de los menores en el mundo, es decir, aproximadamente mil millones de niñas, niños y adolescentes cada año, según un informe reciente de organismos de Naciones Unidas.

    Las agresiones, que abarcan desde el abuso físico, psicológico y emocional hasta el abuso sexual, representan una crisis silenciosa en los sistemas educativos globales, señala Unesco.

    El informe Safe to learn and thrive. Ending violence in and through education (Aprender y prosperar en ambientes seguros. Poner fin a la violencia en y a través de la educación), presentado en la primera Conferencia Ministerial Mundial para Poner Fin a la Violencia contra los Niños, celebrada del 5 al 7 de noviembre en Bogotá, Colombia, expone las alarmantes cifras de violencia escolar. A nivel global, uno de cada tres estudiantes experimentó acoso en el último mes y, en el último año, más de tres estudiantes estuvieron involucrados en peleas físicas entre compañeros.

    La violencia traspasa las aulas: el auge del ciberacoso

    En la era digital, la agresión no termina en las aulas. La Unesco advierte que el ciberacoso, una forma de violencia que se ha propagado con el auge de la tecnología, ya afecta a uno de cada 10 alumnos en el mundo. A través de redes sociales y otras plataformas digitales, los menores están expuestos a hostigamiento y humillación de manera constante, lo que agrava las secuelas emocionales y psicológicas de la violencia que ya enfrentan en sus entornos escolares.

    El informe destaca que el ciberacoso es particularmente peligroso por su capacidad de seguir a los estudiantes más allá del ámbito físico, generando un ambiente de inseguridad permanente que afecta su bienestar y desarrollo.

    Un llamado a la acción global

    Durante la conferencia en Bogotá, la Unesco hizo un llamado urgente a gobiernos y comunidades educativas para implementar políticas y programas efectivos que pongan fin a esta situación. Se subrayó la necesidad de una colaboración internacional que incluya medidas de prevención, concientización y capacitación para docentes y estudiantes, con el fin de crear entornos educativos seguros y libres de violencia.

    La organización internacional enfatizó que el derecho a una educación segura es esencial para el desarrollo integral de los menores y destacó que, mientras persista la violencia en las escuelas, se obstaculiza el aprendizaje y se ponen en riesgo sus derechos fundamentales.

    La violencia en el ámbito educativo representa uno de los mayores desafíos en la misión de brindar a todos los niños y jóvenes un entorno de aprendizaje libre de miedo, y en la era digital, estos desafíos solo se han intensificado.

  • Educación cívica y ciudadana en México

    Educación cívica y ciudadana en México

    En mi artículo anterior, argumentaba la necesidad de implementar una educación que fortalezca la democracia en nuestro país, y no una que la debilite, como parece ser el caso de la Nueva Escuela Mexicana, que sugiere a los maestros desarrollar una conciencia crítica a través de las lecturas de Marx y Lenin (entre otros pensadores de la Izquierda radical). También comenté que la democracia se construye a través de una educación que fomente la libertad de pensamiento y los valores de diálogo y tolerancia.

    En otras palabras, la democracia necesita de más ciudadanía, entendida como la pertenencia plena de una persona a una comunidad, con los mismos derechos y las mismas oportunidades de influir en su destino, lo que también supone obligaciones que hacen posible ejercer los derechos. Las sociedades más avanzadas democráticamente invierten en la formación de sus ciudadanos, de tal manera que conozcan a plenitud sus derechos y las diversas formas de exigirlos. Conocer nuestros derechos, empodera y nos fortalece para impulsar cambios positivos en nuestras comunidades. Pero, ¿qué sabemos de la formación cívica y ciudadana de los mexicanos? ¿Cómo nos comparamos con otras naciones? ¿Qué valores tenemos y qué derechos conocemos?

    Para responder a estas y otras preguntas, la Asociación Internacional para la Evaluación del Logro Educativo (IEA, por sus siglas en inglés) ha realizado una serie de estudios internacionales (1971, 1999, 2009, 2016 y 2022) conocidos como ICCS (International Civic and Citizenshipen Study), en los que México participó en un par de ocasiones (2009 y 2016). El objetivo de ICCS es generar información de los países sobre los conocimientos y actitudes cívicas de sus estudiantes; es decir, la formas en que los gobiernos preparan a sus jóvenes para asumir su papel como ciudadanos. Este estudio una serie de encuesta dirigidas a estudiantes de segundo grado de secundaria (8º grado de educación básica), a sus maestros y a los directores de escuelas.

    La educación cívica y ciudadana abarca una amplia gama de temas, desde el conocimiento de las instituciones y los conceptos políticos relacionados con: los derechos humanos, la cohesión social y comunitaria, la diversidad, el medio ambiente, las comunicaciones y la sociedad global. En opinión de los docentes en la encuesta ICCS, destaca la importancia de promover el conocimiento de las instituciones sociales, políticas y cívicas; desarrollar las habilidades y competencias de los alumnos en la resolución de conflictos; promover el conocimiento de los derechos y responsabilidades de los ciudadanos; y, promover el pensamiento crítico e independiente de los alumnos.

    La escala de conocimientos cívicos abarca conceptos muy elementales y familiares del civismo y la ciudadanía hasta la comprensión del clima político y de los procesos institucionales que determinan las formas de comportamiento de las comunidades ciudadanas. Los resultados de ICCS se proporcionan en una puntuación global y tres niveles de desempeño. De acuerdo con la IEA los estudiantes de los países nórdicos obtuvieron las puntuaciones más altas, mientras que los latinoamericanos las más bajas. México se encuentra en esta condición, por lo que se le ubica en el nivel 1 desempeño (por abajo de Chile y Colombia y por arriba de Perú y República Dominicana). En promedio, los estudiantes mexicanos se identifican con los principios fundamentales y conceptos generales en los que se basan el civismo y la ciudadanía y conocen el funcionamiento básico de las instituciones cívicas, civiles y políticas. Sin embargo, carecen del conocimiento de las principales instituciones del país y de los sistemas y prácticas cívicas y ciudadanas y no comprenden la interconexión de las instituciones cívicas y civiles con los procesos políticos. Igualmente, no logran comprender y aplicar los conocimientos para evaluar o justificar políticas, prácticas y comportamientos cívico y ciudadanos.

    Queda claro que México necesita fortalecer su democracia, para lo cual se requiere que su sistema educativo forme a los estudiantes en competencias cívicas y ciudadanas, lo que es característico de las sociedades liberales (como las nórdicas) y no enaltezca ideologías de sociedades totalitarias que no son democráticas, en las que no se respeten las libertades y los derechos humanos (como Cuba). Ojalá y una de las metas presidenciales de este sexenio en materia educativa hubiera sido lograr un nivel de competencias cívicas y ciudadanas, “como el de Dinamarca”. De esta manera, en un futuro veríamos más marchas, como las del 26 de febrero pasado, defendiendo la democracia del país.

    Presidente de Consejo Directivo de Métrica Educativa, A. C. 
    @EduardoBackhoff 

  • La escuela debe ser un faro de esperanza ante la violencia, no un reflejo de crisis social: investigadores

    La escuela debe ser un faro de esperanza ante la violencia, no un reflejo de crisis social: investigadores

    En el marco de la presentación del ejemplar LI-2 de la Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, diversos investigadores coincidieron que la escuela debe convertirse en un espacio para frenar y evitar los diversos tipos de violencia y no como un reflejo de descomposición social.

    Durante la presentación titulada ¿Qué sentido tiene hablar de violencia en la educación?, Juan Carlos Silas Casillas, coordinador del Campo Estratégico de Acción en Modelos y Políticas Educativas (CEA-MOPE), explicó que, desafortunadamente, la vida cotidiana se ha enfrascado en entornos de violencia, donde la escuela no está exenta, donde los centros educativos dejaron de ser proyectos del país para convertirse en reflejos de la situación actual de la nación, por lo que es necesario comenzar a enfrentar los fenómenos de violencia, desde la convivencia.

    Lamentablemente, continúa, las escuelas han aceptado las inequidades y han normalizado la violencia, por lo que se debe fortalecer a las comunidades educativas.

    “La educación, necesariamente deberá proponer vías para la prevención de la violencia y la gestión de sus impacto”, añadió.

    Por su parte, Luz María Moreno Medrano, directora del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE), señala que es necesario identificar  las distintas formas de violencia y así poder enfrentarlas correctamente.

    Insistió que, en la medida en que podemos nombrar y visibilizar estos mecanismos de violencia, se podrá  investigar y hacer un acercamiento a las diversas vías de solución, tomando en cuenta los diversos contextos en los que se desarrolla.

    Ante ello, agregó que resulta fundamental poder hacer este acercamiento a las niñas, niños y jóvenes para lograr entender estas sutilezas y, a partir de entonces, comprender que estos niños, más que víctimas, son sujetos activos y en formación política.

    Mientras tanto, Ernesto Treviño, académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile advirtió que sobre los hombros de los niños y niñas se están poniendo los desafíos de las violencias, simbólicas, materiales, económicas, laborales, de género y  de la diversidad sexual.

    Explicó que la publicación presentada sobre los diversos tipos de violencia da en el núcleo de uno de los desafíos que permanentemente se tienen en América Latina, pues estas violencias  se materializan muchas veces en las situaciones educativas, pero que también superan  a las escuelas y al sistema educativo.

    Para Hilda Patiño, Directora del Departamento de Educación de la Universidad Iberoamericana, una de las herramientas para enfrentar estas situaciones en los niños, es el juego, pues a partir de este se ofrecen espacios que posibilitan aprendizajes transformadores.

    Desde las teorías de la pedagogía crítica, donde la educación es un vehículo para el cambio, el uso del juego como lugar y metodología del aprendizaje, ofrecen una visión positiva y propositiva para enfrentar los contextos de violencia, explica.

    Por su parte, la Cimenna Chao Rebolledo, coordinadora de la Especialidad en Educación Socioemocional de la IBERO, mencionó que la escuela es un lugar de encuentros y desencuentros, un lugar para aprender a tomar acuerdos, aprender a convivir y a lidiar con las diversidades que nos distinguen, pero que a su vez nos conforman como sociedad y como comunidad escolar”.

    Hablar entonces de violencia en el contexto escolar se debe a que puede suceder que en el desencuentro se genere violencia, ya sea incitada por la violencia heredada del contexto sociocultural, que puede condicionar las formas de pensar y de actuar.

    Finalmente, Mercedes Ruiz Muñoz, investigadora del Departamento de Educación de la IBERO y editora Académica de la RLEE, subrayó que este número lleva a reflexionar acerca de la educación, la violencia, la paz, la compasión, el juego, la esperanza y, sobre todo, “la posibilidad de construir comunidad para dar acogida a todas y todos en un mundo tan cambiante, tan desafiante y en un contexto de violencia”.

    El nuevo número de la Revista Latinoamericana de Estudios Educativos se puede consultar dando click aquí 

  • Revisan SEP y Segob protocolos contra violencia en estados

    Revisan SEP y Segob protocolos contra violencia en estados

    En representación de las secretarías de Educación Pública y de Gobernación, los subsecretarios de Educación Básica, Javier Treviño Cantú, y de Prevención y Participación Ciudadana, Alberto Begné, junto con el secretario General de Gobierno de Sinaloa, y el secretario de Educación de Sinaloa, Enrique Villa, inauguraron los trabajos de la Reunión Nacional de Seguridad y Prevención Social para un Ambiente Escolar Seguro en Educación Básica”, que se realiza en este ciudad, entre hoy y mañana.

    Con la participación de los subsecretarios y funcionarios de educación básica, los coordinadores estatales del Programa Nacional de Convivencia Escolar y los responsables estatales de seguridad escolar de las 32 entidades federativas, la reunión se lleva a cabo con tres propósitos:

    1)    Revisar los avances en la instrumentación del Plan de Acción para la Prevención Social de la Violencia y el Fortalecimiento de la Convivencia Escolar,  suscrito  en marzo de 2017, entre la Secretaria de Gobernación, la Secretaría de Educación Pública, la Conferencia Nacional de Gobernadores, el Consejo Nacional de Participación Social en la Educación y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

    2)    Analizar los avances en la elaboración de los protocolos estatales para la detección, prevención y actuación en casos de abuso sexual infantil, acoso escolar y maltrato en escuelas de educación básica, así como de los protocolos para la detección,  prevención y actuación en situaciones del ingreso de armas y sustancias prohibidas a las escuelas.

    3)    Conocer las acciones realizadas por las agencias federales de seguridad en apoyo a la seguridad en las escuelas y a la prevención social de la violencia, así como intercambiar la información de experiencias exitosas para la seguridad escolar en las entidades federativas.

    Javier Treviño resaltó que “gracias al compromiso de todos los actores involucrados,  los tres órdenes de gobierno, las autoridades educativas y la sociedad civil,  contamos con una política integral, con visión de largo plazo, para promover y reforzar la convivencia escolar y la seguridad en los espacios educativos”.

    Abundó que “dicha política  se apoya en tres instrumentos:  el Programa Nacional de Convivencia Escolar, Plan de Acción para la Prevención Social de la Violencia y el Fortalecimiento de la Convivencia Escolar, y los protocolos para la detección, prevención y actuación en casos de abuso sexual infantil, acoso escolar y maltrato infantil”.

    Señaló que el Programa Nacional para la Convivencia Escolar se está implementado en 21 mil 381 escuelas primarias, en beneficio de más de 4.4 millones de alumnos, y que para el próximo ciclo escolar se aplicará en poco más de 70 mil escuelas, en beneficio de cerca de 10 millones de estudiantes en todo el país.

    Treviño Cantú explicó que con base en el documento de orientaciones para la prevención, detección y actuación en casos de abuso sexual infantil, acoso escolar, violencia y maltrato en escuelas de educación básica, elaborado por la Secretaría de Educación Pública, con el apoyo de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y la Consejería Jurídica de la Presidencia de la República, “las autoridades educativas estatales, con plena autonomía y de acuerdo a sus contextos locales, se encuentran desarrollando elaborando sus propios protocolos, con el compromiso de publicarlos y ponerlos en operación al inicio del ciclo escolar 2017-2018”.

    “Se trata, sin duda, de instrumentos jurídicos que darán certidumbre y claridad a todos los actores involucrados en la prevención y atención de las diversas expresiones de violencia que pudieran ocurrir en los espacios escolares”, señaló Treviño Cantú.

    Por su parte, el subsecretario Alberto Begné subrayó que el Plan de Acción tiene gran trascendencia y alcance, “no solo por tratarse de un esfuerzo de coordinación interinstitucional, sino porque está fincado en la participación activa de los padres de familia, los docentes, la sociedad civil, el sector privado y, sobre todo, los alumnos”.

    En ese sentido, destacó que para la Secretaría de Gobernación y la Policía Federal, la seguridad y convivencia escolar, son una prioridad así como las acciones comprometidas en el Plan de Acción. Asimismo, señaló que se han establecido importantes acuerdos con la Cámara Nacional de la industria de Radio y Televisión (CIRT),  “para desarrollar una campaña en medios de comunicación con el propósito de evitar la apología de la violencia y promover los valores de la prevención y la convivencia escolar”.

    A su vez, Enrique Villa Rivera, secretario de Educación de Sinaloa, destacó la relevancia de que las secretarías de Educación Pública y de Gobernación “conjunten esfuerzos, con el fin común de mejorar la calidad educativa y la seguridad de las comunidades escolares”.

    Dijo que “se trata de un importante precedente en la educación, que pone en el centro el trabajo interinstitucional”, para garantizar apoyo a las comunidades escolares en la construcción de ambientes de convivencia pacíficos y seguros.

    Subrayó la importancia de refrendar diariamente este trabajo colaborativo, estableciendo mecanismos y herramientas de trabajo que permitan brindar seguridad y fortalecer el tejido social, basado primordialmente en la prevención para generar una convivencia armónica y ambientes escolares seguros, que brinden asesoría y apoyo a toda la comunidad educativa”.

  • Violencia escolar: un conflicto en crecimiento

    Violencia escolar: un conflicto en crecimiento

    Para resolver un problema —reza una proposición de política— primero hay que conocerlo. Y reconocer que existe, pudiera agregarse. Informes de la Secretaría de Educación Pública, del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, incluso del Poder Legislativo, documentan que la violencia escolar va en aumento. La prensa y los medios se encargan de divulgar los hechos extremos; algunos con amarillismo y hasta morbo.

    En la academia también crece el interés por estudiar la violencia escolar. Cada institución, académicos —y sus estudiantes— escogen estrategias de análisis diversas y se enfocan en un asunto en particular. Todos construyen conocimiento, pero es parcial, de casos o sólo de uno o pocos aspectos de la violencia.

    En enero de este año, el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo, que rastrea la labor de los Estados miembros de la UNESCO para conseguir Las Metas del Milenio, publicó un informe, “Decidamos cómo medir la violencia en las escuelas”. Es un llamado a gobiernos e instituciones nacionales para documentar, cuantificar y catalogar los actos de violencia escolar. El propósito: diseñar estrategias locales y globales para combatir ese desarreglo social.

    Este informe no se centra en un solo aspecto de la violencia escolar. El inventario es amplio: intimidación, castigo corporal, abuso verbal y emocional, hostigamiento sexual y agresión. Además, actividad de pandillas y presencia de armas en los recintos escolares.

    También llama la atención en el hecho de que las formas más comunes y generalizadas suelen pasar desapercibidas, aunque son las que causan mayor daño a la experiencia educativa de niños y adolescentes. En una sola oración, sintetiza el drama de por qué no se adquiere mayor conocimiento ni se divulga más información: “a menudo involucrar tabúes”. Como agresión a docentes, que casi no se menciona en estudios nacionales.

    El informe de la UNESCO sintetiza datos de pesquisas nacionales e internacionales que presentan un panorama calamitoso. Por ejemplo, cita una encuesta nacional representativa sobre la violencia contra los docentes en Alemania: alrededor de 23% de los encuestados había sido objeto de abuso, difamación, intimidación, amenazas o acoso, al menos una vez en los últimos cinco años. Según la encuesta, durante este periodo, seis por ciento de los profesores había sido agredido por estudiantes.

    Si eso pasa en Alemania, donde el Estado monopoliza la violencia legítima, ¿qué podemos esperar en México?

    Si bien es cierto que las teorías de la reproducción de las relaciones sociales por medio de la escuela ya no tienen el atractivo que tuvieron hasta los 80, la escuela no es una institución aislada de la sociedad. Buena parte de la violencia que se observa entre niños y adolescentes nace en la familia, el entorno de las comunidades y los medios de comunicación.

    En amplias zonas de la geografía de México impera la brutalidad; no sólo la violencia criminal: pleitos entre y al interior de las comunidades, riñas entre vecinos, linchamientos de ladrones pobres diablos —a los grandes y de cuello blanco nunca los atrapan— reyertas por cualquier accidente de tránsito. Aunque recelo, sé que hay policías buenos y competentes. Pero otros participan en actos que se supone deben prevenir y sancionar.

    La violencia es un embarazo del Estado mexicano. Es un asunto en el que las instituciones y los mandos han fallado. La impunidad y la corrupción abonan a la violencia que se reproduce en las escuelas, aunque —vaya ironía— es allí donde puede encontrarse la solución de plazo largo. Digo, si en lapsos breves el Estado hace su tarea, genera conocimiento, reconoce el problema y ataca de frente la violencia en el ámbito social.