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Confusiones intelectuales

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En estos días iniciales de 2014 el fenómeno que ha captado buena parte de la atención pública es el caso de Michoacán, con justa razón. Se ha atendido menos a otros asuntos con potencial similar, como su estado vecino, Guerrero, o del otro lado del país, Tamaulipas. Pero hay otros eventos que creo que deberíamos también revisar, no por su impacto, sino por lo que reflejan. En esta semana me he enterado de dos casos claros de confusión que creo que merecen atención.

El primero es el tema de la prueba ENLACE, que ha sido descontinuada, y que diversos grupos intentan recuperar. En la argumentación de los defensores de ENLACE, se trata de una prueba que nos permite saber cómo están los niños en términos de desempeño en la escuela, y como no se ha anunciado nada que la sustituya, pues se trata de una enorme pérdida que, en el contexto de la reforma educativa, asocian con un triunfo de quienes quieren impedir o revertir los cambios. Hasta personifican ese enemigo en la CNTE.

Creo que tienen razón en cuanto a que esa organización no quiere la reforma, pero no en lo relacionado a ENLACE. Y la razón es la que esgrimen los consejeros del flamante Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE): la prueba ya no mide nada. Resulta que tanto la necesidad pública de conocer la calidad de la escuela en la que uno lleva a sus hijos, como la idea del gobierno de utilizar ENLACE como referencia en los bonos a los maestros, provocó que las escuelas y los maestros decidieran concentrarse en salir bien en ENLACE. En los casos buenos, estudiando la prueba; en los malos, copiando o falseando resultados.

En las siguientes figuras creo que quedará claro de qué tamaño es el problema. En la figura 1 le muestro el porcentaje de jóvenes que terminan secundaria (o, para PISA, que tienen 15 años de edad) con desempeño insuficiente en matemáticas. Para ENLACE, así se llama la calificación; para PISA, se trata de quienes logran pasar, cuando mucho, el módulo 1, que se define como “es capaz de seguir instrucciones simples”.

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Note usted cómo la tendencia de PISA y ENLACE es similar hasta 2009, a partir de dónde hay una variación: PISA registra un incremento en la proporción de jóvenes con bajo desempeño (de 50 a 55%, en números redondos), mientras que ENLACE muestra el comportamiento inverso: una reducción de esos mismos 5 puntos. Puesto que hay pocas observaciones, no es fácil saber si esto es un problema de medición, pero al menos hay alguna duda de lo que pasa. En la figura 2, la duda desaparece. En ella le muestro los jóvenes que son calificados de excelentes por ENLACE, o que pasan los módulos 5 o 6 de PISA (que también les llama excelentes).

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Aquí ya no hay duda: ENLACE se dispara. En 2009, tanto ENLACE como PISA nos decían que 0.9-1% de los jóvenes mexicanos estaba en nivel de excelencia en matemáticas, para 2012, PISA nos dice que esto se redujo a 0.6%, pero ENLACE dice que eran diez veces más, 7%. De hecho, hace un par de años, con los datos de ENLACE, le comentaba en mi antigua casa editorial que si PISA confirmaba los resultados de ENLACE, estaríamos frente al mayor avance en educación de la historia (mundial). Desafortunadamente, no fue así, se trató, una vez más, de nuestra fuerte tendencia a la corrupción.

ENLACE es una prueba corrupta, y su uso no ayudaría en nada en el futuro próximo. Por el contrario, sólo está reforzando prácticas que deseamos erradicar lo más pronto posible. El INEE tiene razón al cancelarla, y los grupos que se molestaron por la cancelación tienen que dirigir su justo enojo a promover nuevos instrumentos de medición, pero no a restaurar ése.

 

 

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