De la agenda pública a la agenda educativa: Sus vínculos con la investigación

Miguel Ángel Pérez Reynoso

Ya Miguel Ángel Vértiz decía en un Seminario acá en Guadalajara, que en nuestro país a diferencia de otros lugares, no existe opinión pública y en los últimos tiempos ésta ha sido sustituida por las redes sociales a ello regresaré más abajo. Podemos decir que existen cuatro niveles de construcción y de mediación entre las instancias sociales, las instancias de gobierno y los grupos y las comunidades de académicos. Iniciaríamos con la agenda pública, y luego la agenda de gobierno para pasar a la agenda educativa y concluir con la agenda de los investigadores.

Estos cuatro niveles van construyendo una agenda de interés y de prioridades, la cual incluye algunos tópicos relevantes por cuestiones de coyuntura, pero también debido al interés y a las necesidades de quienes hacen política o hacen investigación.

La construcción y la relación entre la agenda de gobierno y la agenda educativa se va acotando y delimitando en aspectos o rubros por atender. En el actual sexenio se tienen tres prioridades de política pública que generan cierta distinción con los gobiernos anteriores.

  1. Un interés real por garantizar la equidad y la justicia educativa. Dar atención a quien no la ha recibido. Brindar una mejor educación a quien se le adeuda un mejor servicio.
  2. Atención a los grupos y personas dentro del rubro de diversidades sociales. La tarea educativa abre un abanico amplio y reconoce a la población en su diversidad y pluralidad y prioriza atender a los grupos en situación de vulnerabilidad y de marginación social.
  3. Se priorizan los valores y la tarea educativa enfatizando el brindar atención en salud (por la pandemia), desarrollo personal y énfasis en el desarrollo socioemocional. En todo ello la parte emocional juega un papel prioritario.

En esta relación entre necesidades sociales, necesidades educativas y líneas de acción, el actual gobierno no ha sido claro ni contundente en sus iniciativas. Se perciben algunas ambigüedades e inseguridades en la agenda de gobierno en educación, desde el diseño y en la forma de ser abordada por el curso de acción de las políticas sexenales.  Las comunidades académicas y grupos de investigadores atienden de cierta manera los puntos prioritarios que se desprenden de la agenda pública y de gobierno relacionada a los asuntos educativos.

Cabe decir que, en estos momentos de coyuntura electoral, las descalificaciones más que las propuestas y la ideologización del entorno termina por permear el entorno social.

Las redes sociales se han convertido en una estrategia que hegemoniza la comunicación, lejos de servir para comunicar muchas veces distorsiona los asuntos prioritarios de la agenda.

La actual pugna política que vivimos no es ni casual, ni tampoco gratuita; están en juego realmente dos proyectos los cuales datan de mucho tiempo atrás. En todo ello es importante destacar los asuntos educativos prioritarios, la formación de nuevos docentes, el compromiso con la sociedad, la atención educativa a los grupos y los personajes que fueron desplazados o que sufrieron una doble o triple marginación producto de la pandemia y el garantizar mejores aprendizajes.

Vamos a entrar a la segunda mitad del sexenio, las preguntas por las promesas no cumplidas y los saldos por lo que aun falta por hacer están ahí. Un aspecto crucial tiene que ver con el clima social que vivimos. En el estado de Jalisco el entorno de violencia se está colocando por encima de todos los demás aspectos, y el deterioro de la forma de convivencia también. En ello se requieren polítcas claras y acciones contundentes que vayan mucho más allá de la promesa y los discursos. 

La actual agenda educativa nos reclama claridad y acciones efectivas.

  

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