Javier Tolentino
En algún momento de la historia de las instituciones de educación superior en México los grupos de estudiantes pasaron de tener 25 o 30 estudiantes, a ser de 40 o hasta 50 en un mismo salón. Las escenas de llegar a las sesiones y no encontrar un lugar donde sentarse se volvieron comunes.
Hoy, producto de la pandemia del coronavirus las autoridades de salud han establecido la necesidad de la “sana distancia”, es decir, los estudiantes deben estar alejados 1.5 metros, entre ellos.
Y por supuesto, esta situación, obliga a las instituciones a diseñar formas alternativas para la atención de su población de docentes y estudiantes a fin de evitar contagios y preservar la salud. El problema tiene, en principio algunas aristas las cuales se abordan en este artículo, con énfasis en las cuestiones del cómo realizar la práctica docente con un grupo de estudiantes numeroso.
- La de la infraestructura de los salones, no es posible atenderlas de manera inmediata, es decir, las construcciones de las aulas no se pueden ampliar porque el costo es impensable.
- La tecnológica, la cual alude a reconvertir la docencia presencial en modalidad no escolarizada (a distancia o en línea) o mixta (híbrida), enfrentan la problemática de la brecha digital de docentes y estudiantes. No son una solución de corto plazo.
- La del calendario escolar, obviamente se refiere a ciertas alternativas de organización de las clases a fin de contrarrestar algunas desventajas que se presentan, ante las dificultades de tiempo, por las implicaciones de la pobre migración digital evidenciada ante la ausencia de las competencias para realizarla. Las propuestas van desde cursar sólo una materia a la vez, calendarios trimestrales, alargar los tiempos de los cursos y reducir las vacaciones, hasta tener tres periodos en un año donde antes había dos. Algunas de estas propuestas no se limitan al siguiente semestre, sino que están pensando en un tiempo más prolongado de confinamiento, o intervalos de cuarentena de las localidades o de los estudiantes.
Siguiendo con la pregunta anterior, por ejemplo, cómo realizar la docencia con un grupo de 50 estudiantes en el siguiente semestre del 2020, algunas propuestas son: La American Collage Health Association, recomienda a las universidades clases de menos de 30 estudiantes, en España las autoridades han indicado conformar grupos de sólo 15 estudiantes. Argentina recomienda la asistencia alternada a las escuelas por grupos, a fin de garantizar el distanciamiento social establecidas en los protocolos de ocupación de las aulas y los edificios escolares.
La SEP de México para el caso de educación básica plantea que una parte del grupo vaya un día sí; y otro no (no se explica si el docente va a repetir las clases dos veces, con lo cual sólo cubriría la mitad del programa). El Gobierno de la Ciudad de México, a través de la Red ECOs de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación con la participación de 12 instituciones de educación superior, en el “Programa de Universidades Resilientes”, en su Guía Práctica para la Reapertura de Actividades Académicas después del Confinamiento POR COVID-19, dice en su apartado de reingeniería de los procesos académicos, entre otros planteamientos:
- Implementar prácticas de distanciamiento social que pueden incluir: escalonar actividades y rotación de modalidades académicas.
- En la medida en que se adapte la infraestructura es necesario que se considere al menos un metro de distancia entre los escritorios de trabajo.
Sin duda, la respuesta a cómo atender a un grupo numeroso de estudiantes es dividiéndolo, lo cual conlleva a otra pregunta, quién realiza la división. La administración escolar o el profesor, desde lo burocrático o con criterios pedagógicos. Administrativamente podría realizarse la división de acuerdo a la lista de asistencia de los estudiantes, los primeros 25 el lunes y los siguientes 25 el martes, y así sucesivamente, pero eso ofende el conocimiento científico de las ciencias de la educación.
Dividir los grupos con criterio pedagógico implica la realización de una evaluación diagnóstica, la cual requiere ampliar lo que se hacía antes y ahora considerar al menos, tres ámbitos: el de los conocimientos previos requeridos para el curso, el de la disponibilidad de recursos tecnológicos y el de las competencias digitales para aprender en ambientes virtuales.
En concreto, la atención de grupos numerosos requiere ser una acción concertada entre la institución, el docente y los estudiantes. En lo referente al docente, se propone una secuencia, con actividades previas e iniciales (color azul y gris), para desarrollar el curso de manera multimodal o intermodal (tres colores del semáforo), representada en la siguiente figura:
Desde la experiencia institucional, sin duda, el trabajo multimodal ya es una realidad en algunas instituciones de educación superior, como el caso de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, cuyo modelo educativo posibilita, desde 2010, operar varios de sus programas educativos de nivel licenciatura de manera multimodal, lo cual implica la combinación de modalidades presencial, híbrida (mixta) y virtual en carreras que operaban como estrictamente presenciales (Zorrilla y Castillo: 2016).
Sin embargo, en estos casos las asignaturas son las que se decantan por un tipo de modalidad y no necesariamente el docente, sobre todo cuando estos imparten sus asignaturas en una u otra modalidad educativa. Actualmente, cuando las circunstancias de incertidumbre de la pandemia del coronavirus obligan abruptamente a las IES a migrar o adoptar modalidades híbridas, es el docente el que debe de desarrollar competencias para una práctica docente en tres modalidades de manera simultánea. Por lo tanto, partiendo del dominio de lo presencial, se propone planear sus cursos en la modalidad del otro extremo, es decir, a distancia y en línea.
Como se podrá observar en la figura presentada anteriormente, el docente planeará sus cursos de acuerdo a las tres modalidades, para lo cual se identifican tres momentos con una serie actividades, cuya descripción se detalla a continuación:
MOMENTOS | DESCRIPCIÓN DE LAS ACTIVIDADES DEL DOCENTE | ||||||||||||||||||
Antes | Realizar la planeación del curso considerando las 3 modalidades. Es decir, se parte de que será en línea, en sus diferentes tipos según recursos tecnológicos de docentes y estudiantes.
La secuencia de actividades de la planeación del docente, en virtud de que se realiza para el curso en línea, en algunos casos puede ser la misma para las otras modalidades. Cuando tenga adecuaciones se comunicará a los estudiantes. De acuerdo al calendario escolar, el número de sesiones de cada semana según los horarios establecidos, será distribuido en sesiones para la modalidad presencial, otras para la semipresencial y otras para los estudiantes en línea. Lo presencial se realizará cuando esté autorizado.
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Inicio | En la primera semana de inicio del curso, como lo sugiere la didáctica de la educación, se realiza el encuadre, el cual considera entre sus actividades la aplicación de la evaluación diagnóstica.
Derivado de la evaluación diagnóstica, se dividirá el grupo. Se sugieren tres subgrupos de estudiantes, en función de sus competencias y de acuerdo a las 3 modalidades. Es decir, una parte del grupo cursará la asignatura en línea. Otra asistirá de manera semipresencial, y la otra asistirá a sesiones presenciales. Obviamente, cuando las condiciones sanitarias lo permitan. |
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Desarrollo | Se refiere a la realización de las sesiones del curso, de acuerdo al calendario escolar atendiendo a los estudiantes en tres subgrupos, en tres modalidades. Por ejemplo, si el horario es 3 veces por semana, una opción sería:
Todos los estudiantes tendrán acceso al curso de la modalidad en línea, a la plataforma establecida, porque allí estarán los materiales y las secuencias de actividades, con especificaciones de las variantes por modalidad. Además, el docente utilizará ese medio para la comunicación con sus estudiantes y la recepción de las evidencias de aprendizaje. |
La propuesta arriba descrita para la atención de grupos numerosos, atendiendo la “sana distancia” a partir de subdividir a los estudiantes para que aprendan con diferentes modalidades educativas, responde a la pregunta del cómo, desde los requerimientos del docente. Además, se plantea un conjunto de principios a partir de poner el estudiante al centro, a saber:
- Atención a la equidad
- Coadyuva autogestión
- Centrado en el aprendizaje
- Flexibilidad curricular
- Desarrollo de competencias
No se omite mencionar que el desarrollo de competencias docentes para el manejo de diferentes modalidades educativas se resuelve con la propuesta anterior. El cambio de la formación docente es un proceso de largo plazo, por ello de acuerdo con el Ministerio de Educación de Argentina (2020) la
alternancia de tiempos de presencialidad y de no presencialidad… Las instituciones asumirán formatos distintos que se caracterizarán por articular lo presencial con lo no presencial, abriendo el camino para el desarrollo de una “bimodalidad” que pueda dar respuesta a los requerimientos de las trayectorias educativas… Este modelo “bimodal”, mantiene los tiempos de los cursos, pero necesariamente lleva a una diferenciación de contenidos para los dos momentos: asistencia a la escuela y continuidad pedagógica en la no presencialidad, siendo estos últimos los susceptibles de ser transmitidos por las TIC u otras estrategias de sostenimiento del trabajo educativo a distancia, ajustados a propuestas didácticas precisas.
Como se puede deducir, la organización de la docencia con grupos numerosos se trata de un problema complejo, el cual demanda de estrategias o acciones de diversas instancias y actores, las cuales deberán planearse ante la necesidad de cuidar la salud, asegurar la calidad de la educación o el logro de la formación integral de los estudiantes, en un escenario de confinamiento total o intermitente, en tanto las universidades replantean sus modelos educativos y las modalidades de su oferta educativa.
REFERENCIAS
Zorrilla María Luisa y Castillo Maribel (2016). La flexibilidad modal (o multimodalidad), una solución académica y administrativa: el caso de la UAEM. En “Perspectivas y retos de la educación integral y flexible en las Instituciones Públicas de Educación Superior en México”; Elizabeth Ocampo Gómez, et al. (Coordinadores). México. Universidad Veracruzana.
Ministerio de Educación de Argentina (2020). Protocolo Marco y Lineamientos Federales para el Retorno a Clases Presenciales en la Educación Obligatoria y en los Institutos Superiores. Consejo federal de educación. Resolución CFE N° 364/2020, del 2 de julio. Argentina.