A 40 años de distancia repensemos el proyecto institucional de la Universidad Pedagógica Nacional
- Miguel Ángel Pérez
- 10 diciembre, 2018
- Opinión
- Miguel Ángel Pérez Reynoso
En el marco de la X Reunión Nacional del movimiento denominado “Refundación de la UPN”, la cual se realiza los días 5, 6 y 7 en la ciudad de Guanajuato, esta es la postura que presento en calidad de profesor de dicha Universidad a esta Reunión Nacional.
La UPN nace en el año de 1978 y un año después se despliega su proyecto nacional y nace dentro de un clima lleno de propuestas de innovación educativa en el seno de la política educativa en nuestro país pero también de pugnas (de diversa manera) en el seno de los diversos grupos y proyectos como parte del contexto nacional de ese momento. Dentro de los agentes principales está el SNTE, la burocracia política de la SEP, y las burocracias políticas en los gobiernos de los estados y los grupos o destacamentos académicos que aunque dispersos tienen una propuesta de desarrollo educativo en nuestro país.
A 40 años der distancia, la UPN se ha posicionado positivamente es un referente obligado para pensar la educación pública en nuestra país y a lo largo de 40 años han pasado muchas cosas y podemos enumerar una infinidad de avances en las contribuciones de nuestra Universidad. Ahora se trata de invertir el debate y pensar en lo que no hemos hecho, lo que hemos dejado de hacer o que hemos hecho mal que tengamos en el corto plazo la posibilidad de modificarlo.
Para pensar a la Universidad en su proyecto nacional y lo planteo a modo de pregunta ¿la UPN tiene un proyecto nacional que aglutine la organización académica, la oferta de programas, el desarrollo académico e institucional o solamente cumple con alguna parte de dichos aspectos? De ser afirmativa la respuesta es decir, de afirmar que si contamos con un proyecto nacional de desarrollo y de oferta de programas, entonces la consecuencia de ello es que dicho proyecto ha sido muy asimétrico y hasta injusto en ciertos momentos, ¿Por qué lo digo? Porque en la historia de la UPN en nuestro país se ha tendido a privilegiar en algunas áreas o algunas regiones y se desplazado o marginado a muchas otros.
A la Unidad Ajusco se le concibió como la Unidad central, la cual concentraba el mayor número de recursos, de académicos, de decisiones y de privilegios debido a la inserción en la educación superior y a su ubicación estratégica en el centro lítico del país. Las Unidades en los estados (en un inicio Unidades SEAD de la UPN), se convirtieron en una ampliación de la primera, con escasos recursos, con dificultades institucionales para gestionar recursos, establecer convenios y gozar con márgenes relativos de autonomía que les permitiera crecer y desarrollarse sin estar al cobijo o bajo la tutela del
Ajusco, todo ello generó dispersión o atomización. El primer estado que pidió su separación fue Durango con la creación de la UPD (y que hoy en día no se sabe que ha sido de su vida), y más adelante pero bajo circunstancias y con coyunturas diferentes pasó lo mismo con Chihuahua y al final con Sinaloa.
Entonces el desarrollo institucional asimétrico ha sido la primera característica del proyecto nacional de la UPN en el país. Junto a ello, otro rasgo es la centralización de los recursos, y las decisiones. En el Ajusco reside la figura del rector o rectora general y en las Unidades por estado hay distintas figuras, se pudiera pensar a modo de propuesta en la creación en vicerrectorías (una por estado), con funciones y atribuciones homologas claramente definidas. El pensar en una estructura regional tampoco es viable porque cada Unidad UPN depende de la relación el respetivo gobierno local.
En este momento de cambio y de transición es importante pensar ¿cuál es la racionalidad que prevalecerá en las nuevas autoridades de la Universidad? Algunos hablan ante esta propuesta de cambios de refundar (me parece que la Universidad estuvo bien fundada), más bien habría que pensar en reinventar o reestructurar la vida académica e institucional universitaria. ¿Hacia dónde queremos caminar ¿Cuáles son las áreas desatendidas que las pudiéramos pensar como áreas de oportunidad? ¿A qué le apostamos? ¿Cómo está siendo el relevo generacional después de 40 años de intensa vida institucional?
Me parece que las preguntas del presente para la UPN son otras de las que nos planteamos en la década de los 80 y también en los 90, ahora se requieren preguntas y propuestas mirando el nuevo milenio.
Tres elementos son claves para la fase de reestructuración de acuerdos y de cambios que habremos de reordenar desde el interior de la Universidad.
a) Contar con una nueva estructura nacional, simétrica y con claridad en las atribuciones de cada instancia en el plano nacional, estatal y regional.
b) Reposicionar la oferta a partir de las fortalezas académicas que ha acumulado la Universidad. Incidir de igual manera en las políticas públicas.
c) Contar con nuevas condiciones laborales y de trabajo para el personal académico y de apoyo, a partir del ingreso de nuevos compañeros y compañeras a la Universidad.
Una acción inmediata de las nuevas autoridades viene siendo el recuperar la tranquilidad y estabilidad institucional, es necesario regularizar las plazas a nivel nacional debido a que muchos compañeros y compañeras basificados tienen cerca de 10 años rezagados sin haber llegado a la última categoría, otros más son de contrato o comisionados y también tenemos casos de plazas creadas por el sindicato y que están en UPN. ¿de qué se trata? La normatividad al respecto es muy clara para ser profesor de la UPN cada trabajador académico deberá ganar su basificación a través del concurso de oposición público y abierto avalado por la CAD, pero ya no hay convocatoria a concurso en muchos estados.
Me parece que las nuevas señales deberán lanzarse con certeza sobre la base de la legitimidad, el consenso y la justicia académica. Esto son sólo algunas reflexiones de esta nueva etapa de trabajo para la UPN a nivel nacional y en cada una de las entidades federativas de todo el territorio nacional.