Día Mundial de los Docentes. Dos motivos para su celebración

Sergio Martínez Dunstan

Así como el 2 de octubre no se olvida también debiera tenerse presente las razones para rememorar el Día Mundial de los Docentes. En 2020 girará entorno al tema “Lliderar en situaciones de crisis, reinventar el futuro” La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia  y la Cultura (UNESCO) lo recuerda cada 5 de octubre desde 1994 para conmemorar el aniversario de la suscripción de la Recomendación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la UNESCO relativa a la situación del Personal Docente proclamada hace cincuenta y cuatro años.

Se enmarca en uno de los derechos fundamentales del hombre, la educación. Explícitamente se reconoce el papel esencial del personal docente en el progreso de la educación, la importancia de su contribución al desarrollo de la personalidad humana y de la sociedad moderna y se expresa el interés manifiesto de asegurar al personal docente una condición acorde a este papel. El término “personal docente” se utiliza para designar a las personas responsables de la educación de los alumnos en los establecimientos de enseñanza. Aludir a su condición o situación sirve para señalar la posición social que se le reconoce así como a su competencia, y las condiciones de trabajo, la remuneración y demás prestaciones materiales que se le conceden por la importancia de su función en comparación con otras profesiones. Plantea la necesidad de formular una política global educativa y para los docentes. Ambos organismos internacionales se preocupan porque la sociedad pueda disponer de un número suficiente de personal docente con las competencias necesarias. Además de las definiciones anteriores se precisan el campo de aplicación; los principios generales; los objetivos de la educacion y políticas docentes; la preparación para la profesión docente (selección, formación e instituciones de formación de personal docente); perfeccionamiento del personal docente; contratación y carrera profesional (ingreso, ascenso y promoción, seguridad del empleo, procedimientos disciplinarios por faltas profesionales, exámenes médicos, educadores con carga de familia, dedicación parcial); derechos y obligaciones del personal docente (libertades profesionales, obligaciones, relaciones entre los educadores y los servicios de educación en general, derechos del personal docente); condiciones necesarias para una enseñanza eficaz (número de alumnos en clase, personal auxiliar, horas de trabajo, vacaciones anuales pagadas, licencias especiales, descanso por enfermedad y por maternidad, intercambios profesionales y culturales, disposiciones especiales para quienes ejercen su profesión en zonas rurales aisladas); remuneración del personal docente; seguridad social (asistencia médica, accidentes de trabajo, prestaciones por vejez, invalidez, por supervivientes); escasez de personal docente.

Asimismo, en alcance y complemento a la misma, el 11 de noviembre de 1997, se aprobó de igual manera, la Recomendación relativa a la Condición del Personal Docente de la Enseñanza Superior. Se manifiesta la preocupación por la vulnerabilidad de la comunidad académica a las presiones políticas adversas que podrían menoscabar la libertad académica. Delimita los conceptos de enseñanza, instituciones y personal docente de enseñanza superior así como los términos de investigación, labor intelectual y trabajo de extensión a la comunidad. Además de los aspectos abordados en la recomendación reseñada en el párrafo anterior le incorpora lo referente a las obligaciones y responsabilidades de las instituciones de educación superior (autonomía, rendición de cuentas), la evaluación del aprendizaje de la labor docente e investigación.

A vuelo de pájaro, refiero la estructura de ambos documentos. Ojalá sirva la alusión para estimular su lectura. Releerlo críticamente serviría también para analizarlo desde el contexto actual, entenderlo a partir de las circunstancias actuales. No son leyes supranacionales pero sí una serie de normas recomendables para mejorar la condición de la docencia. Mucho de lo ahí vertido continúa vigente así hayan transcurrido más de cincuenta años. Eso es lo que se celebra. El punto de acuerdo de todos los países aglutinados en dichos organismos internacionales sobre la situación del personal docente.

Comparar el contenido de ambas recomendaciones con la reforma educativa mexicana del 2019 nos permitiría encuadrar, por ejemplo, el derecho a la educación, la revalorización docente así como los procesos de ingreso, promoción y reconocimiento.

Con la pequeña diferencia que el gobierno tiene la obligación de cumplir y hacer cumplir la reforma constitucional del 2019. En su implementación han quedado a deber aunque se introduzcan tan buenas intenciones. Eso de la igualdad sustantiva nomás no se ha dado. De lengua me como un taco y para muestra basta un botón rezan dos refranes populares. En el artículo tercero se dice que “Las maestras y los maestros son agentes fundamentales del proceso educativo, y por tanto, se reconoce su contribución social. Tendrán derecho de acceder a us sistema integral de formación, de capacitación y de actualización retroalimentado por evaluaciones diagnósticas (…).” ¿Y en dónde está tal sistema? Un ejemplo más, el Sistema de Carrera de las Maestras y los Maestros particularmente la promoción horizontal. Los profesores han estado impedidos de gozar sus beneficios por las restricciones presupuestales. Antes de la emergencia sanitaria se tomó tal decisión. Ahora, con los recortes producto de la pandemia dicha situación será difícil de atenderse. Basta tener presente el Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2021 y la extinción de los fideicomisos aprobados por la Cámara de Diputados.

La vocación y el profesionalismo de los docentes está puesto al servicio de la educación de sus alumnos con poco o nulo respaldo de las autoridades educativas, v. gr. la ineficiente distribución de los libros de texto gratuito. Y acometen con voluntarismo excesivo el plan emergente para enfrentar una crisis educativa histórica sin ser aceptada como tal por parte del ministerio de educación. Si el micrófono estuviera abierto para los maestros y se les prestara oídos conoceríamos un sinfín de problemas que afrontan en el día a día para cumplir con el fin superior de educar a sus alumnos, con la noble tarea de enseñar, de dedicarse enteramente con vocación de servicio a su profesión. Está en riesgo toda una generación de niñas, niños, adolescentes y jóvenes por las falsas promesas o promesas incumplidas derivadas de una cadena de decisiones fallidas que ponen en cuestión el derecho a la educación, colocan la profesión docente en una posición muy delicada y a la imagen docente comprometida socialmente.

No me extrañarían los discursos que pronunciaran las autoridades y los dirigentes sindicales alusivos a la fecha. Pero más que aventarles un choro mareador exhortándolos al “échaleganismo”, es una oportunidad de reivindicarse con ellos y su profesión. Sería muy importante traer a la memoria y la conciencia colectiva su situación profesional y laboral. Si fuera genuino el interés gubernamental por la revalorización, como se ufanan, debieran empezar por apegarse a lo que la ley establece. Garantizarle el cumplimiento de los preceptos constitucionales sería una forma de honrarlo. Hacer valer sus derechos y coadyuvar al reconocimiento social serían dos motivos de celebración.

Carpe diem quam minimun credula postero

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