Reconoce UAM a académicos con Premio a la Docencia, en la Unidad Iztapalapa

Número 379

La Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) reconoció a los docentes Rosa Obdulia González Robles, Robert Charles Richard Alexanders-Katz Kauffmann, Juan Pérez-Quijada García y Mir Araujo por su trabajo en el ámbito académico, con el XXIV Premio a la Docencia en la Unidad Iztapalapa de la UAM.

Ante ello, Adolfo Mir Araujo, profesor-investigador del Departamento de Sociología de la Unidad Iztapalapa, señaló que la relación docente-alumno “es una de las más enriquecedoras en la que podamos pensar, ya sea que transcurra en el salón de clase, el laboratorio, el campo o la asesoría personal en el cubículo”.

Con frecuencia se escucha sobre el papel del docente en el desarrollo personal y académico del alumno, pero poco se habla del papel del alumno en el desarrollo profesional del docente.

En nombre de los galardonados, señaló que la retroalimentación que propicia el alumno con el mentor “es una invitación permanente a mantenernos actualizados y ampliar y profundizar nuestro conocimiento; a renunciar a la tentación de caer en estrecheces intelectuales y a ser más reflexivos con la posición que hemos hecho nuestra”.

Por su parte, Salvador Vega y León, Rector General de la UAM, dijo que el prestigio académico que esta universidad ha construido en más de cuatro décadas se ha fundado, en buena medida, en la capacidad docente y de investigación de sus profesores-investigadores.

“El Premio a la Docencia subraya la actuación de los profesores que en apego al fundamento mismo del modelo académico, y más allá de ostentar un  profundo conocimiento de su área, despliega procesos de reflexión orgánica en sus exposiciones, argumentos y juicios, volviendo el mero acto de transmitir conocimiento, en la fuente de riqueza humana más elemental”, explicó.

Resaltó que asumir que “son los alumnos el centro del quehacer académico, no es un asunto menor, pues exhorta a aprender, a adquirir conocimiento, pero sobre todo a ser conscientes de la importancia de adquirir los valores que sólo la educación superior concede; es invitarlos, además, a pensar, a ser libres y tolerantes, a forjar una base integral que nos ayude a formar una vida profesional plena”.

Finalmente dijo que la docencia es una de las actividades más nobles que puede llevar a cabo un ser humano, porque el conocimiento y experiencia son puestos al servicio de quienes se están formando; sin embargo el profesor transmite a sus alumnos algo más que conocimiento, es un ejemplo, es una mística, es una pasión, es un compromiso.

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