Muestras de imbecilidad, lecciones de civilidad
- Pluma invitada
- 16 octubre, 2019
- Opinión
- Sergio Martinez Dunstan
Sergio Martínez Dunstan
Dos hechos sucedieron en Baja California este semana que recién termina. Se está gestando un caldo de cultivo. Es conveniente conocer los fenómenos, comprender sus orígenes, analizar su desarrollo y advertir sus repercusiones.
El primero de ellos, el incumplimiento a la obligación legal de cubrir el sueldo, y otros bonos, por parte de la entidad federativa a mas de siete mil jubilados y pensionados de la Sección 37 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Se les violentó su derecho fundamental después de haber cotizado entre un 9% hasta un 12 % de su salario durante su permanencia en el servicio educativo. Esto se debió, a su vez, porque la federación no erradicó los recursos económicos para tal fin, según dijo el Gobernador del Estado. El problema detonó en el décimo mes del año anterior. Se resolvió de manera temporal y ahora ocurre de nueva cuenta. Fue de muchos conocido el reclamo de una maestra a sus líderes sindicales por la ineficaz gestión (por decir lo menos) y la ausencia de la Secretaria General en dicha reunión. “A mí no se me ha pagado desde el año pasado y no se me hace justo cubrir algo que ustedes tenían que haber (inaudible) hace mucho. Ahorita tengo que entregar mi carro [auto] porque no tengo dinero para pagarlo. ¿Qué más necesidad quieren que tengamos? ¡No sé! Se me hace tan difícil ver a la gente tan calmada, tan serena. La verdad, ¡yo estoy hasta la madre! Mis hijos no me habían querido traer por lo mismo. Pero ¡ya no sé que hacer! Ahorita no tuve para pagar el puto taxi. Tengo que conseguir ‘raite’ para venir aquí.? Para que me quiera enseñar la cara de babosa esa vieja? ¡no es justo!”.
Por lo que se puede apreciar, sólo quedaron en el discurso los 10 Compromisos por la Educación y el Magisterio Nacional. La reforma educativa y la reforma laboral han sido insuficientes para salvaguardar los derechos conculcados. Que si la culpa la tienen las administraciones anteriores; que si es responsabilidad del gobierno federal; que el gobierno local dejó de hacer lo que le correspondía; que si los líderes sindicales no estuvieron a la altura de las circunstancias… Sea lo que sea, los maestros retirados, quienes no debieran estar pasando por estas penurias, han sido afectados. Es indignante.
Hace apenas unas semanas, el Secretario General del SNTE anunció: que “los procesos de renovación a partir del mes de enero tendrán que ser en todas las secciones sindicales y en su momento en el Sindicato en lo general a través del voto universal, directo y secreto porque así lo establece la reforma laboral” (http://bit.ly/2MfZDRa). El Presidente de la República les pidió a los maestros que hagan lo que les corresponde, que ya no sigan tolerando dirigentes que no los representan, que hagan sus gestiones y que hagan valer la democracia, la libertad no se implora se conquista (http://bit.ly/2OQfRT0). Es evidente la lucha encarnizada por el poder sin el menor dejo de empatía hacia las necesidades reales de los agremiados. Y como dice el filósofo del pueblo, Marco Antonio Solís, en la canción de su autoría ¿A dónde vamos a parar? Con esta hiriente y absurda actitud.
Otros suceso por demás relevante es la secuela de la elección local por la gubernatura llevada a cabo el pasado nueve de junio. Con el propósito de empatar los comicios estatales con los federales a mitad de sexenio se dispuso que por esta única ocasión la duración del encargo fuese de dos años. Terminado el proceso, el poder Legislativo estatal reformó la Constitución local estableciendo alargar el periodo de gobierno a cinco años. Tal decisión fue impugnada ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación sin que se haya resuelto aún. No obstante, se realizó una encuesta ciudadana, este fin de semana pasado, en la que los ciudadanos expresaron mayoritariamente la voluntad de alargarlo a un quinquenio. El Presidente Consejero del Instituto Nacional Electoral descalificó anticipadamente los resultados en su cuenta de twitter porque “carece de base legal, las preguntas [están] amañadas (porque inducen el sentido del voto) son la mejor prueba del atropello a la democracia constitucional que se pretende consumar en ese Estado”. De igual manera, y a través de la misma red social, el Presidente de la República refirió que la decisión final será tomada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
La controversia en sí ya representa un punto de quiebre. No debiera de haber dudas. Es más, ni siquiera las intenciones de modificar a posteriori los resultados de una elección. Al margen de lo que decida el poder judicial federal se advierte la fragilidad de la democracia y las intenciones perversas de cierto grupos interesados en vulnerar el estado de derecho. Ante ello, el poder de la educación se reduce a su mínima expresión para fortalecer el civismo y formar a los ciudadanos mexicanos. Bien decía Paulo Freire, pedagogo brasileño, “Nadie educa a nadie, nadie se educa a sí mismo, las personas se educan entre sí con la mediación del mundo” Y ¿qué mundo les estamos dejando a las futuras generaciones? ¿Qué sociedad estamos construyendo? ¿Qué valores les estamos heredando a las niñas. niños, adolescentes y jóvenes?
Es un desprecio a la voluntad popular, una insensibilidad a los reclamos sociales. Falta de tacto, prudencia, inteligencia, oficio político, empatía. Ojalá fueran capaces contrarrestar las consecuencias nefastas para nuestro México lindo y querido. Me gustaría que, a partir de los hechos consumados, en lugar de dar muestras de imbecilidad surgieran lecciones de civilidad dignas de ser emuladas por nosotros y nuestros hijos. Así sea.
Carpe diem quam minimun credula postero
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