En ocasiones, existe la posibilidad de que la MacBook vaya lento, es decir, que tarde demasiado en arrancar o cargar una aplicación. Y esto suele ser algo común en los equipos más antiguos. Para ese caso, es clave considerar varias recomendaciones esenciales capaces de ayudar con este problema.
1. Eliminar los archivos innecesarios
Uno de los pasos más importantes para optimizar una MacBook antigua es quitar aquellos datos que pueden ser innecesarios, como, por ejemplo, los archivos temporales. Algunas veces, el volumen de esta información puede ser alto.
Si bien es cierto que estos datos incluyen cachés de aplicaciones y archivos del sistema que se almacenan, de manera temporal, para optimizar el acceso a los programas que los usan; se acumulan con el tiempo y pueden ralentizar el sistema.
Por otra parte, los archivos personales que pesan demasiado, por ejemplo, más de 10 GB, pueden volver lento el sistema operativo. En ese caso, lo mejor es ordenarlos y guardarlos en la nube. Posteriormente, se pueden clasificar por aquellos que pertenecen a la clase Documentos importantes, Entretenimiento o cualquier otra etiqueta que se quiera asignar.
2. Cerrar aplicaciones que no se usen
Otro de los motivos que pueden ralentizar una MacBook son los programas abiertos en segundo plano, ya que siguen consumiendo recursos del sistema. En ese caso, se deben cerrar dichas aplicaciones para aprovechar al máximo los recursos disponibles para las apps que realmente importan.
Para cerrar cualquier aplicación por completo, se puede pulsar sobre el nombre del programa, en la barra de menús, y luego hacer clic en “Salir”. También es posible hacerlo presionando con el botón derecho el ícono de la app.
3. Usar aplicaciones para detectar malware
Otra forma de optimizar la velocidad de una MacBook antigua es analizar los archivos en busca de malware. Es bien sabido que, cada año, los virus pueden evolucionar o se desarrollan nuevos específicamente para una MacBook. Entonces, si el dispositivo va lento, es necesario hacer una revisión.
En ese caso, lo mejor es verificar cuáles son las aplicaciones que consumen demasiados recursos y analizar si forman parte de un software instalado de origen desconocido.
Para ello, se puede revisar el “Monitor de actividad” y ver los procesos que usan mucha RAM. Posteriormente, se puede usar el buscador del navegador para encontrar información sobre dicho proceso.
4. Limpiar el escritorio
Aunque parezca una nimiedad, hacer una limpieza del escritorio puede acelerar la máquina en general. Ello se debe a que la manera en que el sistema operativo gestiona los íconos a nivel gráfico tiene un alto impacto en el rendimiento.
De cualquier manera, lo importante es vaciar el escritorio de contenido. Para ello, se pueden mover los archivos y las carpetas a “Documentos”. Posteriormente, es posible incluir un acceso directo a la barra lateral para acceder a ellos de manera rápida.
Tras hacer el proceso anterior, se debe reiniciar la máquina. Y la mejora del rendimiento va a depender del número de archivos que se quiten del escritorio.
Todos estos trucos pueden hacer la diferencia en un Mac antiguo, aquel cuyo disco duro mecánico está cargado con información obsoleta, y cuyos procesos del CPU pueden ser innecesarios, capaces de afectar la velocidad general del equipo.
