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Lances en la educación

En buena parte del mundo, aunque no deje de haber conflictos, los sistemas escolares se consolidaron desde hace décadas, sus rutinas institucionales son estables, sus actores, en especial los docentes, gozan de reconocimiento social y prestan servicios valiosos a sus sociedades. El conocimiento oficial es legítimo, genera consenso y contribuye a la consolidación de la hegemonía de los grupos de poder.

Aunque en México las autoridades ofrecen cumplir con ciertos de los fines loables de la educación, como educar a los infantes para que vivan en sociedad, desarrollen habilidades culturales, hábitos de trabajo y atributos de la ciudadanía responsable, la protesta de grupos, acciones de camarillas y la participación de organizaciones de la sociedad civil provocan que la política en la educación sea más intrincada. Tres lances proveen testimonios de que la contienda por la educación es un advenimiento perene.

Uno, insisto, luego persisto. La Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, de Oaxaca, la más combativa y organizada de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, se aventó un paro de tres días. Su consigna: “¡PTEO Sí, Reforma No!”. Las siglas PTEO responden a Plan para la Transformación de la Educación en Oaxaca. La CNTE-Oaxaca aprovechó la debilidad del entonces gobernador, Gabino Cué, y logró que tanto las autoridades como la cuadrilla dirigente de la Sección 22 firmaran la institucionalización del PTEO, a comienzos de 2013.

Las “conquistas” principales de los docentes: el Sistema Estatal de Evaluación de Oaxaca y el Sistema Estatal de Formación Profesional de los Trabajadores de la Educación de Oaxaca. La CNTE puso a los jefes de ambos sistemas. Pero el gobierno de Peña Nieto se los quitó. Hoy lo quieren de nuevo y para ello paralizaron Oaxaca del 7 al 9 de junio.

Dos, lo mío es lo mío. El grupo mayoritario del SNTE se le adelantó a su némesis —la CNTE— y convocó a elecciones en la Sección 9, que aglutina a los docentes de la Ciudad de México. El secretario general, Alfonso Cepeda Salas, mostró de nuevo los atributos del zorro. Con la nueva legislación (impuesta por el T-MEC), la renovación de los dirigentes seccionales es por voto universal, directo y secreto. Las fechas que estableció en la convocatoria no permiten a los afiliados a la CNTE (más o menos la mitad, tal vez un poco más) ejercer su práctica asambleísta y construir una planilla en corto tiempo. Sus adversarios ya tienen dos.

No obstante, la CNTE es un león duro de domesticar. Cepeda Salas podrá organizar las elecciones y obtener la toma de nota, pero no habrá paz entre los maestros de la Ciudad de México y la bronca no será sólo contra el Comité Ejecutivo Nacional del SNTE, también contra el gobierno.

Tres, quiero lo mío. El Frente Nacional de Sindicatos de Educación Media Superior anunció que el 22 de junio iniciará un paro de labores y suspenderá el inicio de clases del próximo semestre, que comienza en agosto. Advirtió al gobierno que no habrá marcha atrás en las demandas de 120 mil trabajadores y docentes del Conalep, Telebachilleratos, Colegio de Bachilleres y CECyT.

Demandan: homologación salarial, promoción docente, recategorización administrativa y prestaciones iguales a los trabajadores de la Dirección General de Educación Tecnológica Industrial, incremento del bono adicional del bienestar que anunció el presidente López Obrador en 2022, incremento del 8.2%, retroactivo a enero y los 16 mil pesos mensuales como sueldo mínimo y que se basifiquen todas las horas y plazas administrativas.

Esos tres lances y otros de organizaciones de la sociedad civil ponen en duda al conocimiento oficial y debilitan la hegemonía que quieren alcanzar los militantes de la Cuarta Transformación.

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