Miguel Ángel Pérez Reynoso
En la retórica política sexenal mezclada de demagogia y mezclada de realidad la profesionalización docente siempre aparece como una de las prioridades y en efecto el trabajo de los y las maestras forma parte de la columna vertebral del sistema educativo nacional.
Ahora en pleno corazón de la pandemia, en donde la atención educativa se ha reconfigurado de tal manera que al trabajo docente ya no se le ve tan prioritario como lo ha sido en todos los tiempos, hoy el protagonismo se coloca en las plataformas digitales ¿Cuál es mejor?, ¿cuál es la que ofrece mejores beneficios para su utilización?, en los procederes y teléfonos digitales, etc. y a partir el 24 de agosto serán los televisores las que asuman el delicado papel de asumirse como docentes.
Tanto el sistema educativo nacional como los sistemas estatales no son coherentes entre sí. Las disposiciones y los decretos que se dictan arriba son asumidos discrecionalmente por los personajes de en medio y de abajo del mismo sistema. Por ejemplo, existen supervisores técnicos de zonas escolares sobre todo en algunos niveles de educación básica, que basados en la racionalidad del control disponen bajo un contenido diferente a lo dispuesto por la autoridad central. Por ejemplo, hay supervisores que están obligando a los docentes a que asistan a las escuelas y a que asuman una atención híbrida para los escolares (entre lo presencial y lo virtual). Esto solo puede ser correcto en la medida de que se cuete con un diagnóstico de las condiciones reales del contexto en el que se ubica la escuela y del contexto de origen de los usuarios de la misma.
Hoy en día la profesionalización docente se ha sesgado por rumbos que muy poco se ha habían explorado, por ejemplo, hoy un buen maestro o maestra es aquel o aquella que establece una buena conexión con los alumnos a su cargo, pero medida por los aparatos electrónicos. La apatía y la motivación se utilizan únicamente con la utilización de iconos de emoticones que la propia herramienta logra proporcionar. Pero la habilitación de toda la propuesta de carga curricular a los entornos virtuales es una tarea pendiente, lo que se llamó en otro tiempo guías instruccionales o guías de trabajo para ser elaboradas en entornos virtuales es asignatura pendiente.
Hoy los maestros y las maestras toman cursos para la habilitación técnica de la virtualidad, pero nunca para ser programadores o diseñadores, solo para convertirse en una pieza más de la gran maquinaria cibernética de este complejo tercer milenio adoptado a la educación.
Hoy se habla muy poco de profesionalización docente porque la agenda se ha invertido, en cambio se habla mucho de programación televisiva, de guías de trabajo para el uso virtual. Hoy los buenos maestros y las buenas maestras son aquellas personas que fueron capaces de interactuar amigablemente con los dispositivos electrónico para luego pasar a hacer uso de ellos en la tarea educativa. ¿a alguien se le hubiera ocurrido una política pública en se sentido?
Estamos a una semana del arranque del ciclo escolar, y las dudas y las incertidumbres siguen corriendo entre los docentes. A estas alturas del calendario de la contingencia, aun no pueda clara la adaptación curricular acerca de con cuales contenidos se trabajará, y el papel que jugarán los planes y programas de estudios. Maestros, maestras, sigan haciendo preguntas que las respuestas vendrán más adelante, ya cuando esto regrese a un clima de normada.