viernes, diciembre 5, 2025
  • Inicio
  • Opinión
  • Actualidad
  • Saberes
  • Formación Cívica
  • Tecnología / IA
Sin resultados
View All Result
  • Inicio
  • Opinión
  • Actualidad
  • Saberes
  • Formación Cívica
  • Tecnología / IA
Sin resultados
View All Result
Sin resultados
View All Result
Home Opinión

Mochilas, violencia y cohesión social

por Carlos Ornelas
30 enero, 2017
en Opinión
carlos-ornelas
Share on FacebookShare on Twitter

Después de la desgracia en el Colegio Americano del Noreste, volvió a la palestra el programa “Mochila segura”, que la exsecretaria de Educación Pública Josefina Vázquez Mota diseñó en respuesta a la creciente rudeza de la violencia criminal que invadía al sistema escolar.

Al renacer este dispositivo, que nunca tuvo un sustento institucional sólido, el gobierno enfrenta una crítica por dos flancos. La primera, por ser reactiva, por actuar hasta después de que se dio un percance que mostró que la violencia había llegado a santuarios de las clases medias. El reproche por la banda del otro lado es porque la revisión de las mochilas es un atentado contra los derechos humanos de los infantes y, tal vez, de sus familias.

El asunto no es sencillo, depende de quién lo diga y de su experiencia. Si no recuerdo mal, en sus primeros meses, la mochila segura fue bienvenida en las zonas de alto conflicto social; era un respiro —un paliativo, si se quiere— para las familias que vivían en zonas donde la violencia criminal se había instalado. Y, supongo que, en ciertas áreas, seguirá siendo acogida, si no con beneplácito, sí como una necesidad.

El asunto es que la violencia criminal se metió de lleno en los vasos comunicantes de la sociedad, no sólo está en las calles, en el secuestro, la extorsión y en las guerras entre cárteles. Allí es una experiencia cotidiana. Pero al mismo tiempo está en varios territorios simbólicos, en los medios, el entretenimiento, las redes sociales y el lenguaje ordinario de vastos segmentos sociales.

Las escuelas no son islotes aislados del resto de la sociedad, tampoco son réplicas exactas de ella. En muchas partes, los centros de estudio son espacios de remanso relativo, lo mejor de ciertas comunidades. Pero siempre bajo el asecho de la violencia circundante.

La violencia criminal y sus derivados prácticos y alegóricos abonan a la descomposición del tejido social.  Durante un largo periodo del régimen de la Revolución Mexicana, digamos de comienzos de los 40 a mediados de los 70, México tuvo crecimiento económico sostenido, estabilidad política y, sí, cohesión social, pero a cambio de restricciones a las libertades cívicas. Era una cohesión autoritaria, aunque generaba cierto consenso.

El régimen era fuerte, su legitimidad no provenía de la acción democrática, sino de la eficacia del Estado para mantener la dialéctica del control. El gobierno juzgaba subversiva cualquier reprobación a su quehacer político, fuera de los segmentos conservadores o de la fragmentada izquierda. Eran los tiempos de la república imperial.

¡Qué bueno que perdimos esa cohesión social integrista! El problema es que no le encontramos una salida que al mismo tiempo que fortaleciera la libertad política, implantara las virtudes de la democracia. Los partidos políticos se desbordaron, la corrupción creció y la violencia nos invadió.

No sabemos cómo eliminar esa brutalidad, pero queremos mantener a los niños y las escuelas a salvo. Mas no tenemos los instrumentos adecuados. Me parece sensata la receta que propuso un defensor de los derechos humanos: en lugar de la mochila segura, que haya programas de educación que faciliten la prevención de actos violentos. Pero no dice cómo ni ofrece una estimación del tiempo que tomaría poner en práctica esos métodos ni el periodo que tardaría en ofrecer resultados.

Hoy tenemos un analgésico, mochila segura, que no curará los males que se derivan de la violencia criminal que aquejan a las escuelas, pero a fe mía que no es un placebo. En lo inmediato y en amplias franjas del territorio nacional es un apremio. Pero sí necesitamos reconstruir el tejido social en el plazo medio. No es fácil, pero intuyo que ni el gobierno ni las escuelas lo podrán hacer por sí mismos.

Facebook Comentarios
Carlos Ornelas

Carlos Ornelas

Deja un comentario Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

  • Repetir grado en secundaria: el preocupante fenómeno que va en aumento y perpetúa la desigualdad educativa

    Compartir 0 Tweet 0
  • Celebración de la Lengua Materna en Comunidades Indígenas Migrantes Multigrado de Baja California Sur

    Compartir 0 Tweet 0
  • Después de Mejoredu, Veracruz encabeza la primera evaluación diagnóstica en educación básica

    Compartir 0 Tweet 0
  • SEP crea Comisión Nacional de Aprendizaje Permanente para transformar la Educación Superior

    Compartir 0 Tweet 0
  • Junta de Gobierno ratifica a Aguilar como rector de la UV; crece el malestar entre universitarios

    Compartir 0 Tweet 0

Educación Futura

CDMX

555555555

contacto@educacionfutura.org

  • Inicio
  • Opinión
  • Actualidad
  • Saberes
  • Formación Cívica
  • Tecnología / IA
  • Directorio
  • Nosotros
  • Contacto
  • Publicidad
  • Apoya a EF
  • Súmate a EF
  • Inicio
  • Opinión
  • Actualidad
  • Saberes
  • Formación Cívica
  • Tecnología / IA

Sin resultados
View All Result
  • Inicio
  • Opinión
  • Actualidad
  • Saberes
  • Formación Cívica
  • Tecnología / IA