El magisterio como agente social

Luis Gamboa

Para comprender el mundo es necesario tener un grado de conciencia sobre lo que es, porque lo que es tiene muchas formas de comprenderse. Dentro de la tradición alemana del siglo XIX existió un pensador audaz y locuaz en su manera de comprender el mundo y en un pequeño escrito expreso lo siguiente: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.” (Marx, 1976;3) ¿es acaso que los hombres en su afán de mantener una forma de pensar y con ello mantener el orden social solo explican parcialidades sobre el mundo? Esta reflexión hecha por Marx tiene una carga semántica y crítica hacia la labor que hacemos los hombres para comprender el mundo por lo que es y lo que sabemos de él. Esto no está alejado de lo que somos como seres pensantes o reflexivos que buscan conocer con profundidad o superficialmente el mundo con todas sus complejidades que nos abruman, entrelazan, unifican o separan, eso es al final la historia de las sociedades humanas. Abro este telón para trasladar esta generalidad a un espacio particular no menor, pero bastante significativo y es la identidad y pertenencia de los maestros como actores sociales importantes en la organización social, tienen un papel histórico en cualquier tipo de sociedad, por ejemplo, lo que hicieron los tlalmatinis mexicas que eran unos sabios o filósofos que guiaban a otros en su camino o el caso de los mandarines alemanes de finales del siglo XIX que buscaron obtener y mostrar una alta educación en su tiempo, ambos grupos de pensadores crearon una identidad y pertenencia que dibujo en sus prácticas, roles y relaciones sociales códigos que los homologaron y sobre todo les permitió entender el mundo de su tiempo.

Se dice en la jerga del sentido común que los maestros son los conocedores o sabios de ciertos temas y que dedican su vida al estudio para mejorar a la “sociedad”, este discurso tiene en cierto sentido razón, es nuestra misión, sin embargo, también es confuso y erróneo ¿porque mencionamos esto? ¿acaso estamos contradiciendo la supuesta finalidad de los maestros (as)? El maestro conoce una parcialidad del mundo, es experto de ciertos saberes del mundo, interpreta -como diría Marx del filósofo -como requisito para nombrarse experto, almacena, explica, cuestiona, clarifica o muestra algunas interpretaciones del mundo, pero ¿las significa para sí como individuo o dentro de su colectividad que puede ser el grupo de docentes en la escuela, el sindicato, su estado o el país? También reza dentro de la opinión o el razonamiento científico que declararse experto ciento por ciento es un equívoco, la opinión lo tilda de engreído y la ciencia lo cataloga de monismo. Con respecto a la pregunta previa, idealmente el maestro tiene que significar su rol social y reconocer lo que hace porque la labor que desempeña es crucial en la formación humana, enseñar a otros es difícil y es el fin de toda sociedad, el cazador enseñaba a otros a cazar, el sacerdote enseña la liturgia el maestro de hoy enseña los conocimientos científicos de su tiempo, sin embargo, para comprender su función tiene que compartir prácticas, rituales y valores, crear una cultura junto a sus pares, significar lo que representa para lograr la misión o finalidad que la sociedad apremia: crear a los futuros ciudadanos que bien o mal comprendan su momento histórico. Es allí en donde el apotegma de Marx cobra sentido porque la primicia en todo tiempo histórico es interpretar el mundo, es a priori, pero su telos es transformarlo como compromiso social, como motor para la generación del conocimiento.

La educación es un fenómeno y práctica social, si pensamos en su etimología, educatio significa crianza y en su derivación educere es guiar, el maestro es el que por su práctica hace de la educación una manera social de criar y guiar a los futuros hombres y mujeres o como explico Durkheim enseña a una generación más joven los saberes valiosos de su sociedad para que los utilicen en su cotidianeidad. Si el maestro no se identifica con su labor que es binominal de trabajador y experto rompe con su compromiso porque se mira separado y mutilado de la función orgánica que cumple en la sociedad que vive, deja de ser parte de la identidad, es decir, ser-maestro. La educación de nuestro tiempo tiene muchos desafíos y eso no la hace menos rigurosa o más especializada, en otros momentos enfrento desafíos como en el siglo XVI cuando el humanismo renacentista separa el saber religioso para formar uno laico. La educación no está divorciada de los saberes, todos los saberes son útiles, solo que cambian de valor según su tiempo, así mismo el maestro tiene que cumplir con ciertos objetivos trazados por el Estado, las instituciones sociales y los individuos, bien lo comenta Freire “La tendencia, entonces, tanto del educador-educando como de los educandos-educadores es la de establecer una forma autentica de pensamiento y acción. Pensarse a sí mismos y al mundo, simultáneamente, sin dicotomizar este pensar de la acción.” (Freire, 2005:96) El maestro tiene una función compleja porque es trabajador y especialista, es individuo y colectividad, es persona y servidor público, en ocasiones olvida eso y crea dicotomías, no relaciona los saberes con la realidad, no cumple con su compromiso social frente a otros, es menospreciado por otros agentes en el poder y no crea la identidad con sus pares, rivaliza y crea polos opuestos que le quitan lógica a su función social, los ejemplos están a la vista, luchan contra las políticas educativas, trivializan la educación al no mantener una formación continua o sirven de catapulta para interés de partidos.

El maestro y la educación son un binomio de acción el primero es agente que ayuda al status quo y promueve la crítica y el desarrollo del individuo, el segundo es el espacio estructural que forma diversas prácticas que unifican instituciones, identidades, grupos, ideologías, conocimientos esenciales para el desarrollo social de alguna sociedad, Dussel plantea que “lo pedagógico, a diferencia de la invención que es lo que se descubre por sí mismo, tiene que ver con otros, y más específicamente con lo que recibimos de otros. Es decir, como miembros de una comunidad nos conformamos en un entramado de relaciones históricas, éticas y políticas, y a través de lo pedagógico ofrecemos a otras generaciones aquello que consideramos fundante para definirnos social y comunitariamente”. (Dussel en Heredia, 137-138; 2019) la identidad o identidades que giran en torno a la labor del maestro entrelazan diversidad de funciones el maestro puede ser actor político, líder social, emprendedor, guía, padre y ciudadano, su identidad no se borra como una mancha o un plumazo, se perpetua en la historia, trasciende en el espíritu de su pueblo se vuelve punta de lanza para otros, es decir, crea pertenencia dentro del espacio social.

Referencias de información
Freire, Paulo (2005) “Pedagogía del oprimido”. México Siglo XXI. México.
Heredia, Nadia (2019) “La pedagógica de la liberación de Enrique Dussel: Inakayal y lo que la pedagógica nos negó”. Revista del IICE/45 (enero-junio, 2019) 131-142. Recuperado de: http://revistascientificas.filo.uba.ar/index.php/iice/article/view/7229/6471
Marx, Carlos (1976) “Tesis sobre Feuerbach”. Cuadernos Políticos, número 10, México, D.F., editorial Era. Recuperado de: http://cuadernospoliticos.unam.mx/cuadernos/contenido/CP.10/CP.10.11.TesissobreFeurbach.pdf
Autor: Luis Jorge Gamboa Pastelin
Teléfono: 5635635590
Correo: luizaogao438@gmail.com
Grado: Licenciatura en Sociología
Institución donde labora: EPO 192, Luvianos

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