Ciencia y Educación Ciudadana

El papel de los papás y las mamás en la educación: ¡Vamos a leer un cuento!

(Primera parte)

Abel Rubén Hernández Ulloa

¿Cuál es la mejor estrategia que pueden implementar los papás y las mamás para ayudar en la formación educativa de sus hijas e hijos, particularmente en estos tiempos de crisis mundial por el COVID-19?

Aunque esto pueda sonar a “puro cuento” por parecer demasiado sencillo, y tan al alcance de la mano, la respuesta a esta pregunta es: ¡Vamos a leer un cuento!

Leer cuentos, contar anécdotas e incluso narrar historias inventadas por nosotros mismos, permite abrir espacios para que la imaginación de nuestras hijas e hijos pueda volar y, tras su imaginación, también podrán volar sus habilidades reflexivas, críticas y creativas. Diversos tipos de cuentos y narraciones nos llevan a incursionar en otros mundos posibles, en las experiencias vitales de personajes de ficción que parecen reales, o narraciones reales de eventos que parecen extraordinarios. 

Y es que necesitamos tanto comunicarnos, es tan vital expresarnos y escucharnos también, que tras el cuento de la hora de dormir a veces nuestras hijas e hijos nos narran “cuentos” que nos suenan a sus experiencias, a sus anhelos, a sus miedos o a sus fantasías y esperanzas. Se entretejen entonces las historias y las ficciones que nos dan materiales importantes para soñar, y yo creo que los sueños de las niñas y niños, y también de las mamás y los papás que al concluir el día han podido compartir una breve lectura o una anécdota, son sueños en los que al final siempre prevalece el bien, porque se ha abierto paso a la esperanza que se construye en el diálogo, se ha afirmado el amor que nos une en la palabra.

Narramos nuestras historias vitales y así construimos nuestras identidades individuales y colectivas. Hemos sabido de tantas tribus que, al anochecer, bajo el firmamento estrellado, se juntaban alrededor de una fogata para escuchar las historias de sus ancianos. Hoy necesitamos recuperar y más bien crear nuevas identidades que se nutran y abriguen alrededor del fuego que brota de la palabra, hoy necesitamos ampliar nuestros horizontes personales y culturales con la diversidad de historias que forman parte del legado de nuestra literatura universal. 

Concluiré esta primera parte citando el fragmento de una carta dirigida al grupo radical ETA por el Sub-comandante Marcos, en los tiempos en los que justamente buscaba un diálogo entre ETA y el gobierno español:

Primero.- Les aclaro que los niños y niñas del EZLN no entienden todo sin palabras, como ustedes suponen erróneamente en su carta.

Nosotros los tratamos de por sí como niños. Es el poderoso con su guerra el que los trata como adultos. Nosotros les hablamos. Les enseñamos que la palabra, junto con el amor y la dignidad, es lo que nos hace seres humanos.

No les enseñamos a pelear. O sí, pero a pelear con la palabra. Ellos aprenden. Saben que si nosotros estamos en esto es para que ellos no tengan que hacer lo mismo. Y hablan y también escuchan.

Contra lo que ustedes dicen, nosotros les enseñamos que las palabras no matan, pero que sí se puede matar a las palabras y, con ellas, al ser humano.

Les enseñamos que hay tantas palabras como colores, y que hay tantos pensamientos porque de por sí el mundo es para que en él nazcan palabras. Que hay pensamientos diferentes y que debemos respetarlos.

Que hay quien pretende que su pensamiento debe ser el único y que persigue, encarcela y mata (siempre escondido detrás de razones de Estado, de leyes ilegítimas o “causas justas”) a los pensamientos que son diferentes.

Y les enseñamos a hablar con la verdad, es decir, con el corazón. Porque la mentira es otra forma de matar la palabra.

En la lengua de los hombres murciélagos, los que hablando se van orientando en su caminar, los tzotziles, hablar con la verdad se dice “YALEL TA MELEI”.

Les enseñamos a hablar y también a escuchar. Porque aquel que sólo habla y no escucha, termina por creer que lo que dice es lo único que vale.

En la lengua de los tzotziles, los que escuchando se van orientando en su caminar, escuchar con el corazón se dice “YATEL TAJLOK ‘EL COONTIC”.

Hablando y escuchando palabras es como sabemos quiénes somos, de dónde venimos, y a dónde va nuestro paso. También es como sabemos del otro, de su paso y de su mundo. Hablando y escuchando palabras es como escuchamos la vida.

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