Herzel García Márquez
herzel.garcia@anahuac.mx
Profesora en Universidad Anáhuac México
México se aproxima a un momento decisivo: votar sobre la reforma al Poder Judicial. Aunque la votación será presencial, todo el entorno de toma de decisiones se ha trasladado —para millones— al universo digital: redes sociales, sitios web, infografías, cápsulas informativas, declaraciones en línea y portales ciudadanos.
Pero, ¿estamos todos preparados para participar? ¿Quién tiene hoy las habilidades para buscar información confiable, analizarla, contrastarla y llegar a una convicción personal? Las redes sociales, plataformas institucionales, encuestas en línea, transmisiones, artículos y opiniones digitales son hoy el escenario principal para informarse, formarse y decidir.
Se aproxima una votación histórica sobre el sistema judicial mexicano y la alfabetización digital se convierte en una pieza clave para una participación ciudadana reflexionada, equitativa y ética.
La actitud del mexicano ante el voto: ¿hemos cambiado?
Según datos de la Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas (ENCUP 2020), el 58.7% de las personas considera que el voto es una herramienta útil para cambiar las cosas, pero solo el 30.3% confía plenamente en los procesos electorales. Esta actitud ambivalente se ha visto tensionada por los cambios en el sistema electoral, las tecnologías aplicadas y la percepción de acceso desigual a la información.
Estudios como los de Moreno y Méndez (2023) en Revista Mexicana de Opinión Pública muestran que el escepticismo no se traduce en apatía, sino en búsqueda de información alternativa y, en muchos casos, en la necesidad urgente de formación ciudadana no tradicional.
Educación no formal + alfabetización digital = ciudadanía activa
La educación formal no basta. Necesitamos educación no formal, es decir, procesos de aprendizaje fuera de la escuela que desarrollen competencias para la vida democrática y digital.
Esto implica avanzar de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) y las TAC (tecnologías del aprendizaje y el conocimiento) hacia las TEP (tecnologías para el empoderamiento y la participación). Como proponen Coll y Monereo (2010), las TEP permiten que las personas no solo usen tecnología, sino que la transformen en herramienta para el ejercicio crítico de la ciudadanía:
“Las TEP no solo informan; empoderan. Su potencial radica en cómo las personas las usan para incidir, decidir y actuar” (Coll & Monereo, 2010, p. 19).
En este contexto, es esencial considerar las características y tamaños de las distintas generaciones en México, ya que cada una presenta desafíos y oportunidades únicas en términos de alfabetización digital:
Generación Silenciosa (1928–1945): aproximadamente 2.3 millones de personas en México, con edades mayores a 80 años. Han vivido transformaciones tecnológicas sin haber crecido con ellas.
Baby Boomers (1946–1964): unos 10.3 millones de personas de entre 60 y 80 años. Pueden usar tecnología básica, pero requieren acompañamiento digital para fines ciudadanos.
Generación X (1965–1980): representan el 20% de la población mexicana. Son quienes más están en transición entre lo analógico y lo digital.
Millennials (1981–1996): el 24.31% de la población. Nacieron con la digitalización en expansión, pero no todos tienen formación crítica en el uso de tecnologías.
Generación Z (1997–2012): jóvenes digitales, aunque no necesariamente informados o formados en ciudadanía crítica.
Generación Alfa (2013–2025): nativos digitales en formación, rodeados de pantallas desde el nacimiento, pero aún en etapa escolar.
Fuente: INEGI (2020), Ipsos (2024), ExhibitMKT (2024).
Cada generación requiere estrategias diferenciadas de alfabetización digital ciudadana, adaptadas a sus contextos, hábitos y posibilidades. Por eso, hoy más que nunca, urge impulsar educación no formal que acompañe a estas generaciones para ejercer sus derechos en el entorno digital.
¿Y si no tengo habilidades digitales?
Ahí está el gran reto. Actualmente existen herramientas que ofrecen perfiles detallados de personas candidatas para integrar el Poder Judicial (tal es el caso de la pág. Defensorxs.com). Pero acceder, entender y contrastar esa información requiere saber navegar, leer críticamente y comparar fuentes. Hoy, el acceso a la información también es un derecho digital, y para ejercerlo necesitamos alfabetización crítica y mediática.
¿Y la IAG? Una nueva aliada para la decisión informada
Considerando el acceso gratuito, muchas personas están apoyando su decisión en la inteligencia artificial generativa (IAG) puede apoyar procesos ciudadanos si se usa de forma responsable. Herramientas como ChatGPT, Copilot, Perplexity (en su versión gratuita) ayudan a simplificar, explicar y contrastar información.
¿Cómo usarla?
Con el famoso “prompt” es decir, una instrucción o pregunta bien formulada. Un ejemplo de prompt para decidir, podría ser:
“Explícame en lenguaje claro qué propone la reforma judicial en México 2025, qué argumentos hay a favor y en contra, y dónde puedo leer más sobre el tema.”
Cualquier IAG ofrece una síntesis inicial, puntos clave y fuentes sugeridas. No sustituye el pensamiento crítico, pero acompaña el análisis personal.
El reto no es solo técnico, sino ético y pedagógico: ¿cómo garantizamos que todas las personas, sin importar edad, nivel educativo o ubicación geográfica, puedan participar con autonomía digital?
Tres perfiles, tres brechas… una misma urgencia ciudadana
La alfabetización digital para la participación no es un lujo: es una necesidad urgente en un país diverso. El acceso desigual a la tecnología y al conocimiento crítico genera brechas profundas. Como ejercicio de ejemplificación, proponemos tres perfiles representativos que muestran la complejidad del reto:
- Una persona pensionada sin experiencia en tecnología.
Tiene interés en participar, pero depende de familiares para navegar en internet. Su nieto le muestra cómo funciona Perplexity y juntos consultan información básica sobre la reforma judicial. Luz necesita tiempo, acompañamiento y formatos claros para comprender.
Desafío: autonomía digital en adultos mayores. - Un estudiante rural con acceso intermitente a internet.
Vive en una comunidad donde solo hay conexión en la cabecera municipal. Visita el cibercafé una vez por semana y planifica qué consultar: revisa Defensorxs.mx, hace preguntas clave en Copilot y guarda capturas para leer después.
Desafío: acceso estratégico con conectividad limitada. - Un padre o madre de familia, empleado y usuario básico del celular.
Usa WhatsApp y navegador móvil. Descubre que puede escribir preguntas en ChatGPT desde su teléfono. Busca explicaciones sobre la reforma para compartir con su círculo cercano.
Desafío: uso funcional de herramientas digitales para la vida cívica.
Estos casos ilustran que no basta con tener acceso a tecnología: se requieren competencias, tiempo y una cultura digital orientada al ejercicio ciudadano y por supuesto, acompañamiento, somos aliados en nuestros procesos democráticos, lo que implica el desarrollo de la alfabetización digital. La educación no formal puede y debe cerrar estas brechas para garantizar una participación informada, libre y equitativa; debemos traspasar las brechas generacionales y hacer accesibles las herramientas para un ejercicio verdaderamente democrático.
Votar hoy no es solo marcar una boleta: es un proceso digital, ético y educativo. Sin alfabetización crítica y herramientas accesibles, el voto libre se ve comprometido.
Frente a esta realidad, urge que desde la educación no formal y las políticas públicas, se impulse una cultura digital ciudadana que promueva el uso ético de la tecnología, fortalezca la participación informada y empodere a toda persona, sin importar su edad, contexto o nivel educativo.
Al final, si no todos entendemos el contexto, ¿realmente todos podemos decidir?
Referencias
- Coll, C., & Monereo, C. (2010). Psicología de la educación virtual. Aprender y enseñar con las tecnologías de la información y la comunicación. Ediciones Morata.
- INEGI. (2021). Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas (ENCUP). https://www.inegi.org.mx/programas/encup/
- Moreno, A., & Méndez, R. (2023). Opinión pública y juventud en México: entre el escepticismo y el empoderamiento digital. Revista Mexicana de Opinión Pública, 34(1), 45-62.