A las preguntas que propuse en este espacio, la semana pasada, acerca de ¿Qué aportaciones significativas ha hecho la maestra Delfina Gómez al frente de la SEP, que marquen la diferencia entre el antes y después de su paso por la dependencia? y ¿Cómo la recordarán las/los estudiantes, las familias y las maestras y los maestros de México?, sugiero una aproximación a las respuestas por medio de cuatro elementos para evaluar su actuación. Adicionalmente, propongo algunos apuntes sobre las prioridades educativas nacionales que siguen pendientes.

1) El no cambio como orientación de la gestión pública. La maestra Delfina Gómez en su primera declaración como virtual secretaria de Educación Pública del gobierno del presidente López Obrador, dijo; “no vengo a cambiar nada” (febrero, 2021). Entonces ¿todo estaba y está bien en la SEP? ¿La educación pública en México no requiere de cambios? ¿Es posible impulsar, desde el gobierno, una “transformación sin cambios”?

Quizá habría sido más conveniente decir: “Voy a evaluar cómo se encuentra la educación en México. Y luego, lanzaré las iniciativas de cambio que requiera el país en un contexto complejo, pero convencida de la transformación de la vida pública de México”. Ello, sin romper el orden institucional, en un acto de empatía con las demandas sociales y con los actores principales de la educación pública: las maestras y los maestros.

2) Las omisiones en torno a los graves problemas de la desatención y desvalorización de las maestras y los maestros de la escuela pública. Uno de los problemas que no se han resuelto (en un proceso que se ha prolongado por más de una década), es la pésima atención y la creciente desvalorización del magisterio nacional; problemas que se han vuelto prácticas cotidianas en las instancias burocráticas de la SEP y de los organismos de administración educativa, desconcentrados, de las entidades federativas.

Un caso particularmente grave, que no ha sido revisado por la titular de la SEP, es la operación de la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM), lugar desde donde se llevan a cabo los procesos de admisión, promoción y reconocimiento del personal docente, de directivos escolares y asesores técnicos de la educación básica y media superior.

3) Las equivocaciones en torno a la actualización de libros de textos gratuitos y los enredos sobre la eventual reforma curricular de la educación básica. Desde 2020, en plena crisis de salud pública, las autoridades de la SEP se enfocaron a revisar y a actualizar una parte de los libros de texto gratuitos de la educación primaria, esto, sin reconocer que para llevar a cabo dicha iniciativa, se requiere, primero, hacer una revisión o análisis del currículo escolar, así como replantear los fines de la educación, puesto que los libros de texto son auxiliares didácticos.

México, es uno de los pocos lugares en el mundo donde las autoridades educativas federales piensan que, primero, hay que construir la casa y, después, diseñar los planos. Todo al revés. Cuando lo adecuado es hacer una revisión curricular (sobre todo en la conceptualización pedagógica), en primer término, y después realizar las adaptaciones respectivas en los contenidos y formatos de los materiales o auxiliares didácticos. Hasta el momento, no hay claridad ni certeza acerca del nuevo proyecto curricular para la educación básica. Con esa visión pragmática, la definición de la Nueva Escuela Mexicana sigue en proceso de construcción.

4) Ausencia de líneas claras de políticas públicas educativas. Con la desaparición de algunos programas (como el de las Escuelas de Tiempo Completo) y la desatención a diferentes sectores del gremio magisterial (como a las/los profesores del programa nacional de inglés, y de las Universidades para el Bienestar Benito Juárez García), se pone en evidencia la carencia de una orientación transformadora de la educación pública en México.

A no ser que la claridad del proyecto educativo de la “4T”, consista en profundizar las contradicciones y los problemas generados (en una lógica de continuidad) por las políticas públicas educativas tecnocráticas y neoliberales.

Los siguientes son los cuatro puntos que la titular de la SEP esbozó el año pasado (febrero-marzo, 2021), al asumir el cargo, como breve lista de prioridades de su agenda de gestión pública (hago algunos matices en cada punto para precisar el sentido de las propuestas):

  • Programas de largo plazo de formación continua y desarrollo profesional para maestras y maestros, directivos escolares y asesores técnicos en servicio.
  • Revisión profunda y consensuada de los contenidos y métodos de enseñanza y los aprendizajes escolares.
  • Programa nacional de evaluación e intervención en materia de infraestructura educativa.
  • Revisión de los programas de becas.

Lamentablemente, en la agenda educativa de la maestra Delfina Gómez no aparecieron, no al menos en la lista de las prioridades que apuntó en su cuaderno, las políticas públicas que se seguirían, desde la SEP, a partir del marco legal vigente y del contenido del Programa Sectorial de Educación de este sexenio (2018-2024), sobre la formación inicial de maestras y maestros (es decir, la “transformación y fortalecimiento” de las Escuelas Normales, Universidad Pedagógica Nacional y Centros de Actualización del Magisterio); ni se vio tampoco un pronunciamiento claro y contundente, en el orden de las prioridades, acerca de los necesarios programas nacionales para avanzar en la formación profesional y continua de las figuras docentes, directivas y los respectivos equipos técnicos (no sólo me refiero a supervisoras y supervisores, sino también a asesoras y asesores técnicos).

Adicionalmente, observo los siguientes puntos, como ausencias u omisiones estratégicas, en la agenda educativa de la titular de la SEP:

  1. Fomento a la lectura y a la escritura. ¿Por qué la SEP no se ha dado a la tarea, por ejemplo, durante y después de la crisis sanitaria por pandemia, de llevar a cabo una cruzada nacional para promover la lectura y la escritura, en vez de apostarle, casi por completo, a la TV y a internet?
  2. Rezago educativo. ¿Cómo se atenderán los graves problemas del rezago educativo nacional y regional en los mediano y largo plazos? (Personas mayores de 15 años que no han iniciado ninguna escolarización o que no han concluido la educación básica. Se calcula que en esa situación se encuentran alrededor de 32 millones de personas en México).
  3. Cobertura escolar. ¿Cómo se enfrentará, en los hechos, el problema grave de la falta de cobertura educativa en educación preescolar y media superior?
  4. Irregularidades en pagos a docentes. ¿Qué medidas se tomarán de inmediato para atender a las y los docentes que no han recibido sus pagos o han sido lesionados en sus derechos laborales, a efecto de reivindicarlos de acuerdo con la ley?
  5. Expulsión o desafiliación escolar: ¿Qué cantidad de estudiantes han quedado desafiliados del sistema educativo durante los tres últimos ciclos escolares (desde 2019 a la fecha), en contexto de pandemia por Covid, y qué acciones de políticas públicas se han puesto en operación para atender, desde ahora, esa tragedia nacional educativa y social.
  6. Procesos de evaluación de docentes y demás figuras educativas. ¿Cómo se destrabará el dique burocrático que representa y se ha instalado en la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM)?
  7. ¿Qué orientaciones o directrices nacionales y regionales (y por subsistemas) prevé la SEP con respecto al nuevo marco normativo federal en el ámbito de la Educación Superior?

La maestra Delfina Gómez Álvarez es miembro de la élite política emergente del régimen de la 4T; es un personaje político de la más alta confianza del presidente López Obrador. Hay vía directa para tomar decisiones en el más alto nivel de la gestión pública. Lo que no hay es voluntad política (¿o falta de visión?) para atender a las demandas magisteriales y de la sociedad. ¿Por qué la maestra Gómez no ha lanzado iniciativas trascendentes en el ámbito de las políticas públicas educativas, que marquen una ruptura con el régimen hegemónico (tecnocrático) anterior?

Lo que los hechos indican, es que la funcionaria ha estado más concentrada en dar continuidad a las políticas públicas educativas del pasado (¿hay algún pronunciamiento oficial sobre el gerencialismo educativo prevaleciente en la escuela pública?), y se ha mostrado poco preocupada en impulsar el cambio radical o de raíz que propuso López Obrador durante la campaña política en 2018.

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