La poesía y la siembra del amor en la mente de las personas

David Auris Villegas*

La poesía es un mágico y afrodisíaco bálsamo hecho de palabras, que nos transporta hacia un mundo de ensueños, sobre un mundo real que probablemente se cae en pedazos por tanta desigualdad, pobreza, crisis emocional, problemas ecológicos, conflictos y el incremento descomunal de la delincuencia a nivel mundial a pesar de la tecnología y el comienzo de los viajes interplanetarios.

Con la irrupción de la internet, el ser humano, con inocencia prehistórica, ha empezado a hipotecar su generación, anteponiendo lo trivial del momento que los hace felices como la de sobrevalorar los millones de videos e imágenes que pueblan las redes sociales sin importar hacia dónde vamos, pues hemos caído en la rutina práctica del consumismo digital que, si no hacemos algo por revertir, acabaremos bajo escombros de nuestra propia petulancia cuáles monstruosos dinosaurios.

Como contrapeso a esta posible autodevastación debido a nuestro atragantamiento tecnológico y científico, Tanella Boni, apela a la poesía como uno de los pilares de la humanidad para emprender los senderos de la emoción, la imaginación y la sensibilidad traducida en cuerpo y alma del ser humano para salvarlo y continuar nuestra fascinante historia civilizatoria.

Consciente del poder de la poesía como sembradora del amor hacia la vida y hacia los demás, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, desde 1999, cada 21 de marzo, lidera el tributo en el mundo, el Día Mundial de la Poesía, practicada desde tiempos inmemoriales por todas las culturas del orbe y esta poesía encierra valores compartidos, como un poderoso catalizador del diálogo y la paz que el mundo de hoy lo necesita a gritos.

Tal vez la poesía no significa gran cosa en la vida de muchas personas, y es por ello que no se enfatiza a lo largo de la formación educativa, sin embargo, debemos aceptar que este arte hecho desde la emoción, conmueve las fibras más íntimas del ser humano como la de despertar el amor hacia el prójimo que es una de las grandes claves para cultivar un mundo mejor.

Ahora bien, muchos se preguntarán: ¿La poesía podrá sembrar amor en la mente de las personas?, ¿Eso es posible?, ¿Acaso es un árbol?, ante estas justas inquietudes puedo responder categóricamente con un rotundo, sí.  Pues, la poesía es un extraordinario arte emocional que, practicada y escrita a lo largo de la formación educativa, se inocula en las fibras más íntimas de las personas, generando en ellos, mayor sensibilidad hacia la vida, amor al prójimo, cariño a los animales y respeto y admiración por las maravillas que nuestro mundo es capaz de regalarnos.

¿Quién no se ha aventurado hacia la grandeza y perseverancia humana con este verso, atribuido a Walt Whitman? “No abandones tus ansias de hacer de tu vida algo extraordinario”.  Asimismo, nos inundamos de amor, “Llora en silencio mi alma solitaria, excepto cuando está mi corazón, unido al tuyo en celestial alianza de mutuo suspirar y mutuo amor” de Lord Byron. Y, Mario Benedetti nos motiva a ser más feliz, con este hermoso himno de la esperanza, “No te rindas, aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo”.

Para concluir, lejos de una apología poética, las personas necesitamos respirar el soplo de la poesía para vivir mejor y, seguir inspirando amor hacia los demás, pues el universo es poesía.

*Escritor, poeta, columnista y pedagogo peruano, creador del ABDIV.

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