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La Universidad de la Barbacoa

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La universidad de la barbacha se localizará en el municipio de Capulhuac y contará con una inversión de más de 47 millones de pesos que provendrán del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), de los diputados y del propio gobierno del estado (El Universal, 14/02/14). Aunque aún no se tiene el terreno para instalar la universidad y cavar el tradicional hoyo, Eruviel afirmó que este proyecto servirá para impulsar proyectos productivos, por ejemplo, enlatar y empaquetar barbacoa para poderla vender al interior de la República e inclusive fuera del país. Orgulloso, el gobernador Ávila asegura que la “barbacoa más rica de todo el mundo” la podrán degustar mexicanos y extranjeros (nota de Jesús Cárdenas, Noticieros Televisa, 14/02/14).

Pero, como afirma el Zócalo de Saltillo, no “todo acaba ahí”. El mandatario también señaló que “se podrá experimentar con nuevos sabores para la barbacoa”. Ya encarrerado, Eruviel declaró que la Universidad de la Barbacoa “nos permitirá el poder (sic) experimentar con sabores particulares especiales, con hierbas aromáticas que le darán un toque especial a nuestra barbacoa; también a efecto de que los huesos se puedan comercializar, se puedan industrializar para la alimentos de perritos, de gatitos” (www-zocalo.com.mx).

Al buscar la información técnica sobre la creación de la Universidad de la Barbacoa, esta columna no tuvo éxito. Por ello, es pertinente levantar algunas preguntas para que el lector de Campus se forme su propia opinión. Los impuestos de muchos contribuyentes del Estado de México y fuera de él van a servir para este nuevo experimento y es necesario que le sigamos la pista de manera puntual.

En primer lugar, ¿qué resultados arrojaron los estudios de factibilidad para justificar la creación de un centro o universidad de este tipo? ¿Se pueden conocer públicamente tales estudios? ¿Estuvieron tales investigaciones avaladas por algún organismo independiente? Si bien Eruviel declaró que Calpuhuac “tiene talento para la producción de barbacoa” pues elabora hasta “45 mil toneladas de guisado”, no es claro en qué tiempo se alcanza esta producción y si es sostenible a través del tiempo. ¿El centro servirá para mantener tal producción a costa de un posible daño ecológico? Es pregunta.

Segundo punto, no es clara la denominación de la anunciada universidad mexiquense. Si el Conacyt va a participar en el mejoramiento científico de la guaguacoa, ¿será un centro de investigación SEP-Conacyt? ¿Qué fines va a perseguir? ¿Qué carreras va a ofrecer? ¿Cuál es la demanda de la barbacoa fuera de México para pensar en una inversión de este tipo? ¿Qué tipo de estudiante quiere atraer? ¿Qué dicen estudios de la demanda estudiantil? ¿O será que la creación de la UNIBACO es una planeación a tientas?

El tercer cuestionamiento a la idea de crear una Universidad de la Barbacoa es si no se va a burocratizar una práctica ancestral —la preparación de la barbacoa— y a forzar a pequeños productores a un juego artificial (“El mundo demandará su carne ahumada”). En este sentido, vale la pena recordar los estudios de la doctora María de Ibarrola, especialista en educación y trabajo y ex presidenta del Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE), que mostraban lo equivocado que era tratar de escolarizar procesos artesanales como el de la hechura de zapatos. En León, Guanajuato, capital zapatera, se pensó que las universidades tecnológicas (UT) tendrían “relevancia social” si ofrecían el Técnico Superior en estos menesteres. ¿El resultado? Muy pocos zapateros se inscribieron a la UT pues aprender a hacer calzado era una labor más artesanal que escolarizada.

Cuarto y último punto. La investigación de alimentos en el mundo es una industria muy rentable y útil, pero se requiere desarrollar tecnología de punta, construir sofisticados laboratorios, contratar científicos altamente calificados, tener entornos seguros y libres de delincuencia y sobre todo, contar con una mentalidad abierta y moderna, alejada de los compadrazgos políticos. ¿Estará pensando en un perfil así el gobernador del Estado de México para echar a andar el Centro de Investigación e Innovación de Alimentos y Productos Cárnicos, CIIAPCA? ¿Será un institución estrictamente basada en el mérito académico?

Esperemos que pronto se ponga a disposición del público los datos, evidencias y justificaciones técnicas del mandatario estatal para crear un proyecto educativo de este tipo. Su construcción, desarrollo y eventual éxito tienen que estar basados en la vigilancia crítica de la ciudadanía mexiquense. Hay que estar pendientes.

Publicado en Campus Milenio

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